Donaciones españolas al Tesoro de la Santa Casa de Loreto durante el siglo XVII

 

 

David García Cueto

Universidad de Granada

 

 

Fecha de recepción: 18 de septiembre de 2011

Fecha de aceptación: 17 de febrero de 2012

 

 

atrio, 18 (2012)      ISSN: 0214-8289        p. 73 - 94

 

 

Resumen: El santuario de Loreto (Italia) reunió durante la Edad Moderna, gracias a las donaciones de los peregrinos o de los devotos de la Virgen, uno de los tesoros más importantes del continente europeo. Muchos de aquellos benefactores fueron ilustres españoles. El análisis de los registros de donaciones conservados en Loreto permite ahora desvelar la identidad de aquellos españoles y la naturaleza de sus presentes.

Palabras clave: Loreto (Italia), S. 17, España, Orfebrería, Joyería, Donaciones.

 

Abstract: The sanctuary of Loreto (Italy) gathered during the Modern Age, thanks to donations from the pilgrims or devotees of theVirgin, one of the most important treasures of the European continent. Many of those illustrious benefactors were Spanish. The analysis of the records of donations kept in Loreto can now reveal the identity of those Spaniards and the nature of their presents.

Keywords: Loreto (Italy), 17th Century, Spain, Silver, Jewels, Donations.

 

 

Entre las devociones italianas que arraigaron en España durante la Edad Moderna, ocupa un notable lugar la de la Virgen de Loreto. Este culto mariano se originó en el siglo XIII, cuando según la tradición la casa que María había habitado en Nazaret –aquella en la que tuvo lugar su Nacimiento, la Anunciación y donde vivió con Jesús y San José– fue trasladada por los ángeles en 1291 desde Tierra Santa hasta la localidad de Tarseto, en Dalmacia. El motivo de aquel milagroso hecho fue, como cuenta la leyenda lauretana, la necesidad de proteger la Santa Casa del avance de las tropas mamelucas en Palestina. Tres años más tarde,el 10 de diciembre de 1294, la Santa Casa fue nuevamente trasladada por los ángeles a la ribera opuesta del Adriático, a Italia. El lugar de su nuevo emplazamiento fue un bosque de laureles, y de ahí el nombre de Loreto, derivado del término latino lauretum. Pero tampoco aquél sería el definitivo. Ante el ataque a los primeros peregrinos que allí acudieron por parte de ciertos malhechores, los ángeles volvieron a actuar ocho meses más tarde por tercera vez, llevando la Casa a una cercana colina propiedad de los condes Stefano y Simone Raineldi, quienes comenzaron de inmediato a disputarse su propiedad. Por ello se produjo un traslado definitivo, que llevaría el hogar de María a la cima de un monte próximo, contiguo al camino que conducía a Recanati, emplazamiento en el que siguió definitivamente y donde con posterioridad se levantó el santuario de Loreto (Fig. 1).

 

Fig. 1.Vista del Santuario de Loreto en la actualidad

 

La Santa Casa y la imagen negra de la Virgen con el Niño que custodiaba1 (Figs.2 y 3) se convirtieron en uno de los reclamos devocionales más importantes del territorio italiano, por lo que desde entonces los peregrinos comenzaron a acudir en gran número a Loreto. Entre ellos, desde los albores de la Edad Moderna, abundaron los visitantes de origen español, encontrándose no sólo peregrinos anónimos, sino también personalidades de la aristocracia y de las altas jerarquías de la Iglesia2. Como recuerdo de la presencia en Loreto de esos ilustres peregrinos, quedaron en su Tesoro numerosas joyas, piezas de orfebrería y otros ornamentos litúrgicos que entregaron como donativo en su visita. La entidad y el valor de las ofrendas recibidas por la Virgen de Loreto fue tal que durante el siglo XVI se abordó la construcción de una gran sala anexa a la basílica en la que custodiar y exponer convenientemente los ricos presentes (Fig. 4). Pero el impresionante conjunto de joyería y orfebrería custodiado en esa sala del Tesoro sufrió una triste dispersión motivada por las convulsiones napoleónicas3.Tan triste circunstancia puede no obstante ser compensada por la conservación en el archivo del santuario de los registros documentales de las numerosas donaciones recibidas por la Virgen Lauretana. Tales registros permiten identificar quiénes fueron aquellos donantes españoles y en qué circunstancias hicieron sus respectivas donaciones4.

