LA DIFUSIÓN DE LAS PINTURAS MURALES DE LA
PROVINCIA DE JAEN
JOSÉ MANUEL ALMANSA MORENO
Universidad Pablo de Olavide,
Sevilla
atrio, 10-11 (2005)
ISSN: 0214-8293 p. 77 - 86
RESUMEN:
La pintura mural es uno
de los bienes artísticos menos conocidos y, por ello, que más riesgo tiene de
desaparecer. En Jaén son muchos los ejemplos murales conservados diseminados
por las distintas localidades de la Provincia, si bien no todos ellos gozan de
un perfecto estado de conservación. Su cronología abarca desde finales del
siglo XV hasta la actualidad, destacando por su calidad las obras renacentistas
y protobarrocas, de gran relevancia en el ámbito
andaluz. Con este trabajo pretendemos hacer un intento de difusión de las
mismas, planteando la elaboración de una serie de rutas que tengan como
temática la pintura mural, así como la creación de un centro de interpretación
de las mismas. Consideramos que conocer nuestro patrimonio es la clave para
evitar su desaparición.
PALABRAS CLAVE: Pintura mural,
patrimonio, difusión
ABSTRACT:
The painting mural is
one of the known artistic goods less and, for that reason, which more risk must
to disappear. In Jaén the examples
are many conserved murals scattered by the different localities from the
Province, although all of them do not enjoy a perfect state of conservation.
Its chronology includes from end of century XV to the present time, emphasizing
by its quality Renaissance works
and protobarrocas, of great relevance in the scope
Andalusian. With this work we try to make an attempt of diffusion of the same
ones, raising the elaboration of a series of routes that have like thematic the
painting mural, as well as the creation of a center of interpretation of the
same ones. We considered that to know our patrimony it is the key to avoid its
disappearance.
KEY WORDS: Wall painting, heritage, diffusion
«La difusión no es en sí
la información, no son los archivos ni sus documentos, no son las bibliotecas
ni sus contenidos. (…) Difusión es gestión cultural mediadora entre
dicho Patrimonio y la sociedad.
-
Gestión, porque implica un proceso que abarca documentar,
valorar, interpretar, manipular, producir y divulgar un modelo comprensible y
asimilable del Patrimonio en relación con su pasado histórico y su medio
presente.
-
Cultural, porque se opera con la obra del hombre,
tangible e intangible, pasada y presente, que influye en el ciudadano hasta ser
parte misma de su historia y por tanto de su identidad.
-
Mediadora, porque requiere de una técnica y un soporte
material independiente del objeto y ajena al sujeto que la percibe»1.
La difusión del
Patrimonio Histórico está proclamado en la Constitución Española. Así, el Art.
44.1 dice que «los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la
cultura, a la que todos tienen derecho». Por su parte, en el Art. 46 se
proclama que «los poderes públicos garantizarán la conservación y promoverán el
enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos
de España y de los bienes que lo integran, cualquiera que sea su régimen
jurídico y su titularidad. La ley penal sancionará los atentados contra este
patrimonio».
La Ley del Patrimonio
Histórico Español (25 de junio de 1985) y la Ley del Patrimonio Histórico Andaluz
(3 de julio de 1991) responden a este mandato constitucional desarrollando toda
una normativa protectora que parte de una visión moderna e integradora del
Patrimonio Histórico. Supone un desarrollo legislativo que pretende un
Patrimonio cada vez más rico y mejor conservado, puesto al servicio de la
sociedad española y andaluza.
La conservación de este
Patrimonio Histórico, identificado como un legado cultural e histórico, se debe
iniciar con la difusión del mismo.
El Plan General de
Bienes Culturales de Andalucía supuso un paso adelante en el desarrollo de la
política protectora. La difusión del Patrimonio aparece como uno de los pilares
básicos de esa política, junto con la investigación y conservación de los
Bienes Culturales. Sin embargo, aún en la actualidad, la Administración no ha
prestado la atención necesaria, especialmente desde el punto de vista
presupuestario, a la difusión del Patrimonio. «Y ello a pesar de la enorme
rentabilidad social y política de las actuaciones en materia de difusión, su
“vistosidad” ante la opinión pública, y su escaso coste económico, si las
comparamos con la cuantía de las inversiones en materia de conservación»2.
Sin duda alguna la mejor
garantía para la conservación y protección del Patrimonio Histórico-Artístico
es la adecuada difusión de la obra. Sin embargo, la difusión patrimonial es
obra de una actividad minoritaria, mal dotada de profesionales y presupuestos
económicos. Frecuentemente la difusión del Patrimonio Histórico ha sido
realizada por diferentes instituciones escasamente coordinadas entre sí y, la
mayoría de las veces, todos los esfuerzos se centran en monumentos muy
concretos y conocidos, olvidándose de otros bienes poco conocidos y dispersos
que, a la postre, acaban perdiéndose.
