
Fig.1. Pedir Limosna para enterrar el cuerpo de Don
Álvaro de Luna. 1884. Manuel Ramírez Ibáñez. Museo Provincial de Jaén.
El pintor Manuel Ramírez Ibáñez
de Bellas
Artes en Roma
María
del Mar Rodríguez
Rodríguez
Universidad de Jaén
El trabajo que se presenta a continuación es el resultado de la
investigación que se ha llevado a cabo acerca de la etapa como pensionado del
pintor Manuel Ramírez Ibáñez en la Academia española de Bellas Artes en Roma. Este
pintor, natural de Arjona (Jaén), estuvo activo en el panorama artístico
nacional e internacional entre 1870 y 1892. Su gran calidad como pintor se vio
recompensada con una pensión de la Diputación de Jaén para continuar sus
estudios en la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid. También
obtuvo la prestigiosa beca que el Ministerio de Asuntos Exteriores, a través de
la Academia de San Fernando de Madrid otorgaba a los artistas más destacados
para completar su formación artística en Roma. Perfecto artista de la segunda
mitad del Ochocientos, cultivará tanto la pintura más académica de historia,
como el costumbrismo no oficial con grandes ventas en el mercado burgués de la Europa
del momento. Su paso por Roma marcará un antes y un después en su pintura.
Palabras clave: Siglo XIX, Roma, Andalucía, pintura decimonónica, pensionados,
Academia española de Bellas Artes en Roma
This work is the result of research that has been carried out on the
stage as a pensioner of the painter Manuel Ramirez Ibanez in the Academia de Bellas Artes de Roma. This painter, born in Arjona (Jaén), was active in the
national and international art scene between 1870 and 1892. His great talent
and high quality as a painter were the reasons why he earned a pension from of
the Diputación de Jaén to
continue his studies at the Escuela Superior de Pintura, Escultura
y Grabado de Madrid. Also, he won the prestigious
scholarship from the Ministerio de Asuntos Exteriores to study at the Academia española
de Roma. He was the perfect artist
of the second half of the nineteenth century, the artist cultivated both academic history painting
as the unofficial painting, with many sales in Europe. His stay in Rome marked
a before and after in his painting.
Keywords: 19th century, Rome,
Andalucia, nineteenth-century
painting, pensioner painters, Academia española de Bellas Artes en Roma
atrio nº 20 | 2014 ISSN: 0214-8293 | pp. 84-97
La historia aún a medio escribir de Manuel Ramírez Ibáñez (1857-1925) es, en realidad, la historia de otros muchos artistas coterráneos que llegaron a Roma en la segunda mitad del siglo XIX y crearon allí su propia escuela española.
El punto de partida en el que nos centramos en este estudio hay que remontarlo al viaje que los artistas, a partir del siglo XVI, soñaban con hacer hasta Italia. El Grand Tour, que había tenido un extraordinario desarrollo desde el siglo XVIII, pasaba por los principales centros culturales italianos, con parada capital en Roma. Este viaje estaba en el centro del ideario romántico y para los artistas españoles del Ochocientos hacerlo realidad era la máxima aspiración de su carrera pictórica. Roma se erigía en el ideal artístico como el lugar donde podían acercarse a las raíces mismas del arte y en el que confluían pintores de todas las escuelas y tendencias. Como ha observado Carolina Brook: “Gli artisti giunti a Roma nel XIX secolo hanno perseguito i medesimi indirizzi di ricerca dei loro predecessori settecenteschi, partecipando alle attività svolte nelle accademie pontificie e diventando parte integrante di quel tessuto eterogeneo e cosmopolita che caratterizzava la città eterna come luogo privilegiato di confluenza delle diverse esperienze europee. “Artisti di Roma”dunque e non semplici“ospiti”1.
Sin embargo, sería un error suponer que la formación romana, mediado el siglo XIX, seguía viéndose como la más conveniente entre sectores cada vez más amplios de la esfera cultural. Según avanzaba el siglo, era común encontrar voces en desacuerdo con la idoneidad de la capital italiana como centro de estudio y formación de artistas, ya que la consideraban una escuela donde el peso de la tradición y el academicismo más puro tenían un arraigo demasiado profundo. Frente a esta realidad, las nuevas tendencias pictóricas y las incipientes Vanguardias encontraron nuevas vías de desarrollo mucho más abiertas y libres a orillas del Sena. Cuando en 1873 se creaba la Academia Española de Bellas Artes en Roma (Real Academia de España en Roma en la actualidad), era imposible pensar que pocos años después la pintura trasladaría a París su capitalidad de la mano de grandes transformaciones, y que la Ciudad Eterna dejaría de ser el primer centro artístico mundial. Carlos Reyero trae a colación un fragmento de La Quimera de Emilia Pardo Bazán, donde se recoge la extendida y negativa consideración que en determinados círculos culturales existía sobre la capital italiana y la citada institución académica. Una crítica que se cimentaba en la temática, la técnica y el estilo de las obras que los pensionados enviaban a España, siendo estimadas piezas pasadas de moda al igual que los métodos de enseñanza que se utilizaban2.
Sin embargo, como adelantábamos, a pesar de que a lo largo del Ochocientos París se erigiera como la capital mundial del arte y destronase así a la Ciudad Eterna, fueron muchos los artistas que, durante todo el siglo, siguieron acudiendo a Roma atraídos por la magnitud que la tradición artística había tenido y aún conservaba la Urbe3. Alfredo Escobar y Ramírez (1854 -1949) político, periodista y escritor, en una crítica a la Exposición Universal de París de 1878, publicada en La Ilustración española y americana, hacía una interesante reflexión sobre lo que seguía significando Roma para la formación de los jóvenes artistas:
En la capital del orbe antiguo, rodeado el artista de las obras maestras de la antigüedad, respirando el mismo ambiente que respiraron los grandes genios de Italia, parece que su inteligencia debe elevarse y su facultad engrandecerse hasta sentir lo mismo que los maestros sintieron. (...) Roma sigue siendo el templo del arte; París su mercado. En Roma se pinta por pintar: en París por vender. El arte sublime que se siente en Roma, en París se manufactura. Roma y París han sido las escuelas de nuestros modernos artistas4.
