Un San José
atribuido a La Roldana en el Convento de Santa María la Real de Bormujos, Sevilla.
FRANCISCO J. HERRERA GARCÍA y ANA PÉREZ DE TENA
Universidad de Sevilla. España y Universidad
Pablo de Olavide. Sevilla, España
Fecha de recepción: 22 de septiembre de 2010
Fecha de aceptación: 17 de febrero de 2011
atrio, 17 (2011) ISSN: 0214-8289 p. 59 - 68
Resumen: La artista Luisa
Roldán, escultora de Cámara de Carlos II y Felipe
V, hija del
gran maestro escultórico Pedro Roldán,
es una de las artistas de finales del barroco sevillano que despiertan más interés por la proliferación de sus obras
en un periodo relativamente corto y fecundo
a caballo entre
su etapa andaluza
de Sevilla (1671-1683), Cádiz (1687-1689) y la etapa cortesana de Madrid (1692-1706). La obra que presentamos es una aportación basada principalmente en un estudio
comparativo con otras
obras de la autora. Por sus similitudes nos han llevado
a pensar en la atribución
a su mano.
Palabras claves: Luisa Roldán, Pedro Roldán,
escultura, barroco, Luis
Antonio de los Arcos,
escultora de Cámara
en la Corte de Madrid.
Abstract : The artist Luisa Roldán, sculptor of House of Carlos II and Felipe V, daughter of the great sculptural master Pedro Roldán, is one of the last of the Sevillian baroque artists that arouse more interest in the proliferation of their works in a relatively short and fruitful period between his Andalusian stage of Seville (1671- 1683), Cádiz (1684-1687) and the courtly stage of Madrid (1692-1706).The study of the work we present, is a contribution based primarily on a comparative study with other works of the author that, by their similarities, have led us to think about possible attribution to her hand.
Keywords: Luisa Roldán, Pedro Roldán, sculpture, baroque, Luis Antonio de los Arcos, Chamber´s sculptor of the Court of Madrid.
En la clausura del
convento de Santa María
la Real de Bormujos, Sevilla,
se encuentra esta obra escultórica a la que dedicamos nuestra atención,
ante la evidencia de reunir caracteres estilísticos e iconográficos suficientes
para contemplarla entre
las creaciones de la escultora barroca sevillana, Luisa Ignacia Roldán, más conocida como “La
Roldana” (Sevilla 1652 – Madrid 1706).
Fig. 1. Luisa Roldán
San José. Convento de Madres Dominicas (Bormujos)
Esta pieza procede
del convento de Santa
Catalina Virgen y Mártir
de Osuna, perteneciente a la Orden Dominica. Después de abandonar el convento
en 1992, figura en la nueva comunidad donde
se han acogido
las hermanas, en la citada localidad aljarafeña.
La escultura se encontraba ubicada
en la iglesia del convento, más concretamente en el muro de la epístola
en un retablo fechado en el primer
tercio del siglo XVIII, cronología que también
se barajaba para
la imagen, según los autores del Inventario
artístico de Sevilla y su provincia.1 Carecemos de documentación que pueda orientar sobre sus orígenes, fecha de
ejecución, patrocinio o donación, etc.
Los datos que conocemos de la actividad artística de la escultora Luisa Roldán2, nos indican
que en 1687 salió de Sevilla y se instaló
en la ciudad de Cádiz,
donde estuvo trabajando unos meses para el Cabildo Catedral de aquella urbe,
realizando las esculturas de los Santos Patronos, San Germán y San Servando, el Ecce Homo, así
como otras intervenciones relativas al monumento eucarístico de la primitiva
Catedral gaditana3 y para comitentes privados y hermandades. Posteriormente, en 1689, en unión de su esposo
el también escultor
Luis Antonio de los Arcos,
se trasladó a Madrid, donde
fue distinguida con el nombramiento de escultora de cámara del Rey Carlos
II, desarrollando en la Corte la mayor
parte de su actividad artística, y ganando notable
fama en aquel entorno.
