Hace cinco años, el arquitecto Alfonso Jiménez consiguió restaurar el aspecto que tenía la cara Norte de la Catedral en el año 1793. Esta fachada, es la que mejor conserva las formas arquitectónicas de la antigua mezquita erigida en el siglo XII. 

Según Alfonso Jiménez, no se trataba de devolverle a esta fachada su aspecto original, sino de “un palimpsesto en el que está representado toda su historia, sin quedarnos en una etapa concreta”. Podemos ver una auténtica contrariedad entre el Cabildo de la Catedral de Sevilla, el cual ha optado por conservar todo lo que queda de la mezquita, y el Obispado de Córdoba, que sigue empeñado en borrar todo el pasado islámico de la Mezquita de Córdoba.

La rehabilitación de esta fachada duró casi tres años debido a su complejidad a la hora de quitar el cemento y la pintura beige que se le habían agregado posteriormente a su construcción. El arquitecto, además, descubrió los tres merlones de gradas originales. Estas estructuras son una especie de salientes verticales que rematan los muros perimetrales, que están separados por las almenas.

Con esto, el arquitecto Alfonso Jiménez, se despedía de la Catedral en la que tanto tiempo había invertido.

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