Cualquier visitante que
acude hoy a la provincia de Jaén para visitar los enclaves renacentista -Úbeda,
Baeza, Sabiote, Villacarrillo, Canena,
Huelma, Jaén, Alcalá la Real, etc.- sólo se detiene en el aspecto más exterior
de ellas: su arquitectura de piedra y su urbanismo de origen medieval. Son muy
pocos los que se detienen a analizar su patrimonio pictórico y escultórico
(quizás éste se aprecie algo más debido a su masiva presencia en portadas
edilicias), desconociéndose la existencia de ejemplos pictóricos en estas ciudades.
Esto conlleva que estos bienes no sean explotados turísticamente y, lo que es
peor, desaparezcan. Y esto es lógico que ocurra: si un objeto se desconoce, no
se puede gestionar. Si nosotros mismos no sabemos lo que tenemos, ¿cómo podemos
protegerlo y mostrarlo al público?
La difusión es un factor
determinante para la gestión de un bien, para algunos mucho más importante que
otras acciones relacionadas como son la investigación, la conservación, la
restauración o la exposición. Tal y como nos define Juan Luis Ravé, la difusión debe ser entendida como «el conjunto de
acciones encaminadas a dar a conocer el patrimonio y poner los medios y los
instrumentos para que sea apreciado, valorado y disfrutado por el mayor número
de personas»3. Entendido de este modo, la difusión del Patrimonio es
clave para la política tutelar, en el sentido que garantiza su continuidad y la
demanda de una mayor atención por parte de la sociedad.
La interpretación se
puede entender de varias maneras. Se podría definir como un proceso en el que
el objetivo fundamental es el contacto directo con el Patrimonio y la necesidad
de un cambio de actitudes y de valores en la nueva relación a establecer entre
el Bien de Interés Cultural y el público.
Interpretar no es una
tarea fácil, destacándose como problemática el carácter fragmentario y disperso
de la mayor parte de los elementos que componen dicho Patrimonio. Este carácter
fragmentario viene determinado por el cambio de uso, por el deterioro que
produce el paso del tiempo o por el método científco
empleado en su recuperación, en su conservación o en su exposición.
«Las medidas tomadas
para su protección, la musealización en unos casos,
incluso el mismo acto jurídico de la declaración, al ponerlo en valor, lo
mutila en cierta manera al separarlo de un conjunto más rico, la Cultura. Por
otra parte es evidente la incapacidad de estos
fragmentos, ya sean objetos, edificios, instrumentos o cualquier elemento de la
cultura material e inmaterial de una sociedad, de comunicar por sí solos la
riqueza cultural en medio de la cual fueron creados»4.
Al analizar el contenido
ideológico de cualquier construcción -especialmente aquella que suponga una
imagen de poder o la plasmación del sentimiento popular-, no habremos de
limitarnos sólo a la parte arquitectónica, sino también a la decorativa. Y lo
mismo ocurre en el caso inverso: no podemos entender una pintura o decoración
mural sin tener en cuenta el marco en el cual fue construido. Así, cuando las
pinturas de un determinado edificio son trasladadas y musealizadas,
se produce la descontextualización de las mismas obras (ejemplo, por todos
conocidos, sería el de las pinturas románicas del valle leridano del Boì, trasladadas al Museu
Nacional d’Art de Catalunya).
Cuando nos hallamos ante
una construcción que antaño tuvo pinturas murales (perdidas por diversas causas
históricas), se hace necesaria la interpretación para complementar ese carácter
fragmentario. Esa interpretación se deberá hacer a partir de unos documentos
sometidos a un criterio de selección y a unos mecanismos de control científico,
usando la metodología histórica; esa es la única manera de garantizar el buen
uso del B.I.C.
Una vez definidos los
contenidos, la comunicación se puede realizar a través de infinitos medios,
valorando siempre cuales son los más eficaces y los menos dañinos para la
conservación del Bien Cultural. Debemos exigir que la interpretación se someta
a un método crítico y que sea lo suficientemente parcial como para poner el
bien al servicio de toda la Comunidad.
Para entender una
pintura mural hace falta, en primer lugar, entender el edificio que las
contiene; esto supone, a su vez, entender la trama urbana que lo rodea. La
primera dificultad radica en el propio lenguaje arquitectónico, en el carácter
abstracto de algunos de los elementos que lo componen: el espacio, la función,
los sistemas de sustentación y cubrición y, sobre todo, su decoración y simbología.
Es complicado comunicar el alto contenido ideológico que cualquier
construcción, ya sea como imagen de poder, formalización de las necesidades
objetivas o sentidas por la colectividad. Esta relación efectiva entre los
edificios, su iconografía e ideología son aún más problemáticas cuando los
monumentos han sido despojados de sus bienes muebles y de su decoración como
consecuencia de su cambio de uso histórico.
Existen unas
dificultades añadidas cuando es necesario comunicar los valores
pictóricos-decorativos que convierten a esa construcción en algo singular:
-
Sus aspectos compositivos: luz, color, perspectiva,
volumen, etc.
-
Su interés tipológico, ya sea por lo atípico o lo
paradigmático de las pinturas.
-
Su interés en relación con la vanguardia o con la
tradición pictórica.
-
Su valor como producción de élite o por su carácter
popular.
La difusión deberá
potenciar el descubrimiento de la riqueza histórica y artística, así como los
valores ambientales, haciéndolos compatibles con el mantenimiento de un tipo de
sociedad y una forma de vida.