 

Fig. 2. La imagen de la Virgen de Loreto en el interior de la Santa Casa

 

El presente artículo parte precisamente del examen minucioso de los libros de donaciones que el archivo del santuario conserva relativos al siglo XVII, centuria capital en nuestro desarrollo histórico y momento álgido de la presencia española en Italia. No en vano, entre todas las comunidades extranjeras, la española fue una de las que más favoreció con sus donativos al Tesoro de la Santa Casa durante aquel siglo, compartiendo protagonismo con los devotos franceses y aventajando ampliamente a otros grupos nacionales, como los también numerosos peregrinos polacos. La serie de donaciones que estos españoles hicieron a la Virgen Lauretana configuraron un extraordinario conjunto de joyas y piezas de orfebrería, integrados en el Tesoro de la Santa Casa como uno de los más significativos y originales. De este análisis han aflorado noticias que confirman la presencia en Loreto de ilustres prelados, aristócratas y altos funcionarios españoles durante aquella centuria, desconociéndose hasta ahora en muchos de los casos que tales personajes hubiesen peregrinado hasta allí.

 

El culto de Nuestra Señora de Loreto experimentó una importante difusión en los reinos españoles a partir del reinado de Felipe II. Prueba de ello da, a modo de ejemplo, la fundación por parte del mismo soberano en1581 del colegio femenino de Loreto en Madrid5. Poco tiempo después, en 1588, salió de una imprenta de la corte una historia de la Santa Casa y del santuario de Loreto en lengua española, debida a Francisco de Padilla6. La compañía de Jesús intervino decisivamente en la expansión de este culto, circunstancia que probablemente estuvo motivada por el aprecio que su fundador y otros santos principales de la orden sintieron por aquella devoción7. De esta forma, el padre jesuita Juan de Rojas tradujo la Historia Lauretana que su hermano de religión, Orazio Torsellino, había publicado con anterioridad en lengua italiana, apareciendo esta versión española en Madrid en 16038.Ya bien entrado el siglo XVII, el también jesuita Juan de Burgos actualizó los escritos de Torsellino, añadiéndoles en su versión española de 1671 la narración de todos los hechos acontecidos entre la aparición de su edición original y el año 16599.

 

Fig. 3. Alzado abatido de la Santa Casa según el Compendio del Santuario de Loreto de 1771.

 

Fig. 4.Vista de la sala del Tesoro en el santuario de Loreto.

 

El arraigo del culto lauretano en tierras españolas se vio acompañado del aprecio que por esta devoción sintieron las principales comunidades hispanas asentadas en Italia. Consta en este sentido cómo en el año 1600 se publicó en la capital pontificia una obra devocional en español que contenía las letanías que por entonces se cantaban en la Santa Casa10, destinada tanto a los peregrinos españoles que llegaban a la Urbe como a la comunidad hispana que allí residía. En efecto, los españoles asentados en Roma participaron activamente en la difusión del culto lauretano, como demuestran los sermones predicados por el doctor Francisco de Soria en 1645 en la iglesia de Loreto de Roma11 y por el padre Juan de la Madre de Dios en el mismo templo en 165212, testimonios de una devoción que habría tenido con seguridad muchas otras expresiones de las que no conservamos memoria.

 

Clara muestra del aprecio que los españoles sintieron por el culto lauretano es el elenco de ilustres visitantes hispanos que pasaron por el santuario durante la Edad Moderna. Aunque en las páginas siguientes muchos de aquellos relevantes peregrinos serán convenientemente recordados, no puede pasarse por alto la más conocida presencia en Loreto de varios de los principales santos españoles de la época. Por ejemplo, San Diego de Alcalá visitó el santuario en 1450, y San Ignacio de Loyola en 1523. Estuvieron también allí San Francisco Javier y San Francisco de Borja, entre otros13.Y desde luego, ha de rememorarse igualmente el paso del universal Diego Velázquez por Loreto en su primer viaje a Italia, cuando iba desde Venecia camino de Roma. Desde la pequeña localidad de Cento, donde residía Guercino, “siguió el camino de Roma por Nuestra Señora de Loreto”, como recuerda Palomino14. Allí pudo ver las telas de Lorenzo Lotto en el coro de la basílica, los frescos de Pellegrino Tibaldi en la capilla de San Juan Bautista, los de Federico Zuccaro en la de los duques de Urbino, y los frescos del Pomarancio en la sala del Tesoro y la cúpula. Desde luego, admiraría también las extraordinarias esculturas en bronce patrocinadas por el papa Sixto V15, añadiendo así algunas experiencias más a su ya importante bagaje artístico.

