LA UNIVERSIDAD LABORAL DE SEVILLA, ARQUITECTURA
EN EL PAISAJE*
GUILLERMO PAVÓN TORREJÓN
(E.T.S.A. Universidad de Sevilla)
FERNANDO QUILES GARCÍA
(Universidad Pablo de Olavide)
atrio, 10-11 (2005)
ISSN: 0214-8293 p. 125 - 132
RESUMEN
Estudio de uno de
los edificios más representativos de la arquitectura
del movimiento moderno en Andalucía, con el análisis del
anteproyecto y el proyecto.
Ejecutado entre los años
1949 y 1955, por la firma de arquitectos
OTAISA (Oficinas Técnicas
de Arquitectura e Ingeniería,
S. A.) integrada por Luis Gómez Estern,
Alfonso Toro y los hermanos Rodrigo y Felipe Medina Benjumea, se trata de un ejemplo paradigmático de arquitectura en el territorio.
PALABRAS CLAVE: Arquitectura – Autarquía
- Movimiento Moderno -
OTAISA - Paisaje – Proyecto - Sevilla - Universidad Laboral.
ABSTRACT
An approach to one of
the most representative buildings of Architecture of the Modern Movement in
Andalusia. Designed by OTAISA Architects (Oficinas Técnicas de Arquitectura e Ingeniería, S. A.) and built by 1955, the project becomes
an example of the relation between architecture and landscape.
KEYWORDS: Architecture – Autarky’s Architecture
– Modern Movement - OTAISA - Landscape - Project - Seville - Labor University.
La antigua Universidad
Laboral de Sevilla fue seleccionada,
junto a otras 63 obras,
para representar a la arquitectura
del Movimiento Moderno en Andalucía, en la exposición MoMo Andalucía,
promovida por las Consejerías
de Cultura (Instituto Andaluz
del Patrimonio Histórico) y
de Obras Públicas y Transportes (Dirección General de
Arquitectura y Vivienda). Entrando
a formar parte del grupo de mayor interés, integrado por los modelos y casos experimentales.
No era la primera vez que este conjunto llamaba la atención de los especialistas, habiendo sido muy valorado
por el estudio pionero de esta arquitectura, La vanguardia imposible1.
Desde entonces aparece incluido en los principales balances de la
modernidad en Andalucía. El
último ha sido la exposición Arquitectura
del Racionalismo en
Sevilla. Inicio y continuidades,
celebrada en octubre de 2003, dentro del programa
de actividades organizado
con motivo de la «II Semana
de la Arquitectura». En el catálogo editado con motivo de la muestra aparece descrita la Universidad
Laboral como «ciudad, edificio, máquina», compuesta
de construcciones espacialmente diversas y siempre atractivas, que muestran la capacidad de la arquitectura moderna para
resolver también grandes implantaciones, al tiempo que asume la escala urbana, ofreciendo con valentía una renovada visión de los edificios que componen el complejo universitario2.
El reconocimiento del carácter patrimonial de la Arquitectura
del Movimiento Moderno, y concretamente de la calidad y singularidad
de la antigua Universidad Laboral de Sevilla, tiene
una manifestación institucional en el inicio del procedimiento
para declararla Bien de Interés
Cultural de la Comunidad Autónoma,
que la convertirá en el
primer ejemplo de arquitectura
moderna sobre el que recae tal tratamiento.
Al interés científico
e institucional hay que sumar
el hecho de ser un ejemplo notable
de revitalización funcional.
En efecto, la decisión de establecer en este lugar
el campus de la Universidad Pablo de Olavide ofrece la oportunidad de cumplir con los postulados de aquéllos que sostienen que la mejor
manera de proteger estas edificaciones es volviéndolas
a utilizar en plenitud. Ocupar las aulas por nuevos
estudiantes, habilitar el hospital como residencia de los mismos, los talleres de fundición como biblioteca general, y adaptar los
pabellones exentos para ampliar el espacio deportivo, son operaciones que tienden a garantizar en las mejores condiciones posibles, la supervivencia de una arquitectura
que, en contra de la opinión
de algunos teóricos, si tiene cabida
en otro tiempo
y puede atender a otras necesidades funcionales distintas de las que
la originaron.