Según el Plan General de
Bienes Culturales de Andalucía5, los objetivos básicos de la
difusión, entendida como la finalidad última de todo el proceso de tutela, son
los siguientes:
1.
Difundir y valorar el Patrimonio Histórico como instrumento
de identificación de la sociedad andaluza con su propia cultura. La
consideración del Patrimonio Histórico como señas de identidad de una
colectividad es el medio más eficaz para su protección y defensa.
2.
Convertir la difusión del Patrimonio en una tarea
prioritaria que acerque los bienes culturales y los haga accesibles a las capas
más amplias de la sociedad andaluza.
3.
Desarrollar y valorar actitudes de respeto y aprecio a la
creación artística.
4.
Fomentar la tolerancia hacia otras culturas históricas o
actuales, incidiendo en la necesidad de su conservación y defensa.
5.
Dar a conocer la oferta de la Consejería en el plano de
la tutela de los bienes culturales, tanto en la propia Comunidad Andaluza, como
en el resto del territorio nacional y en la comunidad internacional.
6.
Crear una estructura orgánica que contemple, al menos,
los siguientes aspectos del programa:
-
Un departamento de coordinación integrado en la Dirección
General de Bienes Culturales.
-
Gabinetes Pedagógicos de Bienes Culturales en las Delegaciones
Provinciales.
-
Departamentos de difusión en las instituciones del
Patrimonio Histórico como archivos, museos, conjuntos arqueológicos y
monumentales.
7.
Lograr una coordinación y planificación en las
actuaciones de la Consejería de Cultura en materia de divulgación del
Patrimonio Histórico, tanto en lo que se refiere a actividades programadas como
las generadas por otros organismos.
A pesar de los vaivenes
de la política, así como del diferente peso específico de muchas actuaciones en
el campo de la difusión, se pueden observar diferentes líneas básicas que
inciden en la valoración del Patrimonio por parte de la sociedad:
1.- Necesidad de
segmentar la difusión: es necesario tener un conocimiento del público al que
va dirigida la difusión. Es necesario el tratamiento específico de los
diferentes públicos que engloban la sociedad, especialmente aquellos que tienen
más posibilidades de ser sus principales usuarios (ámbito educativo) o aquellos
a los que se les supone mayor responsabilidad en el campo patrimonial
(ayuntamientos y otros organismos), sin olvidarnos del público en general.
2.- Difusión e
identificación: es necesario la realización de un sistema de
señalización de los Bienes de Interés Cultural. Con ello se debe orientar a los
viajeros, identificar y dar datos básicos sobre el B.I.C. en cuestión, señalar
las intervenciones realizadas en él, etc.
3.- Difusión e
intervención: cualquier intervención en parte del Patrimonio (ya sea
excavación, restauración, rehabilitación…) debe conllevar una actuación de
difusión. Ésta se debe realizar en tres momentos distintos:
-
Antes de la intervención, para justificar su necesidad.
-
Durante la intervención, para explicar los retrasos y
molestias que están originando al usuario.
-
Después de la intervención, para comunicar los resultados
y justificar la inversión.
-
4.- Difusión y edición: relacionado con lo
anterior estaría la coordinación de la labor editorial de todas las
publicaciones relacionadas con el Patrimonio, en todos sus soportes (catálogos,
inventarios, guías, materiales didácticos, dípticos, etc.). La distribución de
estos productos estaría en las tiendas abiertas en los Museos o cercanos a los
Conjuntos y Bienes de Interés Cultural más visitados.
Igualmente entraría aquí
el diseño de una amplia gama de bienes de consumo, con la cual cubrir la
demanda de recuerdos, objetos de diseño, publicaciones, etc.
5.- Difusión como
respuesta a la demanda ciudadana: compatibilizar las necesidades de
nuestro Patrimonio con las cuestiones e interrogantes de los ciudadanos supone
que la difusión esté alcanzando un lugar prioritario en la tutela de los Bienes
Culturales.
Como complemento de
esto, se impone promover los mecanismos necesarios para que los agentes
sociales, asociaciones y colectivos ciudadanos puedan recibir información y
apoyos con los que puedan iniciar procesos de puesta en valor, tutela e incluso
restauración de su patrimonio local.
6.- Difusión y gestión: es necesario conocer
la opinión de los ciudadanos, diseñando nuevas formas de actuación a partir de
sus demandas. «El Patrimonio es un recurso que puede y deber ser considerado
como factor de desarrollo sostenido y en este doble sentido de recurso y
servicio se debe entender la difusión como gestión cultural. Con las
consecuencias funcionales y administrativas que de ello se deriven»6.
7.- Difusión y
comunicación: la difusión del Patrimonio Histórico, en su aspecto
mecánico, formal y externo, es una forma de comunicación. Sin embargo, su
comunicación se efectúa en unas condiciones muy complejas y con dificultades
estructurales debido a sus propias características: es un bien escaso, valioso,
con necesidades de protección, y dificultades intrínsecas de movilidad,
transacción e intercambio.