 

 

Regalos de la realeza española

 

La piedad de los distintos miembros de la Casa de Austria encontró expresiones muy diversas en el culto a la Virgen y a los santos, devociones que en varios casos llegaron a identificarse de manera estrecha con la propia monarquía hispánica, como pudo ser el caso de San Lorenzo o de la Inmaculada Concepción. En este amplio catálogo de devociones también tuvo lugar la Virgen de Loreto, a la que en determinadas ocasiones la familia real española demostró su aprecio mediante la entrega de valiosos presentes.

 

Fue éste el caso de la infanta Isabel Clara Eugenia, quien regaló al santuario en fecha desconocida, aunque seguramente durante su larga etapa como gobernadora de Flandes (1598-1633), un frontal de altar con aplicaciones de oro, perlas y diamantes16. El archiduque Fernando de Austria, primo hermano del esposo de Isabel Clara Eugenia, visitó el santuario de Loreto en 1598, prometiendo que erradicaría el protestantismo de sus dominios. Puede que el regalo de la Infanta tuviese una intención propiciatoria en la lucha contra los protestantes, pero parece más acertado pensar que tal gesto estuviese destinado a solicitar a la Virgen Lauretana su intercesión para solucionar su esterilidad, problema que en numerosas ocasiones puso en las manos divinas17.

 

Fig. 5. Joyel en forma de águila bicéfala. Madrid, Museo Nacional de Artes Decorativas

 

Una de las joyas más extraordinarias que ingresaron en el Tesoro a lo largo de la centuria lo hizo gracias a la generosidad de otra infanta española, doña María de Austria, hermana de Felipe IV, quien visitó el santuario en febrero de 1631 durante una de las etapas del viaje que desde Madrid le llevaba a la corte de Viena para desposar al futuro emperador Fernando III de Habsburgo. Doña María hubo de sentir una ferviente devoción por la Virgen Lauretana, puesto que en aquella ocasión le hizo entrega de la más valiosa de sus joyas, pendiéndola directamente de la venerada imagen18. Se trataba de un águila bicéfala de oro completamente cubierta de nada menos que 406 diamantes en una de sus caras, mientras la otra estaba esmaltada en negro a imitación del plumaje del ave. Contaba con dos rubíes que hacían de ojos, y llevaba una corona imperial esmaltada en blanco, rosa y verde19. Ella misma, como aclaran los registros, colocó con sus manos la imponente joya en la imagen. Se trató por tanto de un excepcional ejemplo de joyería española, revestida además de claros valores simbólicos, al ser el águila bicéfala uno de los atributos más reconocibles de la Casa de Austria. Aquella tipología de joyel gozó de gran difusión en la España de la época, donde evidenciaría el prestigio de su poseedor20 (Fig. 5).

 

Aunque las fuentes nada dicen al respecto, es muy probable que la infanta, siendo consciente de su edad, algo avanzada para una novia de la época, rogase en aquella ocasión a la Virgen que intercediera para la feliz culminación de su unión matrimonial con la llegada de un heredero. Unos cuatro años después de su visita, ingresó en el Tesoro otro importante regalo que la infanta enviaba desde el Imperio. Se trataba de un niño de oro macizo con el que quería agradecer el nacimiento de su primogénito. El niño enviado por doña María fue llevado al santuario por su camarero, el barón de Trachstein, y contaba con la particularidad de llevar al cuello un lazo de catorce diamantes21.

 

Unas circunstancias muy parecidas, aunque con protagonistas diversos, hicieron que ingresase en el tesoro una pieza similar, si acaso aún más imaginativa.Los soberanos franceses Luis XIII y Ana de Austria,atormentados por la falta de un heredero, llegaron a hacer una solemne promesa a la Virgen. Ante el posterior nacimiento del Delfín, el futuro Luis XIV, la real pareja envió en 1643 desde París hasta Loreto al caballero Fréart de Chantelou para cumplir el voto. Los soberanos entregaron al Tesoro por medio de su emisario un excepcional regalo, consistente en un ángel de plata en el acto de presentar a la Virgen una figura del neonato, realizado en oro en 1639 por el orfebre J. Sarrazin22.

