Alba Izquierdo RaceroEn la ciudad de Sevilla podemos encontrar a través de sus calles puro arte en forma de cerámica. En los nombres de las calles, en carteles, tiendas o incluso en monumentos están la alfarería y la cerámica presentes en nuestra ciudad. La realidad es que el arte alfarero tiene una larga tradición en la ciudad hispalense que arranca en la época islámica y perdura hasta nuestros días. 
El corazón de la producción de cerámicas se encontraba en el barrio de Triana, concretamente en la calle Alfarería donde se situaron las diversas fábricas en los inicios de la actividad en la ciudad. Los primeros restos de producción alfarera datan de época almohade, aunque quizás ya existiera de antes pues las santas Justa y Rufina eran conocidas por ejercer esta profesión. El auge total del sector se produciría en el siglo XV, momento en el que la cerámica se comenzaría a utilizar en la ornamentación y construcción de los edificios palaciegos. Un ejemplo claro de estos palacios del siglo XV es el Palacio de la la Condesa de Lebrija, que cuenta con una de las colecciones de mosaicos más grandes del mundo.
La elección de Triana como centro de producción no fue aleatorio. El barrio se encontraba cerca del río, que se constituía como el principal proveedor de materia prima para este sector: arcilla y agua. Además, la situación ribereña favorecía el transporte de mercancías y permitía a los fabricantes mover fácilmente sus mercancías. Además, esta zona de la ciudad estaba en una situación periférica con respecto al núcleo urbano de la ciudad. Debemos tener en cuenta que los hornos desprendían humo que no gustaba a la población, por lo que necesitaba de una ubicación alejada de la misma. A esto debemos sumarle que durante los primeros años de producción de la cerámica el barrio estaba muy despoblado, lo que favorecía alas fábricas que necesitaban de una gran superficie. En el siglo XV se había producido un aumento de la producción, aunque la consolidación definitiva se produciría en el siglo XIX con la Fábrica de Pickman en La Cartuja (1841). La fábrica fue trasladada a la localidad de Salteras y está hoy especializada en la producción de loza de loza fina. El edificio original ubicado en la Cartuja se configura hoy como un Museo de Cerámica.
Toda esa gran producción alfarera acabaría desapareciendo de Triana, cuando el 1975 el Ayuntamiento expropió el terreno y en 1978 se construyera lo que hoy se conoce como el Mercado de Triana. Sin embargo, a pesar de los años todavía se conservan restos de la alfarería alrededor de toda la ciudad y en museos especializados en transmitir todo este conocimiento como es el caso del Centro Cerámica de Triana.
También se observan en Triana preciosos homenajes como el Monumento a la Soleá en reconocimiento a los alfareros y ceramistas y al cante por soleá de Triana. En este se representa en la parte de arriba un horno de cerámica y un niño desnudo que simboliza la creatividad.
Como hemos dicho la historia está viva y si paseáis por Triana veréis en las calles y patios la producción alfarera más viva que nunca. También existen en Sevilla exposiciones, talleres y aulas que dan a conocer este arte. A parte de los museos de la Cartuja y Triana encontramos otros como el Mercado del Postigo, donde hasta veinte talleres muestran sus obras o Barro Azul quienes enseñan a familias, empresas o turistas las técnicas necesarias para crear las piezas de cerámica y cómo decorarlas.
Como podéis ver el arte alfarero sigue vivo en las calles de Sevilla y las posibilidades para poder vivirlo son infinitas.
FUENTES
- https://www.visitasevilla.es/historia/ceramica
- https://sevillasecreta.co/azulejos-sevilla-arte-alfarero/
- https://sevilla.abc.es/ocio/sevi-sevilla-artesanos-201910050847_noticia.html
