Matilde FERNÁNDEZ ROJAS

 

La colección pictórica del Ayuntamiento de Sevilla

Sevilla, Diputación de Sevilla, 2014. 202 págs.

ISBN 9788477983576

 

La colección pictórica del Ayuntamiento de Sevilla está formada por obras de variada procedencia, autores y técnicas. La componen, entre otras, obras religiosas, paisajísticas e historicistas, entre las que tienen cabida desde pintores de la escuela sevillana, con algunos artistas de renombre, hasta artistas extranjeros y en la que podemos encontrar técnicas como, por ejemplo, la pintura al óleo, la acuarela y el dibujo. En ella, vamos a hallar influencias diversas: las renacentistas, tanto italianas como flamencas de las obras más antiguas, las características propias de la escuela sevillana del Siglo de Oro español, las francesas y del rococó a lo largo del siglo XVIII, las historicistas, costumbristas, populares y románticas de la centuria decimonónica y las del siglo XX que, en un primer momento, permanecieron indiferentes a las vanguardias para, a partir de mediados de siglo, adaptarse a una renovación plástica.

 

La doctora en Historia del Arte Matilde Fernández Rojas nos ofrece en su libro un recorrido a través de los diversos autores, influencias y técnicas de las distintas obras que, desde el siglo XVI hasta el XX, componen la colección de esta institución sevillana.

 

Tras una introducción, la autora comienza su periplo por esta ilustre pinacoteca con las obras más antiguas que la conforman, las cuales serán Tríptico de la Virgen con el Niño, san Miguel y san Bartolomé y Virgen de las cerezas. Ambas anónimas y del siglo XVI. Con ellas, Fernández Rojas nos sumerge en la devoción popular característica de la Sevilla de dichos años que va a constituir una de las fuentes temáticas de la que beberán muchas de las obras de la siguiente centuria. Encontramos, por tanto, cuadros basados en el fervor y la devoción a los ángeles, a los mártires, o a los santos, como por ejemplo Santa Teresa, y a la pasión y muerte de Cristo; junto a obras que muestran el ambiente familiar, la infancia, el culto al Niño Jesús y el carácter popular.

 

Dentro del conjunto de obras que componen este siglo XVII, el Ayuntamiento cuenta con insignes nombres que constituyen algunas de sus obras más importantes, aunque algunas se encuentran depositadas en otras instituciones. Es aquí donde Matilde Fernández Rojas aporta los nombres de Alonso Vázquez con La Santísima Trinidad, La Fortaleza y La Templanza en la iglesia de San Román, el de Juan Guy con su Cristo Crucificado, o el de Francisco Varela con su Retrato de Juan Martínez Montañés en el Hospital de los Venerables. Igualmente, describe obras de Velázquez como la Imposición de  a casulla a San Ildefonso −que la autora considera como la obra más importante de esta pinacoteca−, o de Zurbarán con su Inmaculada y su Retrato de Fray Pedro de Oña, estas últimas tres obras también en el mencionado Hospital. Además del único dibujo que se conserva de Murillo en Sevilla, Ángeles volando y San Juan Bautista con el cordero y de las obras de Valdés Leal, cuyos títulos son: Procesión de Santa Clara con la Sagrada Forma y La retirada de los sarracenos de Asís.

 

La autora termina las obras de esta centuria con un Retrato de Carlos II, perteneciente al obrador de Juan Carreño de Miranda. Este cuadro nos sirve de preámbulo para el conjunto de obras del siguiente bloque del libro, dedicado al siglo XVIII, en el cual tienen un mayor protagonismo, sin abandonar la temática religiosa, lo histórico y lo económico. En consecuencia, aparecen, dentro de la colección, pinturas en las que se representan a los distintos monarcas y sus esposas y a personajes ilustres de la ciudad. Dentro de este grupo podemos incluir los retratos de Felipe V, Isabel de Farnesio, Fernando VI, Bárbara de Braganza, Carlos III, o los retratos de Nicolás Antonio, escritor y bibliófilo sevillano, y de los pintores Velázquez y Murillo, entre otros.

 

Sin duda, la personalidad artística más relevante de este siglo XVIII es la de Juan Espinal con obras como Las Santas Justa y Rufina −que Fernández Rojas considera como una de las mejores obras de esta colección− Escudo de Sevilla, Escudo de armas del NO8DO, Multiplicación de los panes y los peces y Al-Jataf entregando las llaves de la ciudad de Sevilla a San Fernando.

