Identidades transculturales en femenino. Teoría y crítica de arte feminista en El Álbum de la Mujer (1883-1890)

Transcultural Identities in Feminine. Feminist Art Theory and Criticism in El Álbum de la Mujer (1883-1890)

Magdalena Illán Martín

Universidad de Sevilla, España

magdaillan@us.es

0000-0002-4084-9223

Recibido: 06/07/2024 | Aceptado: 27/09/2024

Resumen

Palabras clave

El 8 de septiembre de 1883 se publicó en México el primer número de El Álbum de la Mujer. Ilustración Hispano-Mexicana, periódico impulsado por su fundadora y directora, la escritora española Concepción Gimeno. Además de llenar un vacío existente en la prensa feminista decimonónica mexicana, El Álbum de la Mujer fomentó las conexiones transculturales entre México y España, posibilitando el avance de un ideario feminista compartido, en el que adquirieron protagonismo las reivindicaciones sobre la igualdad de oportunidades de las mujeres en el sistema artístico. Esta investigación examina el discurso feminista que el periódico promovió en sus artículos de teoría y crítica de arte, cuya influencia repercutiría en el proceso de transformación y construcción de las identidades femeninas en ambos países.

Mujeres artistas

Crítica de arte

Feminismo

Siglo XIX

México

España

Abstract

Keywords

On September 8, 1883, the first issue of the newspaper El Álbum de la Mujer. Ilustración Hispano-Mexicana was published in Mexico, promoted by its founder and director, the Spanish writer Concepción Gimeno. The newspaper filled an existing void in the nineteenth-century Mexican feminist press and fostered cross-cultural connections between Mexico and Spain. In addition, it made possible the advancement of a shared feminist ideology, in which demands for equal opportunities for women in the artistic system. This article examines the feminist discourse that the newspaper promoted in its articles on art theory and criticism, which would influence the process of transformation and construction of female identities in both countries.

Women artists

Art criticism

Feminism

Nineteenth Century

Mexico

Spain

Cómo citar este trabajo / How to cite this paper:

Illán Martín, Magdalena. “Identidades transculturales en femenino. Teoría y crítica de arte feminista en El Álbum de la Mujer (1883-1890).” Atrio. Revista de Historia del Arte, no. 31 (2025):432-455 . https://doi.org/10.46661/atrio.10784.

© 2025 Magdalena Illán Martín. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0. International License (CC BY-NC-SA 4.0).

Deber es de un periódico escrito por señoras y para señoras, prescindir de frivolidades, y en lugar de la revista de actualidad, enviar una frase de aplauso, justicia o estímulo a las que, en lucha desigual, logran fijar las miradas de los inteligentes y señalar el camino de las artes a la mujer[1].

Introducción

El 8 de septiembre de 1883 se publicó en México el primer número de El Álbum de la Mujer. Ilustración Hispano-Mexicana (Fig. 1), periódico impulsado por su fundadora, directora, propietaria, redactora y editora, la escritora española Concepción Gimeno Gil (Alcañiz, 1850-Buenos Aires, 1919). Dos meses antes, la prensa mexicana celebraba su nacimiento, señalando: “Muy útil será para las damas mexicanas el periódico, pues llenará un vacío de que muchas de ellas se quejaban”[2].

Fig. 1. El Álbum de la Mujer, 8 de septiembre de 1883. Disponible en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, https://www.cervantesvirtual.com/obra/el-album-de-la-mujer-periodico-ilustrado-ano-1-tomo-1-num-1-8-de-septiembre-de-1883-983801/.

Desde su fundación y hasta su último número, editado el 29 de junio de 1890, El Álbum de la Mujer denunció la discriminación de las mujeres en diferentes espacios sociales y aplaudió los logros alcanzados en la escena cultural e intelectual internacional, con especial dedicación al panorama español y mexicano, estableciendo conexiones transculturales entre ambos países que contribuyeron al desarrollo del feminismo no sólo en México y en España[3], sino en otros países latinoamericanos[4]; como señalaba el escritor poblano Antonio P. Moreno, refiriéndose a la directora del periódico: “Y aquí como en Europa ha proclamado / De la mujer la redención sublime, / Y a su sexo gentil ha levantado / Sobre el vulgo ignorante que lo oprime”[5].

Uno de los espacios sociales en los que el periódico denunció con vehemencia la discriminación de las mujeres fue el sistema artístico, asunto sobre el que publicó profusos artículos en los que evidenciaba con ejemplos irrefutables la exclusión de las artistas de una formación y profesionalización cualificada, al tiempo que proponía fórmulas dirigidas a impulsar la igualdad entre mujeres y hombres[6]. Con ello, El Álbum de la Mujer perseguía dos objetivos fundamentales: visibilizar a las creadoras que de manera generalizada habían sido y continuaban siendo ensombrecidas por el sistema patriarcal, y concienciar a las lectoras y lectores sobre la perentoria necesidad de promover un cambio social que permitiera superar la desigualdad de género en el arte, con el firme convencimiento de que ello favorecería no sólo el avance de las mujeres en el ámbito artístico, sino la consecución de sus legítimos derechos sociales y, en última instancia, el progreso de la humanidad.

Este trabajo examina, a partir del análisis de los artículos de teoría y crítica de arte publicados en El Álbum de la Mujer, así como de otras fuentes hemerográficas inéditas[7], las conexiones transculturales que dicho periódico promovió entre México y España, las cuales, impulsaron transformaciones en el proceso de construcción de las identidades femeninas en ambos países a través del conocimiento y de la reivindicación del papel desplegado por las mujeres en la historia del arte y en la escena artística contemporánea.

Concepción Gimeno y El Álbum de la Mujer

El Álbum de la Mujer fue una empresa personal de Concepción Gimeno[8], quien, después de una fecunda trayectoria como periodista en la capital española –donde fundó y dirigió La Ilustración de la Mujer (1873-1877)–, y tras residir en Francia y en Portugal, se trasladó a México a mediados de 1883[9]. Regresaría a España en mayo de 1890, fundando en Madrid El Álbum Ibero-Americano (1891-1909), trasunto de El Álbum de la Mujer mexicano. Inquieta viajera, volvió a América en 1911, participando en la vida intelectual y cultural de diferentes países latinoamericanos hasta su fallecimiento, acaecido en Buenos Aires, el 11 de abril de 1919.

