PRÓLOGO
Ana
Aranda Bernal
Universidad Pablo de Olavide, Sevilla (España)
NO SOLO MUSAS constituye el primer volumen de la
colección MONOGRAFÍAS ATRIO, asociada a la publicación periódica Atrio.
Revista de Historia del Arte. Y más allá del indudable interés de los
ensayos que componen esta obra, se ha querido celebrar con su edición un aniversario,
los treinta años que ha cumplido la revista. Aprovechando para centrar la
atención de manera simbólica en un asunto escasamente tratado entre los más de
trescientos artículos y recensiones que se han publicado desde el nacimiento de
Atrio en el año 1988.
Porque
este libro coordinado por la profesora Eunice Miranda, se ocupa de dar
visibilidad a la producción artística, material e intelectual de las mujeres
creadoras, de reconocer sus discursos y posicionamientos reflexivos, en este
caso, en el contexto contemporáneo iberoamericano.
Sin
embargo, es necesario retroceder hasta la década de los setenta para comprender
que, entre las diferentes perspectivas sociales que se abordaron en los
estudios de Historia del Arte, fue afianzándose el interés por la Historia de
las Mujeres, que unas cuantas estudiosas centraron en la práctica artística
femenina. Naturalmente el punto de partida fue el ensayo ¿Por qué no ha
habido grandes mujeres artistas?, publicado en 1971 por Linda Nochlin, al que siguieron los estudios de Rozsika Parker y Griselda Pollock, Whitney Chadwick o Joan
Scott, todos ellos editados en el siglo XX.1
Con
ello se avanzó en el conocimiento, porque abordar el pasado y el presente de la
mitad de la población mundial resulta imprescindible para obtener una visión
completa de la realidad. Pero, sobre todo, se identificó la perspectiva de
género como una categoría de análisis histórico, paralelamente a que el asunto
alcanzase relevancia política cuando la ONU auspició la celebración de la
Conferencia Internacional sobre la Población (El Cairo, 1994) y la Conferencia
Mundial sobre la mujer (Beijing, 1995).
También
durante la década de los noventa comenzaron a desarrollarse en España algunas
actividades y estudios sobre la imagen de las mujeres en las representaciones
artísticas, el segundo ámbito de interés cuando se considera la diferencia
sexual en la reflexión histórico-artística, pero fue necesario esperar hasta
comienzos del siglo XXI para que se acelerara en nuestro país el proceso de
investigación con perspectiva de género.2
Con
esto quiero incidir en que, hacia el final de los años ochenta, cuando se
publicó el primer número de Atrio, apenas se estaban poniendo en marcha
en España las investigaciones feministas, una de las perspectivas que más ha
contribuido a ofrecer nuevos modelos de interpretación en la Historia del Arte.
Pero
el tiempo ha pasado y hemos alcanzado cierta madurez en el análisis y los
enfoques metodológicos. Se ha superado la idea inicial de reconstruir un
inventario de autoras para incorporarlas al discurso oficial de estilos y
obras, e incluso una segunda fase en la que se desentrañaron los impedimentos
que vencían las artistas que consiguieron alcanzar una situación profesional.
Paralelamente a los cambios sociales y al cuestionamiento de la situación de
las mujeres en la hegemonía patriarcal, se ha visto la necesidad de revisar el
paradigma de la creación artística y las metodologías de la Historia del Arte
que han imperado hasta ahora, porque surgieron con un punto de vista
exclusivamente masculino que hasta ahora hemos considerado la norma y, en ese
sistema, las prácticas femeninas son una excepción.
Siguen
siendo muchos los asuntos pendientes, especialmente la diferente situación
entre el avanzado estado de la investigación y de las actividades creativas,
por un lado, y la escasa transferencia de esos conocimientos a la sociedad. Y
los factores que frenan esa transmisión son diversos, como el hecho de que nos
hayamos ocupado de ella mayoritariamente las mujeres y eso impide que se
perciba como un asunto de interés general. O el hecho de que sectores
reaccionarios de la sociedad pasen por alto la utilidad de la perspectiva de
género en el análisis científico y hayan introducido en su discurso esa
etiqueta de “ideología de género” que utiliza el Vaticano desde comienzos de
siglo para oponerse a los movimientos feminista y LGBT.3
No
obstante, a pesar de las dificultades, el amor por el conocimiento y el empeño
de investigadores, docentes, artistas y público son grandes fortalezas que no
han flaqueado en todos estos años. Y esperamos que este libro ayude a avanzar
en este viaje al que queda mucho camino por delante.
1. Linda Nochlin, “Why
Have There Been
No Great Women
Artits?,” ARTnews, v. 69, no. 9 (1971):
22-39 y 67-71.
Rozsika Parker y Griselda Pollock, Old Mistresses: Women, Art and
Ideology (London: Routledge & Kegan Paul,
1981). Whitney Chadwick, Women, Art
and Society (London: Thames and Hudson,
1990). Joan W. Scott,
“El género: una categoría útil para el análisis histórico,” en
Historia y género: las mujeres en la Europa moderna y contemporánea (Valencia: Institució Anfons el Magnánim, 1990).
2. Amparo Quiles Faz y Teresa Sauret Guerrero, Luchas de género en la historia a través de la imagen:
Ponencias y comunicaciones (Málaga: CEDMA, 2002). Patricia Mayayo, Historias de mujeres, historias del arte (Madrid: Cátedra, 2003).
3. Lexicon. Términos ambiguos y discutidos sobre familia, vida y cuestiones éticas, a cargo del Consejo Pontificio para
la Familia, Congregación para la Doctrina de la Fe, 2003,
tomado de Andrea
Puggeli, “¿Qué es y para qué sirve la ideología de género?,” Blog 1 de cada 10 de 20 minutos, octubre de 2018,
consultada
el 10 de noviembre de 2019, https://blogs.20minutos.es/1-de-cada-10/2018/01/10/la-ideologia-de-genero-para-que-sirve/
y Paula Álvarez López, “¿Qué es la ideología de género?,” La Pluma Violeta,
no. 3, 2019,
consultada
el 10 de noviembre de 2019, https://www.upo.es/cms2/export/sites/facultades/facultad-humanidades/es/calidad-estrategia-y-responsabilidad-social/.galleries/Documentos-COMPROMISO-CON-LA-IGUALDAD/La-Pluma-Violeta-3-Definitivo.pdf