La creación de una ruta
en sí es tarea ardua, especialmente en el caso de que esa ruta conecte diversos
puntos de la geografía que estén muy separados entre sí o que, a pesar de estar
a cercana distancia, estén mal comunicados por carretera. Sin embargo, está
comprobada la existencia de una serie de rutas en nuestra geografía que han
salido muy beneficiadas por el turismo. Véase el caso de la Ruta Bética,
la Ruta del Legado Andalusí, la Ruta de los Nazaríes, la Ruta
de Washington Irving, etc. Como podemos observar, son rutas que engloban
poblaciones de más de una provincia andaluza, e incluso algunas integran
prácticamente toda Andalucía… Sin embargo, también existen rutas de menor
tamaño que engloban sólo a una provincia, como es el caso, por ejemplo de la Ruta del Barroco Cordobés.
Otra ruta de reciente
creación que engloba a una sola provincia es la Ruta del Renacimiento
“Andrés de Vandelvira”. Ésta es el resultado del
esfuerzo de los Ayuntamientos de Úbeda, Baeza, Canena,
Sabiote y Villacarrillo que con la colaboración
financiera de la Junta de Andalucía, a través de la Consejería de Turismo y
Deportes y de la Diputación Provincial de Jaén. La puesta en marcha de esta
ruta tiene como objetivo primordial la renovación urbana y la revalorización
del patrimonio de estos cinco municipios.
Jerónimo Páez7,
a la hora de desarrollar la ruta de El Legado Andalusí, habla de la
necesidad de que existan dos factores claves para la creación de una ruta:
-
especificidad geográfica
-
especificidad histórica
Estos factores,
aplicados a la creación de nuestra ruta, serían el Reino de Jaén y comarcas
alrededores, enmarcadas en la cultura humanista del siglo XVI.
Nuestra idea a la hora
de elaborar esta ruta de las pinturas murales del Renacimiento es abarcar, en
principio, solamente la provincia de Jaén, si bien no se descarta la ampliación
al resto de provincias andaluzas (e incluso castellanas8). De ahí su
nombre abierto, no localista, que facilite la adhesión de otros municipios que
conserven ejemplos pictóricos de este periodo histórico.
La ruta de “Las pinturas
murales del Renacimiento” se puede considerar como:
1.- Proyecto
Turístico-Cultural: que arrancando desde el Reino
de Jaén, se bifurca a la Andalucía Oriental (Granada, Málaga y Almería) y a la
Andalucía Occidental (Córdoba, Sevilla, Huelva y Cádiz), con algunos enlaces en
Castilla, y con su posterior proyección a Nueva España. Habría que diseñar una
serie de rutas que señalaran los distintos pueblos que la integraran,
señalizándolos, editando guías culturales y turísticos, descripción de las
pinturas y edificios que las contienen, etc. Son rutas que tienen una
importante vocación de turismo rural. En la actualidad su difusión se lleva a
cabo mediante acuerdos con los ayuntamientos, organización de viajes escolares
y de personas de la Tercera Edad, etc.
2.- Iniciativa Cultural
y Política: por la cual pretendemos integrar y apropiarnos de nuestro
propio pasado. Pretendemos aunar la tradición pictórica andaluza, como una
serie de escuelas pictóricas unidas entre sí y no aisladas. La unión de las
distintas manifestaciones pictóricas, expresada en unos determinados modelos
artísticos, que serán los que tendrá su proyección en la América colonial. Es
éste un proyecto compartido que traspasa las fronteras y que mira hacia el otro
lado del Atlántico. Con ello se pretende buscar nuevos puntos de hermanamiento
y afianzamiento de las relaciones entre los pueblos andaluces y latinoamericanos.
Aunque en un primer
momento pueda considerarse como un sueño utópico, quizás en un futuro a largo
plazo no sea un disparate la posibilidad de desarrollar estos tres grandes
Itinerarios Culturales:
1.- Itinerario de las
Pinturas Murales del Medievo: donde se englobarían los magníficos
ejemplos de pinturas mudéjares conservados en Andalucía, fechados entre los
siglos XIII y XV. Se trataría de describir y difundir estas pinturas, poco
investigadas y en riesgo de perderse debido a su desconocimiento.
2.- Itinerario de las
Pinturas Murales del Renacimiento: aplicado a la totalidad de Andalucía
y a las colonias de Nueva España, con ejemplos pictóricos entre los siglos XV y
XVII. Con este itinerario se pretendería mostrar la difusión de los modelos
italianos en Andalucía, la formación de un estilo renacentista propiamente
andaluz, y la difusión hacia América.
3.- Itinerario de las
Pinturas Murales del Barroco: que englobaría a pueblos a ambos
lados del Atlántico, entre los siglos XVII y XVIII, pretendería mostrar las
diferencias que se producen en un mismo estilo en función de las diversas
necesidades y modelos difundidos a uno y otro lado del Océano.
