SERRANO-NIZA, Dolores
(ed.)
Vestir la
casa.
Objetos y
emociones en el hogar andalusí
y morisco
Madrid: Consejo Superior
de Investigaciones
Científicas,
2019. 247 págs.
ISBN
978-84-00-10482-5
La excelente
Editorial CSIC, en la colección
de Monografías de Estudios Árabes e Islámicos, ha publicado este año un libro de contenido novedoso y necesario. Lo ha coordinado la profesora Dolores Serrano-Niza, del Departamento de Filología Clásica y Árabe de la Universidad
de La Laguna.
El
origen de la publicación fue
el VI Seminario de Investigación Avanzada (SIA 16) organizado por el Instituto Universitario
de Estudios de las Mujeres de
la Universidad de La Laguna (IUEM- ULL), dirigido por
María Elena Díez Jorge y la propia Dolores
Serrano-Niza. Es el producto del trabajo realizado por un grupo
de siete investigadoras, la
mayoría de las cuales se integra
en el Proyecto de I+D “De puertas
para adentro: vida y distribución de espacios en la arquitectura doméstica (siglos XV- XVI). Vida y Arquitectura
(VIDARQ),” HAR2014- 52248-P, cuya investigadora
principal es María Elena Díez Jorge de la Universidad de Granada, dentro del Programa Estatal de Fomento de la Investigación Científica y Técnica de Excelencia
del Ministerio de Fomento y
Competitividad.
El
punto de partida del conjunto de textos
coincide con los principales objetivos
del proyecto de investigación
al que se adscribe, colocando
el foco en cómo la vida y la arquitectura se imbrican en el espacio doméstico.
Para ello se ha intentado reconstruir los interiores de las
casas a través de los objetos
que contenían, el conjunto de enseres y especialmente
de textiles. A través de los textos jurídicos, inventarios
de bienes, fuentes árabes y
moriscas, palabras y cosas,
las investigadoras han observado entre otras cuestiones, cómo el mobiliario en
la mayoría de los hogares se caracterizaba por ser escaso y funcional, destinado a alcanzar un mínimo de
habitabilidad. Con la inclusión de elementos organizadores de los espacios, como las cortinas o el estrado, que añadían a la información transmitida por los objetos, las diferentes ideas de habitabilidad. Y más allá, las autoras han querido profundizar en el conocimiento
de las relaciones y los afectos entre quienes habitaron las casas, desembocando en el estudio de las emociones y de las
comunidades emocionales.
El
libro se desarrolla a través de dos ejes principales. El primero se ha titulado
“Construir una casa para habitarla”
y comprende los tres primeros textos. Para comenzar, la
profesora del Departamento de Filología Clásica, Francesa, Árabe y Románica de la Universidad de La Laguna, María Arcas Campoy, analiza
las relaciones legales a las
que estaban sometidas las
mujeres andalusíes, especialmente los vínculos matrimonial y de servidumbre/ esclavitud, haciendo hincapié en la
información sobre el entramado emocional que proporcionan
las fuentes jurídicas. Descubre cómo al margen de las normas legales palpitan los afectos, los
sentimientos, las emociones tanto positivas como negativas de las personas que
compartían el espacio y la vida del hogar. Concluyendo que la casa es el mundo privado de los individuos
que componen la sociedad, el
escenario en el que afloran con mayor frecuencia e intensidad las relaciones entre mujeres y hombres.
A
través del texto “Los inventarios notariales como fuente
para el conocimiento de la arquitectura doméstica del Quinientos en Zaragoza,” María Isabel Álvaro Zamora, del Departamento
de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, recrea
la vida cotidiana de los propietarios de aquellos bienes. Y además del valor histórico que aporta el recorrido casi visual por las estancias
de las casas y la detenida identificación
y análisis funcional de cada objeto, es destacable su valor como fuente lingüística.
Finalmente, la académica de la Real Academia de la Historia,
María Jesús Viguera Molins y Christine Mazzoli-Guintard, profesora de la Universidad de Nantes, en
su texto “Disponer casa a la esposa (Tremecén, 747/1346) y cumplir la obligación matrimonial de la
añafaga (nafaqa)”
utilizan la fuente de Ibn Marzuq,
al Musnad, para relatar
cómo el sultán meriní del Magreb construye y decora una casa para cumplir
con la obligación moral y religiosa de alojar conforme a su rango a la princesa
de Túnez que era su prometida.
El segundo
eje se ha denominado “Enseres y ajuares para un mundo de emociones” y comprende cuatro textos. En el primero, María Dolores Rodríguez Gómez, que es profesora del Departamento de Estudios Semíticos en la Universidad de Granada, titulado “Entre sedas y esparto:
la posición social de las familias
andalusíes del siglo XV a través de sus ajuares,” muestra cómo en
los hogares de las familias granadinas a fines del siglo
XV, tanto pudientes como más humildes, los textiles son comparativamente
más importantes que el mobiliario y otros enseres domésticos.
La editora
de este libro, Dolores Serrano-
Niza, trabaja la misma línea en su capítulo “Textiles
para el sueño. Ropa y ajuar
morisco para hacer una cama,” y reformula esos tejidos y sus nombres que llegados desde al-Andalus sobrevivieron en
forma de arabismos. Palabras y descripciones —todas ellas relativas
a los elementos con los que se hace
una cama— custodiadas en documentos moriscos
especialmente, pero también vivas en
diccionarios cuyas definiciones pretende afinar en este
trabajo.
A través de
un buen número de documentos conservados en el Archivo
del Patronato de la Alhambra y el Generalife,
y algunos del Archivo General
de Simancas, la investigadora de la Universidad de Granada, Aurora Molina Fajardo,
en el texto “Cosas dejadas atrás. Objetos y emociones en la Granada del siglo XVI” reconstruye una historia de abandonos y confiscaciones de casas, ropas y enseres de quienes buscaban la supervivencia.
Para terminar,
la profesora del Departamento de Historia del Arte de
la Universidad de Granada, María Elena Díez Jorge, se
ocupa de los pequeños en sus “Historias llenas de emociones:
espacios y objetos de menores en
las casas de moriscos y cristianos.”
Llama la atención sobre la necesidad de que los menores sean objeto de estudio científico, porque formaban parte de la sociedad y utilizaban los enseres
de uso común además de los
específicamente creados para ellos.
En definitiva, considero muy recomendable la lectura de este libro porque, utilizando
algunas palabras de la última
autora, la casa fue espacio de socialización, contenedor y creador de hábitos de comportamiento y de emociones que merecen todo nuestro esfuerzo
de avance en el conocimiento.
Ana Aranda Bernal
Universidad Pablo de Olavide, Sevilla, España
Atrio. Revista de
Historia del Arte, no. 25 (2019)
eISSN: 2659-5230