Tres eran, tres, las hijas de Elena; tres eran, tres, y ninguna era buena

Tres eran, tres, las hijas de Elena; tres eran, tres, y ninguna era buena

Este refrán se suele emplear de manera peyorativa para señalar a aquellas personas que intervienen sin brillantez en un mismo oficio. En nuestro caso, lo podemos aplicar a tres esculturas que comparten el mismo espacio —la zona noroeste de la Alameda de Hércules—, sin que exista relación alguna entre ellas, ni desde el punto de vista artístico, ni desde ningún otro punto de vista, salvo la relación de los tres protagonistas con este espacio: uno –Manolo Caracol— porque nació en el Corral de los Frailes en el barrio de la Alameda de Hércules;  y los otros dos –Manuel Jiménez Moreno «Chicuelo» y Pastora Pavón Cruz «la Niña de los Peines»— por haber vivido en el mismo barrio. No obstante, esta cuestión común no justifica, bajo mi modesto punto de vista, este despropósito.

El conjunto escultórico en la actualidad

Fuente: http://elrincondeordonez.blogspot.com/2011/05/arte-en-la-alameda.html

La primera escultura en colocarse en este lugar —la zona noroeste de la Alameda de Hércules, en el espacio que hay entre las calles Lumbreras y Calatrava— fue la de la cantora Pastora Pavón, más conocida como la Niña de los Peines. El monumento fue inaugurado el día 19 de diciembre de 1968 y permaneció en ese lugar hasta el año 2002, cuando fue retirada con motivo de las obras de remodelación de la Alameda. Un año más tarde fue colocada de nuevo en el mismo lugar, pero en el año 2007 de nuevo es retirada por nuevas obras y se alojó en la Peña Flamenca Torres Macarena, permaneciendo en el olvido.

En 1991 se inauguró el monumento al cantaor flamenco Manolo Caracol, colocándose en el extremo sur de la Alameda, delante de las columnas de Hércules y Julio César. En 2007, debido a unas obras de remodelación de la Alameda, la escultura se retiró al patio de la cercana Casa de las Sirenas, donde permaneció hasta el 5 de mayo de 2009 cuando se colocó en la ubicación actual, en la zona que había ocupado anteriormente la estatua de la Niña de los Peines.

Dos meses y medio después, el 21 de julio de 2009, se inauguró el monumento del torero Chicuelo, colocándose en el lado derecho de la estatua de Manolo Caracol y, aprovechando el momento, se rescató del olvido la estatua de la cantora la Niña de los Peines, que se encontraba en la Peña Flamenca, y se colocó al lado de las otras dos, conformando una triada escultórica de cierta singularidad.

Antes de esta reagrupación escultórica, las estatuas de Caracol y Pastora Pavón tenían sus propios pedestales más a tono con la volumetría de la obra, pero con ocasión de la nueva vecindad con el torero, se acomodaron a otros pedestales que, por una parte, intentaban imitar al de Chicuelo y, por otra parte, disminuían la escala para intentar adaptarse a su inquilino. El resultado fue que no se consiguió ni una cosa ni la otra, sino un conjunto desarmonizado y con carencias estéticas que no logra sumar los respectivos valores escultóricos de cada obra. No existe diálogo entre las tres esculturas, cada una va a su aire interfiriendo en el espacio «vital» de las otras, compitiendo artificiosamente entre sí por protagonizar la escena, y a la vez arrojando sombra sobre sus vecinas. Más bien parece que se hubiera habilitado un espacio público para alojar aquellas esculturas que no sabían donde colocar.

Es posible que algún día, en los despachos municipales, habite una mente ilustrada que devuelva a estas esculturas la dignidad con la que fueron creadas por sus artistas. Que cada obra, con su pedestal , tenga el espacio público que le corresponde. O al menos, eso espero por el bien del patrimonio escultórico de Sevilla.

La estatua de la Niña de los Peines, con el pedestal que tenía en 2003

Fuente: http://esasevilla.blogspot.com/2010/05/toda-la-alameda-de-hercules-desde-la.html

 

La estatua de Manolo Caracol con su pedestal primitivo en 1991

Fuente: http://esasevilla.blogspot.com/2010/05/toda-la-alameda-de-hercules-desde-la.html