Manuel Ramírez Ibáñez encarna una de las mejores figuras de la pintura andaluza decimonónica. Pese a haber sido un pintor de primer orden en el panorama artístico español y de la incuestionable notabilidad de su pintura, las investigaciones y estudios centrados en su figura no son muy abundantes5; incluso podemos hablar del olvido al que ha sido relegado, al igual que ha ocurrido con otros tantos pintores andaluces pensionados en Roma6. Nacido en la localidad de Arjona (Jaén) en 1857, en el seno de una familia humilde, desde muy temprana edad, y sin contar con las enseñanzas de ningún maestro, destacó enormemente por sus dotes para la pintura. Con catorce años se presentó a la Exposición de Madrid de Bellas Artes, con un cuadro de pequeño formato y que había sido realizado sin las directrices de ningún profesor. Sus cualidades para la pintura quedaron de manifiesto al serle concedida una medalla de plata “obra que tanta sorpresa causó al gran Madrazo que se le hizo increíble que aquel niño fuese su autor”7.
Sus tempranas y reconocidas dotes para la pintura le
garantizaron una beca de la Diputación de Jaén
para estudiar en la capital española, en el mejor centro de formación
artística del momento, la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado de
Madrid. Un interesante documento del
archivo de la Diputación giennense emitido por otro pintor, Manuel Fernández
Carpio, que en 1873 solicitaba una beca para
estudiar en la Academia
madrileña, evidencia la pensión que ya disfrutaban en ese año otros artistas
de la ciudad, entre los que
aparece y se constata la de Manuel Ramírez Ibáñez. Fernández Carpio ya había
intentado obtener dicha pensión
en varias ocasiones, obteniendo una evasiva
por parte de la Diputación que apelaba a que le sería
otorgada cuando quedase libre la única plaza de pensionado que en ese momento
la institución condedía en Madrid. Parece ser que finalmente la Diputación
resolvió la pensión a favor de Manuel Ramírez Ibáñez, por lo que Fernández
Carpio reclamaba con esta misiva lo que anteriormente se le había prometido8.
Del paso de Manuel Ramírez
Ibáñez por la Escuela de la Real Academia de San
Fernando de Madrid ha
quedado escasa documentación. En el archivo
de la Facultad de Bellas Artes
de la Universidad Complutense,
donde se conserva
una parte importante de los fondos documentales de la Academia, en concreto los referentes a la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado, entre los libros de matrícula, en
el correspondiente al curso 1872-1873 aparece matriculado: “Ramírez é Ybañez Manuel, natural de Arjona (Jaén), inscrito en las siguientes clases y con la siguiente calificación: Colorido,
calificación: Medalla.
Natural, calificación: Medalla. Antiguo
y Nuevo, calificación: Accesit. Modelado Antiguo, calificación: Aprobado. Anatomia, calificación: No consta.”9
No se ha localizado su matrícula en los años siguientes, aunque sabemos que siguió su formación en la Academia madrileña bajo las enseñanzas de Federico Madrazo10. El estilo de su pintura responde a las pautas que desde San Fernando por un lado, y desde el mercado artístico por otro, se impusieron a los pintores de este siglo11. Para alcanzar la fama y el éxito comercial tuvieron que ceñirse a las directrices que academias y compradores, respectivamente, demandaban, dando lugar así a la doble vertiente de la pintura decimonónica: la oficial y la que se comercializaba, como veremos más adelante12.
Tradicionalmente, las diferentes publicaciones acerca del pintor de Arjona, lo han considerado como un artista becado en Roma por la Diputación giennense, pero no es así13; su estancia italiana fue subvencionada por el órgano de mayor prestigio, el Ministerio de Asuntos Exteriores, a través de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. La documentación que para este trabajo se ha recopilado en el archivo de la Academia española de Roma, corrobora el verdadero origen de su pensión italiana14. Entre todos los pintores andaluces que llegaron a la Urbe en el último tercio del Ochocientos, sólo siete de ellos fueron pensionados de la Real Academia de España en Roma, lo cuál evidencia su gran talla. El primero de ellos es Manuel Ramírez Ibáñez, después le siguieron José Moreno Carbonero, Antonio Muñoz Degrain, José Garnelo Alda, Enrique Simonet, Salvador Viniegra y César Álvarez Dumont15.

Fig.2. Pedir Limosna para enterrar el cuerpo de Don
Álvaro de Luna. 1884. Manuel Ramírez Ibáñez. Museo Provincial de Jaén.
El grupo de artistas españoles que estuvieron en Roma, sobre todo a partir de la segunda mitad del XIX, era el más numeroso de entre las colonias de artistas extranjeros llegados desde todas las partes del mundo16. Encontramos una diferencia fundamental entre los artistas de la primera generación y los de la segunda; los primeros españoles llegados a Roma se formaron bajo los postulados estéticos puristas de los Nazarenos, así se acercaron a Overbeck, Minardi y a los grandes maestros italianos. La siguiente generación, de la que forma parte Manuel Ramírez Ibáñez, prefirió trabajar en los talleres de sus compatriotas ya consagrados: Mariano Fortuny, Eduardo Rosales, José Villegas, Enrique Serra, José Benlliure o Salvador Viniegra; esto era debido al éxito que la primera generación había tenido y a la gran cantidad de ventas que consechaban en el mercado europeo17.