 

El mismo rey Felipe IV también hubo de profesar una especial devoción a la Virgen Lauretana, como demuestra el extraordinario donativo que le envió en 1658.A través del mayordomo de don García de Avellaneda y Haro, conde de Castrillo y por entonces virrey de Nápoles, el rey presentó al santuario un Toisón con una cadena de oro esmaltada en blanco y rojo compuesta de treinta y dos piezas ornadas por buen número de diamantes, perlas y rubíes23.

 

En un momento indeterminado de su reinado, Felipe IV regaló a la Virgen algo aún mucho más excepcional, un vestido blanco bordado en oro con unos extraordinarios alamares compuestos de nada menos que 6.054 diamantes24 Pero las donaciones del monarca no quedaron ahí. De hecho, los inventarios del Tesoro recuerdan otro presente si cabe más original y valioso que los mencionados. Se trataba de “un peñasco natural de una mina de esmeraldas en forma piramidal, descubiertas en el bruto 42 grandes esmeraldas, algunas del tamaño de un huevo, y otras 85 menores, sin las que se presume estarán dentro del peñasco”25 ,singularísimas y preciosas piedras que evidenciaban las riquezas aportadas a la corona por las colonias de América. Parece razonable pensar que aquella serie de importantes presentes ingresaron en el Tesoro en momentos distintos, y han sin duda de relacionarse con el cumplimiento de promesas o el agradecimiento de favores recibidos por parte del monarca. El Toisón de 1658 hay muy probablemente que ponerlo en relación con el tan deseado nacimiento del infante Felipe Próspero en noviembre de 1657, con el cual Felipe IV satisfizo la imperiosa necesidad de un heredero varón, aunque el principito sólo viviría hasta el otoño de 1661. Circunstancias parecidas habrían justificado el envío del vestido blanco y las esmeraldas.

 

La última reina de la rama española de la Casa de Austria, Mariana de Neoburgo, también quiso hacer llegar un presente a la Virgen de Loreto; se trató de una faja de piedras preciosas que se colocó sobre la misma imagen en una fecha indeterminada de su reinado26. Con esta donación, se cierra la serie de preciosos objetos ingresados en el Tesoro por voluntad de la realeza española durante el siglo XVII.

 

 

Regalos de la alta aristocracia

 

No pocos miembros de la aristocracia española también quisieron hacer llegar a lo largo del siglo XVII diversas donaciones al santuario de Loreto. Muchos de ellos había conocido y abrazado tal devoción durante las etapas de sus respectivas biografías transcurridas en Italia, llegando en algún caso incluso a peregrinar a la Santa Casa. Lo más frecuente fue no obstante, según queda reflejado en los registros, que los aristócratas españoles hicieran llegar sus regalos al Tesoro a través de emisarios. Los gobernadores españoles de Milán, por la relativa cercanía del santuario a la capital lombarda, pudieron con cierta facilidad hacer llegar regalos a la Virgen como gesto de su piedad o como cumplimiento de determinadas promesas. Así, en 1620, la duquesa de Feria, doña Francisca de Cardona y Córdoba, hizo entrega, a través de una emisaria –llamada Isabella Arabia– de un completo juego de palio y vestiduras litúrgicas en cumplimiento de una promesa por una gracia que había recibido su esposo el gobernador27.

 

Doña Francisca fue la primera esposa de don Gómez Suárez de Figueroa y Córdoba, III duque de Feria y gobernador de Milán desde 1618 hasta 1625, motivo por el que se encontraba entonces en la capital lombarda junto a su marido. Dos años más tarde, y a través de la misma emisaria, la duquesa entregó al Tesoro una cadena de oro28.

 

También el II marqués de Santa Cruz, don Álvaro de Bazán y Benavides, sería gobernador de Milán entre 1630 y 163129, si bien ya muchos años antes manifestó su devoción a la Virgen Lauretana. En mayo de 1622, cuando ejercía como lugarteniente y general de los Mares, rememorando las gloriosas hazañas de su padre el I marqués de Santa Cruz, hizo una generosa donación en efectivo a la Santa Casa a través de un padre jesuita30.