La adaptación se podría considerar una operación paliativa que pretende salvar del abandono y del mal uso a una estructura arquitectónica, un mosaico espacial, que fue configurado con un fin muy
determinado.
Ni demoler las fábricas ni conservarlas
a ultranza, como proponía Juan Antonio Cortés en línea con lo defendido por John
Allan, que planteaba la salvaguarda
de los modelos, de aquellos
edificios que poseían una
especial calidad testimonial, que además
serían excepciones a la regla, siendo deseable
la reactivación de su funcionalidad, pues “el mejor modo de conservar un edificio es usarlo efectivamente”3.
Sin duda, la evocación del tiempo en el que nació la Universidad
Laboral y el conocimiento de quienes se vieron implicados en
este hecho, ayuda a comprender la génesis de esta arquitectura y su
conformación final.
A finales de la década de los
40 los dirigentes del Ministerio
de Trabajo, al frente del
que se encontraba el falangista José Antonio Girón de
Velasco, planificaron para todo
el territorio nacional un sistema de formación profesional, que culminaría en la creación de las Universidades Laborales. Así, en 1949, por ley de 16 de julio, se estableció un bachillerato especial de carácter
profesional, en régimen de internado, que se impartió en Institutos
Laborales levantados en las zonas de previsible desarrollo industrial.
En este
sentido el ministro Girón de Velasco expresó -el 25
de noviembre de 1950- su intención de crear «castillos de la reconquista nueva», para la educación de aquellos jóvenes que no tenían
medios económicos. Del mismo discurso,
dado en Sevilla, extraemos
las siguientes palabras:
“Vamos a crear
gigantescas Universidades donde se formen, además de obreros técnicamente mejores, hombres de arriba abajo, capacitados para todas las contiendas de la inteligencia, entrenados para las
batallas del espíritu, de
la política, del arte, del mando y del poder. Vamos a hacer hombres distintos, vamos a formar trabajadores dentro de unos españoles libres y capaces. Vamos a hacer la revolución de los hombres y no la revolución
de unas máquinas de rendir trabajo”4.
Se trata de crear
las "universidades de pueblo" concebidas como monumentos al trabajo, y utilizadas como instrumentos de propaganda de la "política
social" preconizada por el partido
único a la manera de los otros regímenes fascistas europeos.
El Ministro
no dejó nada al azar y transmitió
personalmente a los ejecutores
materiales de su proyecto, los arquitectos, su concepción
personal de la arquitectura a la que habrían de dar forma para adecuarse a las necesidades programáticas. Les deja claro qué espera de ellos:
ante todo la adecuación al proyecto institucional, la belleza por añadidura, y la función como principal cualidad a tener
en cuenta en la concreción de las fábricas, con una sorprendente visión de futuro al considerar la posibilidad de
crecimiento o de reforma5.
El “concepto funcional” es básico, consta en la Memoria del proyecto sevillano, pero no hay límites a la creatividad de los arquitectos.
La libertad con que pueden operar deriva de cierta falta de concreción conscientemente aceptada por el Ministro, porque
de lo contrario limitaría
la “elasticidad y amplitud
de adaptación en la vida futura del edificio” que ha de “sobrevivir a
cualquier plan de estudios,
y aún a concepciones pedagógicas estrictas y a normas
exactas de organización”6.
Todas estas
indicaciones conducían hacia una arquitectura funcional, con la connivencia del
poder. Girón de Velasco,
que había defendido la aplicación de criterios funcionales también hizo observaciones claras sobre el
riesgo de perderse en consideraciones de carácter estético7.
El concepto de belleza arquitectónica manejado,
difiere del mero tratamiento de fachada, valorándose
cuestiones como la disposición urbanística,
la volumetría y el aprovechamiento
del paisaje y la jardinería
como elementos compositivos.