Allí falleció, en 1706.4
La bibliografía reciente ha insistido sobradamente en lo
poco documentada que figura su obra, circunstancia siempre atribuida a su condición de mujer,
lo cual le impedía establecer contratos notariales. Esto es una verdad a medias, pues,
por un lado, cualquier
investigador familiarizado con la documentación notarial habrá
observado la existencia de numerosos instrumentos
contractuales de distinta categoría, rubricados por mujeres. En el panorama artístico también tenemos datos
al respecto como es el caso
de la viuda del escultor
Jerónimo Hernández, Luisa
Ordóñez, quien constituyó una compañía laboral
con Andrés de Ocampo, en 1586, con objeto de
dar cumplimiento a los compromisos que había otorgado
su marido y continuaban
inconclusos5. Por
otra parte, en la época de Luisa
Roldán son muy escasos los
contratos para realizar
esculturas aisladas o desvinculadas de retablos,
tal como nos muestra su propio padre
y otros renombrados escultores. En cambio,
son los arquitectos de retablos quienes abordan
la ejecución del
marco retablístico y subcontratan la escultura, la mayoría de las veces sin necesidad de fedatario
público. Según la cada vez más extendida práctica
de prescindir de contrato para
asumir esculturas individualizadas, es lógica la inexistencia de contratos firmados
por la brillante escultora sevillana.
Fig. 2. Luisa Roldán
San José. Convento de Madres
Dominicas (Bormujos). Detalle
Como ha explicado García Olloqui, las obras
de
producción segura que se han documentado se debe a referencias indirectas,
relaciones de contabilidad, papeles firmados localizados en su interior, como
es el caso del soberbio Ecce Homo de la Catedral gaditana o a la firma dispuesta en numerosas
obras de barro de pequeño
formato6. Ante la escasez de fuentes documentales directas, la práctica
de la atribución sigue demostrándose como instrumento indispensable que continúa dando importantes
resultados, tal como
se puso de manifiesto en la exposición dedicada a la autora, celebrada en el Real Alcázar sevillano, en 20077 y hace poco ha vuelto a evidenciarse por Alfonso Pleguezuelo8. Siguiendo las pautas marcadas por los autores que nos han precedido, proponemos la atribución
a Luisa Roldán de esta escultura, en virtud de los paralelos formales que mantiene
con otras obras de la autora y su taller.
Carece de firmas o fechas visibles, así como de documentación.
En 1992 el convento
de Santa Catalina de Osuna fue
abandonado por la comunidad y todas las religiosas y los bienes
artísticos que pudieron
trasladar al nuevo cenobio pasaron
a formar parte
de la comunidad de dominicas de Bormujos. Desde
ese momento la imagen se dispuso en el interior de la clausura donde actualmente se halla, en uno de los pasillos
anexo a la sacristía, alejada
de las miradas de los fieles.
Según nos informan
en la comunidad, en 1996 coincidiendo con un programa de restauración que alcanzó a numerosas obras escultóricas y pictóricas del convento,
el San José fue intervenido, siendo sometido a una
limpieza, manteniéndose los groseros repintes de finales del XVIII, que siguen afeándolo y restándole valor estético.9
Fig. 3. Luisa Roldán
San José. Convento de Madres
Dominicas (Bormujos). Detalle
Al margen de estas circunstancias, la talla escultórica es de notable
calidad y, sobre todo, la marcada impronta roldaniana se hace presente en cuanto la
apreciamos detenidamente. Sin duda alguna,
era una escultura pensada para ser ubicada
en un retablo, con visión frontal,
tal como indica
el hecho de que la cabellera no fuera perfeccionada en la parte trasera,
ni estuviera adecuadamente trabajada la túnica en este sector
oculto a la vista.