 

Pero no sólo los gobernadores de Milán demostraron en ocasiones su veneración a la Santa Casa, sino que esta práctica estuvo al igual bastante extendida entre los diplomáticos de alto rango que la corona española destinó en Italia a lo largo de la centuria. Fue el caso, desde luego, de varios de los embajadores destacados por el rey ante la Santa Sede, como el duque de Alburquerque, representante de Felipe III y Felipe IV en Roma. Él y su esposa hicieron entrega al santuario en 1623 de un niño de plata arrodillado en actitud orante, figura que parece responder a un prototipo de exvoto, justificado tal vez por el nacimiento de un deseado hijo31. No quedó registrado si la entrega la realizaron los duques en persona o si se hizo a través de un intermediario.

 

consta que don Ruy Gómez de Silva, duque de Pastrana, visitó el santuario durante su etapa como embajador de Felipe IV en Roma.Aquella peregrinación tuvo lugar en octubre de 1624, donando con motivo de su visita a la Virgen un alfiler de sombrero en forma de lazo cuajado de diamantes32.

 

En abril de 1628 se registra un presente de gran significación, no tanto por el objeto en sino por la identidad de su donante. Se trataba de una jarra guarnecida con 66 rubíes, de lo que hicierón entrega, en nombre de un caballero español que deseaba permanecer en el anonimato, los padres franciscanos Manuel de Santa Catalina y Antonio Bautista. Se supo más tarde que aquel caballero no era otro que don Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares, quien por entonces ostentaba un casi ilimitado poder como consecuencia de su valimiento33.

 

Al año siguiente, el Tesoro recibió de manos de un arzobispo el generoso presente que enviaba el conde Jorge Martínez, consistente en una estatua de la Inmaculada Concepción sobre el orbe, realizada enteramente en plata34. La representación de un culto tan querido por los españoles pasaba así a estar presente en el Tesoro lauretano.

 

Las damas del séquito de la infanta María también quisieron dejar alguna ofrenda a la Virgen durante la visita que realizaron en febrero de 1631. Consta en los registros que doña Ana de Zúñiga, guarda mayor de la futura reina de Hungría, donó una cruz de oro con once diamantes; doña Juana Segarra, dama de honor, una joya con un diamante, y doña Ana Segarra y Zúñiga, un relicario con un anagrama de Jesús hecho en diamantes. Por su parte, doña Ana Molinos presentó un Agnus Dei de oro35.

 

A principios de enero de 1626, don Fernando Afán de Ribera y Enríquez, III duque de Alcalá, estaba despidiéndose de la corte de Roma tras haber cumplido la embajada extraordinario de Felipe IV ante Urbano VIII Barberini. Su intención era la de iniciar entonces viaje de regreso a España, previendo en su itinerario visitar la Santa Casa36. No consta con seguridad que pudiese cumplir tal deseo en aquel momento, aunque parece que tuvo un recuerdo para la Santa Casa en un momento tal funesto como el de disponer sus últimas voluntades. Tras haber sido declarado plenipotenciario en la dieta de Colonia, el duque falleció prematuramente en la localidad de Vilak el 29 de marzo de 1637, siendo enterrado de forma provisional en la capilla mayor de un convento de capuchinos. Algo más de un año después, en julio de 1638, ingresó en el Tesoro un importante regalo suyo, que consistía en un arca octogonal de plata y cristal destinada a custodiar la escudillas de barro que según la tradición habían sido usadas por la Sagrada Familia. El arca estaba ricamente adornada con finos trabajos de platería. El pedestal se decoraba con las figuras de ocho ángeles de rodillas y con otras tantas figuras de arpías. La tapadera estaba concebida a modo de cúpula, y la ornaban ocho figuras de ángeles más, que llevarían atributos de las letanías lauretanas en las37 manos, pues remataba la pieza una imagen de la Inmaculada Concepción.

 

De su devoción a la Virgen Lauretana da también buena cuenta la presencia en su colección de una pintura de la “Madonna di Loreto”, probablemente copia de la realizada por Caravaggio para una de las capillas de la iglesia de Sant’Agostino de Roma38.

 

Otro activo diplomático al servicio de rey de España, don Diego de Aragón, IV duque de Terranova, donó en 1640 al santuario un cáliz con su patena y dos coronas de plata para la Virgen39.Años más tarde sería destinado por Felipe IV a la embajada romana, ocupándose durante su misión de la adquisición de importantes esculturas para la corona40.