De fondo yace
la idea de lo que ha de ser la Universidad, según el amplio concepto de Alfonso X el Sabio: “La Universidad es estudio
y ayuntamiento de maestros y de escolares
que es hecho en algún lugar con voluntad y con entendimiento de aprender los saberes... y de hacer vida honesta
y buena”. El propio Ministro se extendería en su definición
precisando en estos términos lo que esperaba de la Universidad:
“Las Universidades Laborales, como ya os he dicho
no van a convertir a los hijos
de los trabajadores en señoritos, sino en los mejores trabajadores de todos los tiempos, dotándoles de una teórica y de unos conocimientos profesionales modernísimos e incorporándoles de
paso a todas las preocupaciones de nuestro tiempo, al
desarrollo de la cultura
universal contemporánea en
la medida necesaria, para que
al salir de un taller de precisión
o de un laboratorio, o de una fundición,
el trabajador se sienta un protagonista de su época, un participante de todos los goces, en todos los derechos y también en todos
los deberes que hasta ahora
eran goces y eran deberes y eran derechos solamente para una clase y por razones puramente económicas o de nacimiento… Por lo tanto la finalidad de la Universidad es crear
aquellos trabajadores “distintos” de que tantas veces hemos hablado.
Ahora bien: si en el curso de la formación de esos trabajadores “distintos” alumbra el genio, se percibe la presencia del hombre dotado para más altas empresas, ese hombre será conducido hacia la Universidad del Estado, hacia
la Escuela Especial, hacia la Academia profesional. La Universidad Laboral, llegado
el momento, entregará estos alumnos excepcionales
a la Enseñanza Superior oficial
en España o en el extranjero, pero sin perder su tutela, es decir, actuando como Colegio Mayor
Universitario a cuya cuenta
correrá todo el esfuerzo financiero y toda la dirección moral y política del alumno, hasta su entrada en la profesión elegida”.
El mandatario resalta, en su
instrucción a los arquitectos,
el carácter paternalista y protector
de la institución. En contradicción
con el hermético espíritu
que la dictadura ha implantado
en el país.
Los autores del proyecto sevillano reconocen la escasez de
referencias válidas, advirtiendo deficiencias en la enseñanza liberal de la
Europa continental y en el tipo
“tecnológico” norteamericano.
A su entender el modelo más acorde con el espíritu del Ministerio de Trabajo es el de las universidades formativas inglesas, que
inspira a los Colegios Mayores. A lo largo de la Memoria
muestran el conocimiento de
los sistemas educativos,
con una puesta al día en la materia con el texto del autor Carlos Jiménez
Díaz, quien evoca a Moberly
para explicar la crisis del sistema
educativo universitario, la
llamada universidad caótica, con una orientación puramente técnica, muy materialista, que pasa por alto la atención a las necesidades espirituales (Weltanschang), un extremo en el que coincide con Xavier Zubiri.
Todos estos
antecedentes contribuyen a la
definición de un modelo, cuya materialización se verá condicionada por otras
exigencias de carácter organizativo
e incluso técnico. Con respecto a la organización se plantean detalles novedosos, como la existencia de un Patronato, en cierto modo parecido al que funciona en las Universidades extranjeras, con una influencia determinante en la financiación del centro y el
control del funcionamiento institucional.
Un programa educativo
de largo alcance que se llevó
a la práctica en la década del Ministerio Girón, y que en lo formal muestra las contradicciones del régimen, con actuaciones tan
dispares en términos arquitectónicos como las de Sevilla, donde
impera la racionalidad, y
de Gijón, donde Luis Moya hizo un guiño al orden gigante del Escorial.
En su
discurso social Girón pudo encontrarse afectado por la condición de falangista, pero también mediatizado en su servicio
al régimen, cuyo doctrinal pudo estar enmascarando.
En cualquier caso se desprende la enorme importancia que
el régimen concedió al proyecto educativo de las Universidades Laborales, por un lado, como centros
de formación de una mano de obra
obrera altamente cualificada de los que se nutriría
la incipiente industria nacional, y por otro, como vehículo de propaganda de
las políticas de mayor carácter
social del régimen con las que se pretende
calar en los sectores más populares
de la sociedad, ya que de éstos debía nutrirse
el alumnado de las laborales.