Se trata de una imagen
itinerante de San José con
el Niño Jesús
recostado en sus brazos, realizada
en madera , de 150 cms. de altura. La sensación de movimiento se percibe a través
de los pliegues de la túnica,
que descienden adhiriéndose a la pierna que adelanta. Estos muestran
talla valiente, de gubiazos amplios
e impresión abocetada, sin llegar al nivel magistral que define a las esculturas gaditanas o al San Miguel escurialense. Más minuciosos y plásticos son los pliegues
del pañal sobre el que figura recostado el Niño, acercándose a la concepción que observamos en los mismos
pañales de la Sagrada Familia
de La Piedad, o el San Antonio
de Santa Cruz, ambos de Cádiz. El manto, recogido
con el brazo derecho,
muestra profundos pliegues
curvilíneos, muy próximos también
a los del San José
del citado grupo de La Piedad
gaditana.
La iconografía josefina,
representando al Santo Patriarca con el Niño desnudo en brazos, es característica de la escuela
de Pedro Roldán, constituyendo un buen ejemplo
el de la Catedral de Sevilla que sigue modelos
de Alonso Cano y Pedro de
Mena10.
La forma de representar al Niño es típica de Luisa Roldán,
la suavidad
y delicadeza con
que San José
lo toma entre
sus brazos y la manera
de agarrarse el pequeño
a la túnica del Santo
es tratado en otras ocasiones por esta artista
de forma muy similar, así tenemos el San José de la Iglesia de San
Antonio en Cádiz y el ya citado San Antonio (1687-1688) de la misma ciudad,11 cuyos Niños advierten
notables coincidencias, visibles en la redondez de las formas,
actitud, o en el trazo
del cabello, tan característico del manejo de la gubia
de la Roldana, con la habituales ondulaciones terminadas en caracol sobresaliendo a los lados
de la cabeza. Esta forma
de concebir la cabellera alcanza
máximas cotas en el Ángel Pasionario de la Hermandad
de la Exaltación en el templo
de Santa Catalina de Sevilla, realizado en el periodo sevillano (1683-1684). También guarda relación con los Niños citados
ya.
Fig. 4. Luisa Roldán
San José. Convento de Madres
Dominicas (Bormujos). Detalle
La cabeza de San José, inclinada hacia un lado, parece
dirigirse al fiel, a quien presenta al Niño.
La mirada del Patriarca se corresponde con los numerosos rostros
de La Roldana que transmiten acentuado asombro, con los ojos concentrados y la boca
entreabierta, como vemos
en los trabajos gaditanos, San Francisco de Asís de Sanlúcar de Barrameda o el San Francisco
de Paula
de Puerto Real.
La cabellera y barbas vuelven a
ponernos en relación con muchas de las
obras citadas, estando dotadas de esa impresión blanda y pastosa que
recuerdan el modelado en barro o cera. Especialmente la barba, bífida
y espesa, nos trae a la mente obras como el Ecce Homo de la Catedral
gaditana o el Yacente de Puerto Real.
A pesar de los repintes, las manos permiten
entrever las señas de identidad que mostró la hija de Roldán a la hora
de tallar esta parte de la anatomía, como es la impresión ósea de las falanges, así como las
venas que discurren a lo largo de la cara externa.
El Niño, recostado sobre los pañales,
se exhibe de una forma muy característica de La Roldana. Tiene mucha similitud con el grupo escultórico Virgen con el Niño
y San Juanito12 (c. 1692) que se halla actualmente en una colección de Chicago. El aspecto rollizo
del niño, con ese movimiento tanto en
brazos como en las piernas
aluden a los primeros meses
de vida.