 

A principios de junio de 1646, tras haber cumplido la embajada de obediencia ante Inocencio X que Felipe IV le había encomendado, don Juan Alfonso Enríquez de Cabrera, almirante de Castilla, abandonó Roma en compañía de su esposa y de los marqueses de Melgar para peregrinar al santuario de Loreto41. Como recuerdo de su visita, don Juan Alfonso entregó al tesoro un palio y una casulla bordados con hilo de oro42.

 

Mateo Francisco de Rosales y Egurza, I conde de Vailate, también quiso desde la ciudad de Milán, donde era miembro del consejo secreto y cuestor del rey Felipe IV, hacer llegar un presente a la Santa Casa. Se trató de una cadenita de oro esmaltada en blanco y negro de la que pendía una joya redonda con la efigie de la Virgen rodeada de treinta y dos diamantes, pieza que ingresó en el Tesoro en mayo de 165243.

 

El III conde de Peñaranda, durante su paso por el santuario cuando iba camino de Nápoles en 1658 para hacerse cargo del gobierno de aquel virreinato, hizo entrega de una importante joya, consistente en un gran zafiro rodeado de casi cien diamantes, entre grandes y pequeños, montados en oro. El conde deseaba que la joya pendiese del manto de la Virgen en cuatro de las principales festividades marianas, la Concepción, la Natividad, la Encarnación y la Asunción44.

 

No sólo Peñaranda, sino también otros de sus sucesores al frente del virreinato napolitano, contribuyeron al enriquecimiento del santuario con destacados dones. Fue el caso de don Pedro Antonio de Aragón, duque de Segorbe y Cardona, quien hizo entrega en 1671 de un original y precioso objeto. Se trataba de una esfera de piedra que en su parte superior se mutaba en un cuerpo piramidal, en la cual estaban incrustadas 128 esmeraldas. Aragón actuaba además por entonces como embajador de obediencia ante Clemente X. La entrega la hizo en su nombre el padre Franco Maria Maggi, su teólogo en el reino de Nápoles y confesor45.

 

También desde Sicilia se enviaron al santuario algunas donaciones de españoles a lo largo de aquella centuria. Fue el caso del cuenco de plata entregado por doña Leonor, marquesa de Castel Rodrigo, en 167846. Su marido, don Anielo de Guzmán, estuvo al frente del virreinato siciliano en el año 1676, permaneciendo probablemente ambos en la isla algunos años más.

 

En las últimas dos décadas del siglo tan sólo se registran dos donaciones de aristócratas españoles. En 1681 el marqués de Villanueva de las Torres entregó una casulla y otros ornamentos litúrgicos con aplicaciones de oro y plata en los que figuraba bordado su escudo de armas, acompañado de una inscripción que lo identificaba47. Finalmente, en 1687 se registra una donación muy relevante, la de don Baltasar Sarmiento de Mendoza, V marqués de Camarasa, quien presentó a la Virgen un toisón de oro con unas fabulosas cadenas de brillantes y rubíes48. Don Baltasar recibió esta distinción en 1669, y su gesto resulta del todo excepcional, puesto que no se trató de una donación póstuma, ya que el caballero viviría hasta 171549. En fecha no determinada, aunque probablemente entre 1656 y 1660,  don Alonso Pérez de Vivero y Menchaca, III conde de Fuensaldaña y por entonces gobernador de Milán –cargo que ocupó tras acumular una dilatada experiencia diplomática en Flandes50 entregó una bella y original joya al Tesoro, consistente en una corazón de oro con numerosos rubíes engastados51. Fueron por tanto muchas y valiosas las piezas entregadas a la Santa Casa por los aristócratas españoles a lo largo del siglo XVII, mostrando su predisposición a hacer suyos ciertos cultos italianos que por entonces estaban, gracias en parte a una análoga actitud de numerosos extranjeros, haciéndose del todo universales.

 

 

Regalos de cardenales y otros prelados

 

Ese mismo sentido de asimilación profunda de una devoción italiana lo demostraron muchos de los prelados españoles que durante el siglo XVII visitaron Italia por diversos motivos. Resulta lógico que los religiosos de alto rango se mostrasen especialmente generosos en la visita del que era ya uno de los principales santuarios de la cristiandad, pero la entidad de algunos de los donativos denotan un fervor profundo en varios de ellos, desde luego más allá de lo que sería el cumplimiento de una obligación determinada por su posición jerárquica.

