El agua está por todas partes en la Alhambra de Granada, un complejo palaciego del siglo XIII, uno de los ejemplos más emblemáticos de la arquitectura árabe. Fluye por los canales que refrescan los edificios, brota de las fuentes de las grandes salas y de los encantadores patios, y se proyecta de tal manera que, desde ciertos ángulos, enmarca perfectamente las majestuosas puertas arqueadas. En su momento, fue una de las redes hidráulicas más sofisticadas del mundo, capaz de desafiar la gravedad y elevar el agua del río casi un kilómetro más abajo.

Esta hazaña de hace 1.000 años sigue impresionando a los ingenieros hoy en día: en un ensayo sobre los momentos clave de la historia del agua en la civilización, el Programa Hidrológico Internacional de la UNESCO señaló que «la tecnología moderna del agua está en deuda con el legado de [estos] jardines acuáticos», de los que antes solo disfrutaban los ricos y poderosos, pero que hoy han hecho que los baños y los jardines domésticos privados sean asequibles y prácticos.

Durante milenios, las grandes ciudades han brotado en las orillas de los ríos, de los lagos y en los mares. Así ocurrió también con el gran Reino de Granada, que se desarrolló a lo largo de los ríos Darro y Genil. Para los gobernantes islámicos que controlaron esta y otras partes de España durante casi 800 años, el agua desempeñaba una función integral en la sociedad, no solo para la supervivencia, sino también con fines religiosos y estéticos.

«En el Islam, el agua es el origen de la vida, es un símbolo de pureza y actúa como purificador tanto del cuerpo como del alma; se considera piadosa», explica Rocío Díaz Jiménez, directora general del Patronato de la Alhambra y el Generalife.

Las fuentes públicas, decoradas con azulejos, abundaban en las calles de las ciudades andaluzas. Se instalaban junto a las mezquitas para las abluciones, o cerca de las puertas de la ciudad para saciar la sed de los viajeros. Incluso en casa, el agua era el centro de atención. «Era raro que un patio andaluz no tuviera un elemento central de agua, por muy humilde que fuera, ya fuera una alberca, una fuente o una pila», explica Díaz. «El agua es también parte de la esencia de la Alhambra, un elemento fundamental para su existencia». Díaz también explica: «todo indica que los nazaríes fueron los primeros en llevar agua a la colina roja de Sabika y hacerla habitable».

El quid de su innovación fue la Acequia Real, un canal de 6 km que se abastecía del río Darro. Se construyó un azud, o presa, para desviar el caudal del río aguas arriba, y la fuerza del río lo transportó a lo largo de la ladera antes de distribuir el agua en canales más pequeños. Se añadieron norias, o na’ura, para elevar el agua a diferentes niveles. A continuación, se trasladaba a través de una compleja estructura hidráulica formada por grandes estanques, cisternas y multitud de tuberías en una red perfectamente entrelazada, antes de ser transportada a los jardines del Generalife y al propio palacio de la Alhambra a través de un acueducto.

 

Hoy en día, los visitantes pueden ver parte de la Acequia Real en el Patio de la Acequia del Generalife, donde corre por el centro del patio enmarcado por chorros de agua en forma de arco. Con el tiempo, el sistema de riego de la ciudad-palacio se amplió: se construyeron más norias y albercas, y se añadieron cisternas para recoger el agua de lluvia. Más tarde, se bifurcó otro canal de la Acequia Real principal, llamado Acequia Tercio, que elevaba aún más el agua y regaba las huertas situadas por encima del Generalife.

Uno de los ejemplos más ingeniosos de las obras hidráulicas de la Alhambra se encuentra en el Palacio de los Leones. En el centro de un amplio y sereno patio, la Fuente de los Leones se alza resplandeciente en mármol blanco, rodeada de columnas ornamentadas. La fuente consiste en un gran plato sostenido por 12 leones blancos míticos. Cada león lanza agua por la boca, alimentando cuatro canales en el suelo de mármol del patio que representan los cuatro ríos del paraíso, y que luego corren por todo el palacio para refrescar las habitaciones.

Fuente: Pinterest

Díaz describió la fuente como el epítome del sistema en su conjunto. «La Fuente de los Leones recoge el conocimiento de una tradición técnica, fruto de estudios y experiencias constructivas a lo largo de muchos siglos, que permitió la creación de la Alhambra», dijo.

Mientras que la Acequia Real se actualizó y amplió continuamente a lo largo de los siglos, otras acequias de la zona se deterioraron en el siglo XX y dejaron de funcionar. Este fue el caso del canal de Aynadamar, del siglo XI, la acequia más antigua de la ciudad. Significa «Fuente de las Lágrimas» y permitió el desarrollo del barrio medieval del Albaicín de Granada, que forma parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Este año, José María Martín Civantos, profesor de la Universidad de Granada especializado en historia medieval y técnicas de riego antiguas, y la Fundación Agua Granada (organización sin ánimo de lucro destinada a preservar el medio ambiente y promover el desarrollo sostenible) lideran un proyecto para restaurar el canal de Aynadamar, continuando el legado de riego de los musulmanes.

Aún hoy, con toda nuestra tecnología moderna, hay mucho que podemos aprender de estos antiguos sistemas de agua. Por eso, como explicó Civantos, «las obras se llevarán a cabo según las costumbres tradicionales, respetando el trazado original y su patrimonio, así como restaurando el canal y su entorno». La esperanza es que el proyecto tenga también un impacto más allá de la Alhambra. Sebastián Pérez Ortiz, director gerente de la Fundación Agua Granada, dijo que el agua regará zonas con ecosistemas semiáridos y el Aynadamar se convertirá en un corredor ecológico para el desarrollo de la vegetación autóctona y un hábitat para muchos animales.

Ese potencial de conocimiento -y de beneficios para el medio ambiente- es también la razón por la que los científicos de la Asociación Internacional de Ingeniería e Investigación Hidroambiental celebrarán este año su Congreso Mundial en Granada, para seguir examinando -y reforzando- la importante relación de la ciudad con el agua en el pasado, el presente y el futuro. Los investigadores estudiarán estos antiguos sistemas de riego y los ecosistemas asociados, así como el elaborado sistema hidráulico de la Alhambra para ver qué pueden aprender hoy.

 

Bibliografía: 

https://www.fundacionaquae.org/wiki/albercones-sistema-hidraulico-la-alhambra-granada/

https://www.alhambra-patronato.es/el-valor-del-agua-en-la-alhambra 

https://www.landuum.com/historia-y-cultura/sistema-de-riego-de-la-alhambra/ 

 

Humanista amante de los animales. Casi arqueóloga. De parvis grandis acervus erit.

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