 

A continuación, en el bloque del libro dedicado al siglo XIX, tienen cabida temas religiosos, historicistas, costumbristas y románticos. En él, continúan las obras en las que se representan a personajes ilustres ya sean como miembros de la realeza o como célebres personajes de la historia sevillana. En la colección investigada por la autora del libro destacan tanto los cuadros que copian los temas, iconografías y formas murillescas, como los de pintores de la escuela sevillana. En este último grupo podemos mencionar a Antonio María Esquivel con su retrato del General Baldomero Espartero, a Andrés Cortés con su Feria de Sevilla, a Joaquín Díez con  su Vista de Sevilla, a Joaquín Domínguez Bécquer con La paz de Wad-Ras y a José María Romero con El rey Alfonso XII contemplando en la Capilla Real el cuerpo incorrupto de San Fernando y El rey Alfonso XII firmando el acta de colocación de la primera piedra del monumento a San Fernando. Además de obras de Gonzalo Bilbao, Eduardo Cortés, José García Ramos, José Rico Cejudo, Rosendo Fernández Rodríguez y Andrés Parladé, entre otros.

 

Mención especial merecen las obras que conforman la colección Montpensier, a las que la autora les dedica un apartado propio. En ella, encontramos cincuenta y un retratos de personajes importantes a nivel nacional y local, donados en 1898, pudiéndose destacar, dentro de este conjunto, las obras de pintores como Antonio Cabral Bejarano y los ya mencionados Andrés Cortés y José Domínguez Bécquer.

 

Numerosas son las obras que se describen en el último bloque del libro, dedicado al siglo XX, donde las becas a los artistas y los certámenes y premios, como el de pintura Gonzalo Bacarisas, estimularon el aumento de la colección. Apreciable es, además, este siglo por darnos el nombre de la mayoría de las artistas cuyas obras tienen cabida en la colección. Así, y a excepción de Filomena Cordero García con su Paseo de los Jardines de Cristina, del segundo tercio del siglo XIX, en esta nueva centuria podemos apreciar las pinturas de Amparo González Figueroa con un Retrato de Gonzalo Queipo de Llano, de Rosario Rodríguez Tierno con la Iglesia de san Isidoro, de Ascensión Hernanz Catalina con la Plaza de San Juan de la Palma y el Archivo de Indias, de María Reneses Sanahuja con El Arbusto Rojo y una obra inventariada aunque no localizada y desconocida de Blanca Bonald llamada Sueño. Los nombres de estas mujeres aparecen en las páginas de este bloque junto a los de Gustavo Bacarisas, Francisco de Hohenleiter, Miguel Pérez Aguilera, Armando del Río y Juan Romero, entre otros.

 

Finalmente, del conjunto de obras de esta última centuria, las del último tercio están caracterizadas por la renovación artística, la diversificación temática y la adquisición de obras de pintores contemporáneos consagrados. Así, en las líneas dedicadas a este marco temporal destacan las obras de Antoni Tàpies (Mocador Lligat, Arc in creu, «A4») y de Luis Gordillo (Dueto) junto a otro conjunto de autores con gran influencia de la pintura abstracta, además de la última mujer cuya obra forma parte de esta pinacoteca: María Luisa Amadeo con Estantería. El minucioso análisis que nos ofrece Matilde Fernández Rojas, con su admirable espíritu descriptivo para cada una de las obras que conforman la colección pictórica del Ayuntamiento de Sevilla, es de agradecer, sobre todo, en aquellos casos en los que no se acompaña con la imagen del cuadro. La capacidad para describir hasta el mínimo detalle, y no solo los elementos que aparecen representados en cada obra, sino cómo lo están y cómo es la pincelada, si ha sido restaurada o no, su procedencia y su estado de conservación, permite, a los interesados en conocer el patrimonio pictórico del ayuntamiento, comprender el valor y la importancia de su colección.

 

En definitiva, el objetivo con el que la autora nos introducía en el libro, a saber: el conocimiento de la cantidad y la calidad de los cuadros que, a día de hoy, atesora el Ayuntamiento de Sevilla; es bastante plausible y sólo queda que la idea que expone Fernández Rojas de “promover, en un futuro cercano, una más amplia y adecuada difusión del mismo a través de exposiciones e instalaciones museográficas, retomando el antiguo y frustrado proyecto planteado en el año 1886, de la creación de un museo municipal que albergue este patrimonio que toda la ciudadanía merece disfrutar” se haga realidad pues, aquel que lea el presente libro, será capaz de entender el valor de las obras de la colección pictórica del Ayuntamiento de Sevilla y la necesidad de su difusión y su conocimiento.

 

Victoria Sánchez Mellado

Becaria del Área de Historia del Arte Universidad Pablo de Olavide, Sevilla

 

atrio n.º 21 | 2015

ISSN: 0214-8293