Concepción Gimeno proyectó en El Álbum de la Mujer[10] sus inquietudes y reivindicaciones sobre las mujeres en la sociedad coetánea, así como sus propuestas para la consecución de la igualdad de género, con el objetivo de “reformar y corregir en lo posible imperfecciones sociales, injusticias de los hombres hacia el sexo a que pertenecía”[11]. Unas propuestas que contemplaban de manera específica a las artistas; no en vano, como señalaba el periódico, su directora era una “entusiasta admiradora de las mujeres que manejan hábilmente el pincel”[12].

Ello, en el marco de un feminismo moderado y promotor de un modelo de mujer que protagonizó algunas de las portadas del periódico, como la ilustrada con el grabado La maternidad y la instrucción de la mujer (Fig. 2), en la que una joven madre lee con satisfacción un libro, al tiempo que vigila el sueño de su descendencia[13].

Fig. 2. El Álbum de la Mujer, 15 de abril de 1888. Disponible en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, https://www.cervantesvirtual.com/obra/el-album-de-la-mujer-periodico-ilustrado-ano-6-tomo-10-num-16-15-de-abril-de-1888-984797/.

Ciertamente, ese ideal de mujer instruida y madre ocupó un lugar preferente en la cabecera del periódico entre 1883 y 1885 (véase Fig. 1), aunque también compartió espacio con otras dos representaciones femeninas desvinculadas de la maternidad: una pianista y una pintora que ejecuta un paisaje en plein air ante la catedral de Ciudad de México. Con ello, el periódico transmitía una clara línea editorial, firme defensora de la profesionalización de las mujeres en diferentes ámbitos, entre ellos, en las artes plásticas y en la música. En este sentido, es preciso referir que las representaciones femeninas que ilustraban El Álbum de la Mujer prestaron especial atención a la difusión de mujeres que, frente al referido ideario maternal, destacaron en espacios culturales, intelectuales y políticos, como escritoras, artistas, científicas, heroínas históricas, alternando la presencia de mujeres mexicanas y españolas, americanas y europeas. Así, resulta significativo, que la portada del primer número estuviera protagonizada por Sor Juana Inés de la Cruz (véase Fig. 1), mientras la protagonista del segundo número fuera Isabel la Católica[14].

Para la consecución de su objetivo prioritario, promover un cambio en las mentalidades hacia una sociedad que superara la discriminación de las mujeres[15], El Álbum de la Mujer adoptó, como se ha referido, discursos moderados, dirigidos a demostrar que dichos cambios no fracturarían la estabilidad social: “triunfemos de los recelos del hombre, mostrándonos cuanto más ilustradas, más amantes y bondadosas. Una mujer ilustrada puede ser, mejor que una ignorante, buena madre y tierna esposa. Probemos a los hombres que los beneficios del progreso pueden hermanarse con la dulce práctica de todas las virtudes. Así venceremos mejor que con ridículas exigencias de soñadas superioridades”[16].

Dicho lo cual, en la extensa nómina de autoras y autores que colaboraron en el periódico, se advierten al respecto posturas muy variadas, desde posicionamientos plenamente feministas[17] a planteamientos marcadamente sexistas[18]. Ambas tendencias coexistieron tanto en los artículos de actualidad –en los que se abordaba la consideración de las mujeres en diferentes espacios sociales–, como en las secciones sobre arte, historia, ciencias y literatura, o en las columnas dedicadas a la moda y a la crónica social[19]. No obstante, es preciso reseñar que la tendencia mayoritaria en los artículos manifestaba un firme compromiso con el avance de los derechos de las mujeres y con la superación de las poderosas resistencias del pasado: “Contra preocupaciones sociales, contra sutilezas de falsa moral, contra religioso conservatismo, contra leoninas razones de Estado, contra egoísmo inspirando leyes, costumbres, creencias y hasta principios y deducciones de la ciencia, avanza la mujer por esta anchísima brecha que ha abierto en su camino el ferrocarril, que ha iluminado la electricidad, y que va ensanchando y nivelando más y más la diosa de los prodigios, la Libertad”[20].

Una denuncia unánime: la discriminación de las mujeres en el sistema artístico

El Álbum de la Mujer entendió el papel desplegado por las artistas en la escena contemporánea no sólo como una evidencia de los logros feministas –“Si no estuviésemos convencidas de que por fortuna en la última mitad del siglo XIX la emancipación intelectual de la mujer ha dado un gran paso, nos bastaría recorrer las salas de la Exposición de Pinturas para persuadirnos de ello”[21]–, sino como una prueba de progreso social –“Las artes son el verdadero termómetro de la cultura de los pueblos”[22]–. Es por ello, que los artículos reclamaban la necesidad de superar el arquetipo sexista de mujer-musa, al tiempo que reivindicaban la valoración del talento creativo de las mujeres: “Lo repetimos mil veces: la mujer, que ha sido siempre inspiradora de grandes obras, es muy apta para crearlas”[23].

En este sentido, El Álbum de la Mujer dedicó numerosas páginas a dos asuntos medulares con relación a las artistas: en primer lugar, la obligación de derribar los prejuicios y los discursos machistas que dificultaban el reconocimiento de la capacidad creativa de las mujeres; en segundo lugar, la denuncia de los muchos obstáculos que discriminaban a las mujeres en el sistema artístico. Junto a ello, el periódico puso especial interés en visibilizar las aportaciones de las artistas a lo largo de la historia y, en particular, al panorama cultural coetáneo.