Sin embargo, nuestro
proyecto inicial es mucho más modesto, intentando crear una ruta pictórica que
enlace las principales manifestaciones pictóricas del Reino de Jaén. El centro
de esa ruta se iniciaría en Úbeda, ciudad que preside la céntrica región de la
Loma. Se podría haber optado por iniciar esta ruta en otras ciudades de la
Provincia, como la misma capital, o la cercana Baeza (que comparte con Úbeda el
nombramiento de Ciudad Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO). Finalmente
hemos optado por Úbeda por varios motivos:
-
Razones cuantitativas: por el hecho de que Úbeda conserve
bastantes más ejemplos pictóricos renacentistas de todo el Santo Reino, lo que
facilitaría la creación de una ruta menor dentro de la propia Ciudad, visitando
varios edificios con pinturas: Hospital de Santiago, Iglesia de San Pablo,
Palacio Vázquez de Molina, etc.
-
Razones de calidad: si bien es cierto que tenemos
ejemplos de pinturas medievales en Baeza, Torredonjimeno o Jaén (de calidad y
originales en el panorama andaluz), hemos de tener en cuenta el hecho histórico
de que fue en Úbeda donde vinieron los pintores Aquiles y Mayner
para pintar las casas de Francisco de los Cobos, siendo el núcleo primigenio de
difusión de la pintura renacentista.
-
Razones expositivas: si bien muchas de las ciudades que
estarían dentro de la ruta podrían habilitar zonas de exposición de excelente
calidad, sin duda alguna la mejor presentación de esta ruta pictórica sería en
una sala histórica que presentase decoración pictórica, pudiendo optar entre
varias de las existentes en Úbeda. Obviamente no podríamos elegir un lugar de
exposición que estuviese ligado con el culto, con lo cual descartaríamos la
creación de ese centro en un templo. Tendríamos que optar bien por algún templo
en donde no se celebre culto u otro edificio con un carácter público como sería
el Palacio Vázquez de Molina o el Hospital de Santiago.
-
Razones turísticas: el reciente nombramiento de las
ciudades de Úbeda y Baeza (3 de julio de 2003) como Ciudades Patrimonio de la
Humanidad por la UNESCO, a la que antes me he referido, ha supuesto un fuerte
espaldarazo al turismo en ambas localidades. De hecho, los últimos estudios
demuestran que este factor es el causante del aumento en un 25% del total de
visitantes desde su nombramiento.
Una vez vistas estas
razones, hemos optado por utilizar la antigua sala capitular del Palacio
Vázquez de Molina, en la que actualmente se ubican las oficinas de la
Escuela-Taller de Úbeda, como sede del centro de recepción de visitantes. Con
ello cumplimos un doble objetivo: tenemos una sede adecuada, perfectamente
integrada en la ruta (debido a la existencia de pinturas murales) y
revitalizaríamos este espacio, que por su decoración no merece ser lugar de
oficinas.
Aparte de las razones
antes mencionadas hemos de tener en cuenta otro factor como es la reciente
creación del Centro Municipal de Interpretación Turística (CMIT), ubicado en
los sótanos del Palacio. En este centro se exponen las siguientes áreas
temáticas:
-
La cultura del Renacimiento.
-
Francisco de los Cobos, mecenas de las artes.
-
La Plaza Vázquez de Molina.
-
Las artes del fuego: cerámica y forja.
Si a estas temáticas
unimos la de “La pintura mural en el Renacimiento”, se lograría dar una visión
bastante global del Renacimiento en Jaén.
La crisis de las teorías
museológicas tradicionales ha facilitado la aparición de las experiencias de
renovación y nuevas formas de gestión y dinamización del patrimonio. En este
contexto se sitúa el desarrollo de la interpretación, entendida como método
para ofrecer lecturas y opciones para un uso activo del patrimonio, haciendo
servir para ello toda clase de recursos de presentación y animación.
La interpretación parte
de unos testimonios culturales y/o naturales que se han desarrollado en un
lugar concreto, e intenta conseguir la dinamización del patrimonio en su
contexto original. Por ello persigue la recuperación ‘in situ’ y la máxima
contextualización posible de los recursos patrimoniales, rechazando la idea del
objeto como valor en sí mismo, al margen de su función y su entorno.
«La interpretación
persigue la conversión del patrimonio en un producto, si bien hay que dejar
claro que el “producto”, en términos comerciales, no es el propio patrimonio,
sino las experiencias y servicios creados en torno suyo. En este sentido, la
interpretación nos sirve como método para desarrollar productos y servicios, a
partir del patrimonio, pero basados en la propia conservación del patrimonio»9.
Los centros de
interpretación son equipamientos que acogen un conjunto de servicios destinados
a la presentación, comunicación y explotación de un patrimonio. En ellos
confluyen distintos medios destinados a la comunicación del patrimonio:
exposición, montajes audiovisuales, visitas guiadas, etc. y suelen
desarrollarse a partir de la dinamización ‘in situ’ de unos recursos naturales,
un yacimiento arqueológico, un monumento, un conjunto urbano, un sitio, etc.
Tal y como nos comenta
Jorge Morales10, el concepto “centro de visitantes” es relativamente
nuevo: proviene de la evolución de los antiguos museos de los parques
norteamericanos. Con el tiempo el centro de visitantes ha ido derivando de las
figuras de centro de información y centro de interpretación. En la actualidad
se tiende a identificar “centro de interpretación” con “centro de visitantes”,
lo cual ha desvirtuado el significado de la interpretación del patrimonio.