Como hemos citado
anteriormente, San José y San Antonio de Padua
de las iglesias de San Antonio y Santa Cruz,
respectivamente, de Cádiz (c. 1687), son las imágenes
más próximas a la obra que estudiamos, sobre
todo respecto al tratamiento naturalista del desnudo
del Niño que anticipa el protagonismo que recibirá en los pequeños grupos escultóricos de los belenes de
barro cocido, que realiza La Roldana en su etapa
madrileña.13
Entre las producciones josefinas, vinculables al catálogo de Luisa Roldán,
todas siguiendo el mismo esquema
del ahora analizado de Bormujos,
venimos refiriéndonos al San José de Cádiz,
de 97 cms.
de altura y actitud
más resuelta y dinámica y con el Niño recostado en dirección contraria, pero desarrollando idénticas actitudes. En el Convento de Carmelitas Descalzas en Antequera, se conserva un San José
atribuido a la Roldana14. Sin embargo, según se sabe documentalmente, en 1759 su cabeza resultó
destrozada por lo que hubo de ser repuesta, tarea
que corrió a cargo
del escultor Andrés Carvajal.15 Un segundo San José ha sido atribuido en la misma
localidad malagueña, en el convento
de las Clarisas (c. 1689-1706)16, efigie
de 61 cms. de alto que
iconográficamente vuelve a coincidir con el ejemplo que analizamos, no obstante su finura y delicadeza
expresiva, se aproxima más a las obras de barro de la
etapa madrileña.
Fig. 5. ¿Pedro
Roldán? San José.
Parroquia de El Sagrario (Sevilla).
Ya anticipamos cómo el punto
de partida iconográfico y estilístico de este San José figura
en la obra de Pedro Roldán. El de la Catedral Hispalense, realizado en 1664, puede
ser tenido como antecedente. En particular la postura del Niño y del propio
Santo guarda estrecha relación con el de las dominicas de Bormujos y el citado de la parroquia gaditana de San Antonio, si bien en este
último el Niño se recuesta en sentido inverso. Otro San José, el situado en la primera
capilla del evangelio de la iglesia
sevillana del Sagrario, sobre el que ya Antonio
Torrejón llamó
la atención17, observa los mismos
caracteres iconográficos, con el Niño recostado en la misma dirección que el San José de Cádiz. La
figura infantil podría
vincularse con el quehacer de nuestra escultura, por las evidentes
similitudes con los del San Antonio
y San José de Cádiz.
Sin embargo, la fisonomía algo dura del Santo, los
cabellos compuestos por mechones más individualizados que los frecuentados por La Roldana, aconsejan vincular el de la Sacramental con la labor
de Pedro Roldán.
No debemos
pasar por alto
un dato muy próximo
a nuestra autora, como es el contrato que su esposo
Luis Antonio de los Arcos
rubrica en Enero de 1683, en virtud del cual se obliga a …hazer quatro hechuras de madera de zedro la una de Sor. San Joseph
con el niño Jesús en los brazos
y la otra de Sor. San Luis y otra de Sor. San Franco.Y la otra de Sor. San
Nicolás de Tolentino, todas de la altura
q. requieren los quatro nichos del segundo cuerpo
del altar mayor
de la yglesia de San Miguel 18. Estas esculturas estarían pensadas para introducir en las hornacinas del retablo que en 1675 había concertado Francisco Dionisio de Ribas para
llenar la cabecera
del, por desgracia, hoy desaparecido templo19. Si, tal como
consta en el contrato, en un principio fue estipulado que no se pongan
santos de talla
sino tablas para
pintura ni tampoco
en el nicho alto de la Asunzión
de Nuestra Señora ni en el remate del la caída de
Luzbel, sino en lugar de todas las iguras de escultura se han de poner de pintura…20, posteriormente se consideraría más apropiado disponer
dos esculturas superpuestas en cada una
de las calles
laterales, del que
debió ser un monumental retablo
salomónico21, según demuestra el compromiso referido rubricado por Luis
Antonio de los Arcos. Precisamente, en esos mismos
instantes, el 21 de Enero
de 1683, tenemos
un fehaciente testimonio que nos informa
de estar asentado ya el cuerpo
central del retablo, siempre
referido en este y otros muchos documentos de numerosos retablos como “segundo cuerpo”, y no es otro
que la obligación que establecen Laura
de Rojas y Trujillo,
viuda de Francisco Dionisio de Ribas,
y su hijo Juan de Ribas, para
finalizar el remate
del
mismo y que
no estaría definitivamente concluido hasta 168822.