Cuando Manuel Ramírez Ibáñez llegó a Roma en el panorama artístico italiano convivían diferentes tendencias pictóricas, desde las más clásicas y académicas, a las innovaciones más vanguardistas. Por un lado estaba la corriente purista italiana, una especie de vuelta a la pureza de los primitivos pintores de la península transalpina, muy idealista, surgida tras el influjo de los Nazarenos; también tenía gran fuerza el Neoclasicismo influenciado por el francés Ingres y promovido desde las academias; por otra parte gozaba de notable vitalidad la corriente del Realismo histórico, y también la pintura romántica. Como tendencia rompedora y opuesta al Academicismo y al Romanticismo, desde Florencia se introdujeron los Macchiaioli, un grupo de pintores que habían viajado por Italia y Europa, y que componían a base de “macchia” (mancha) a partir de 185618. De la situación artística italiana se hizo eco el crítico romano Ugo Ojetti (1871-1946), que contrapuso Academia e innovación en el suelo de la todavía considerada cuna del arte por la mayor parte de los artistas europeos19. De todas estas tendencias fueron receptores los pintores españoles de la generación de Ramírez Ibáñez. La Escuela Española en Roma se caracterizó por la búsqueda siempre constante de la novedad temática y el anecdotismo, la minuciosa pincelada detallista y, sobre todo, por la gran luminosidad.
En 1873, bajo el gobierno de Castellar se fundó la Academia de Bellas Artes en Roma20. La nueva institución dependía del Ministerio de Estado, aunque estaba bajo asesoramiento directo de la Academia de San Fernando21. Tras pensar en varios emplazamientos, finalmente se ubicó en el monte Gianicolo, junto a la iglesia y convento franciscanos de San Pietro in Montorio. No fue hasta 1879 cuando dieron comienzo las obras de acondicionamiento del convento para adaptarlo a las necesidades de la Academia.
La estancia de Manuel Ramírez Ibáñez en Roma se corresponde con los primeros años de creación de la Academia española. Por lo tanto, pertenece a la promoción de pensionados que vivieron entre la legación española y los pisos alquilados por grupos de artistas. La ausencia de la sede oficial definitiva será fundamental para entender la falta de documentación relativa a la actividad artística del pintor en el seno de la Academia. Una vez que la institución se instaló en San Pietro in Montorio, comenzó a generarse de manera sistemática toda la documentación que derivaba del normal desarrollo de la vida en la misma. A partir de estos años, por ejemplo, a cada artista pensionado se le abría un expediente en el que conservaban los documentos relativos a su presencia en la institución: matrícula de clases, asistencias, logros obtenidos, cartas de peticiones, premios y reconocimientos, comportamiento, etc. Sin embargo, dada la situación de los primeros años, y con la lógica dificultad que supondría que todo empezase a funcionar correctamente, tuvo que pasar algún tiempo hasta que se estableció un control administrativo de la documentación. Por otro lado, el traslado de una sede a otra, y el cambio de dirección y secretariado, conllevó a la pérdida de parte de la documentación de los primeros años. Por ello, desafortunadamente, Manuel Ramírez no tiene un expediente propio en los fondos de archivo de la Academia.
Aún careciendo de expediente propio, entre la documentación variada de los primeros años de andadura del centro, hemos localizado algunos documentos muy interesantes y reveladores que nos aportan algunas pinceladas claves del paso de Ramírez Ibáñez, y que por primera vez salen a la luz. Esta documentación proviene de varias carpetas de Comunicaciones Oficiales y Oficios, correspondientes a los años 1879, 1880, 1881, 1882, 1883 y 1884, en las que encontramos las comunicaciones entre la Academia de Roma con la de San Fernando de Madrid. También se han manejado los informes personales del director de la Academia durante la estancia de Manuel Ramírez, Vicente Palmaroli, entre los cuales emerge en ocasiones la figura del artista.
La figura de Ramírez Ibáñez aparece en diferentes informes entre los años 1879 y 1884, pudiendo de esta manera corroborar que el periodo exacto de su estancia romana se correspondió con este lustro. Los documentos de los primeros años (1879-1881) se corresponden a los trámites de concesión de la beca. En el apéndice documental de este estudio se transcriben algunos fragmentos o legajos completos, según proceda. Se conforma de este modo un conjunto de siete documentos que aportan interesantes datos sobre la beca romana del pintor giennense:
En primer lugar se presenta una carta dirigida a Manuel Ramírez, en la que se certifica la concesión de una pensión de número por la Sección de Pintura, con una retribución anual de 4.000 liras italianas. Así mismo, documentamos la concesión el 16 de mayo de 1879, y la toma de posesión el 7 de Julio de 1879. El segundo documento es una carta entre las instituciones implicadas: Academia española de Roma y San Fernando, en el que se aportan más datos acerca del nombramiento de otros pensionados de la misma promoción de Ramírez: por la pintura Eugenio Olivar Rodrigo y por arquitectura Juan Monserrat y Verges. Un tercer documento, fechado en 1881, recoge una interesante información sobre Manuel Ramírez como uno de los beneficiarios de un premio por la calidad de su obra, constatando de esta manera el reconocimiento del que ya disfrutaba el pintor. Del mismo año que el anterior, 1881, se transcribe la carta del envío realizado por Ramírez Ibáñez, junto a otros pintores, de la obra convenida con el Centro español. También se cita que las obras fueron llevadas a los salones de la Exposición Nacional de 1881, y que la pieza del pintor giennense obtuvo una calificación honorífica por unanimidad del jurado.
La documentación que sigue se corresponde a los últimos cursos de la estancia del pintor, en esta encontramos cuáles fueron sus últimos trabajos en la Academia, así como las subvenciones económicas que recibió por sus méritos. El quinto documento que se presenta es un informe de 1883, en el que el rey Alfonso XII autoriza a dar una subvención entre 100 y 400 liras a Manuel Ramírez así como a otro artista pensionado: Eugenio Oliva, por ser pintores de Historia, estar en su última obra y haber enviado la memoria correspondiente al final de la estancia. A continuación, encontramos un informe de 1884 que se refiere al tribunal de la Academia de San Fernando, encargado de calificar las obras enviadas a Madrid por los pensionados. En él se expone cómo estas pinturas fueron trasladadas a los salones de la Exposición Nacional celebrada en Madrid de 1884, se menciona que entre las de último año está Pedir Limosna para Don Álvaro de Luna de Ramírez Ibáñez, al que le correspondió nuevamente por unanimidad calificación honorífica.