Con respecto al primer asunto, la reivindicación del reconocimiento de las capacidades artísticas de las mujeres, el diario adoptó una firme posición en defensa de la igualdad de las aptitudes creativas de mujeres y hombres: “La inspiración ha sido en todas épocas patrimonio de los dos sexos; jamás ha pertenecido exclusivamente a uno solo”[24]. Ello, en un momento en el que –es preciso referirlo– esas capacidades eran cuestionadas en las mujeres, cuando no rotundamente negadas. A favor de dicha reivindicación fueron esgrimidos, no obstante, argumentos de raíces machistas, herederos del romanticismo, que identificaban a las mujeres, de manera generalizada, con cualidades predominantemente sentimentales y, en consecuencia, con el ámbito de las artes: “Nadie puede dudar que la mujer es eminentemente artista: su exuberante imaginación modela, edifica, cincela, dibuja y pinta con pincel de fuego”[25].

Refutados los prejuicios machistas sobre las capacidades de las mujeres para las artes plásticas, el segundo asunto, la denuncia de la discriminación de las creadoras en el sistema artístico, adquirió especial relevancia en el Álbum de la Mujer, siendo abordado con espíritu beligerante: “¡Hombres egoístas, dejad a la mujer que tienda las alas de su genio por las ilimitadas esferas del arte! (…) ¡No aprisionéis la florida y fecunda fantasía de la mujer! ¡No mutiléis sus facultades intelectuales!”[26].

En este sentido, el obstáculo que fue denunciado con mayor vehemencia en el periódico fue la dificultad de las mujeres para acceder a una formación igualitaria con relación a la que recibían los hombres; a este respecto se manifestaba firmemente la fundadora del diario:

Si no se han distinguido todas las mujeres dedicadas al arte de Murillo, es porque no se ha tratado de hacerles adquirir conocimientos, sino de enseñarles habilidades con objeto de hacer vano y ostentoso alarde.

La educación pictórica de la mujer ha estado hasta hoy notablemente desatendida: limitada a empíricas instrucciones, difícilmente ha conseguido salir de copista, y muchas han visto morir sus ilusiones sin poder realizar el ideal de los sacerdotes del arte, o sea la composición. El no haber alcanzado la mujer, en general, tan inmenso placer y gloria tanta, no ha sido por ineptitud, incuria o incompetencia suya; sí por el estado rudimentario en que la han dejado permanecer sus maestros (…) Cuando la mujer reciba en toda su amplitud la ilustración á que es acreedora, cuando se ocupen de facilitarle los conocimientos artísticos de que carece, podrá descollar en las nobles artes[27].

También la pintora, escritora y crítica de arte Leopolda Gassó denunció la desigualdad del sistema formativo y sus consecuencias para las artistas:

Las academias de dibujo y pintura están reservadas para el hombre, error que nace de creer que nosotras no debemos estudiar el natural, y error que nos condena a ser siempre inferiores, aun cuando la lógica y la experiencia se encarguen de demostrar lo contrario (…) es preciso que se abran clases en donde la mujer copie a la mujer, en las que dibuje el antiguo griego, como fuente perenne de belleza, y en que se le explique la anatomía pictórica, la historia del arte, la perspectiva, y todo aquello que contribuya, en fin, a desenvolver la razón y a enriquecer la inteligencia[28].

Esas demandas de cambios para favorecer la formación igualitaria de las artistas no se dirigieron únicamente al ámbito académico o institucional, también se reclamaron cambios elementales en aspectos de la vida cotidiana: “si se trata de indumentaria, la mujer no puede registrar archivos y bibliotecas con la facilidad que el hombre (…) si se trata de viajes, la mujer necesita doblar los sacrificios, porque no puede visitar sola los monumentos de Italia ni los Museos de París y Berlín”[29].

Otro obstáculo denunciado profusamente en El Álbum de la Mujer fue el cuestionamiento de las artistas como profesionales que pudieran alcanzar la independencia económica a través de su actividad creativa. En este sentido, Gimeno se mostraba tajante al referirse a las creadoras mexicanas: “La mujer puede grabar en madera, pintar porcelanas, cristal, rasos, e iluminar papel de lujo para cartas (…) dedicarse (…) a la fotografía y a la copia de manuscritos. Mas no ha de trabajar por trabajar, sino para que su trabajo le sea retribuido decentemente”[30].

Con la misma firmeza se defendía la presencia de las artistas en las exposiciones y concursos públicos, en los que competían con sus colegas varones por conseguir galardones y el reconocimiento de la crítica[31]. Al respecto, es significativa la ilustración Pintando en la playa (Fig. 3), que muestra a un grupo de mujeres y de hombres pintando en plein air, con la siguiente explicación: “La mujer ha comprendido que debía ofrecer las manifestaciones de su genio a la pública admiración, y se ha decidido a cultivar las bellas artes, donde puede brillar su talento. Una de las más bellas artes entre las artes liberales es la pintura, y en ella está revelando constantemente la mujer su inspiración, como ha podido verse en las exposiciones anuales de París y Madrid. Antiguamente la mujer se escondía para pintar: hoy trabaja en Museos y Academias, en los paseos y a orillas de la playa, como aparecen las jóvenes que presentamos en nuestro dibujo”[32].

Fig. 3. “Pintando en la playa”, El Álbum de la Mujer, 30 de diciembre de 1888. Disponible en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, https://www.cervantesvirtual.com/obra/el-album-de-la-mujer-periodico-ilustrado-ano-6-tomo-11-num-26-30-de-diciembre-de-1888-984929/.

De forma coherente con lo expuesto, los artículos dedicados a las artistas destacaban su participación en las exposiciones y concursos, poniendo en valor los premios y reconocimientos que lograban. Sin embargo, no por ello obviaban las autoras un asunto de especial trascendencia: la constante discriminación de las creadoras en los certámenes artísticos[33]. En esta línea, los artículos expresaban una denuncia unánime, que puede sintetizarse en una frase de Gimeno: “Los hombres quieren monopolizar la gloria”[34]; y, junto a ello, una clara reivindicación: que la mujer pueda “conquistar la gloria a que tiene derecho”[35], ya que, al igual que sus colegas varones, “desea ver ceñida su frente con esa aureola inmaculada que tanto engrandece y diviniza”[36].