La arquitectura debía de ser, por tanto, acorde
con los objetivos políticos
marcados, por ello, desde el primer momento, en la etapa de Girón de Velasco, y hasta los últimos
años del régimen, los proyectos se encargaron a algunos de los arquitectos más prestigiosos del país. No cabe dudar por las evidencias
materiales que las propuestas del Ministerio cuajaron entre los arquitectos
que lograron levantar una
serie de edificios que de una alta
calidad arquitectónica, hasta
el punto que alguno de ellos
están considerados como las más importantes
manifestaciones del arte español del siglo XX8.
La de Sevilla se encuentra
entre estas últimas, se
debe a un extraordinario equipo
de arquitectos conocidos
bajo las siglas O. T. A. I. S. A. (Oficinas Técnicas de Arquitectura e Ingeniería, S.
A.). Estaba compuesto por cuatro compañeros de la promoción
del 34 de la Escuela de Arquitectura de Madrid, Luis
Gómez Estern, Alfonso Toro y los hermanos
Rodrigo y Felipe Medina Benjumea. Este último, que ejerció como director y gerente de la firma, hizo suyo
el proyecto de la Laboral, hasta el punto de adoptarla como tema de su Tesis
Doctoral. También pudo influir en el discurso
teórico que acompaña al proyecto las opiniones de Gómez Estern, que como estudioso de la arquitectura se interesó por conocer los entresijos la realidad urbana y su interrelación
con el medio natural, convirtiéndose en uno de los pioneros
sevillanos de los estudios de paisajismo. Podríamos tomar como referencia de estos criterios personales el proyecto, ya tardío
(1966), desarrollado sobre el Cerro Alegre de San Juan de Aznalfarache,
donde aprovecha las distintas cotas del terreno para modular una rica arquitectura racionalista. En su faceta
de arquitecto municipal, al frente
de Ordenación Urbana, Estern
profundizó en el análisis del hecho histórico. No hace mucho se publicó la tercera edición de uno de los textos más emblemáticos de la ciudad, la
Arquitectura civil sevillana,
donde en compañía del historiador Francisco Collantes
de Terán, profundizó en el conocimiento de las formas de la arquitectura tradicional sevillana.
Las inquietudes arquitectónicas
de los que parecen ser los conductores
del proyecto -Felipe Medina y Gómez Estern-, la función y el paisaje, aparecen como premisas proyectuales
que determinan la formalización de la edificación y la implantación
territorial de la Universidad Laboral de Sevilla.
En la memoria
original del proyecto se marca
como premisa establecida por el Ministerio de Trabajo la concentración del
mayor número posible de alumnos en las Universidades Laborales, estimándose para el caso de
Sevilla en mil setecientos.
De dicha concentración de individuos se derivan ventajas e inconvenientes. Entre las primeras se encuentran la economía de medios, la mejor organización de los servicios genera les, la concentración
del personal pedagógico especializado,
escaso en los años posteriores a la Guerra Civil,
y el más directo control
que se puede establecer por
parte de la dirección de la
enseñanza en lo que se refiere
a cuestiones políticas, difícil de garantizar en el caso de centros diseminados. Entre los inconvenientes
los arquitectos autores del
proyecto destacan la pérdida de identidad de la
persona que puede sentirse "aplastada" por la masa de individuos, lo que incidiría negativamente en su formación7.
Sobre las consideraciones
anteriores, el grupo OTAISA
define el esquema arquitectónico
del edificio jugando con
dos estrategias de proyecto,
opuestas y, al mismo tiempo, complementarias: concentración y división. En efecto la concentración
se utiliza en la agrupación de los servicios generales y de los centros de dirección del centro, a fin de garantizar la mayor eficacia funcional posible. Mientras, en las zonas docentes y residenciales se opta por la división en entidades menores,
una especie de "hogares
escolares", capaces de
alojar a unos doscientos cincuenta alumnos, cuyas dimensiones están alejadas de las que serían necesarias para alojar a mil setecientas personas en un único edificio. Con ello se consigue un ambiente más "doméstico", propicio para establecer una mejor y más inmediata relación
entre compañeros y profesores.
La formalización del esquema arquitectónico establecido por los arquitectos
como respuesta al programa requerido, depende a su vez de los siguientes factores: la topografía; la relación con el entorno entendido como paisaje; y la funcionalidad. A continuación desarrollaremos la incidencia de cada uno de ellos.