 

Uno de estos prelados fue el cardenal Agustín Espínola, segundo hijo varón del general Ambrosio, quien contribuyó en dos momentos de su vida al enriquecimiento del santuario de Loreto. Espínola había sido elevado a la púrpura cardenalicia en el consistorio de 11 de enero de 1621.A finales de febrero de 1624 Agustín, ya cardenal y procedente de Roma, pasó por Génova camino de España52. Muy poco antes, a finales de enero, un agente suyo depositó en su nombre cien escudos en la caja de donativos del altar lauretano53. De regreso en España, Espínola prosiguió una brillante carrera religiosa, que le llevó a ser designado arzobispo de Granada en 1626 y de Santiago de Compostela en 1630. Con esta última responsabilidad viajó de nuevo a Roma en noviembre de 1630, permaneciendo allí hasta 1635. En 1631, estando por tanto en Roma, el cardenal envió a la Santa Casa una cadena con una cruz de oro esmaltada en una de sus caras y cuajada de diamantes en la otra, valorada en mil escudos de oro. El presente fue entregado al santuario por el padre Tiberio Cenci54, tal vez como gesto de gratitud a la Virgen por haber obtenido el título de San Bartolomeo all’Isola en marzo de ese mismo año. Vuelto a España una vez más, el cardenal fue llamado por Felipe IV a la corte en 1637 para ejercer de consejero. Residió en su sede de Compostela a partir de 1643, hasta que fue transferido al arzobispado de Sevilla en 1645, muriendo cuatro años más tarde en esa ciudad.

 

Fig. 6.Vista de la Santa Casa desde su exterior

 

También el cardenal Gabriel Trejo y Paniagua quiso beneficiar al santuario durante su estancia en Italia. Don Gabriel recibió el capelo cardenalicio en 1617, con el título de San Pancrazio. Participó en el cónclave de 1623 que eligió a Urbano VIII Barberini, desempeñando también el cargo de arzobispo de Salerno hasta 1626,cuando volvió a España para convertirse en miembro del consejo de Estado de Felipe IV55. Estando por tanto en tierras italianas, en 1625 hizo llegar al limosnero de Loreto través de un miembro de su casa cincuenta escudos de oro56.

 

A mediados de mayo de 1631, la Santa Casa (Fig. 6) recibió un extraordinario ajuar litúrgico y otros objetos singulares en razón de legado testamentario del cardenal arzobispo de Sevilla. Por entonces, aquella dignidad la revestía don Diego Guzmán de Haros (1566-1631), arzobispo de la ciudad andaluza desde 1625, creado cardenal por Urbano VIII en consistorio de 15 de julio de 1630. El prelado acompañó a la infanta doña María de Austria en su viaje desde Madrid a Hungría, y a la vuelta del país centroeuropeo tenía previsto dirigirse a Roma para que el papa le impusiese el capelo cardenalicio. Pero no pudo ver alcanzada aquella aspiración, puesto que cuando iba camino de la Ciudad Eterna y se encontraba ya en tierras italianas le alcanzó la muerte. El cardenal falleció el 21 de enero de 1631 en el puerto de Ancona, localidad muy próxima al santuario de Loreto. Su cuerpo fue enterrado provisionalmente en la iglesia de los jesuitas de esa ciudad, hasta que fue trasladado para darle sepultura definitiva en Madrid57. Seguramente en el trance mortal el prelado invocaría la protección y asistencia de la Virgen Lauretana, lo que explicaría el generoso donativo que, tras su muerte, enviaría su sobrino el marqués de Villanueva, siendo presentado por el padre rector de los jesuitas. La donación consistía en un crucifijo con dos candelabros de plata, cáliz, patena y otros vasos sagrados del mismo material, así como una brújula y “un útil indicador” que seguramente le habrían acompañado durante su viaje58.

 

Otro de los donantes registrados en la Santa Casa fue el cardenal Baltasar Moscoso y Sandoval (1589-1665), sobrino del controvertido duque de Lerma. Moscoso había sido designado cardenal en 1615, pero no recibió el capelo hasta julio de 1630. Por entonces se encontraba en Roma, donde permanecería hasta 1633 por encargo de Felipe IV para solicitar la intervención de la Santa Sede en la guerra contra los protestantes59. Sandoval donó a la Santa Casa en 1633 dos tazas y un plato de oro trabajados en relieve con misterios de la Virgen para servir de guarnición o cobertura de las modestas escudillas de barro consideradas parte del ajuar original de la vivienda de la Virgen, transportadas también milagrosamente junto a la propia Casa. El cardenal llevó los presentes en persona durante la que fue su segunda visita al santuario60.