Un firme compromiso: restitución histórica y promoción de las artistas

El Álbum de la Mujer puso especial énfasis tanto en reivindicar las aportaciones de las artistas a lo largo de la historia –“Ya hemos probado en más de una ocasión que las mujeres han brillado en todas épocas en las artes”[37]–, como en promocionar a las artistas contemporáneas, con el deseo “de que la mujer brille en todas las esferas del saber, y muy particularmente en lo que a las bellas artes concierne”[38].

Respecto al primer asunto, los artículos llevaban a cabo un cuestionamiento de la historiografía artística y literaria, que las autoras consideraban sesgada por los intereses machistas de los historiadores: “Los hombres (…) en su egoísmo han pretendido negarnos la existencia de Corina: ¿sabéis por qué? porque fue la vencedora de Píndaro”[39]. Conforme a ello, tanto en los artículos sobre las creadoras, como en la inconclusa sección “Mujeres célebres”, se ponían en valor las aportaciones de las artistas a la historia de la humanidad, desde Iaia de Cícico (I a. C.) hasta Élisabeth Vigée Lebrun (1755-1842), pasando por Sofonisba Anguissola (h. 1530-1626), Artemisa Gentileschi (1593-1656), o Angelica Kauffmann (1741-1807), y destacando a artistas españolas como la escultora Luisa Roldán (1652-1706)[40].

Con respecto a las artistas contemporáneas, El Álbum de la Mujer dirigió la mayoría de sus artículos a promocionar a jóvenes pintoras españolas que estaban iniciando sus exitosas trayectorias, aunque también publicó artículos sobre artistas reconocidas del ámbito internacional, como la francesa Rosa Bonheur (1822-1899)[41]. Algunas de estas creadoras fueron especialmente visibilizadas en el periódico, reproduciéndose sus retratos en las portadas y sus obras más relevantes en las páginas interiores.

La primera artista que protagonizó una portada de El Álbum de la Mujer fue la pintora gaditana Ana Urrutia de Urmeneta (1812-1850) (Fig. 4). Miembro de la Academia de Bellas Artes de Cádiz, y precozmente fallecida a la edad de 38 años, fue presentada en el periódico como “muestra de las glorias femeninas”, destacándose algunas de sus obras y el reconocimiento de la Academia a su figura[42]. También adquirió carácter de homenaje la portada y el artículo dedicados a Leopolda Gassó y Vidal (1851-1885), cuyo retrato se reprodujo inserto en una paleta con pinceles y rodeada por una palma de la gloria. La publicación, motivada por su prematuro fallecimiento, ensalzaba su doble faceta, como pintora y como escritora, así como su compromiso feminista en las “ideas que bullían en su pensadora cabeza, todas encaminadas al progreso de la humanidad y en particular al mejoramiento de la mujer por medio del arte”[43].

Fig. 4. “Ana Urrutia de Urmeneta. Notable pintora española”, El Álbum de la Mujer, 10 de febrero de 1884. Disponible en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, https://www.cervantesvirtual.com/obra/el-album-de-la-mujer-periodico-ilustrado-ano-2-tomo-2-num-6-10-de-febrero-de-1884-983883/.

Entre las artistas contemporáneas, el periódico otorgó especial relevancia a Fernanda Francés y Arribas (1864-1939), Antonia Bañuelos Thorndike (1855-1921) y María Luisa de la Riva y Callol (1859-1926), a quienes se les dedicaron sendas portadas y artículos de crítica artística, reproduciéndose algunas de sus obras.

Sobre la pintora valenciana de 21 años Fernanda Francés y Arribas (Fig. 5) se pusieron en valor los triunfos que había alcanzado en relevantes exposiciones nacionales e internacionales –como la Exposición Internacional de Arte de Múnich de 1883[44]–, así como su éxito en el mercado. Además, se destacó especialmente una de sus pinturas, aún sin concluir, La Paz, que la autora del artículo tuvo ocasión de contemplar en su estudio, y que fue descrita profusamente y encomiada por sus valores pacifistas[45].

Fig. 5. “Fernanda Francés y Aribas [sic]. Pintora española”, El Álbum de la Mujer, 2 de agosto de 1885. Disponible en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, https://www.cervantesvirtual.com/obra/el-album-de-la-mujer-periodico-ilustrado-ano-3-tomo-5-num-5-2-de-agosto-de-1885-984212/.

A la pintora española, nacida en Roma y afincada en París, Antonia Bañuelos Thorndike le dedicó el periódico una portada (Fig. 6) y una halagadora semblanza. En ella, fiel a sus postulados, y frente a los discursos machistas que condenaban la excesiva dedicación de las jóvenes a la formación artística, se ensalzaba su entrega incondicional a sus estudios: “inclinada al cultivo del arte pictórico, al cual consagró con el entusiasmo propio de su carácter fogoso y vehemente, todos los sueños de su juventud”[46]. Más aún, se valoraba que hubiera ofrecido “al arte las mejores horas de su vida (…) vive para el arte (…) Cultiva el arte de Apeles con creciente entusiasmo: pinta mucho y bien, prefiriendo siempre aislarse en la dulce quietud de su estudio”.

Fig. 6. “Antonia de Bañuelos, artista romana”, El Álbum de la Mujer, 29 de abril de 1888. Disponible en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, https://www.cervantesvirtual.com/obra/el-album-de-la-mujer-periodico-ilustrado-ano-6-tomo-10-num-18-29-de-abril-de-1888-984803/.

De Antonia Bañuelos, difundió el periódico la pintura Niño dormido (Fig. 7) que la artista presentó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1888, y con la que ganó una tercera medalla en la Exposición Universal de París de 1889, elogiando “la corrección perfecta del dibujo y la seductora magia del color” [47].