La última referencia al pintor giennense la encontramos en data del 30 de Junio de 1884, y recoge la disposición del rey para que se le pagasen 500 liras italianas por realización de su última obra como pensionado. De esta manera se documenta el final del Grand Tour italiano para Manuel Ramírez Ibáñez. El paso del pintor por Roma quedará fuertemente reflejado en su obra. La Ciudad Eterna y lo que allí vio y aprendió, marcaron eternamente su pintura pudiendo establecerse en sus trabajos un antes y un después de la estancia. Su pintura evolucionó desde postulados plenamente académicos y clásicos, hacia nuevas vías mucho más expresivas y libres, sin perder jamás de fondo su formación institucional.

Fig.2. Té en Venecia. Manuel Ramírez Ibáñez.
ca. 1883. Colección particular.
El último envío desde Italia, Pedir Limosna para enterrar el cuerpo de Don Álvaro de Luna le valió, como hemos visto, una calificación honorífica por parte de los académicos madrileños. Esta obra propiedad del Museo del Prado, desde 2006 se encuentra en depósito en el Museo Provincial de Jaén. El lienzo de gran formato (3,65 x 3 m), es una pintura de historia que recupera la temática medieval en torno a un épico episodio ocurrido a Álvaro de Luna, condestable del rey Juan II de Castilla. El cual, tras enfrentarse con la nobleza aragonesa, fue desposeído de todos sus bienes y ejecutado públicamente, finalmente su cuerpo decapitado fue enterrado gracias a las limosnas del pueblo. Este es el momento de la historia que representa el pintor, poniendo la nota principal en la grandeza del acontecimiento. En cuanto al estilo, destaca por la corrección dibujística y el uso del color luminoso, así como por el preciosismo realista propio de la pintura de historia de las últimas décadas del siglo XIX.
La pintura de historia es el centro sobre el que se vertebra la pintura académica decimonónica. Género oficial de Academias y Estado, proliferó enormemente en la pintura española de la segunda mitad del siglo al compás que la corriente pictórica oficialista marcaba. Ramírez Ibáñez, como cualquier pintor que quisiese tener éxito y reconocimiento en las Exposiciones Nacionales22, o ser pensionado debía participar de la pintura de historia obligatoriamente23. La idoneidad de los temas históricos que exaltaban los grandes acontecimientos del lugar, y las connotaciones políticas y morales que indudablemente contenían, y la ostentosidad y grandeza del formato de las obras, apoyaban perfectamente el discurso oficial que los organismos públicos querían mostrar. Por ello, la pintura de historia puede considerarse la pintura oficial del Estado. En el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares (Madrid), se conservan los fondos documentales de las Exposiciones Nacionales decimonónicas. Entre todos los expedientes, localizamos la presencia de Ramírez Ibáñez en notables ocasiones, concretamente resulta muy interesante este documento generado tras la Exposición Nacional de Madrid 1884, donde se recogen los envíos de los pensionados de Roma a dicha muestra. En el apéndice documental, el Documento octavo, refleja un fragmento de un legajo que sanciona perfectamente la oficialidad de la pintura de historia, como venimos hablando.
Manuel Ramírez cultivó continuos éxitos como pintor de historia, una de sus primeras obras es la Muerte de Francisco Pizarro, de 1877. Un lienzo de gran formato (1,51 x 2 m) en el que se representa el asesinato de este conquistador por manos de sus rivales. Con esta pintura, el mismo año, se presentó en la Exposición Nacional de París24. Es una obra temprana, previa a su paso por Roma, en la que se nos muestra como un pintor mucho más académico y tradicional. El gran peso del dibujo o el clasicista esquema compositivo lo evidencian. Actualmente se encuentra en el Museo del Ejército de Madrid25. Comparativamente Don Álvaro de Luna revela una evolución técnica en cuanto a la pincelada mucho más libre y suelta, o los efectos lumínicos del color adquiridos en Italia. El Baño Pompeyano es otra de sus obras de la etapa italiana, cuadro que ha sido considerado como representativo del más puro ideal académico26, en cuanto a su forma de pinceladas suaves, composición equilibrada; como a su fondo clásico, representando dos desnudos femeninos. Esta obra se encuentra actualmente en el Museo de Bellas Artes de Badajoz. El pintor siguió cultivando el género de historia, con un estilo más rico aprendido en Italia en obras como La Batalla de Otumba de 1887 o la exquisita y preciosista Noche triste de Hernán Cortés, de 1890.
Sin embargo, sin lugar a dudas el mejor Ramírez Ibáñez se muestra en la pintura no oficial. A pesar de la creencia opuesta, la pintura extraoficial es la más numerosa, más importante y característica de la Escuela española en Roma27. Es con ella con la que los pintores tenían éxito comercial y grandes ventas, por lo tanto es la que más practicaban. Los encargos oficiales eran pocos en comparación con el mercado que ofrecía el coleccionismo europeo, entusiasmado con la pintura de estos españoles. La burguesía europea demandaba obras de menor formato, mucho más accesibles y de temas más intrascendentes para decorar y amenizar sus salones, en este sentido cobra todo su valor la pintura costumbrista y el paisaje. El pintor francés Meissonier ya había inventado el género denominado “casacas” con el que designaba las representaciones de escenas cortesanas ambientadas en los ricos salones aristocráticos de la época Luis XIV. Este tipo de representaciones tuvo un éxito comercial sin comparación ya que supieron incidir perfectamente en el gusto de la nueva burguesía ottocentesca, deseosa de adquirir escenas muy suntuosas con reminiscencias aristocráticas para que la decoración de sus ricas viviendas las acercase un poco más a ser auténticos palacios. Fortuny encontró el modo de canalizar el gusto de este mercado hacia su pintura, por tanto fue el referente fundamental para la Escuela española de Roma; fiel seguidora de la pintura de Fortuny, ganándose de esta manera a los compradores ávidos de escenas y personajes sacados del tipicismo español tan arraigado en el ideario europeo. A Manuel Ramírez lo encontramos pintando escenas costumbristas de toreros con trajes dorados, rodeados de mujeres que bailan, en mitad de un paisaje con vistas a ciudades que se desdibujan en el horizonte; tratados con una pincelada muy fluida y suelta, como no lo hemos visto antes. Es muy difícil cuantificar estas obras o seguir su paradero, ya que se vendían en el mercado europeo rápidamente y de manera privada, no oficial.
