Rocío Mena Macías
Gracias a unas excavaciones que se realizaron en 2005 en las inmediaciones del Conjunto Arqueológico de Itálica, en Santiponce (Sevilla), el Museo Arqueológico ha hallado un flabelo romano opaipái «de características únicas» debido a su tamaño y conservación.
Esta pieza es una ofrenda final que se utilizó para una despedida sobre un sarcófago de plomo de una mujer que se encontraba entre los 40 y 50 años y que medía 1,58 metros. Dicha mujer debía tener una elevada posición pues en su ropaje se detectaron hilos de oro.
Similar a este hallazgo solo existen pocos ejemplares en el mundo, entre ellos un abanico romano de marfil tipo cocarda, también conocido como paipái, que data hacia finales del siglo III d.C.
Estas dos piezas de marfil poseen más de 30 centímetros y tienen amplio hueco en la parte superior con restos de lo que podría ser pan de oro. Esto revelaría la rica decoración del objeto, una zona intermedia trapezoidal y rematados en punta en el extremo.
A pesar de encontrarse fragmentado, se encuentra en buen estado, pues conserva parte de las varillas aunque la tela pegada al varillaje ha desaparecido completamente pues sería de carácter orgánico.
La Junta de Andalucía enfatiza que se trata de «una pieza de gran singularidad» al conocerse pocos ejemplares de estas características en todo el occidente romano, que «no llegan a la decena», y sobresale por sus dimensiones, «uno de los de mayor tamaño conocido».
Este paipái romano se suma ahora a las excepcionales piezas puestas en valor durante la operación de traslado de la colección del Museo Arqueológico de Sevilla, añadiéndose al mosaico del rapto de Europa hallado en 1886 y que no se expone desde la década de los 40; el suelo de adobe del santuario de El Carambolo, con restos de la policromía original; y dos sarcófagos infantiles de plomo, con una bella decoración en el exterior.