El retablo
de Ribas con esculturas de Luis Antonio
de los Arcos, subsistió hasta su destrucción en 1829, para
ser sustituido por otro de gramática neoclásica debido a Juan de Astorga23. En un inventario de la extinta parroquia, fechado en 1803,
se alude al mismo en los siguientes términos: primeramente un retablo de madera antiguo
en última vida,
que contiene la Ymagen de la Purísima Concepción de bulto, en el trono
superior, con dos
ángeles a los lados e grande estatura, dos Stos. al lado del trono que son Sn. Hermenegildo y Sn. Ferndo. Y más avajo un Sn. Migl. En el centro, y a los lados el Patriarca Sor. Sn. Joseph y Sn.
Franco. ensima de Sn. Migl. un manifestador de plata con
colgadura de terciopelo carmesí, y galón de oro, al pie de dho. Arcángel está un retablo
con un Niño Jesús, ensima del Sagrario,
y a los lados de este Sn. Rafael y Sn. Gabriel
de bulto e tres quartas de alto24. Se puede
intuir el avanzado
estado de deterioro en el que se encontraba el retablo,
todavía provisto
de dos de las imágenes
contratadas por el esposo de Luisa Roldán,
San Francisco y San José. Faltan
el San Luis y San Nicolás
de Tolentino25. Este último
pasaría en fecha
indeterminada al retablo colateral de la derecha,
dedicado a Ntra.
Sra. de la Esperanza, en cuyo cuerpo superior es consignado, junto a un San Fernando26. Después de 1829, las dos
esculturas confeccionadas por
Luis Antonio de los Arcos
que continuaban en el retablo
mayor, fueron
desplazadas. Del San José no volvemos a tener noticia y del San Francisco sabemos,
por un inventario posterior, de 1834 que en el día está sin uso 27. Quizás el San José
fuera retirado de culto pues desde 1781, en capilla propia,
la parroquia disponía
de un nuevo simulacro
del padre putativo
de Cristo, debido
a las gubias de Blas Molner28. En el inicial compromiso de Ribas, este se obligaba
a realizar el Santo Arcángel de estatura del natural de escultura 29 pieza que
debió estar finalizada al tiempo que el cuerpo principal del retablo.
De no haber sido así,
su realización hubiera
estado comprendida en la partida
que asume Luis
Antonio de los Arcos
en 1683. Hoy en día subsiste, afortunadamente, en dependencias de la Hermandad del Silencio de San Antonio
Abad30. Sin duda, es una obra asignable a Francisco Dionisio de Ribas que,
curiosamente, en el inventario de 1834,
es señalada como escultura
del famoso Montañés
31. Sin embargo,
no debemos olvidar que en la Sevilla de principios del XIX esta imagen se tuvo también por obra
de Luisa Roldán,
tal como expresa
González de León
afirmando
que esta obra singular es hechura de la heroína
del arte en esta ciudad,
Luisa Roldán, hija del escultor Roldán,
aunque algunos la atribuyen al padre32. Cuando González de León escribe, ya se había sustituido el anterior retablo
mayor, del que manifiesta era todo de cedro,
del gusto plateresco, muy bien trabajado
y dorado, para en su lugar disponer
el citado retablo
neoclásico debido a Juan de Astorga33. El término “plateresco”, que en diferentes ocasiones citan autores de finales
del XVIII y principios del XIX como
Ceán o Ponz, era entonces sinónimo de barroquismo
ornamental. Las esculturas que señala procedían del
anterior, no coinciden con las concertadas por Luis Antonio
de los Arcos en 1683 pues habla de un San Fernando, San Hermenegildo …de muy buena escultura…, además del
Niño Jesús pasionario con cruz de carey ocupando la
parte alta del tabernáculo, …de preciosa
y muy bien dibujada escultura
a la manera de Roldán según cuenta el mismo autor decimonónico34.