«Muchos de los
erróneamente llamados “centros de interpretación” se limitan sólo a informar, a
entregar una visión en compartimentos estancos, y a veces el despliegue de
tecnología y materiales es tal que llegan incluso a enmascarar el mensaje
pretendido»11.
La fuerte tendencia a
construir centros de visitantes -especialmente en EEUU, Canadá, Reino Unido y
España-, ha distorsionado el concepto mismo de la interpretación. Muchos de
estos centros fueron construidos para resolver los problemas que ocasionaba el
impacto de visitantes en ciertos lugares, concentrando gran número de personas
en un punto que, en teoría, estaba bajo control de uso y manejo. Sin embargo,
la figura del centro de visitantes es un polo de atracción tal que, en muchos
casos, su infraestructura ha sido incapaz de soportar la demanda, creando más
problemas de los que tenía previsto solucionar.
La alternativa para
corregir este fallo consistía en “descentralizar” el centro mediante el diseño
de itinerarios guiados en los alrededores del área en cuestión, o potenciar la
dispersión del público mediante la oferta de itinerarios autoguiados.
De los centros de
visitantes se espera que proporcionen algo más que una orientación e interpretación
inicial. Son diseñados para estimular a los visitantes a recorrer el lugar,
presentar una síntesis comprensible de sus valores, facilitar un entendimiento
y brindar una información que dé profundidad y amplitud a toda la visita. «En
definitiva, una de las principales funciones del centro de visitantes es acoger
al público como si fuese un invitado: le da la bienvenida, le satisface algunas
necesidades básicas y le invita a conocer la casa (la casa es toda el área)»12.
El centro de recepción
debe ser un edificio que esté perfectamente integrado dentro de la trama urbana
de la ciudad, siguiendo las formas de la arquitectura tradicional del lugar. Lo
más importante que debe presentar es un equipamiento moderno, es decir, que sea
eficaz, funcional, sorprendente por su contenido… y, lo que es más importante,
que sea humano (adaptado para los discapacitados: con rampas, espacios adecuados,
W.C., etc.).
Como comentamos
anteriormente, el lugar elegido es el Palacio de las Cadenas, ubicado en la
Plaza de Vázquez de Molina, en Úbeda.
Palacio Vazquez
de Molina, Úbeda (Jaén)
Las zonas de este centro de recepción
son las siguientes:
-
Vestíbulo: lo que fuera zaguán y apeadero del Palacio, reconvertido
posteriormente en la iglesia del convento dominico. Este espacio está diseñado
para satisfacer una serie de necesidades básicas para el visitante, como son el
descanso, el refugio ante las inclemencias del tiempo, etc.
En el vestíbulo debe existir una mesa de información,
debidamente atendida por personal cualificado13, con un teléfono de
uso interno. Además debe tener asientos para los
visitantes, percheros o casilleros, paneles informativos...
-
Servicios higiénicos: ubicados en uno de los ángulos del patio, junto a la
puerta trasera. Deben estar separado por sexos, y adaptados para discapacitados
en sillas de ruedas (al menos uno).
-
-
Salón auditorio: ubicado en los bajos del Palacio, en la zona donde hasta
hace poco tiempo se ubicaba el Museo de Alfarería. Únicamente se reservaría un
pequeño espacio de los bajos, ya que el resto del espacio funciona como lugar
de exposición para el CMIT.
Este salón-auditorio deberá tener capacidad suficiente
como para alojar grupos numerosos de visitantes. Presentará un pequeño
escenario algo más elevado del suelo, y estará dotado con una cabina de proyección
para audiovisuales. Asímismo deberá estar equipado
para megafonía, iluminación especial al escenario, insonorización, ausencia de
ventanas, salidas de emergencia, etc.
-
- Sala de exhibiciones: uno de los componentes básicos del centro, «pues en él
se entrega la interpretación al público general, interpretación que será de
“segunda mano” e invitará a conocer el lugar y sus rasgos sobresalientes
(afuera, in situ, de “primera mano”)14».
Hemos optado por utilizar lo que fuera la Sala Capitular
del convento, junto a la escalera, que se haya decorada con pinturas15.
En la zona central de este espacio se instalará un muro central, a modo de spina, en la que se ubicarían una serie de paneles que
ilustren la pintura mural de la Provincia de Jaén. Hemos optado por este método
para evitar ocultar las pinturas, con el fin de que el visitante pueda ver la
obra original conforme va asimilando la información ofrecida en los paneles.
En estos paneles dos simpáticos personajes -inspirados en
el arte renacentista-, serían los encargados de explicar al visitante la
función de la pintura mural, las técnicas, iconografía, artistas, etc.
Posteriormente se podrán emplear estos personajes para crear diversos objetos
de recuerdo de la visita: peluches, llaveros, etc., sirviendo igualmente para
ilustrar folletos u otro material didáctico16.
Un aspecto importante a tener en cuenta es la iluminación
de la sala y su efecto en la exhibición. Hemos de tener en cuenta que esta sala
muestra los rasgos propios de la pintura mural jiennense y, en sí misma, es la
obra de arte.