Paisaje y costumbrismo van a estar estrechamente vinculados en la pintura de Manuel Ramírez Ibáñez28. Los viajes que los pensionados hacían por Italia fueron las fuentes principales de inspiración para su obra, se pusieron especialmente de moda las vedute venecianas. Es destacable la sensibilidad de los pintores de la Escuela española para captar la luz en sus paisajes y vistas italianos, la pincelada suelta y la tendencia realista que siguen. Sin embargo, en esta Escuela no es habitual la representación de un paisaje per se, sino que se introduce una escena costumbrista en la obra29. En estas composiciones Ramírez Ibáñez se muestra mucho más libre que en la pintura de historia; la perfección dibujística característica de ésta se pierde en favor de una pincelada mucho más suelta y libre que confiere a las obras un carácter más expresivo. Sus paisajes son vibrantes, debido al magistral uso de la luz y del color que emplea. En este ámbito apreciamos especial influencia de la pintura de los macchiaioli, de Fortuny y de Villegas. Para finalizar este estudio, destacaremos sus paisajes venecianos, donde el color y la luz de la ciudad impregna las retinas de un modo destellante, como si a través de la pintura nos asomásemos a una ventana que nos devuelve lo que admiró aquella Escuela española de Roma, a la que Manuel Ramírez Ibáñez pertenece.
Apéndice Documental
“Nombramiento
del Sr Ramirez é Ibañez,
pensionado de Nº por pintura. Con fecha 16 de Mayo de
1879 Tomó posesion el 7 de Julio de 1879.
Ministerio de Estado. Dirección de
Asuntos Administrativos y Contabilidad.
Conformandome con lo
propuesto por el Jurado competente y usando de las facultades que me confiere
el artº 6 del
Reglamento; he nombrado á V. pensionado de número por la Seccion
de Pintura de Historia de la Academia Española
de Bellas Artes
en Roma con el haber
anual de #3.000#
liras y #1.000#
liras mas para gastos de estudio y habitación, según lo prescrito en el artº 27 del indicado Reglamento. Lo que digo á V para su conocimiento y
sasisfaccion.
Dios guarde á V muchos
años Madrid 14 de Mayo de 1879. (Firma). A Don Manuel Ramirez é Ybañez”
Archivo de la Academia española de
Bellas Artes en Roma. III. Comunicaciones oficiales y oficios (1879) III-7
(Caja 86) Legajo133.
“Con fecha 2 de Junio de 1879.
Delegación de España en Italia. Nº 31.
Sobre haber sido nombrados pensionados de Nº por
la pintura: D. Manuel Ramírez, ibañez; y D. Eugenio
Olivar Rodrigo. Por la arquitectura
D. Juan Monserrat y Verges. Muy señor mio:
De orden del Señor Ministro de Estado comunicada en oficio nº 93, de 16 del mes pasado, me apresuro á informar
á V. S. que ha nombrado
con la indicada fecha pensionados de número por la seccion de pintura de esta Academia
á Don Manuel
Ramirez é Ybañez y á Don Eugenio
Oliva y Rodrigo, y por la seccion de arquitectura á Don Juan Monserrat y Vergés;
con el haber anual que señala el Reglamento vigente. Dios guarde
a V. S. muchos
años. Roma 2 de Junio de 1879.
Conde de Coello
(Firma) Señor Director de la Academia Española de Bellas Artes en Roma.”
Archivo de la Academia española de
Bellas Artes en Roma. III. Comunicaciones oficiales y oficios (1879) III-7
(Caja 86) Legajo 136.
“Fecha 19 de Octubre de 1881. Que se paguen los premios a ocho pensionados
que en ella se indican. El Excmo. Señor Ministro de Estado me dice en Real
Orden nº 187, de lo del corriente lo que sigue:
Enterado el Rey (q. D. g.) de la comunicación del Director de la Academia de
Bellas Artes, que remite V. S. con
su Despacho de 18 de Setiembre último, y en vista de lo dispuesto en el articulo 73 del reglamento de aquella corporacion, S. M. accediendo á lo
propuesto, ha tenido á bien autorizar la concesión de
los ocho premios de á 500,, liras cada uno para los pensionados Sñs. Amador
de los Rios, Rabanal, Zarbala y Gallardo, Chopez, Ramirez, Vera, Sanmartí y Figueroa,
cuyo importe se abonará con cargo á los Fondos de
esos lugares Pios en la forma de costumbre. Dios
guarde á Vd muchos años Roma 19 de Octubre de 1881 C.
del Mazo Al Director de la Academia de Bellas
Artes”
Archivo de la Academia española de
Bellas Artes en Roma. III. Comunicaciones oficiales y oficios (1879) III-9
(Caja 86) Legajo 183.
“Jurado para calificar los trabajos de los pensionados en la Academia de
Bellas Artes en Roma. = Sesion del dia 28 de Mayo 1881
= Reunido el Jurado en el local de la exposicion
general de Bellas Artes, en cuyo local y en sitio separado al efecto, se espusieron las obras que constituyen los envios reglamentarios de los pensionados por la pintura de historia y despues
de un detenido examen de las obras, acordó por unanimidad de votos y
cumplimentando el articulo 74 del reglamento las
calificaciones siguientes. Cuadro del Sr. D.
Alejo Vera envio
de primer año Una escena en las catacumbas = calificacion
honorifica = Cuadro del S. D. Manuel Ramirez, envio de primer año, calificacion honórifica = El Baño Pompeyano Cuadro
del Sr. D. Eugenio
Oliva = Viriato
envio de primer
año. La de haber satisfecho las obligaciones
reglamentarias Envio de segundo año = Un carton, que
representa la destrucción de Numancia calificacion
honorífica. = El Jurado no ha creido conveniente el
calificar el cuadro del tercer año del Sr. D.
