ÁLVAREZ CALERA, Alberto J.: El tenor Fernando Valero (1855-1914) y su entorno.

Arte Hispalense, Sevilla, 2013. 173 páginas con ilustraciones en color.

 

 

La obra, publicada por el director musical, compositor y profesor miembro del Departamento de Didáctica de la Expresión Musical de la Universidad de Sevilla, es un estudio complejo sobre la vida y la carrera musical del tenor decimonónico ecijano Fernando Valero.

 

Las vidas de los ilustres cantantes del siglo XIX han sido ampliamente estudiadas por musicólogos y expertos   en la materia y publicadas por destacadas editoriales desde principios del siglo XX hasta la actualidad. En este caso, es brillante elección la del autor: realizar un estudio que no debe entenderse como una mera descripción biográfica, sino  ir más allá, mostrando, a través de una acertada contextualización, la cultura musical de la época.

El autor realiza un análisis fundamentado en fuentes bibliográficas y hemerográficas muy contrastadas a través del estudio de programaciones escénicas, críticas musicales y de las aportaciones musicales más destacadas en los principales teatros del panorama nacional e internacional de las últimas décadas del siglo XIX.

 

El Prof. Dr. J. Álvarez Calera se ha consolidado como investigador y como músico tras realizar investigaciones  y representaciones sobre la cultura musical española. Dignas de ser reseñadas son sus publicaciones Los orígenes del Neoclasicismo musical en España, o La música y su relación con la Literatura y la Danza en el Corpus Christi durante la Sevilla Barroca. Además de sus funciones como director de la Orquesta de Cámara “Manuel de Falla” de Cádiz, la Joven Orquesta de Andalucía (OJA), o su actual labor como director del coro de Cámara “Maese Rodrigo” y sus logros como brillante compositor.

 

En este libro, concluye con una serie de investigaciones iniciadas ya en su anterior artículo realizado sobre el mismo personaje: “El tenor ecijano Fernando Valero y su éxito en Estados Unidos (1891-1892)”, en Archivo Hispalense. Revista Histórica, Literaria y Artística. 2011. Vol. Tomo XCIV. Núm. 285-287. Pag. 323-346. O su comunicación intitulada: “El tenor Fernando Valero y su década más triunfante (1881-1891)”. Comunicación en Jornada. Actas de las VII Jornadas de Protección de Patrimonio Histórico de Écija. Écija. 2008.

 

Como hemos indicado, esta publicación aporta datos relevantes sobre la trayectoria profesional y personal del tenor Fernando Valero y Toledano. Las aspiraciones artísticas del cantante comenzaron muy pronto a despuntar pero, curiosamente, no en el ámbito musical sino en otro campo de las Bellas Artes pues tenía dotes para ser pintor. Por fortuna, acabó proyectando su praxis artística al ámbito musical y fueron varios y destacados sus logros. Llegó a ser considerado uno de los últimos representantes de la Primera Escuela de Canto Española, inaugurada por Manuel Populo García. Fue descubierto por el tenor Enrico Tamberlick, quien proyectó su carrera profesional llevándolo al Teatro Real donde debutó en la temporada de 1877-1878. Varias temporadas en el espacio escénico madrileño lo afianzaron como tenor de gran nivel, llegando a representar el estreno de Los amantes de Teruel de Tomás Bretón en 1889. Pasó después a cantar en el Teatro del Liceo catalán para saltar al estrellato de la lírica belcantista italiana, actuando en los principales espacios escénicos de Italia, con las óperas Carmen y Cavallería Rusticana. En la última década del siglo XIX, comenzó su aventura norteamericana donde representó en poco tiempo más de seis personajes distintos en el principal teatro lírico de América, el Metropolitan Opera House de Nueva York. Tras conseguir consolidarse como cantante internacional, volvió a España y retomó papeles anteriormente representados en el Liceo y en el Teatro Real. Desgraciadamente, su carrera se vio prontamente truncada; su salud comenzó a deteriorarse y se trasladó con su familia a San Petersburgo, ya que su mujer era rusa, donde dirigió una escuela de canto y donde murió a principios de siglo XX en la más absoluta discreción tras sufrir fuertes dolencias pulmonares.

 

La estructura y el formato de la edición del libro han sido elegidos y elaborados por el autor con gran destreza tanto en la escritura como en la estructura del mismo. Se encuentra bien organizado en capítulos que comienzan con una introducción clara y específica que permite al lector adentrarse fácilmente en el mundo de la lírica decimonónica que acompañaba a la vida del tenor. Continúa con el relato de los orígenes del artista, sus inicios, la trayectoria de cantantes coetáneos a él, su descubrimiento profesional, el funcionamiento y consideración por parte de los expertos musicales del momento, su consagración como artista destacado y su proyección internacional, (primero a nivel europeo  y después su viaje a Norteamérica), culminando con el relato de su vuelta a España y su retiro a San Petersburgo hasta la fecha de su muerte en 1914. Finalmente, añade una serie de conclusiones en las que ensalza y justifica la importancia del cantante ecijano por su labor profesional en el desarrollo de la lírica decimonónica en España.

 

Deducimos, tras la lectura de dicha investigación, que el autor quiere poner en valor la figura del tenor andaluz dándole realmente la importancia que se merece y que tuvo en su momento. Llegó a ser considerado por Puccini su segundo mejor tenor tras el estreno de Manon Lescaut y, luego de su llegada a Nueva York, la crítica lo mencionó como primer tenor en la temporada de 1891-1892 del Royal Opera House. Y desea, simplemente, que se valore su trayectoria profesional y personal y sea considerado como uno de los grandes tenores españoles de la talla de sus sucesores Miguel Fleta, Alfredo Kraus, Plácido Domingo o Josep Carreras.

 

Carolina Gilabert

Universidad Pablo de Olavide

 

atrio n.º 19 | 2013

ISSN: 0214-8293