Los terrenos elegidos para edificar la
Universidad Laboral, presentan
una suave pendiente en sentido N-S, desde el cauce
del río Guadaira, cota +8.5, hasta la carretera
Sevilla-Utrera, cota +22.5, siendo
la línea de máxima pendiente la que sigue la orientación N-NO, que forma un ángulo
de aproximadamente 30º con el norte
geográfico. La zona de mayor elevación
de los terrenos es la más próxima a la carretera y por
tanto, a los accesos desde
Sevilla. La incidencia de la topografía
en el proyecto, al igual que en la definición del esquema arquitectónico, se basa en criterios de la máxima racionalidad. Así, en la implantación de la edificación
se prima: minimizar los movimientos de tierra, el alejamiento del cauce del Guadaira, con lo que se reducen
los efectos de posibles desbordamientos, y el aprovechamiento
de las mejores visuales.
Por ello, en los terrenos más altos se construye el centro cívico con una orientación E-O
que garantiza las mejores panorámicas de la Universidad en
el momento del acceso desde Sevilla y por ende de ésta desde la propia
Universidad, el efecto se acentúa
con la utilización de la torre
como elemento focal y
emblemático del conjunto. Mientras el resto de la edificación se adapta a la línea de máxima pendiente, antes descrita, lo que asegura una orientación
más adecuada desde el punto
de vista del soleamiento al tiempo
que prima las visuales sobre el paisaje más inmediato.
En relación
con lo anterior un apartado singular y evocador de la Memoria es el que analiza “el factor psicológico
en la disposición de edificios
y del paisaje”. Aquí retoma los dictados del Ministerio:
“Den ustedes a sus proyectos, eso sí,
toda la alegría que permite nuestro clima; que penetre la entrañable geografía española hasta el último rincón de las aulas y de las estancias y que penetre el paisaje, sobre el que
español a consumado tantas proezas
del espíritu, hasta el alma de los alumnos.”
Una vez tomada
las decisiones generales de
implantación de acuerdo con
la topografía y a criterios
paisajísticos, la funcionalidad
pasa a ser determinante en la formalización última de la edificación. El centro cívico está
compuesto por los siguientes
elementos: Iglesia (no construida), sala de actos, locales del Patronato,
locales de dirección y claustro
de profesores; locales de oficinas
generales, biblioteca
central, locales de recepción y visitas
de público; locales de reunión
con zonas de tiendas, sala de actos
o conferencias, y residencia de la Comunidad religiosa, aneja a la iglesia. Los edificios están enlazados por galerías cubiertas que se disponen formando una plaza
principal comunal y representativa donde como vemos, se agrupan
las funciones de mayor jerarquía dentro del programa
de usos de la Universidad.
Enlazados con el centro cívico por medio de una circulación central, que como dijimos se adapta a la línea de máxima pendiente, se sitúan los siete grupos escolares,
todos concebidos de forma
análoga: dormitorios, estancias, recreos, comedores y vestuarios
forman una unidad edificatoria desarrollada en dos volúmenes de dos y cinco plantas respectivamente.
Un segundo edificio
también de dos plantas, y separado de los anteriores, alberga las aulas y sus servicios
correspondientes. En la disposición del los edificios
prima el criterio de soleamiento,
orientándose las aulas y laboratorios
al norte y las zonas de estancia comunes,
recreos, comedores y salas de lectura, al sur. Además, como medida
de protección ante el excesivo
asoleamiento que se produce en verano en nuestra
latitud, se dota a los huecos de las estancias que se
vuelcan hacia las fachadas con orientación sur, de "brie-soleil"
que permiten el paso del
sol en invierno y lo impiden en verano.
Los servicios generales se ubican en un edificio en el extremo norte
de la ordenación, edificio
que se divide en siete sectores: cocina y dependencias anexas, almacén de ropa sucia, lavadero secadero, y almacén de ropa limpia; residencia
de personal auxiliar, instalaciones
de la administración de régimen interior, consultorio
médico, y por último enfermería.