-
Zona de usos administrativos: el Palacio Vázquez de Molina es la
sede del Ayuntamiento y del Archivo Histórico-Municipal. Por esta razón ya
estaría solventado la disposición de espacios administrativos, almacenes, sala
de primeros auxilios, etc.
-
-
Cafetería y lugar para venta de recuerdos: por estética e imagen no es
conveniente que estén ubicados en el mismo edificio. Por ello optamos por
instalaciones preexistentes en la trasera Plaza del Ayuntamiento: la cafetería
del cercano Hotel “María de Molina” y los locales de las empresas
turísticas “Atlante”, “Andrés de Vandelvira”
y “Artificis”.
-
-
Estacionamiento: aunque no es parte del edificio, si entra dentro del
equipamiento del centro de visitantes. Zonas para aparcar serían el cercano
barrio del Alcázar, lugar donde existe un parking
gratuito.
-
El uso público de espacios con valor
patrimonial no está reñido con la conservación, e incluso ayuda a ésta al darle
sentido mediante la incorporación del concepto de «aprovechamiento sostenido»,
tal y como lo define Jorge Miranda17.
Este autor define el uso público
como un área de la gestión que trata de todos los temas relacionados con el uso
que hacen los visitantes de un lugar con valor patrimonial, garantizando la integridad
del bien patrimonial. El uso público se puede entender como un conjunto de
funciones que ocurren en el proceso de la visita, proceso a través del cual se
establece el contacto entre los visitantes y el lugar visitable, desde que
toman la decisión de visitarlo hasta que lo abandonan y llegan a sus hogares.
El concepto de recepción está ligado a
la idea de servicio, es decir, a la calidad y forma de atender a los
visitantes, teniendo en cuenta quienes son y de donde
vienen. El proceso de la visita es el siguiente:
-
Anticipación: el momento en que los visitantes, estando en sus
hogares, deciden visitar un determinado lugar.
-
Viaje de ida: el lugar puede ser el final del viaje o una fase
intermedia de un viaje más largo; la distancia es un factor clave que determina
el tipo de público.
-
Estancia en el lugar: aquí pueden o no satisfacer las necesidades creadas en
un primer momento. En esta fase hay que tener en cuenta dos elementos negativos
que conviene evitar: el estrés (demasiadas ofertas y actividades) como el
aburrimiento (pocas ofertas y monotonía).
-
Viaje de regreso: si el lugar del destino es el punto final del viaje, se
pasa directamente al siguiente punto.
-
Fase de recuerdo post-visita: en esta fase es cuando se obtienen
los recuerdos, materiales o inmateriales, que confirma tu estancia en
determinado lugar.
Ante todo hay
que tener en cuenta que el uso público es un servicio, por lo cual deberemos de
intentar que la experiencia del público sea lo más grata posible, y que se
produzca una recepción humana, profesional y de calidad. Los
objetivos a alcanzar con una buena gestión del uso público serían los
siguientes:
-
Para el visitante: satisfacción de sus necesidades. Dar la bienvenida, orientación,
información, favorecer la autonomía y la autoconfianza en el visitante.
-
Para el recurso: uso adecuado del lugar. Promover el respeto y el aprecio por
aquellos rasgos visitados, evitar congestiones en zonas frágiles, explicar
políticas de gestión.
-
De servicio: actuaciones adecuadas al visitante y al
lugar. Proporcionar unos
mensajes de óptima calidad y unos equipamientos racionales y efectivos.
Para garantizar la buena gestión de
los servicios de uso público en espacios con valor patrimonial hay que tener en
cuenta varios factores que, en opinión de Jorge Morales18, son los
siguientes:
-
Capacidad administrativa: las instituciones tienen
que tener en cuenta el valor de las tareas necesarias para presentar el
patrimonio al público, reconociendo y asumiendo disciplinas especializadas para
ello (la pedagogía y la interpretación, entre otras). Debe haber la posibilidad
de crear y mantener Unidades de Uso Público o Servicios Pedagógicos y de
Interpretación, y la dotación presupuestaria para un mantenimiento adecuado de
esos servicios.
-
Personal cualificado: se debe contar con expertos en información, en
recreación, en interpretación y en pedagogía. Se debería promover la formación
específica de profesionales y el reciclaje de técnicos en otras profesiones.
-
Planificación: planes de uso pedagógico, planes de información y planes
de interpretación sobre la base de una planificación global previa y la
zonificación de los espacios con valor patrimonial.
En cuanto al tipo de público que nos encontraremos
éste será heterogéneo, de distintas edades, procedecias,
intereses, formación, etc. Lo único que tienen en común estas personas es que
están en su tiempo de ocio y que, por ello, no desean actividades educativas o
algo que les recuerde al colegio; posiblemente tampoco
busquen interpretación y en la mayoría de las veces no son conscientes de que
necesitan información y orientación.
La interpretación es la función de uso público que
contribuye a que la gente satisfaga sus expectativas, además de satisfacer
otras necesidades que todo público trae siempre consigo (como las de conocer y
comprender). La interpretación debiera ser concebida como un servicio público:
la culminación de la puesta en valor de unos rasgos del patrimonio histórico-
artístico, para su uso y disfrute por todo tipo de personas que se encuentren
en su tiempo de ocio visitando un determinado lugar.
