¡Buenos días coloraos y coloras! Hoy os traigo algo muy interesante. Hace escasos días tuve el placer de recorrer un sendero a pie junto con mis compañeros de universidad y nuestro profesor, quien nos contó la historia que albergaban los distintos puntos en los que nos detuvimos. La idea de esta salida fue recorrer desde la Universidad Pablo de Olavide hasta Alcalá de Guadaíra, este recorrido resulta curioso, puesto que se sale de Sevilla capital y se llega hasta un pueblo, algo que normalmente en las grandes ciudades no es fácil hacerlo a pie por el campo por diversos motivos: carreteras, autopistas, trenes, etc. En este artículo os contaré un poco la historia que alberga este recorrido y que veáis un poco la transición de ese espacio entre lo que es la ciudad y el borde peri urbano, además de ver cómo a pocos metros de la capital de Sevilla, la naturaleza va resurgiendo, sobre todo, acompañado del río Guadaíra.

Durante el recorrido vimos algunas zonas históricas, como, por ejemplo, el canal de los presos, una estructura hidráulica que se construyó después de la Guerra Civil. Se trata de una obra que va desde la zona de la provincia de Córdoba hasta la zona de Lebrija. Este canal llevaba agua hacia la zona derecha para poner en explotación los campos de cultivos de Lebrija, Los Palacios… Se construyó a partir de los presos del bando republicano, es decir los presos que perdieron la guerra. Eran presos de guerra y presos políticos. Muchas familias de esos presos, en los años 40-50, para estar cerca de ellos, se instalaban en zonas que eran antiguas vaquerías, es decir, pequeños núcleos que vivían 10 familias, por ejemplo, y que empezaban a recibir gente que se instalaban con ellos, que son los barrios de Bellavista y Torreblanca. Esos barrios empiezan a instalarse los familiares de la gente que estaba ahí, que de vez en cuando venían a visitarlos.

 

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Avanzamos un poco más en el recorrido y llegamos hasta el término municipal de Alcalá de Guadaíra, y lo interesante de este recorrido es que al inicio se ve parte de la ciudad de Sevilla, sobre todo la zona del Cerro del Águila, el polígono sur, Sevilla Este, etc. Es decir, se aprecia el este y sur de Sevilla. Es una perspectiva curiosa y diferente para los que somos de Sevilla, puesto que estamos acostumbrados a ver la zona desde el Aljarafe, que es el punto más alto. Si hiciésemos una lectura del territorio, apreciaríamos lo siguiente: Por un lado, la ciudad de Sevilla, por otro lado, zonas de cultivo, una infraestructura de ferrocarril, el canal de los presos, el bosque de eucalipto, hay también una zona educativa como es la Pablo de Olavide. Otra razón por la cual esto es un sitio interesante es que justo en ahí pasaba un gasoducto. Nos encontramos además en una zona, que lo curioso de este espacio es que es un espacio completamente transformado, esto hace 100 años no sería nada parecido a lo que tenemos hoy día, puesto que esto fue una zona de dehesa (encinas, alcornoques, cerdos, ovejas…). A principios del siglo XX, todo eso se puso en explotación olivarera. ¿Qué ocurrió? Desmontaron las encinas, alcornoques y demás para implantar olivos. Sin embargo, en los años 30-40, los olivos dejaron de ser rentables y se plantea, por un lado, hay una zona que se dedica a la agricultura (normalmente cultivos de secano: cereal, trigo y algodón), y otra zona se dedica a plantaciones de eucalipto, puesto que a primera mitad del siglo XX era rentable para la fabricación de papel. Sin embargo, en los últimos 20 años se han quitado poco a poco los campos de eucalipto y han ido plantando bosques autóctonos: encinas, alcornoques…

Avanzando algunos kilómetros más, llegamos hasta el puente del sifón, su nombre se debe que tiene una forma de “U”, lo cual ayuda a que cuando el agua empieza a empujar y acto seguido comienza a subir hasta llegar arriba, una vez arriba comienza a correr sin volver hacia atrás. Lo curioso es que es un puente, que en realidad son dos enormes tuberías que van por debajo y las cuales tienen la función de llevar el agua.

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Tras caminar algunos kilómetros más por el sendero, llegamos hasta una zona en la cual nos encontramos el molino harinero. El río Guadaíra era muy famoso por sus molinos de harina, ya que tenía un cauce relativamente estrecho y un agua que corría a cierta velocidad, con lo cual, se podía utilizar para moler harina.