Todos los edificios
descritos hasta ahora, centro cívico, grupos escolares y edificio de
servicios generales, se enlazan por medio de una espina
de circulación que cumple una
triple misión, a nivel de planta
baja, establecer un recorrido cubierto y por tanto defendido de las inclemencias metereológicas, en planta primera crear un recorrido interior
a través del que se resuelve
el funcionamiento de los servicios
generales, ya que sirve para recoger la ropa sucia transportarla
hasta la lavandería y devolverla limpia, y para distribuir la comida desde la
cocina a los comedores de los grupos
escolares. Por último
el sótano permite el mejor trazado de las
conducciones de las instalaciones cuyos
elementos productivos se ubican en el edificio de servicios
generales.
Del espacio central, el que ocupan los colegios con la espina
que los une, hay un anteproyecto
que plasma una idea sustancialmente distinta. Ya no
se trata de una estructura
de bloques paralelos que se
vertebran a lo largo del pasaje
cubierto, sino una sucesión de edificios autónomos en cruz
griega que ofrece una original
imagen, pero que sin duda se encuentran peor trabados.
La solución final estructurada
en colegios independientes resulta tan acertada que hoy se puede aprovechar para implantar las distintas Facultades.
Algunas piezas
que figuran en el proyecto original se han perdido, puede que a causa del abandono sufrido durante décadas o bien porque fueron postergadas.
La iglesia, que aparece detallada
en planos generales y particulares, fue iniciada, como muestra alguna
fotografía antigua, pero luego fue
suplantada por otro edificio. Tampoco hay constancia de la espectacular portería diseñada como acceso principal del recinto. Un edificio de unos vuelos y un juego de volúmenes extraordinarios. El alero que podría haber sido
hecho en hormigón pretensado recuerda a otras de las piezas más notables de la
Universidad, los pabellones abovedados.
Además de las edificaciones ya descritas que conforman el núcleo principal de la Universidad Laboral, existen todo un conjunto de edificaciones aisladas destinadas
a las actividades complementarias: talleres, garajes, instalaciones
agropecuarias y deportivas. Un conjunto de edificaciones
dispersas y sin embargo integradas
en el conjunto, gracias al lugar
importante en la urbanización del conjunto ocupan
los jardines y campos de deportes, que desempeñan un importantísimo papel en el aspecto estético de la composición, supliendo con su
belleza natural la sencillez decorativa y simplicidad de materiales
de los edificios; siguiéndose
en este criterio
una bien acreditada tradición
andaluza.
En este
apartado se diferencian los
espacios abiertos junto los
distintos bloques y de aprovechamiento particular de cada
uno de ellos, de los colectivos. Y lo mismo ocurre con la jardinería, que va desde el jardín pequeño anejo a cada unidad, para los recreos cortos, hasta el jardín trazado con carácter formal y geométrico que enlaza con la arquitectura de los edificios del centro
cívico, con arreglo al tradicional
jardín español. Por el contrario, en los jardines exteriores, de mayores dimensiones, predomina la arboleda, convirtiéndose en el umbral del
campo cultivado, está tratado con libertad, pero sin que esta
sea ficticia o artificiosa como en los jardines
ingleses, sino más bien dándole carácter de huerta andaluza, de que se conserva tan bellos ejemplos.
OTAISA recibió el encargo en 1949 y entregó la obra en 1955. En ese lustro realizó una compleja labor que no sólo se limita a la construcción de las arquitecturas, sino que también se extiende a la urbanización, con la organización
de las infraestructuras. Su
manera de afrontar el reto representa el impulso de la modernidad, que sin
romper con la tradición ofrece
una nueva manera de entender la arquitectura y su relación con el medio. Que fuerza la síntesis entre arquitectura e ingeniería para
liberar sus respectivas energías y proyectarlas sobre una nueva
masa construida. La Laboral es la quintaesencia
de esa arquitectura, de fuerte carácter y grandes masas, pero de ideas generatrices claras. El profundo conocimiento de las posibilidades del
hormigón les permitió conjugar
las estructuras recias,
bien asentadas en el suelo, con otras más ligeras, a veces, arriesgadas, con amplias luces y grandes vuelos. En cuanto
a los revestimientos y el tratamiento de fachadas, destaca el interés por aprovechar las cualidades estéticas de los
materiales constructivos.
