En 2015, la localidad sevillana de Brenes celebraba con una procesión extraordinaria los más de cinco siglos de historia de su Hermandad más antigua. Nacida de la fusión de la Cofradía de la Santísima Veracruz y Caridad de Nuestro Señor Jesucristo y  la Cofradía de la Soledad, la Hermandad del Cristo de la Veracruz y Nuestra señora de la Soledad cuenta hoy con 532 años de antigüedad en los que ha sido testigo de la evolución de la villa, pero también de tiempos de crisis y guerras, en los que las figuras debían incluso buscar refugio en las casas de los fieles para evitar ser quemadas o destruidas.

Salida del Cristo de la Veracruz y Virgen de los Dolores – Brenes -Sevilla, en los actos extraordinarios de 2015 Y fotografías del viernes santo de Antonio Gil Lechuga (Nono)

No siempre el reconocible Cristo de tres clavos en la cruz fue estandarte de esta Hermandad. En sus comienzos, y hasta principios del siglo XVI,  una cruz de madera labrada y con detalles en dorado era el objeto de la idolatría y fervor de sus pocos seguidores. Posteriormente sería sustituida por por la reliquia que supone hoy en día la imagen del Señor de la Veracruz, y llevándola al templo para darle culto.

Otro de los sonados traslados de la imagen tuvo lugar en el año 1755. Esta vez, el Cristo tuvo como «parroquia» la Ermita de San Sebastián, pues la auténtica se encontraba en reparación y siendo remodelada  por orden del Cardenal Solís debido a los daños causados en la histórica iglesia por el terremoto de Lisboa, que afectó de forma importante y dejando graves destrozos en los primitivos pilares y en la torre. Sin embargo, esta catástrofe sirvió de propaganda en beneficio tanto a la Hermandad como a la imagen, pues reunió una gran devoción al atribuirle el pueblo de Brenes su salvación, llegando a presidirse una misa de acción de gracias celebrada en la Plaza Nueva.

Casa Hermandad del Veracruz, Brenes (Sevilla)

El 8 de diciembre de 1758, la Hermandad del Veracruz fue asignada como responsable del traslado de vuelta del Santísimo Sacramento desde la Ermita a la Iglesia, dando lugar a una procesión que pasaría a los anales de la historia del pueblo, y que estuvo presidida por el primitivo e icónico estandarte de damasco verde de la cofradía. A su vez se realizó el traslado del Santísimo Cristo, colocándolo en su nuevo altar que estaría a partir de ese momento situado en la nave del edificio. Como decoración contaba ahora con una cenefa de madera dorada, de la que colgaba un velo de gasa blanco; en la mesa del altar un lienzo blanco con un frontal de Damasco verde; cuatro candelabros de madera de color verde con detalles en dorado y el atril que presidía el altar, del mismo color de madera y con los mismos detalles en dorado cálido, así como una correspondiente cruz sacra y respectivo evangelio. Todo esto acompañado por la iluminación que brindaba una lámpara de aceite colgada del techo, realizada por el entonces Maestro Mayor farolero de la casa Arzobispal de Sevilla. Junto al altar se encontraba al igual que a día de hoy un cepillo de madera para los donativos. En la actualidad ha desaparecido la estera de junco para que se pudieran arrodillar los devotos, pues ahora hay bancos a ambos lados de la nave de la iglesia que permiten que los feligreses se arrodillen en sus superficies de madera.

Y es que esta Hermandad siempre ha estado estrechamente vinculada a la caridad y a la asistencia de aquellos que más lo necesitan, pero también a igualdad y reconocimiento de derechos y privilegios de sus hermanos y fieles por igual, excluyendo cualquier discriminación posible incluso en tiempos en los que era un factor normal de la sociedad.  Se tiene como primera documentación completa de esta cofradía unos documentos fechados en 1602, los cuales abarcan los primeros años del s. XVII, y ya en ellos se presenta una Hermandad fuerte, con gran número de hermanos y cierto poder económico. De aquí cabe destacar que y tenían en  nómina a algunas mujeres, las cuales aun no pudiendo ser consideradas hermanas, estaban reconocidas por la cofradía por su labor como camareras de la Virgen fundamentalmente.

A día de hoy, la Hermandad sigue con la antigua tradición de enterrar a sus hermanos fallecidos, justo como en sus comienzos, así como continúa realizando obras de caridad para mantener vivas todas las costumbres que han acompañado al Veracruz en sus cinco siglos de historia, y que han llevado al pueblo de Brenes a respetar y querer esta cofradía de esa forma tan especial. Así se ha convertido en objeto de afecto para todos los habitantes, hermanos o no,  haciendo que se sientan bienvenidos y acogidos por ella, del mismo modo que ya lo hacían los antiguos cofrades con cualquier peregrino.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable Universidad Pablo de Olavide.
  • Finalidad  Moderar los comentarios. Responder las consultas.
  • Legitimación Su consentimiento.
  • Destinatarios  Universidad Pablo de Olavide.
  • Derechos Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.