Écija, una joya olvidada

La ciudad de Écija es una de las localidades más pobladas de la provincia de Sevilla. Es conocida como «La ciudad del sol», «La sartén de Andalucía» y «La ciudad de las torres». Écija siempre ha sido un enclave histórico muy importante, gracias a que el río Genil recorre la ciudad y sirve como nexo con el río Guadalquivir, lo que suponía una conexión estratégica con otras ciudades y para el comercio interior. Este hecho ha provocado que en Écija haya sido un enclave donde han convivido diversas civilizaciones que han dejado la impronta en la ciudad.

En la época romana, la ciudad ecijana era conocida como Astigi y tuvo una gran importancia dentro del imperio romano. La ciudad de Astigi era la capital de una de las cuatro provincias administrativas de la Bética en época Romana. Un dato curioso que refleja la importancia y evoca a esa época romana es el gentilicio de Écija. En Écija encontramos dos gentilicios «ecijano, ecijana» y «astigitano, astigitana». El legado romano en Écija está muy presente en toda la ciudad y se puede apreciar con los numerosos hallazgos arqueológicos y yacimientos que alimentan el museo y la riqueza de esta bella ciudad. En este enlace podrá disfrutar de muchos de los hallazgos que se encuentran en el museo: Salas de Arte Romano – Museo Histórico Municipal de Écija (ecija.es)

 

La ciudad sevillana se trata de una joya donde el Barroco tiene una gran importancia. El arte barroco inunda la ciudad y la impregna de un encanto especial. Sus palacios y sus torres son ejemplos claro de este Barroco, muy andaluz y que dotan a la ciudad de un ambiente único. Disfrutar de sus palacios es algo que no se puede hacer todos los días y cualquier ciudad sentiría envidia de estos majestuosos palacios. El barroco ecijano tiene como peculiaridad el uso de azulejos. Estos azulejos reflejan la luz del sol, creando así un juego de colores y luces.

Por eso, desde aquí hacemos un llamamiento a visitar a esta ciudad y a disfrutar de su arquitectura, su museo y su gastronomía. ¡Os prometemos que no os arrepentiréis!