Las noticias de González de León no dejan de tener interés,
pues evidencian la notable fama
que gozaba La Roldana
en aquellos momentos. Quizás se daría por segura su autoría sobre
el San Miguel, a partir
de la constancia de la intervención de la hija de Roldán
en otras esculturas del mismo retablo, colaborando con su esposo.
No sería extraña
una confusión a partir
de desvanecidos datos
provenientes de muchas décadas
atrás que pudiera servir
para, hoy en día, apuntalar la idea de trabajo conjunto
de Luisa con Luis Antonio
en las inexistentes esculturas del templo
de San Miguel.
Se ha insistido en la frecuencia del trabajo compartido por ambos esposos, sobresaliendo progresivamente
la genialidad de Luisa35. No podemos aventurar hipótesis sobre que el San José
citado en el contrato fuera
el que, después de distintos
avatares ocurridos en el XIX, pasara al convento
ursaonense36. Sin embargo, la falta de genialidad que vemos en la escultura de Bormujos, si la comparamos con tantas obras mencionadas ya, las evidentes
limitaciones técnicas en la resolución de los paños,
cierta parálisis y falta de soltura en cabellos, quizás
indique la intervención de Luis Antonio
de los Arcos u otro colaborador del taller. Además,
según anticipamos, el ahora
analizado demuestra con claridad su concepción para un retablo. Es una obra que,
en los rasgos
fisonómicos, cabellera y barbas, compostura del cuerpo recubierto por la túnica,
parece anticipar los trabajos que se le han asignado en Cádiz entre 1684 y 1688,
y resulta más evolucionada que las realizaciones que se contemplan en la nebulosa
del taller que comparte con su marido,
como las esculturas de la Hermandad de la Carretería (1677) y Hermandad de la Exaltación (1678).
Quizás pueda situarse
su ejecución entre
1680 y 1684. De lo que
no cabe la menor duda
es que una
profunda restauración podría servir
para recuperar gran parte de sus valores
artísticos y proporcionarnos nuevos datos
sobre este taller,
en su etapa sevillana.
1.
AA. VV, Inventario
artístico de Sevilla y su provincia, tomo I, Madrid, Ministerio de Cultura, 1982, pág. 474.
2.
Las obras
generales sobre La Roldana,
son las siguientes; GARCÍA OLLOQUI, M. Victoria, La Roldana. Escultora de Cámara, nº 19 de la colección “Arte
Hispalense”, Sevilla, Diputación Provincial, 1977. Id, Luisa Roldán,
La Roldana, Sevilla, Guadalquivir Ediciones, 2000. AA.VV, Roldana,
Madrid, Junta de Andalucía, Consejería de Cultura, 2007.
3.
Para la actividad gaditana
de La Roldana véase ALONSO
DE LA SIERRA, Lorenzo y ESPINOSA
DE LOS MONTEROS, Francisco, "Cádiz y La Roldana”, Roldana, op.
cit., págs. 105-125,
en particular las páginas 111-123.
4.
HALLVAN DEN ELSEN, Catherine,“Luisa Roldán,
La Roldana: aportaciones documentales y artísticas”, Roldana, op. cit.,
págs. 19-31.
5.
PALOMERO PÁRAMO, Jesús M, El retablo
sevillano del Renacimiento: análisis y evolución (1560-1629), Sevilla, Diputación Provincial, 1983,
págs. 275-277.
6.
GARCÍA OLLOQUI,
M.Victoria,“La iconografía de San José con el niño en dos obras
de seguras atribución a la Roldana”, Espacio y Tiempo,
Revista de Ciencias
Humanas, nº 19- 2005, págs. 91- 109.
7.
Comisariada por José Luis Romero y Antonio Torrejón, de la que resultó un renovado catálogo y nuevas
visiones sobre su obra. AA.VV., Roldana, op. cit.