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Hay toda una ruta de molinos harineros por todo Alcalá de Guadaíra. Uno de ellos es de San Juan de Teatino, situado en el parque de Guadaíra, al lado de la Pablo de Olavide. El molino que se puede apreciar en la foto, se llama el molino de cerrajas. Los molinos, aprovechaban la fuerza del agua para mover las piedras que molían la harina. Había tres tipos de molinos en función de cómo manejaban el agua. Por una parte, estaban los molinos de acequia, aprovechaban el río, sacaban una acequia, pasaba el agua por debajo del molino y movían las piedras. Cerca de este molino podemos apreciar una presa, a la cual se le llama azud o azuda. Esta presa lo que hace es embalsar el agua para darle presión, o bien a la acequia o bien a la tubería, u a otra acequia que saliera desde la misma presa para mover las piedras del molino. Actualmente, esa azuda está derrumbada, y al tener mucha agua acumulada, lo cual significa que es agua que ha salido a presión, provocando que el agua barriera el reborde. Esto sería los molinos de azuda. Y, por último, los molinos de sangre, los cuales, en vez de moverlos el agua, en su lugar lo hacían animales; mulos, burros, bueyes… Volviendo de nuevo al molino de cerrajas, dicho nombre no se sabe muy bien de donde venía. Hay una curiosidad en esto, y es que existen versiones que dicen que pertenecía a un árabe a quien le decían “cejas rajás”, de ahí el nombre de “cerrajas”.

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Por supuesto, el río Guadaíra también esconde una historia detrás. En este río se bañaba la gente de Alcalá de Guadaíra, era como su playa particular; hacían picnics, se bañaban… A partir de los años 60, empieza la construcción de toda zona industrial de la A-92 de Sevilla. Este es un río que viene de la zona de Morón, de la sierra sur, llega hasta Alcalá y desemboca en el Guadalquivir. Esas dos circunstancias de la construcción de las zonas industriales más el tratamiento para las aceitunas, es una zona olivarera. Usaban productos para quitar el amargor de las aceitunas o para limpiarlas, y usaban sosa cáustica. ¿Qué ocurre? Todo eso de esas fábricas de aceitunas que hay en todo el recorrido del Guadaíra hasta Morón vertían de manera incontrolada, desde los años 50, toda esa salmuera, sosa cáustica… lo vertían al río Guadaíra. Por tanto, eso es una fuente de contaminación de origen natural y químico. El aspecto del río era famoso por las espumas, y a partir de finales de los 70, nadie se bañaba en él. Esto, añadido a todas las fábricas que se encuentran detrás de la A-92 que con tuberías vertían restos de metales pesados, químicos… al río Guadaíra. Esto provoca que al final de los 80 sea uno de los ríos más contaminados de Europa. De hecho, estaba entre los tres más contaminados de Europa.

España entra en la nueva europea en el año 86 y le imponen medidas de tipo económico, medidas sociales y también medidas medioambientales. España se ve obligada, con dinero europeo, a hacer un plan; “El plan del río Guadaíra”. Este plan se divide en dos: el Guadaíra verde y el Guadaíra blanco, y comienza en el año 94. El Guadaíra blanco era básicamente limpiar el río: quitar restos químicos, depurarlas, sanearlas, etc. Se ponían medidas en las fábricas, para que éstas no ensuciaran de nuevo el río, por tanto, se ponían multas a las industrias aceituneras, a las empresas industriales… para poner filtros y depuradoras. Todo esto, consiguió que en el 2010 aproximadamente, se declarara que el agua del río Guadaíra ya estaba limpia. Por tanto, desde hace 10-15 años se ha recuperado la fauna de peces, de aves, cada vez hay más patos, más garcillas… Es decir, se va recuperando cada vez más esa fauna que vive en el río. Por otra parte, el programa Guadaíra verde quería rehabilitar las márgenes del río. Esto se consigue muy bien junto a Alcalá de Guadaira, donde se encuentra el puente del dragón, junto al cual hay un parque. Todo eso es parte del programa del Guadaíra verde, con dinero europeo se consigue hacer un parque fluvial. La idea era que ese parque se extendiese hasta Sevilla. Con lo cual, Guadaíra verde quería repoblar las márgenes del río con vegetación autóctona de los bosques de ribera. Los bosques de ribera son unos bosques propios de los cauces del río donde los árboles se distribuyen en galerías, lo que quiere decir que los árboles que necesitan más agua se sitúan cerca del río y se van situando en paralelo al río, en bandas longitudinales en función de mayor o menor necesidad de agua.

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Gracias a esta visita y recorrido por el sendero desde la universidad Pablo de Olavide hasta Alcalá de Guadaíra, hemos podido observar y conocer esa evolución, o más bien, y transformación del espacio que ha ido ocurriendo a lo largo de los años hasta el presente. Hemos tenido la oportunidad de conocer más sobre su historia y los distintos cambios que ha tenido, así como las distintas curiosidades que alberga el recorrido. ¡Os animo encarecidamente a ir! Puesto que fue una visita muy enriquecedora y merecida de hacer, sin lugar a dudas. 

 

¡Hola, soy Andrea Luquiño! Soy estudiante de Humanidades en la Universidad Pablo de Olavide. El arte es parte de mi vida, ¡así que estoy encantada de ser parte de esta revista!

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