Alejo Vera porque no habiendo
concebido todavia su pension
no ha presentado la memoria de que habla el articulo 55 = Despues
de esto sedio por terminada el acta. Madrid 28 de
Mayo de 1881. El Presidente, Fedº de Madrazo = El
secretario, Manuel Dominguez. Es copia (Firma)
Archivo de la Academia española de
Bellas Artes en Roma. III. Comunicaciones oficiales y oficios (1879) III-9
(Caja 86) Legajo 169.
“El Excmo. Señor Ministro de Estado me dice, de Real Órden
Nº120 del II del mes actual, lo que sigue: “Hube dado cuenta al Rey (q. D. g.)
del Despacho de N. S. del veinte y dos de Junio último, y de la comunicacion documentada que acompaña del Director de esa
Academia de Bellas Artes, y en vista de cuanto en la misma se propone, S. M. ha
tenido á bien disponer lo siguiente: 1º que pueda
concederse á los pensionados Don Manuel Ramirez y Don Eugenio Oliva la subvencion
que autoriza el articulo 6y del Reglamento para los pintores de historia en su último cuadro; pero estableciéndose
la escala de ciento á cuatrocientas liras y á
juicio del Director, deberá precisarse por el mismo la cantidad que á cada uno le pueda corresponder dentro de lo establecido. (…) De Real Orden lo digo á V.S. para su conocimiento y el del Director de la Academia para los efectos espresados; advirtiendo que se ha recibido en este Ministerio la caja que contenia un Diploma
y demás trabajos del pensionado
por la musica Señor Breton, y que el pensionado Don Manuel Ramirez ha entregado la memoria correspondiente al
término de su pension titulada (ilegible) artística venciana.” Lo
que traslado á U. para su conocimiento y efectos oportunos, debiendo tener muy
presente cuanto en la misma Real Órden
se preceptiva. Dios guarde a V. muchos
años. Roma 21 de Julio de 1883 (Firma C.
del Mazo) Señor Director de la Academia
española de Bellas Artes en Roma.”
Archivo de la Academia española de
Bellas Artes en Roma. III. Comunicaciones oficiales y oficios (1879) III-11
(Caja 86) Legajo 240.
“Tribunal Artistico de Academia Española de
Bellas Artes en Roma = PresidenteExcmo. Sõr Don Carlos Luis
de Rivera = Vocales Excmo. Sõr Don Federico de Madrazo = Excmo. Sõr
Don Carlos de Haes Sõr Don
Benito Soriano Murillo = Sõr Don Domingo Martinez = Sõr Don Pablo Gonzalez = Sõr Don German Hernandez = Secretario Excmo. Sõr
Don José Casado del Alisal. Pintura de historia Acta única de la sesion celebrada por este Tribunal
para calificar los envios de los Pensionados
en Roma para la cita de la Academia. (...) Despues se
trasladó el tribunal á los salones donde se hallaban
los cuadros á envios del último año, mandados por los
pensionados; Sõr Don Manuel ramirez,
asunto Pedir limosna para enterrar el cuerpo de Don / Álvaro de Luna = Señor
Don Eugenio Oliva asunto Cervantes en sus últimos dias
escribe / la dedicatoria al Conde de Lemur = Señor Don José Moreno Carbonero
asunto Conversion del Duque de Gandia
= Señor Don Antonio Muñoz Degrain, asunto los amantes
de Teruel. Á su vista acordó el Tribunal por unanimidad cal ficacion honorifica para cada uno de ellos en vista de que
el reglamento de la Academia Española de Bellas Artes en Roma no se autoriza
premiar de otra manera el mérito de sus pensionados.”
Archivo de la Academia
española de Bellas
Artes en Roma.
III. Comunicaciones oficiales y oficios (1879)
III-12(Caja 86).Embajada de España cerca
de la Santa Sede.
(...) “asi mismo las subvenciones de quinientas
liras respectivamente á los señores Don Manuel Ramirez, Don Eugenio Oliva, Don Jose
Moreno Carbonero y Don Antonio Muñoz Degrain. Por
haber merecido igual calificacion los trabajos de
ultimo año de estos pensionados.”
Archivo de la Academia española de
Bellas Artes en Roma. III. III. Comunicaciones oficiales y oficios (1879)
III-12. (Caja 86). 30 de Junio de 1884.
«Instrucción pública. Bellas Artes. Al director general de Instrucción Publica. Madrid 29 de Junio de 1884. Excelentisimo
señor. En virtud de lo que dispone el art. 27 del reglamento de Exposiciones
nacionales de Bellas artes,
S.M. El Rey (q. D. g.) ha tenido á bien disponer
que se adquieran con destino al Museo nacional de pintura las obras siguientes;
“Pedir limosna para enterrar á D. Alvaro
de Luna” cuadro de D. Manuel Ramirez premiado con medalla de segunda clase en la actuañ Exposicion y tasado en
cuatro mil pesetas...»
(… )«Exmo. Señor. El Rey (que Dios guarde)
tomando en consideración la propuesta oficial que con arreglo al Articulo y del
Reglamento de la Academia Española de Bellas Artes en Roma ha elevado el Jurado
artistico que ha calificado los envios
de ultimo año de los pensionados de dicha Academia, ha tenido á bien disponer recomienda
á V.E la
adquisicion de las obras siguientes que se consideran
dignas de tal distincion: Pintura: “Los amantes de Teruel” de Don Antonio Muñoz Degrain. “La conversion de San Francisco
de Borja” de Don Jose Moreno Carbonero. “Entierro de Don Alvaro de Luna”, de Don Manuel Ramirez.
“Ultimo escrito de Cervantes”, de Don Eugenio Oliva. Escultura. Primer grito de
la Independencia”, de Don Medardo Sanmarti.De Real
Orden lo digo á V.E para ser conveniente y efectos
consiguientes. Dios guarde a V.E muchos años. Madrid 27 de Junio de 1884.
(firma) Ministro de Fomento».
Archivo General de la
Administración. Inventario (05) 001.004 Caja 31/6823 Legajo 6810/ 2ª parte. Exposicion de 1884. Minutas de adquisición.
1.