8.
PLEGUEZUELO,Alfonso,“Cuatro belenes inéditos de La Roldana”, Ars Magazine, nº 4, Enero-Marzo 2011,
págs. 80-93.
9.
Aconsejados por D. Antonio Gómez del Castillo, experto en arte y amigo
personal de las religiosas del convento,
durante unos cuantos
meses una restauradora, Mª
del Carmen Fernández, se dedicó a restaurar las obras del convento in situ.Algunas fueron restauradas en el Museo de Bellas Artes
de Sevilla.
10. BERNALES BALLESTEROS, Jorge, Pedro Roldán. Maestro
de Escultura (1624-1699), colección Arte
Hispalense, Sevilla, Diputación Provincial, 1973, pág.
102.
11. GARCÍA OLLOQUI,
MªVictoria.
La Roldana… op. cit., pág. 90.ALONSO DE LA SIERRA, Lorenzo y ESPINOSA DE LOS MONTEROS, Francisco, op. cit.,
págs. 112-115.
12. HALL-VAN DEN ELSEN, Catherine,“Una nueva obra de Luisa Roldana”, Archivo
Hispalense, nº 221,
1989, págs. 205-207.
13. AA.VV., Roldana, op. cit., pág. 184.
14. ROMERO TORRES, José L., “La escultora
Luisa Roldán. Del arte sevillano al ambiente cortesano”, en Roldana,
op. cit., pág.
139.
15. ROMERO Benítez, Jesús, Guía
artística de Antequera, Antequera, Excmo.
Ayuntamiento, 1981, pág. 54.
16. J.R.B.“Luisa Roldán. San José,
c. 1689-1706” (ficha catalográfica), en Roldana, op. cit., pág. 222.
17. A.T.D. “Luisa Roldán. San
José, c. 1687”
(ficha catalográfica), en Roldana,
op. cit.,
pág. 186.
18. HALL- VAN DEN ELSEN,
Catherine, op. cit., pág. 21. El contrato fue otorgado
el
17 de Enero de 1683.
Actúan en nombre
de la parroquia Francisco de Morales, mercader
de sedas, y Lucas de la Piedra,
sochantre de la misma iglesia.
El precio quedó
establecido en 200
ducados de vellón
que comprendían la madera y la manufactura, de los que recibe por anticipado 100. Archivo
Histórico Provincial de Sevilla. Secc.
Protocolos Notariales, leg. nº
2754, ofº 4, año 1683,
libro 1º, fol.
160 r.-v.
19. SANCHO CORBACHO,
Heliodoro, “Artífices sevillanos del siglo XVII”,
en Homenaje al prof. Dr. Hernández Díaz, t. I, Sevilla, Universidad de Sevilla,
1982, págs. 617-695, de la cita, págs. 659-660.
20. Ibídem, págs. 659-660.
21. Sobre este retablo abunda DABRIO
GONZÁLEZ, M. Teresa, Los Ribas. Un taller
andaluz de escultura del siglo XVII, Córdoba, Caja de Ahorros y M. de P., 1985, págs.
454-548.
22. SANCHO CORBACHO,
Heliodoro, op. cit., págs.
660-661.
23. GONZÁLEZ DE LEÓN,
Félix, Noticia artística, histórica y curiosa de todos los ediicios públicos, sagrados
y profanos de esta Muy Noble, Muy Leal, Muy Heroica
e Invicta Ciudad de Sevilla, y de muchas casas
particulares, Sevilla, Imprenta de José Hidalgo, 1844, págs.. 31-32.
24. Institución Capitular y Colombina (I.C.C.),Archivo General
del Arzobispado de Sevilla (A.G.A.S.), Justicia-ordinarios, leg. nº 82. Inventario de la Parroquia de San Miguel,
1803 s/f.