Fig. 7. “Niño dormido, cuadro de la artista romana Antonia de Bañuelos”, El Álbum de la Mujer, 1 de abril de 1888. Disponible en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, https://www.cervantesvirtual.com/obra/el-album-de-la-mujer-periodico-ilustrado-ano-6-tomo-10-num-14-1-de-abril-de-1888-984791/.

Fig. 8. “María Luisa de la Riba [sic], pintora española”, El Álbum de la Mujer, 2 de febrero de 1890. Disponible en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, https://www.cervantesvirtual.com/obra/el-album-de-la-mujer-periodico-ilustrado-ano-8-tomo-14-num-5-2-de-febrero-de-1890-985091/.

La portada y el artículo dedicados a la pintora zaragozana María Luisa de la Riva (Fig. 8) tenían como objetivo difundir el triunfo que había conseguido en la Exposición Universal de París de 1890, al obtener una tercera medalla con su obra Uvas de España “magnífico lienzo (…) tan elogiado en las esferas artísticas”[48]. Como en Bañuelos, el artículo alaba la consagración de la pintora a su trabajo creativo, modelo de “artista inspirada e infatigable (…) ejemplo de constante estudio (…) las horas más hermosas de la juventud se han deslizado en la plácida soledad de su modesto estudio”. Asimismo, el artículo ponía en valor sus éxitos en exposiciones internacionales –París, Berlín, Viena, Múnich–, destacando la adquisición de dos de sus obras para el Museo Nacional de Pintura y Escultura[49]. Una de esas obras, Puesto de flores (Fig. 9), fue reproducida en el periódico, refiriendo que, a instancias de la Sociedad de Grabados de Viena, se había difundido en “muchas e importantes ilustraciones extranjeras”[50].

Fig. 9. María Luisa de la Riva y Callol, Puesto de flores, h. 1887. Óleo sobre lienzo, 71 x 55 cm. Museo Nacional del Prado, Madrid.

Aunque los artículos publicados sobre las artistas en El Álbum de la Mujer estuvieron protagonizados por pintoras, también se dedicó a la damasquinadora eibarresa Felipa Guisasola Gabiola (1852-1922) una portada (Fig. 10) y un artículo en el que se destacaban sus “excepcionales facultades”[51]. Afín con el ideario del periódico, se celebraba la formación cualificada a la que la artista pudo acceder “desde su edad más juvenil”, lo que le valió el apoyo, a los 10 años, de la reina Isabel II, quien le otorgó una pensión de 1500 pesetas anuales “para que llegara a adquirir reputación y gloria, cual las ha alcanzado”. Asimismo, se subrayaba su alto nivel de profesionalización, elogiando, junto a los importantes encargos y premios internacionales alcanzados, su carácter emprendedor como fundadora de Casa Felipa, un taller propio que abrió en Madrid y en Vergara.

Fig. 10. “Felipa Guisasola”, El Álbum de la Mujer, 11 de mayo de 1890. Disponible en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, https://www.cervantesvirtual.com/obra/el-album-de-la-mujer-periodico-ilustrado-ano-8-tomo-14-num-19-11-de-mayo-de-1890-985133/.

Además de artículos monográficos sobre mujeres artistas, el periódico también publicó críticas en las que se examinaba la participación de las creadoras en los certámenes artísticos. Así, Leopolda Gassó realizó una lúcida valoración sobre la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1884, en la que, más allá de denunciar las desigualdades entre mujeres y hombres artistas, elogió las obras presentadas por 17 pintoras, como Emilia Menassade, María Luisa de la Riva, Adela Ginés o Fernanda Francés. Y, enfrentándose a los postulados patriarcales, reclamó galardones para algunas de esas obras, ya que, a su juicio, “las hay dignas de recomendación y de alguna recompensa” [52].

También Joaquina Balmaseda exigió galardones para algunas de las participantes en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1890, en la que destacó a Adela Ginés, Antonia Bañuelos, Isabel Baquero, Fernanda Francés, Eloísa Garnelo o Emilia Menassade. En su artículo, Balmaseda puso en valor “el gran paso dado por la mujer, al acometer cuadros de composición, de género y retratos: ya no le impone la timidez el pequeño molde de las frutas y las flores, el bodegón y la naturaleza muerta”[53]. En esta ocasión, Balmaseda vio sus exigencias satisfechas ya que, por primera vez tres pintoras obtuvieron medallas[54], celebrando la autora que en el certamen “ha luchado la mujer sin quedar vencida”.

Conclusiones

El Álbum de la Mujer se constituyó como un referente fundamental en la prensa feminista decimonónica mexicana, llenando el vacío existente. Más allá de ello, su influencia se proyectó en España y en diferentes países iberoamericanos, estableciendo conexiones transculturales que permitieron el avance de un ideario feminista compartido, y que, impulsado por Concepción Gimeno, fue abrazado por mujeres de diferentes clases sociales: “el corazón se ensancha y palpita con entusiasmo al identificarse con las nobles ideas que en vuestros escritos brillan (…) que con tanto brío defienden los derechos y preeminencia de su sexo”[55].

En el desarrollo de la conciencia colectiva feminista promovida por El Álbum de la Mujer adquirieron especial relevancia los artículos publicados sobre mujeres artistas. Artículos que, por un lado, denunciaban la discriminación a la que estaban sometidas las creadoras en un sistema patriarcal que las infravaloraba y, por otro lado, demostraban el talento de las artistas y la necesidad de reivindicar un cambio social hacia condiciones educativas y laborales igualitarias.

A través de esos artículos, El Álbum de la Mujer contribuiría a impulsar en México el debate social sobre el papel desplegado por las mujeres en las artes, al tiempo que propiciaría una mayor valoración de sus aportaciones a la escena cultural. Y ello, no sólo influiría en el ámbito artístico, sino que favorecería en el espacio social general una transformación de las mentalidades, alentando, por primera vez, las legítimas aspiraciones formativas y profesionales de las mujeres:

No vaciléis jamás ante la lucha

Que el pasado al presente, tenaz libra,

La antorcha del saber sus rayos vibra

Y en alcanzarla hay gloria y ésta es mucha.

