Marta Bordons MartínezY como no podía ser de otra manera, como colofón a estos Carnavales de 2020 y al día 8 de marzo, os traemos una entrevista muy especial: a Chirimix, chirigota feminista y juvenil de Sevilla. Os invitamos a leer sus reflexiones sobre el Carnaval y el papel de las mujeres en él. Y antes de empezar, pincha aquí para saborear este pasodoble que nos traen y leer esta entrevista con más gusto.
P: ¿Cuántas personas sois y de dónde venís?
R: Somos un grupo de doce personas. La mayoría somos de pueblos de sevilla (Carmona, Dos hermanas, etc), pero también tenemos componentes de la provincia de Huelva o incluso de Granada, que por estar estudiando o trabajando aquí en Sevilla pueden venir a los ensayos con más o menos regularidad.
P: ¿Cómo y cuándo nació Chirimix?
R: La chirigota nació en Dos Hermanas con el objetivo de pasarlo bien y de poder participar en el carnaval. En un principio estaba formada en su mayoría por hombres, pero con el tiempo la mujeres fuimos ganando en número. Además, también con el paso de los años hemos sido nosotras las que nos hemos hecho cargo de la dirección y la autoría. Hoy en día además de ser un grupo de personas con una afición en común, podemos decir que somos compañeras y amigas, y eso es sin duda una de las mejores cosas que nos ha podido regalar el carnaval.
P: ¿Qué os inspira a componer vuestras letras?
R: Las ganas de hacer reír y de intentar ofrecer un humor alternativo al de siempre. En la historia del carnaval los hombres han escrito mucho sobre las mujeres, y en infinidad de ocasiones los chistes que se hacían (y que desgraciadamente aún se siguen haciendo) han servido para alimentar actitudes y discursos sumamente machistas, racistas, tránsfobos… Desde nuestro punto de vista, quien escribe para una agrupación tiene una responsabilidad importante, y es esencial que el motivo de la risa de los aficionados y aficionadas no venga de chistes tan rancios y manidos como el típico “pollazo a mi vecina” o “la gorda de mi suegra”, porque esa clase de humor refleja el simplismo y la falta de originalidad de quien escribe.
En carnaval es muy común escuchar repertorios en los que en la parte más seria, como podrían ser los pasodobles, se lanzan consignas feministas o mensajes de apoyo al colectivo LGTBI; sin embargo, cuando llega el momento de los cuplés, el momento de hacer reír, se hacen chistes de mujeres o de personas trans. Esta falta de coherencia en las letras denota que, aunque muchos autores hayan adquirido un discurso feminista, son completamente incapaces de interiorizarlo y de comprenderlo. Nosotras creemos que un repertorio debe ser congruente en su totalidad, y que un comentario, por ejemplo, racista, no lo es menos por llevar música detrás. Es por eso que cada vez más estamos intentando apostar por reirnos del opresor, nunca del oprimido. No se trata de censurar la poca vergüenza ni el ingenio, sino de redirigir el objetivo de las bromas, y de respetar la idiosincrasia de una fiesta que es rebelde y de las clases populares.
P: ¿Por qué a través de las chirigotas? ¿Por qué no poesía, rock, teatro…? ¿Qué tiene de especial para vosotras esta manera de comunicar y de hacer arte?
R: El carnaval es una manifestación cultural muy completa: tiene música, letra, interpretación y caracterización, te hace reir y llorar, y tiene un gran componente social y reivindicativo. Una chirigota puede lanzar, a través de la ironía o el doble sentido, mensajes que inciten a salir a las calles, a luchar contra el fascismo, a apoyar a tus compañeras… te ofrece muchas posibilidades y además está muy conectado a nuestras raíces.
P: ¿Qué relación veis entre los carnavales y nuestra tierra? ¿Tienen mucho que ver las raíces andaluzas? ¿Es un arte que puede entenderse fuera de nuestra cultura?
R: Es muy interesante el sentimiento de pertenencia y comunidad que despierta esta fiesta entre los/las andaluzas, y cómo se exaltan las singularidades de esta tierra, nuestras costumbres y nuestros propios referentes (Carlos Cano, García Caparrós…). El carnaval no puede entenderse sin Andalucía porque está formado por cosas “nuestras”: nuestras penas, nuestras alegrías, nuestras expresiones… No obstante, no podemos olvidar que es sobre todo patrimonio del pueblo gaditano, por eso siempre van a existir letras muy locales que puede que no se comprendan en toda la región. Esto, desde nuestro punto de vista, no es ni negativo ni excluyente. Si eres de fuera de Cádiz tienes que entender y respetar de dónde es originaria la fiesta, de manera que si en las agrupaciones gaditanas hay palabras o referencias a cosas que desconocemos no hay que indignarse, hay que aprender de ellas, porque es una manera muy bonita de acercarse a una cultura y a un pueblo. Puede que desde fuera de Andalucía el carnaval se entienda un poco menos, es algo de lo que no podemos hablar en primera persona porque somos de la provincia de Sevilla. Aun así, a nosotras nos escuchan muchas personas del resto de la península y se ríen y disfrutan lo mismo que alguien de aquí. Además, se puede ver cómo cada vez hay más eventos de carnaval fuera de nuestra tierra, especialmente del carnaval del concurso, que quizás es al que más acceso se tiene si no eres de Cádiz (porque se televisa y se encuentra más fácilmente en internet). Siempre y cuando se haga un esfuerzo de comprensión, no sólo de las expresiones que no se conocen, sino de las críticas que se hacen desde un sur mucho más precarizado que el norte, no va a haber ningún tipo de problema a la hora de integrarse, de hecho, desde nuestra experiencia podemos decir que si respetas la fiesta y no ves el carnaval como un botellón, te van a tratar como una más.