25. En el mismo
inventario se da cuenta de que la imagen
de Sor. Sn. Joseph
tiene diadema y vara de plata
y el Niño tres potencia todo
ello por indecente no tiene uno y sólo
existe en custodia para lo qe. Se determine. I.C.C., A.G.A.S. Justicia-ordinarios, leg. nº 82. Inventario de la parroquia de San Miguel, 1803,
s/f.
26. I.C.C., A.G.A.S. Justicia-ordinarios, leg. nº 82. Inventario de la parroquia de San Miguel, 1803,
s/f. En el mismo inventario consta, en este
retablo colateral, dedicado
a Ntra. Sra. de la Esperanza: yt. Debajo de los pies de Ntra.
Sra. de la Esperanza se halla un nicho oculto donde
está un Nacimiento primoroso=, indudable alusión
al grupo escultórico de pequeño formato
que hoy figura en posesión de la Hermandad de Pasión de la Colegial
del Salvador, obra de Cristóbal Ramos.
27. I.C.C., A.G.A.S. Justicia-ordinarios, leg. nº 82. Inventario de la parroquia de San Miguel, 1834, s/f.
28. En el referido
inventario de 1803 figura una capilla dedicada
a San José con retablo todo
nuevo y dorado. Posteriormente en 1834 se inventaría el altar de San José en su capilla
que es de madera
jaspeada y en el está el Sto. Patriarcha de escultura
sre. Nuves con bara y diadema
de plata y un Niño en los brazos; a los lados Sn. Blas
y Sn. Cayetano y arriba
una Sta. Catalina de Sena, todo de escultura I.C.C., A.G.A.S. Justicia-ordinarios, leg. nº 82. Inventarios de la parroquia de San Miguel, 1803 y 1804, s/f. RODA PEÑA, José,“A propósito de una escultura dieciochesca de San
José”, Laboratorio de Arte, nº
5, 1993, págs.
369-378.
29. SANCHO CORBACHO, Heliodoro, op. cit., pág. 659.
30. Dabrio realiza un profundo análisis de esta obra escultórica, DABRIO GONZÁLEZ, M.Teresa, op. cit., págs.
458-459.
31. I.C.C., A.G.A.S. Justicia-ordinarios, leg. nº 82. Inventario de la parroquia de San Miguel, 1834, s/f.
32. …en el nicho principal, está colocada la bella imagen
del Arcángel titular. Pocas
veces se habrán
aplicado las gubias
de los escultores para cortar
la madera, con más acierto
y felicidad. La gallardía
y franqueza del
dibujo, la hermosura
del joven rostro, en que a la vez se expresan
el valor de un guerrero
en la pelea, y las dulzuras de un Angel, y la exacta conclusión de carnes y ropaje es encantadora.
GONZÁLEZ DE LEÓN, Félix,
op. cit., pág. 32. Tassara recoge
la noticia de González de León, dándola por válida e indicando que después de la Revolución de 1868, la escultura
de
San Miguel, pasó a la iglesia de San Antonio
Abad.TASSARAY
GONZÁLEZ, José M., Apuntes para la historia de la revolución de septiembre del año 1868 en la ciudad de Sevilla : noticia de los templos y monumentos derribados, Sevilla, Gironés, 1919,
pág. 70-71.
33. GONZÁLEZ DE LEÓN,
Félix, op. cit., págs. 31-32.
34. Ibidem, pág. 32.
35. TORREJÓN DÍAZ, Antonio, “El entorno familiar
y artístico de La Roldana: el taller de Pedro Roldán”,
Roldana, op. cit., págs.
53-77, de la cita págs.
64-67.
36. Los retablos que todavía subsisten
en la abandonada iglesia de las Catalinas
de Osuna, son del segundo
tercio del XVIII,
caracterizándose por su articulación mediante
estípites. HALCÓN,
Fátima; HERRERA, Francisco
y RECIO, Álvaro, El retablo barroco
sevillano, Sevilla, Fundación El Monte, Universidad de Sevilla, 2000,
pág. 481.