Pensad en el mañana, y sed orgullo

De esta Patria querida que os adora (…)[56].

Referencias

Fuentes bibliográficas

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“Variedades. Las mujeres en Suiza.” El Álbum de la Mujer, 25 de abril de 1886.

X. “Ana Urrutia de Urmeneta.” El Álbum de la Mujer, 10 de febrero de 1884.


[1]* Esta investigación ha sido financiada por los Proyectos I+D+i Agencia femenina en la escena artística andaluza (1440-1940) –Consejería de Transformación económica, Industria, Conocimiento y Universidades, Junta de Andalucía, y Fondos FEDER, Ref. PY20_01208–, Las artistas en España y su proyección en la escena cultural europea (1803-1945) –Ministerio de Ciencia e Innovación, PID2020-117133GB-I00–, y por el Grupo de Investigación Laboratorio de Arte (HUM-201) de la Universidad de Sevilla.

Joaquina Balmaseda, “Ecos de Mayo,” El Álbum de la Mujer, 29 de junio de 1890, 205.

[2] “Nuevo periódico,” El Nacional, 5 de julio de 1883, 3; véase también “La Sra. Gimeno de Flaquer,” La Patria, 5 de julio de 1883, 6.

[3] “Concepción Gimeno de Flaquer será siempre un título de orgullo para las letras españolas, y un motivo de gratitud y veneración para la mujer mexicana, a quien ha dedicado una parte muy importante de su vida como escritora (…) Su importante publicación El Álbum de la Mujer es la primera de la América latina. En ella se encuentran biografías, novelas, poesías y magníficas ilustraciones de autores españoles y americanos, razón por la que ha venido a llenar un gran vacío y a ser como el lazo fraternal que liga con estrechos vínculos literarios la tierra de Garcilaso y de Cervantes, con la tierra de Ignacio Ramírez y de Manuel Acuña”, Miguel Bolaños, “Siluetas españolas. Concepción Gimeno de Flaquer,” El Álbum de la Mujer, 15 de enero de 1888, 18.

[4] En diferentes números del periódico figuran referencias a su aplaudida recepción en distintos países: “La vida de El Álbum ha sido para nosotros un motivo de frecuentes satisfacciones. De todos los Estados de la República mexicana, de todas las Repúblicas de Centro América y de la América del Sur, hemos tenido constantes pedidos, obligándonos a crecer el tiro de ejemplares de un modo tan progresivo, que viene a echar por tierra cuanto se nos dijo al comenzar nuestros trabajos”, “Variedades,” El Álbum de la Mujer, 27 de diciembre de 1885, 246. Véase también El Álbum de la Mujer, 20 de junio de 1886, 249: “Gracias. Las enviamos muy expresivas en nombre de la Directora de esta publicación, a los periódicos de España, de México y de Cuba por haber reproducido artículos suyos precedidos de entusiastas frases”.

[5] Antonio de P. Moreno, “Semblanzas femeninas. Concepción Gimeno de Flaquer,” El Álbum de la Mujer, 15 de marzo de 1885, 104, en el poema se refiere a Gimeno como “la cantora de la mujer”, expresión que sería compartida por otros autores, como Juan Tomás Salvany, “La cantora de la mujer,” El Álbum de la Mujer, 6 de julio de 1884, 2-3, o Enrique Pérez Valencia, “A la cantora de la mujer. Sra. Concepción Gimeno de Flaquer,” El Álbum de la Mujer, 4 de diciembre de 1887, 182.

[6] A este respecto, los artículos más destacados fueron firmados por Concepción Gimeno, Leopolda Gassó, Josefa Pujol, Adela Riquelme o Joaquina Balmaseda, entre otras autoras y autores.

[7] La consulta de los números de El Álbum de la Mujer se ha llevado a cabo en la página web Biblioteca virtual Miguel de Cervantes, consultado el 20 de agosto de 2024, https://www.cervantesvirtual.com/obras/partes/el-album-de-la-mujer-periodico-ilustrado-983446/?q=&p=0; otras fuentes hemerográficas han sido consultadas en las páginas webs de la Hemeroteca Nacional Digital de México (UNAM, Biblioteca Nacional de México), consultado el 20 de agosto de 2024, https://hndm.iib.unam.mx/index.php/es/- y de la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España, consultado el 20 de agosto de 2024, https://hemerotecadigital.bne.es/hd/es/advanced-.

[8] Sobre la biografía de Concepción Gimeno véanse: Margarita Pintos de Cea-Naharro, Concepción Gimeno de Flaquer. Del sí de las niñas al yo de las mujeres (Madrid: Plaza y Valdés, 2016); Ana Isabel Simón Alegre, Concepción Gimeno de Flaquer (1850-1919): Cartas, cuentos cortos y artículos periodísticos (Delaware: Vernon Press, 2023); Antonio Francisco Pedrós-Gascón, “Concepción Gimeno, agente doble cultural hispano-mexicana (1883-1909),” Literatura mexicana 33, no. 1 (2022): 49-90, https://doi.org/10.19130/iifl.litmex.2022.33.1.7122x12; véase también Marina Bianchi, “La lucha feminista de María de la Concepción Gimeno de Flaquer: teoría y actuación,” en Escritoras y pensadoras europeas, eds. Mercedes Arriaga Flores, Ángeles Cruzado Rodríguez, José Manuel Estévez Saá, Katjia Torres Calzada, y Dolores Ramírez Almazán (Sevilla: Arcibel, 2007), 89-114. Sobre Concepción Gimeno como crítica de arte, véase África Cabanillas Casafranca, “Las pioneras de la crítica de arte feminista en España (1875-1936)” (tesis doctoral, Universidad Nacional de Educación a Distancia, 2013). Sobre la crítica de arte feminista en tiempos de Gimeno, véase Magdalena Illán Martín, “Una nueva era de justicia para las artistas. Leopolda Gassó en los inicios de la teoría y la crítica de arte feminista en España,” en Una génesis de la teoría y crítica de arte feminista en España, ed. Mariángeles Pérez-Martín (Valencia: Universitat de València, Departament d’Història de l’Art, 2024), 27-46.