Antigua Sala Capitular (actual sede
Escuela-Taller de Úbeda). Futura Sala de Exhibiciones del Centro de visitantes.
Gracias a los servicios
interpretativos se puede mejorar el estado de conservación de un determinado
patrimonio. Ello se logra gracias al mensaje interpretativo, que Morales define
como «el tratamiento de los contenidos para ser presentados al público»19.
Es aquel lenguaje que busca el mensaje apropiado para una determinada
audiencia, buscando revelar una verdad oculta sobre el patrimonio, sólo
conocida por técnicos, investigadores y especialistas en la materia.
Junto con la interpretación hay otras
funciones que se deben poner a disposición del público en diferentes momentos
del proceso de la visita. Estas funciones son la divulgación, la
información/orientación y la recreación.
-
La divulgación: puede dar a conocer la existencia de los valores de un
sitio y puede influir en la decisión de ir a visitarlo, entrando dentro de la
fase de “anticipación”.
-
La información / orientación: es necesaria en varias fases de la
visita, desde el momento de los preparativos del viaje, el viaje en sí y la
estancia en el lugar, ya que contribuirá a solventar cuestiones organizativas
del viaje (alojamiento, carreteras, distancias, horarios, etc.). La información
influirá en las expectativas de los visitantes si anticipan una visión realista
de los valores del lugar.
-
La recreación: se resuelve con adecuaciones destinadas al descaso y a
actividades deportivas, así como con infraestructuras para la simple
contemplación de los valores de un sitio: miradores, senderos, asientos, zonas
de juego, etc.
1.
MARTIN GUGLIELMINO, M.
«Reflexiones en torno a la difusión del Patrimonio Histórico». Difusión del Patrimonio Histórico. Cuaderno nº VII
del IAPH. Sevilla: Junta de Andalucía, p. 15.
2.
CASTELLÓN SERRANO, F. / MARTÍNEZ MADRID, R. / PÉREZ SÁNCHEZ,
M. T. / RUIZ GARCÍA, A. «Los Gabinetes Pedagógicos de Bellas Artes y la difusión del Patrimonio Histórico». Difusión del Patrimonio Histórico. Cuaderno nº VII del IAPH. Sevilla: Junta de Andalucía, p.
119.
3.
RAVÉ
PRIETO, J. L. «Difusión
del Patrimonio Histórico en Andalucía». Difusión del Patrimonio Histórico. Cuaderno nº VII del IAPH. Sevilla: Junta de Andalucía, p. 99.
4.
Ibidem, p. 101.
5.
Plan
General de Bienes Culturales.
Sevilla. Consejería de Cultura,
2000. pp. 56-59.
6.
RAVÉ
PRIETO, J. L. Op. Cit., p. 109.
7.
PÁEZ LÓPEZ, J. «Las rutas culturales como creación cultural: el ejemplo de “El Legado Andalusí”».
[En] VV.AA. Turismo cultural: el patrimonio histórico como fuente de riqueza. Valladolid: Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla
y León, 2000, pp. 247-258.
8.
Era frecuente
que muchos pintores de Jaén traspasaran sus fronteras y trabajaran en provincias cercanas
como fueron Granada o
Córdoba, ejerciéndose desde
allí un trasvase pictórico a otras
provincias como Sevilla,
Málaga, Ciudad Real, etc. Asimismo también era frecuente la presencia de artistas extranjeros, especialmente italianos, en nuestras
tierras que ejercieron un especial influjo en otros
pintores autóctonos.
9.
PADRÓ WERNER, J. «La interpretación: un método dinámico para promover el uso social del patrimonio cultural y natural».
Difusión del Patrimonio Histórico. Cuaderno nº VII
del IAPH. Sevilla, Junta de Andalucía, p. 10.
10.
MORALES MIRANDA, J. Guía para la interpretación
del Patrimonio, Sevilla. Consejería
de Cultura.
1998, p. 259.
11.
Ibidem, pp. 259-260.
12.
Ibid, p. 263.
13.
El personal debe ser adecuado y suficiente como para atender al público en sus necesidades básicas, no para guiarlo en las exhibiciones.
14.
MORALES MIRANDA, J. Guía…, p. 266
15.
ALMANSA MORENO, José
Manuel. «Las pinturas murales del Palacio Vázquez de
Molina de Úbeda». Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, n. 186, julio-diciembre 2003.
16.
Agradecemos
a la diseñadora Ana Rodríguez Macías por el diseño de estos dos simpáticos personajes: Caris y Atlas, inspirados
en las cariátides y
atlantes del Palacio Vázquez de Molina de Ubeda.
17.
MORALES MIRANDA, J. «El
contexto y utilidad de la interpretación del Patrimonio». III, IV y V Jornadas Andaluzas
de Difusión. Sevilla, Consejería
de Cultura de la Junta de Andalucía, 2002, pp. 71-79.
18.
Ibidem, p. 73.
19.
Ibid., p. 75.