BROOK, C., “Storia di una presenza: gli artisti spagnoli a Roma nella prima
mettà dell´Ottocento”, Ricerche di Storia dell´Arte, 68,
Roma, 1999, pág. 17.
2.
“¿Te has fijado
en los envíos de Roma?
Esa Roma –lo estaba diciendo
Ruiz Agudo, el de La Península– es el estragamiento de la poca espontaneidad que podrían
tener los muchachos. Allí se aprende a imitar... imitaciones. Ambiente europeo no ha vuelto
a respirarse allí desde el siglo XVIII.
Convencionalismos, la eterna ciocciara, la cabeza de estudio melenuda, rehacer a Serra y sus paisajes melancólicos, de malaria, con paludismos verdes
y un ara rota, como gran alarde
de modernismo. Ruiz Agudo
está furioso: dice que en el periódico va a pegarles
a todos, a la Academia, a su Director, al Gobierno, para que se convenzan de que
hoy la pintura debe estudiarse en Londres y en París
y en Berlín... y dentro
de poco en Chicago. Sí,
señor: en Chicago, entre tocineros”, REYERO,
C., Roma: mito, modernidad y vanguardia: pintores pensionados de la Academia
de España, 1900-1936, Madrid,
1998.
3.
Sobre la renovación de la capital
artística en el Siglo XIX encontramos numerosas referencias bibliográficas. Caben
destacar: GÁLLEGO, J., “La escuela
española en París en el siglo XIX”, en El arte del siglo XIX. II Congreso
Español de Historia
del Arte, Tomo II,
Valladolid, Comité Español
de Historia del Arte, 1978 y VVAA, Roma y el ideal académico: la pintura en la Academia
Española de Roma: 1873-1903, Madrid,
Dirección general de patrimonio cultural, 1992.
4.
ESCOBAR, A., “La exposición Universal de París”, en Ilustración
española y americana, 21, año XXII, Madrid, 1878, pág. 367.
5.
La pintura decimonónica jienense
carece aún de un estudio
unitario y completo sobre este peridodo, trabajo
que sí ha sido realizado en otras ciudades andaluzas como: CAPARRÓS MASEGOSA,
L, La Pintura Almeriense durante la época de la Restauración, 1875-1931, Granada, Universidad de Granada, 1997 o la tesis
doctoral de SANTOS
MORENO, M. D., Pintura del siglo
XIX en Granada. Arte y Sociedad, Granada, 1997.
6.
Los estudios más relevantes sobre la figura
de Manuel Ramírez
Ibáñez son por un lado su aparición en los diccionarios biográficos del siglo XIX: CUENCA,
F., Museo de Pintores y Escultores andaluces
contemporáneos, La Habana, Imprenta
de Rambla, Bouza y CA. Pí y Margall, 1923 y OSSORIO
Y BENARD, M., Galería biográfica de artistas españoles del s. XIX, Madrid, Giner,
1975. Y fundamentalmente los trabajos que
profundizan más en su figura:
BARBERÁN, C., “Escritores y Artistas. Manuel Ramírez”, en Don Lope de Sosa, 103,
año IX, Jaén,
1921, págs. 195-197;
GALERA ANDREU, P., “Arte
en Jaén”, en: VVAA, Historia de Jaén,
Jaén, Diputación Provincial Colegio Universitario de Jaén, 1982, págs. 537-708;
EISMAN LASAGA, C. “Contribución al estudio de Manuel Ramírez
Ibáñez”, Revista de la Facultad
de Humanidades de Jaén, 2,
volumen 2, Jaén,
1993, págs. 77-85;
VIRIBAY ABAD, M., “Aspectos de la pintura
giennense”, en En la Tierra
del Santo Rostro, Jaén, Obispado de Jaén y Cajasur, 2000, págs. 71-99.
7.
BARBERÁN, C., “Escritores y Artistas. Manuel
Ramírez”, en Don Lope de Sosa, 103, año IX, Jaén, 1921, pág. 195. Como “gran Madrazo”
se refiere a Federico
de Madrazo, uno de los más reputados académicos madrileños de estos años.
8.
“(…) una pensión con el fin de que continuara mis estudios pictóricos en Madrid para cuando vacase
la que disfrutaba y disfruta
por igual concepto
Don Pedro Rodríguez. Después
de esto, Excmo. Señor, se ha concedido
otra pensión a Don Manuel Ramírez con el mismo objetivo (...)”.
Archivo de Diputación Provincial de Jaén. Legajo 2262/103.1873.
9.
Archivo de la Facultad
de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Caja 174. Carpeta
174-2. Documento: “Escuela
especial de Pintura
Escultura y Grabado. Matrículas de los cursos 1872 á 1873, 73 á 74, 74 á 75, 75 á 76 y 76-77”.
10.
Todas las investigaciones sobre
la vida del pintor concluyen que éste se formó en la Academia
madrileña bajo las doctrinas de Federico Madrazo.
11.
Acerca de el papel
que desempeñó la Academia madrileña destaca: CALVO
SERRALLER, F., Las Academias de Arte, pasado
y presente, Madrid,
Cátedra, 1982 o BÉDAT, C., La Real Academia
de Bellas Artes
de San Fernando (1744-1808), Madrid,
Fundación Universitaria Española, 1989.
12.
Sobre la pintura española
del siglo XIX se ha trabajado con: GÓMEZ MORENO,
M. E., Pintura y Escultura española
del siglo XIX. Summa Artis, Vol. XXXV, Madrid, Espasa Calvé, 1993;
ARIAS DE COSSÍO,
A. M., La pintura
del siglo XIX en España, Madrid, Vicens-Vivens, 1989 y REYERO, C. y FREIXA,
M., Pintura y escultura en
España, 1800-1910, Madrid, Cátedra, 2005.
13.