P: Sois muy jóvenes, ¿es complicado con vuestra edad montar una agrupación así? ¿Y siendo mujeres?
R: Sacar una agrupación es más fácil si tienes menos responsabilidades y si vives sin demasiadas preocupaciones. Ser joven es un factor que te limita en la medida en que lo haga tu situación socioeconómica: si tienes un trabajo inestable, un tiempo de ocio escaso y además, cargas familiares, va a ser más complicado coordinarte con tus compañeras para ensayar o salir a cantar a la calle. Pero muchas veces es posible. Una chirigota puede ser un espacio para el desahogo y el sitio donde encontrar un apoyo emocional muy fuerte con el que combatir los sentimientos de frustración y ansiedad que te provocan el trabajo, los estudios y otras responsabilidades del día a día. Lo mismo pasa cuando eres mujer, el machismo existente en la fiesta es el mismo que hay en la sociedad. Por mucho que lo veneremos y por muchas letras que se hagan defendiendo el feminismo, el carnaval no es un elemento aislado libre de violencias, sino un reflejo de lo que vivimos. Hay gente que opina que a las mujeres no se nos pone ningún impedimento a la hora de sacar una agrupación, porque muchos piensan que un obstáculo es únicamente prohibirle a tu novia salir en una chirigota, por ejemplo. Sin embargo, hay otras muchas formas de decirle a una mujer que no salga en carnaval o hacer que se le quiten las ganas, formas mucho más sutiles que a diferencia de una prohibición explícita de la que todo el mundo se escandalizaría (“te prohíbo que te vayas con tu chirigota”), consiguen exactamente lo mismo pero pasando desapercibidas: dejar a tu pareja todas las tareas del hogar o enfadarte si te dedica menos tiempo, burlarte de las agrupaciones de tus compañeras, no apoyarlas, acosarlas, perseguirlas, tratarlas como niñas pequeñas, etc.
Muchas de las componentes de la chirigota hemos tenido que aguantar comentarios machistas (que no siempre vienen de desconocidos, sino también de compañeros), o que se nos tratara como si no entendiéramos lo suficiente el carnaval o supiéramos menos sobre éste. Al ser una agrupación mixta es muy recurrente que nos pregunten quién de los hombres que hay en la chirigota escribe las letras (porque se da por hecho que son ellos, y no nosotras, los que escriben el repertorio), o quién nos hace la música, o quién nos dirige. También es muy común que vengan hombres (a los que a veces apenas conocemos) a “sugerirnos” de qué no o de qué sí podemos hablar en carnaval, o incluso que se ofrecen a escribir y dirigir el grupo, olvidando que tenemos un criterio propio y que nos escribimos y dirigimos nosotras mismas. Estas actitudes son paternalistas, no son una “ayuda” cuando se producen de forma sistemática, siempre del hombre hacia la mujer, y sin que éste tenga constancia del recorrido o la línea que sigue la agrupación. A pesar de los avances que se han ido produciendo en la fiesta, todavía queda mucho por hacer, es necesario conseguir que las mujeres estemos, como autoras, directoras, músicas y cantantes, en el imaginario colectivo.
P: ¿Pensáis que el carnaval debe ser considerado patrimonio cultural?
R: Esta pregunta debería contestarla la gente de Cádiz, que son quienes deben decidir el rumbo del carnaval. Personalmente, para nosotras siempre ha sido patrimonio cultural porque así lo concebimos y valoramos. Pero por otro lado, entendemos que a nivel cultural y de focalizacion de la fiesta, de que la gente conozca y entienda íntegramente lo que es el carnaval, es un paso importante, y que si se gestiona adecuadamente puede traer cosas muy positivas. Si echas la vista atrás, hace 10 años, la repercusión mediática que tenía la fiesta, el concurso o las letras no tiene ni punto de comparación con el impacto que se asume ahora. Ya no sólo a nivel nacional, sino global. La gente se interesa, lo visita y quiere conocer la forma de vida que encierra el carnaval, eso es evidente.
P: Y por último, ¿algunas palabras que queráis dedicarle a nuestro público lector del Patio Colorao?
R: Nos gustaría animar a todas las mujeres a participar en carnaval, de la manera que sea, porque es realmente un espacio para el aprendizaje y el empoderamiento.
Aprovechamos para recordar que buscamos percusionistas y voces para el año que viene, os prometemos buenos ratos y alguna que otra cervecita.
¡Gracias Anabel y al resto de integrantes de Chirimix por haber compartido con El Patio Colorao vuestras experiencias!
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