[9] Se constata la presencia en México de Gimeno y de su marido, el escritor y editor Francisco de Paula Flaquer (con quien contrajo matrimonio en 1879), desde junio de 1883. Anteriormente, Gimeno había colaborado en la prensa mexicana y tras su llegada a México se integró plenamente en el ambiente periodístico escribiendo en diferentes diarios e ingresando en la redacción del Diario del Hogar; véase El Tiempo, 14 de agosto de 1883, 3.

[10] Sobre El Álbum de la Mujer, véanse: Nidia Yzabel Pech Can, “Emancipación femenina, madres y esposas en El Álbum de la Mujer, 1883-1890” (Tesina, UNAM, 2000); Carmen Ramos Escandón, “Concepción Gimeno de Flaquer: Identidad nacional y femenina en México, 1880-1900,” Arenal 8, no. 2 (2001): 365-378, https://doi.org/10.30827/arenal.v8i2.16559; Carmen Ramos Escandón, “Espacios viajeros e identidad femenina en el México de fin de siècle: El Álbum de la Mujer de Concepción Gimeno, 1883-1890,” Revista Interatlántica de Estudios de Género/S 23, no. 13 (2006), consultado el 20 de agosto de 2024, https://maytediez.blogia.com/2006/032201-espacios-viajeros-e-identidad-femenina-en-el-mexico-de-fin-de-siecle-el-album-de-la-mujer-de-concepcion-gimeno-1883-1890.php.

[11] Salvany, “La cantora de la mujer.”

[12] “Explicación de las ilustraciones. Niño dormido, cuadro de la artista romana Antonia de Bañuelos,” El Álbum de la Mujer, 11 de marzo de 1888, 88.

[13] El comentario que acompaña a la ilustración señala: “El grabado que aparece en nuestra primera página sintetiza el pensamiento que venimos sosteniendo desde que escribimos para el público”, y defiende con beligerancia la educación de la mujer: “Un ignorante no quiere mujeres ilustradas, por no verse en ridículo ante ellas”, véase “La maternidad y la instrucción de la mujer,” El Álbum de la Mujer, 15 de abril de 1888, 128. Sobre el feminismo de Gimeno, véase Carmen Servén Díez, “El feminismo moderado de Concepción Gimeno de Flaquer en su contexto histórico,” Revista de Estudios Hispánicos, no. 47 (2014): 397-415, https://doi.org/10.1353/rvs.2013.0052.

[14] El Álbum de la Mujer, 8 de septiembre de 1883 y El Álbum de la Mujer, 16 de septiembre de 1883. Las portadas estuvieron protagonizadas fundamentalmente por mujeres, aunque a partir de junio de 1886 se incluyeron personajes masculinos. Las conexiones transculturales entre México y España también se promovieron en el periódico a través de los grabados interiores que representaban monumentos, paisajes y retratos de personajes de la vida política, cultural y social de ambos países.

[15] “Hay todavía muchas preocupaciones que vencer respecto a la mujer: los antiguos la condenaban a hilar y tejer; hoy, aunque caminamos hacia el progreso, quedan muchos rezagados que, quieren imponernos la calceta para sustituir la rueca”, Concepción Gimeno, “La mujer en la Antigüedad y en nuestros días,” El Álbum de la Mujer, 12 de abril de 1885, 142.

[16] Josefa Pujol de Collado, “Lo que exige de la mujer el siglo XIX,” El Álbum de la Mujer, 29 de agosto de 1886, 82, añadiendo: “Nunca la mayor ilustración de la mujer destruirá el edificio de la familia respetado por todos los pueblos bárbaros y civilizados; al contrario, será su más firme garantía”.

[17] “El hombre no ha de ceder, sino restituir lo que tenía usurpado; en este concepto es justo y perfectamente legal que pierda el exclusivo monopolio que hasta el presente ha ejercido en el mundo”, José Moreno Fuentes, “Destino natural de la mujer VI,” El Álbum de la Mujer, 29 de noviembre de 1885, 203.

[18] Como el artículo escrito en París por el filósofo Adolphe Franck, “El destino de la mujer en la sociedad contemporánea,” El Álbum de la Mujer, 30 de septiembre de 1888, 98-99, en el que se posicionaba contra Stuart Mill, contra la emancipación política de las mujeres y contra la igualdad de derechos y oportunidades.

[19] En la sección “Variedades” se compaginaban las noticias de sociedad y moda con información sobre los logros alcanzados por las mujeres en el ámbito intelectual y artístico, como la denuncia del cierre de las clases para las estudiantes de medicina en Odessa (“Variedades. Las escuelas de medicina,” El Álbum de la Mujer, 6 de septiembre de 1885, 99), o la situación de las alumnas en la Universidad de Ginebra (“Variedades. Las mujeres en Suiza,” El Álbum de la Mujer, 25 de abril de 1886, 169).

[20] L. R. I. de N., “La mujer del siglo XIX,” El Álbum de la Mujer, 22 de diciembre de 1889, 199.

[21] Leopolda Gassó y Vidal, “Las artistas españolas en la exposición de 1884,” El Álbum de la Mujer, 8 de noviembre de 1885, 173.

[22] Concepción Gimeno de Flaquer, “Aptitudes de la mujer para las artes I,” El Álbum de la Mujer, 20 de julio de 1884, 30.

[23] Concepción Gimeno de Flaquer, “No hay sexo débil,” El Álbum de la Mujer, 16 de septiembre de 1883, 20.

[24] Concepción Gimeno de Flaquer, “La musa de Lesbos. Safo,” El Álbum de la Mujer, 25 de noviembre de 1883, 178. En este mismo sentido, la escritora parafraseaba al historiador francés Jules Michelet, autor de La Femme (1859): “El artista es un hombre-mujer, ha dicho Michelet”, Concepción Gimeno de Flaquer, “Mujeres de los siglos XV y XVI,” El Álbum de la Mujer, 11 de noviembre de 1883, 148.