En un reciente artículo
el artista y estudioso jienense
Miguel Viribay, hace referencia al error que supone atribuir
la pensión de Manuel Ramírez
Ibáñez a la Diputación de Jaén: “sin reparar en la diferencia que supone ser pensionado a Roma, París…
por cualquiera de los organismos provinciales o locales
del país, y la importancia y respaldo que durante más
de un siglo tuvo la codiciadísima pensión
del Ministerio de Asuntos Exteriores para la Academia Española de Roma”, VIRIBAY ABAD, M., “Mecenazgo de la Diputación en torno al arte”, en Boletín de Estudios
Giennenses, 207, Enero-Junio 2013, Jaén, 2013, pág. 1122.
14.
Archivo de la Academia española
de Bellas Artes en Roma. III. Comunicaciones oficiales y oficios
(1879) III-7 (Caja 86) Legajo
136.
15.
ÁLVAREZ, J., Pintores pensionados de las Diputaciones andaluzas, Almería, Diputación de Almería, 2010.
16.
CASADO ALCALDE, E., “Pintores pensionados en Roma en el siglo XIX”, Archivo español
de arte, 214,
Tomo 59, Madrid, 1981, págs. 198-210.
17.
“Durante la segunda mitad
del siglo XIX los pintores
españoles lograron en Roma una posición jamás
alcanzada por ningún
otro grupo de artistas. La presencia
de Eduardo Rosales y Mariano
Fortuny en la Ciudad Eterna desde 1857 y 1858 respectivamente, marca un hito en el desarrollo de la pintura
española”. GONZÁLEZ, C y MARTÍ, M., Fortuny y los pintores
españoles en Roma (1850-1900), Salamanca, 1996, pág. 13.
18.
Formativas son
los siguientes trabajos sobre pintura decimonónica italiana: DEL GUERCIO, A. La pittura dell´Ottocento, Turín, UTET, 1982;
CASTELNUOVO, E., La pittura in Italia
L´Ottocento, Milán, Electa, 1991
y COSTA, S., La peinture italienne des XIXe et XXe siècles, París, Presses universitaires de France, 1999.
19.
El crítico de arte romano Ugo Ojetti (1871-1946) hace una iteresante reflexión sobre la perspectiva artística italiana de la segunda
mitad del XIX, señalando
el enfrentamiento entre
el “helado“ arte académico y las nuevas
tendencias. También se refiere al valor que desde todo el mundo
se concede a Italia como cuna del arte: “La storia della pittura italiana, dal 1848
alla fine del secolo, ha questo di drammatico per chi l´ami: che è tutto uno sforzo per riunirsi, di là dalla ghiacciaia accademia e neoclassica, alla
calda pittura settecentesca. Le grandi novità che ci venivano d´oltralpe, dai Romantici agl´Impressionisti, nei quadri storici e nei quadri d´aneddoto, nei ritratti e nei paesaggi, tutte le trovavi, e non
in germe ma in fiore, dentro quella pittura viva
e luminosa, dal Ricci
al Guardi, dal Ghislandi al Tiepolo, dal Crespi
al Pannini, dal Magnasco
al Canal, dal Piazzeta al Longhi: pittura dimenticata e spregiata così che, narra il Molmenti, un vecchio pittore veneziano, il Vasòn, dipingeva coi piedi su una tela del Tiepolo adoperandola per tappeto, e i novatori più accesi maldecivano i musei e, mentre Corot o Degas viaggiavano piamente
l´Italia per scropire col soccorso dei nostri antichi sè stessi e andar
oltre”, véase OJETTI,
U., La pittura italiana
dell´Ottocento, Milán, Bestetti e Zuminelli, 1929, pág. 9.
20.
La historia de la Academia es recogida en diferentess publicaciones: BRU, M., La Academia
española de Bellas
Artes en Roma (1873-1914), Madrid,
1971; GONZÁLEZ, C y MARTÍ, M., Pintores
españoles en Roma (1850-1900), Barcelona, Tusquets, 1987 o MONTIJANO GARCÍA,
J. M., La Academia de España
en Roma,
Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, 1999.
21.
Con anterioridad a la creación de la Academia
española de Roma,
ya estaba regulada
la estancia de los pensionados españoles que se formaban en diferentes
academias, escuelas y talleres romanos, como se recoge
en: Reglamento que
ha de observarse con los
pensionados en cortes
extrangeras
para el estudio
de las nobles artes,
aprobado por el Rey nuestro
Señor en 9 de Marzo de 1830, Madrid, 1830.
22.
De la importancia capital
de las Exposiciones Nacionales en la España
del XIX nos habla: PANTORBA, B., Historia
y crítica de las exposiciones nacionales de Bellas Artes
celebradas en España, Madrid, 1948 o GUTIERREZ BURÓN,
J., Exposiciones Nacionales de pintura en España en el siglo
XIX, Madrid, 1987.
23.
REYERO, C., La pintura
de historia en España: esplendor de un género
en el siglo XIX, Madrid,
Cátedra, 1989.
24.
OSSORIO Y BENARD,
M., Galería biográfica de artistas españoles del s. XIX,
Madrid, Giner, 1975,
pág. 566.
25.
De esta obra se hace un detenido análisis
en ARIAS ESTEBEZ,
M. y TOVAR RAMÍREZ, B., “Cuadros de historia en el Museo del ejército”, en Militaria: Revista
de cultura militar, 9, Madrid, 1997, págs. 194-195.
26.
VVAA, Roma y el ideal académico: la pintura en la Academia
Española de Roma: 1873-1903, Madrid,
Dirección general de patrimonio cultural,
1992.
27.
CASADO ALCALDE, E., Pintores
de la Academia de Roma:
la primera promoción, Barcelona, Lunwerg, 1990.
28.
ARIAS ANGLÉS, E., La pintura
romántica de paisaje
en España. Catálogo de la exposición de Pintores de paisaje del
Romanticismo español, Madrid,
Fundación Banco Exterior, 1985.
29.
VVAA., Pintores andaluces de la Escuela
de Roma (1870-1900): exposición organizada por el Banco
Bilbao-Vizcaya, en colaboración con la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía: Archivo
Histórico Provincial, Sevilla,
enero-febrero 1989, Madrid,
Banco Bilbao Vizcaya,
1989.
Fecha de recepción: 01/06/2014 Fecha de
aceptación: 20/11/2014