Pepe Salas es un pintor de La Puebla del Río, nacido en 1976, y desde temprana edad mostró una forma completamente diferente. Es enteramente autodidacta, por lo que se aleja de la educación normativa que impone y exige más que estímulos. Todo lo que hace artísticamente es parte de un espíritu inquieto y una gran intuición artística. Precisamente por todo ello ha llegado hasta aquí con el importante bagaje de diferentes artistas, llenos de una ilusión creativa muy fuerte. Cuando Jerez de Jerez inició su andadura expositiva hace casi veinte años para apoyar a jóvenes artistas con grandes expectativas, Pepe Salas fue el elegido para presentar una obra introductoria en la redacción. Por un lado, la pieza ya deja entrever muy buenas señales. trabajar.
Fue el primero de una serie de artistas jóvenes que luego han ido creciendo y desarrollando muy buenas circunstancias, Javier Palacios, María Ortega, Rocío Cano, Montse Caraballo, Jesús Rosa, por citar sólo algunos.
El artista chicharrero nos presenta un llamativo dibujo que ilustra una realidad que él mismo creó y anheló fuertemente para que brindara desarrollo y resultados expresivos, independientes de casi cualquier cosa; un espíritu inquieto revela un exceso de pasión. Por eso ha llamado la atención, a pesar de su juventud aún conserva elementos de una pintura exigente que propone un programa nacido de inquietudes y necesidades interiores. A partir de esos momentos, en los primeros momentos de la carrera de obstáculos, sus pinturas señalaron diferentes enfoques -y quizás su vida y su gente- y buscaron realidades diferentes.
Esta muestra ha sido muy bien mejorada tanto en contenido como en forma. Comisariada por Juan Fernández Lacomba y Jorge Garrido, Paco Pérez Valencia y Abraham Parrón) diseñaron una exposición espectacular, con un texto introductorio de Francisco L. González-Camaño en un muy buen catálogo.
La exposición está organizada en varias fases cronológicamente, comenzando con obras de principios del nuevo siglo, pinturas que revelan preocupaciones, anhelos, dudas, controversias y dolores de vida o muerte; esquemas sutiles, fuertes líneas gestuales con elementos compositivos, notablemente concisa La construcción plástica revela el abismo emocional en la realidad del artista. Un ser humano constantemente inquieto, una vaca totémica pastando en un espacio colorido, enmarcado mínimamente, desprovisto de naturaleza, escenarios sacados de mundos oníricos, de lo más profundo de un alma que busca más de lo que encuentra.
El artista narra que luego de vivir un largo período de vacío, infinitas dudas y un enorme espacio de experiencia inquietante, allá por el 2010, cuando la oscuridad del horizonte acechaba más de lo esperado, apareció de pronto una nueva realidad creativa. Una montaña que va creciendo y generando espacios imposibles. Un universo interior en el que circula una realidad cuestionada, un intrincado laberinto en el que transita este personaje obsesionado con un mundo de silencio y soledad. Son obras místicas que narran tramas presagiadas con personajes que construyen y median directamente la semiótica. Paisajes que representan escenas oscuras con una calidad misteriosa. Este es el universo de Pepe Salas, buscador de mitos y creador de almanaques mágicos, que proclama tiempos lejanos y consecuencias futuras.

Fuente: Diario de Sevilla

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