La implantación de la edificación en el territorio donde se conjuga la disposición de los elementos atendiendo al orden
jerárquico y el tratamiento de los espacios libres, contribuye en última
instancia a la composición urbanística, que busca un funcionalismo
expresivo y orgánico, evitando el formalismo en la expresión
a la vez que la sequedad funcional, sin caer por otro lado
en informalidad pintoresca o artificiosamente paisajista. Se ha procurado en definitiva,
como norma urbanística, hacer arquitectura en el paisaje.
* Este artículo
avanza un estudio más profundo sobre el edificio y deriva de la redacción de la documentación técnica necesaria para Inscripción Específica en el Catálogo General del Patrimonio Histórico andaluz, en la categoría de Monumento, de los inmuebles que conforman el núcleo original de la antigua
Universidad Laboral de Sevilla, actualmente sede de la Universidad Pablo de Olavide.
En la actualidad se está incoando el expediente. Para llevar a término este trabajo
ha sido fundamental la colaboración
de don Rafael Montoro, arquitecto del Servicio de Infraestructura, y
don Rafael Alfonso.
1.
De
Eduardo Mosquera Adell y María Teresa Pérez Cano
(Sevilla, 1990).
2.
Ficha de Ramos, Sánchez-Cid
y Capilla, págs. 174-5.
3.
“Conservation of the
works of Lubetkin & Tecton-architects”,
DOCOMOMO Conference Proceedings. I
International Conference, 1990, pág. 185.Juan
Antonio Cortés, “La actuación en
edificios del Movimiento Moderno: problemas y ejemplos”, La arquitectura moderna en Andalucía: un patrimonio por documentar y conservar. La experiencia DOCOMOMO, “Cuadernos”,
XI, Granada, 1999, pág. 169.
4.
Universidad
Laboral en Sevilla. Memoria.
Hemos manejado una copia moderna, cuya paginación no se corresponde con el original.
5.
Ibidem. “En este sentido
no olviden ustedes ni un instante que están al servicio de una idea y
que la belleza de la obra de ustedes y la gloria de su nombre, será tanto más brillantes y esclarecidas, cuanto como más fidelidad hayan
servido a la funcionalidad
de la construcción, a su economía y a la posibilidad - que
queda siempre abierta – de su ampliación o de su adaptación (en lo que sea posible) a futuras necesidades.”
6.
Memoria.
7.
Queda reflejado
en la Memoria de la Laboral el sentir
del Ministro en uno de sus comentarios más claros: “No se puede ahora dejar suelta
la fantasía sobre una nube, sin atadero, flotando irresponsablemente por espacios libérrimos. Por lo tanto
no pueden ustedes pensar en la producción
de maravillas para ser insertadas
en los Tratados de Artes
con fines de pura y simple contemplación
estética. Porque, satisfecha esa contemplación, la parte responsable de ser humano preguntará a ustedes porqué, con lo de superfluo y lujoso pusieron en su obra
para buscar la recreación
de su inspiración artística, no satisfacieron o por
lo menos no ayudaron a mitigar necesidades que les exija a ustedes la obra política que van a realizar”.
8.
En lo que se refiere
a la calidad arquitectónica
de las Universidades Laborales,
hemos de destacar el dato que de las 18 construidas, 7
aparecen en la última guía editada
de arquitectura española
del siglo XX:
U.L. de
Gijón, 1945-56, (Moya / Puente / Moya / Huidobro)
U.L. de Zamora, 1947-53, (Moya /
Ramirez / Moya)
U.L. de Sevilla, 1949-54, ( Medina Benjumea R. / Medina Benjumea F. / Toro Buiza / Gómez Estern)
U.L. de Córdoba, 1952-56, (Santos
/ Sánchez Puch / Robles / Cavestany)
U.L. de Culleredo,
1961-63, (Laorga / López-Zandón)
U.L. de Cheste,
1967-69, (Moreno Barberá)
U.L. de Almería, 1967-75, (Cano
Lasso / Campo Baeza / Martín / Más-Guindal)
U.L. de Orense, 1974-75, (Cano
Lasso)
Prueba de la enorme calidad arquitectónica que atesoran estos edificios, que se convierten en un muestrario de la evolución de la arquitectura española del siglo XX.