[25] Gimeno de Flaquer, “Aptitudes de la mujer para las artes I,” y añade: “Siendo para las artes lo esencial el sentimiento, la mujer cuenta con brillantes facultades para cultivarlas (…) La mujer nace artista, como artista nace el ruiseñor”.

[26] Concepción Gimeno de Flaquer, “Aptitudes de la mujer para las artes (Conclusión),” El Álbum de la Mujer, 3 de agosto de 1884, 58.

[27] Gimeno de Flaquer, “Aptitudes de la mujer para las artes I,” artículo en el que también denuncia el conformismo de algunas mujeres con la deficitaria enseñanza que reciben.

[28] Leopolda Gassó y Vidal, “La mujer artista I,” El Álbum de la Mujer, 6 de diciembre de 1885, 212-213; “La mujer artista III,” El Álbum de la Mujer, 13 de diciembre de 1885, 222.

[29] Balmaseda, “Ecos de Mayo.”

[30] Concepción Gimeno de Flaquer, “La obrera mexicana,” El Álbum de la Mujer, 6 de enero de 1884, 3.

[31] Frente al ideal hegemónico del “ángel del hogar”, abundan los artículos que defienden la necesidad de que las mujeres influyan en el espacio público: “Esto de decir que la mujer está condenada al hogar, es un error muy grande y sólo puede comprenderse en almas de pasiones mezquinas y de un egoísmo sin límites”, Alberto Rodríguez, “La mujer en Costa Rica,” El Álbum de la Mujer, 9 de octubre de 1887, 115.

[32] “Explicación de las ilustraciones. Pintando en la playa,” El Álbum de la Mujer, 30 de diciembre de 1888, 204, 208.

[33] Joaquina Balmaseda expresó su queja porque el jurado de la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1878 no premiase a ninguna de las participantes, reseñando que la presión del público y de la prensa obligó al jurado a rectificar “concediendo premios y menciones a varias señoras”, Balmaseda, “Ecos de Mayo.” Véase también Gassó y Vidal, “Las artistas españolas en la exposición de 1884.”

[34] Gimeno de Flaquer, “La musa de Lesbos. Safo.”

[35] Leopolda Gassó y Vidal, “La mujer artista III”; frente a los estereotipos hegemónicos, la autora apela a la ambición de las mujeres en un momento en que la modestia era considerada una de las principales virtudes femeninas.

[36] Rodríguez, “La mujer en Costa Rica.”

[37] X., “Ana Urrutia de Urmeneta,” El Álbum de la Mujer, 10 de febrero de 1884, 88.

[38] Josefa Pujol de Collado, “Una pintora española,” El Álbum de la Mujer, 2 de agosto de 1885, 43.

[39] Gimeno de Flaquer, “La musa de Lesbos. Safo.”

[40] Entre los artículos que refieren a dichas artistas destacan los siguientes: Gimeno de Flaquer, “Aptitudes de la mujer para las artes”; Gassó y Vidal, “La mujer artista I”; R. de la Huerta, “Mujeres célebres,” El Álbum de la Mujer, 2 de febrero de 1890, 35.

[41] “Rosa Bonheur. Célebre pintora francesa,” El Álbum de la Mujer, 22 de julio de 1888, 32.

[42] X., “Ana Urrutia de Urmeneta.”

[43] Evelio del Monte, “Pintora y literata,” El Álbum de la Mujer, 15 de noviembre de 1883, 183.

[44] En la Sección Española de la exposición se presentaron 70 obras, de las cuales, sólo 3 fueron realizadas por pintoras: Frutas de Adela Ginés y dos pinturas tituladas Frutas y flores de Fernanda Francés, Illustrirter Katalog der Internationale Kunstausstellung im Königl. Glaspalaste in München (München: Verlagsanstalt für Kunst und Wissenschaft, 1883) 190, 195-196.

[45] Pujol de Collado, “Una pintora española.”

[46] Josefa Pujol de Collado, “Antonia de Bañuelos,” El Álbum de la Mujer, 29 de abril de 1888, 138.

[47] El Álbum de la Mujer, 11 de marzo de 1888, 84.

[48] Josefa Pujol de Collado, “María Luisa de la Riba [sic],” El Álbum de la Mujer, 2 de febrero de 1890, 34.

[49] Las dos obras, Flores y frutas y Puesto de flores, pertenecientes al Museo del Prado, fueron presentadas en la Exposición Internacional de Múnich de 1888; Illustrierter Katalog der III Internationalen Kunstausstellung (München: Verlagsanstalt für Kunst und Wissenslhaft, 1888), 117.

[50] “Un puesto de flores en Madrid,” El Álbum de la Mujer, 31 de julio de 1887, 37, 40.

[51] “Doña Felipa Guisasola,” El Álbum de la Mujer, 11 de mayo de 1890, 147

[52] Gassó y Vidal, “Las artistas españolas en la exposición de 1884.” Pese a las demandas de Gassó y de otros críticos coetáneos, ninguna artista fue galardonada en dicha exposición.

[53] Balmaseda, “Ecos de Mayo.”

[54] Antonia Bañuelos logró una Medalla de Segunda clase, mientras Emilia Coranty y Fernanda Francés obtuvieron Medalla de Tercera clase.

[55] Carta de las obreras de la fábrica de Los Aztecas a Concepción Gimeno, “Las obreras mexicanas,” El Socialista, 20 de julio de 1883, 3.

[56] Blas Elizondo, “¡Paso a la mujer!,” El Álbum de la Mujer, 19 de febrero de 1888, 64; el poema, leído en la distribución de premios del Liceo de Niñas de Aguascalientes, animaba a las alumnas a formarse y a desarrollar con éxito los estudios que llevaban a cabo –entre ellos, fundamentos artísticos como Dibujo lineal, de ornamento y de figura o Artes aplicadas–, a fin de alcanzar triunfos profesionales y el reconocimiento social.