RESEÑA
Revista de Historia del Arte, nº 31 (2025): 526-529 eISSN: 2659-5230. https://doi.org/10.46661/atrio.11452
Garone Gravier, Marina
Una Babel sobre el papel. Trazos para una historia de los libros en lenguas indígenas en la Nueva España
Santiago de Chile: Universidad Autónoma de Chile; Sevilla: Enredars, 2024, 317 págs.
ISBN 978-956-417-033-6 y 978-84-09-62451-5
Esta obra reúne nueve textos escogidos de Marina Garone Gravier, pionera en los estudios sobre impresos en lenguas indígenas en América Latina, en especial en México. Estos ensayos son fruto de un trabajo sostenido desde sus estudios doctorales, como nos recuerda la “Presentación” a cargo del Dr. Tesiu Rosas, quien también explica la situación histórica, cultural, tecnológica e intelectual que aborda la investigadora. En efecto, Garone ha logrado desentrañar un tema muy específico sobre la impresión: cómo se llevaron al papel –a través de la imprenta manual, de un tipo móvil– aquellas lenguas que se desconocían. Este hecho constituye un reto técnico y estético, de rigor intelectual y de comprensión gramatical, pues detrás de cada representación gráfica hay una historia de decisiones que, en último caso, recaían en los impresores. Así, los trazos sobre el papel son el producto de procesos que se propician en un contexto histórico de intercambio de productos y de saberes. Y el libro, como objeto y como actividad, pone en el centro ambos conceptos: producto y saber.
La propuesta de Garone se genera en el marco de una academia mexicana que estudia el mundo colonial desde hace décadas, un hecho motivado –creo– por la amplitud (en cantidad y formas) de material documental. Así, las obras que analiza han sido objeto de interés previamente, por ejemplo, de la etnohistoria o de la lingüística misionera, ya sea para la comprensión de las culturas originarias, ya sea para entender la codificación que de sus lenguas hicieron los religiosos. Aunque la labor de Garone se sitúa en estas líneas, aporta el análisis de un nuevo sujeto: el impresor, que había permanecido un tanto en las sombras y que en sus estudios ha adquirido una relevancia mayor al comprender que las condiciones materiales de la imprenta pueden ser cruciales para la codificación de los idiomas vernáculos de América. Además, Garone expone la importancia del contexto comercial, legal y estético, así como el rol de los artesanos en las tareas de la impresión. De ese modo, los actores del proceso editorial van tomando su lugar y la explicación sobre la historia del libro se enriquece, al tiempo que se complejiza.
En el volumen, la organización de los textos muestra los retos de la impresión y de la producción de libros en México y Latinoamérica. Por ello, nos encontramos con cuatro partes en que vemos la coherencia de un planteamiento que incluye análisis locales y particulares, así como reflexiones teóricas y metodológicas más amplias y generales, aplicables, probablemente, a otros desarrollos regionales.
La primera parte, “Introducción a la historia de la cultura impresa en lenguas indígenas de América Latina”, contiene una visión global sobre el asunto. Aquí se encuentra el texto “Cultura impresa en lenguas indígenas: una visión histórica y regional”, que problematiza el rol de la imprenta antigua y de la tipografía en la fijación ortográfica de lenguas americanas, junto con exponer los procesos por los que se llega a esta representación a partir del alfabeto latino. Este escrito también entrega herramientas para abordar la impresión en todo el continente americano y, de ese modo, abre un abanico de posibles estudios. El segundo texto de esta parte es “Kuati’a guaraní: tres momentos de la edición tipográfica del guaraní (siglos XVII, XIX y XXI)” y en él se repasa el tránsito de un modelo puramente europeo a uno más local en la descripción de la lengua guaraní, a partir de un análisis sobre la repercusión que tienen en su escritura los idearios sobre los sonidos indígenas y el conocimiento del alfabeto latino.
La segunda parte del libro, titulada “Producción escrita e impresa en lenguas indígenas de México”, se sitúa en el desarrollo novoshipano que, desde este momento, es central en la exposición. El primer escrito de este apartado, “El Códice Florentino y el diseño de libros en el contexto indígena”, destaca el valor gráfico del libro, asunto que suele obviarse en estudios históricos o literarios. Desde ese principio, la autora examina esta obra de Bernardino de Sahagún y, a propósito de ella, analiza la formación de los indígenas en asuntos de imprenta, en especial en Tlatelolco, la famosa escuela franciscana de educación de élites nahuas. Garone repasa también los conflictos y tensiones que suscita la impresión, hasta dar forma a “una nueva visualidad americana” (p. 111). En tanto, el segundo escrito, que se titula “La tipografía y las lenguas indígenas: estrategias editoriales en la Nueva España”, se centra en las dificultades de la representación escrita de las lenguas de los territorios anexados por los europeos durante los siglos de la expansión y se detiene en las soluciones propuestas para salvar este obstáculo. Así, examina la composición de los libros: las jerarquías tipográficas o la disposición bilingüe, el cuidado de las ediciones y la diversidad de causas que pueden motivar decisiones de impresión. En tanto, el texto “Letras para una lengua indomable. Tipografía y edición colonial en otomí” cierra esta parte y en él se ilustran asuntos como los recién nombrados en relación a la codificación de este idioma de la zona centro-norte de México.
La tercera parte del volumen se refiere a “Algunos usos de los libros en lenguas indígenas”. Se incorporan aquí dos asuntos relevantes sobre las funciones sociales y culturales del libro: la oratoria sagrada y la educación. Hallamos, en primer lugar, “Predicando con el libro en la mano: producción editorial novohispana en lenguas indígenas del norte de México” y en este documento se analiza el libro, por una parte, como objeto de conversión religiosa y, por otra, como registro del conocimiento y de la vida de grupos indígenas. En segundo lugar, encontramos el trabajo “Las cátedras universitarias de lenguas indígenas y la producción editorial en la Nueva España: una aproximación desde la historia del libro”, en el cual la autora examina los materiales didácticos elaborados para apoyar las cátedras y, con ello, aporta a los estudios sobre historia de la educación y del libro.
Por último, la cuarta parte, “Agentes de la edición colonial en lenguas indígenas”, estudia el trabajo de dos impresores que instalaron talleres en la Nueva España. De ese modo, en “Tipografía multilingüe en el siglo XVI: el caso de las ediciones indígenas del impresor Pedro Balli” (inédito) se revisan la labor del cuarto impresor llegado a esas tierras, su rol en el comercio del libro y sus impresos sobre lenguas indígenas. Asimismo, en el escrito “El impresor Diego Fernández de León (1683-1710), pionero de la edición colonial poblana en lenguas indígenas” se estudian asuntos biográficos sobre este personaje, tanto como la edición en Puebla de los Ángeles en relación con los movimientos estético-culturales de aquella ciudad en el siglo XVII.
En síntesis, el trabajo de Garone responde a uno de los más sentidos llamados de la academia actual: la interdisciplina. Ese concepto se pone en práctica en estas líneas, porque la autora analiza un objeto novedoso y porque a partir de su mirada el proceso analítico se complejiza, lo que renueva los estudios sobre la codificación y la impresión de las lenguas de América. Así como heterogénea es la cultura, la forma de estudiar el libro que presenta Garone ofrece varios ángulos, pero siempre con el objetivo de explicar la variedad de factores y causas, propias o ajenas al libro, que incidieron en su producción. Por lo anterior, este volumen es primordial para el análisis de las lenguas indígenas en su devenir interno y en sus procesos de codificación.
Nataly Cancino Cabello
Universidad de la Frontera, Temuco, Chile