 

El siguiente prelado español de alto rango en visitar la Santa Casa fue fray Domingo Pimentel (1584-1653),hijo del VIII conde de Benavente, por entonces obispo de Córdoba y responsable de una embajada extraordinaria de Felipe IV ante Urbano VIII, misión que desempeñó conjuntamente con don Juan Chumacero y Sotomayor61.A mediados de abril de 1636, fray Domingo Pimentel en compañía probablemente de don Juan de Chumacero partieron de Roma con destino a la Santa Casa de Loreto62. Como recuerdo de aquella peregrinación, en el Tesoro del santuario quedó un extraordinario presente del ilustre obispo de Córdoba, consistente en una gran copa de plata minuciosamente trabajada y esmaltada con aplicaciones de coral y de oro en forma de rosetas63.

 

Pero el prelado español que más contribuyó al enriquecimiento del Tesoro de la Santa Casa durante el siglo XVII fue, según apuntan las fuentes, el cardenal Luis Portocarrero. Don Luis Manuel Fernández de Portocarrero y Moscoso (1635-1709) fue creado cardenal en 1669, y participó en el cónclave de 1669-1670 del que saldría elegido el Papa Clemente X. Entró en el cónclave cuando ya había comenzado, pues su llegada a Roma sólo se produjo el 19 de abril de 1670.Volvió a participar en el cónclave de 1676, del que salió Inocencio XI64. Entre sus donaciones se encuentra alguna de las joyas que la Virgen lucía sobre su manto65, así como dos gruesas rejas de plata que se dispusieron a ambos lados del altar interior de la Santa Casa66. No consta en qué fecha hizo llegar al santuario los mencionados presentes, aunque se registra en 1671 el ingreso en el Tesoro de un anillo de diamantes con un gran zafiro como donación suya, así como de una casulla con otros adornos sacros67.También custodiaba el Tesoro un rico cáliz de oro ofrecido por el cardenal68.

 

 

Regalos enviados desde América

 

La devoción de la Virgen Lauretana durante la Edad Moderna traspasó las fronteras europeas para extenderse a otros territorios bajo la fe católica. Muy significativa fue la recepción de este culto en los virreinatos españoles en América, desde donde llegaron a lo largo de la centuria diversos presentes que dan muestra de ello. La Compañía de Jesús tuvo una muy especial implicación en la implantación del culto lauretano en los virreinatos de México y Perú, por lo que muy a menudo estos padres actuaron como intermediarios en las donaciones enviadas desde el continente americano.

 

El primero del que se tiene noticia lo envió nada menos que la marquesa de Guadalcázar en 1618, siendo entonces virreina de México. A través de un padre jesuita, hizo entrega a la Santa Casa de un servicio de altar en plata y de una magnífica custodia en forma de sol69. Su esposo, el I marqués de Guadalcázar, don Diego Fernández de Córdoba, era sevillano. Fue embajador extraordinario para traer desde Alemania a la reina Margarita de Austria. Entre las damas de la reina se encontraba doña Mariana Riederer de Paar, nacida en Paar (Baviera), quien acabaría convirtiéndose en su mujer. Doña Mariana acompañó a su marido en la nómina de virrey de México, falleciendo en la capital de aquel virreinato el 25 de febrero de 1619. El marqués viudo con sus hijas, Brianda y Mariana, permaneció en México hasta 1621, pasando a continuación a Perú para desempeñar también allí el cargo de virrey70. En aquel contexto, parece probable que la virreina hiciera llegar aquellos ricos presentes a la Santa Casa como acción de gracias, probablemente por el nacimiento de alguna de sus hijas.

 

Resulta de gran importancia la presencia entre los donantes de uno de los más ilustres jesuitas andaluces del Siglo de Oro, el padre Alonso Messia (Sevilla 1557-Lima 1649). Sus funciones dentro de la Compañía le llevaron a tender lazos entre su Sevilla natal, Roma y América. Fue enviado a Roma por segunda vez como procurador del Perú en 1630, con la misión de promover la beatificación de Sebastián de la Parra. Fue además un destacado escritor, publicándose en su ciudad natal en 1633 su historia de los jesuitas peruanos71. El religioso envió al santuario en 1634 una fabulosa piedra bezoar guarnecida de oro y esmeraldas, la cual estaba contenida en un cofre de plata con decoración «all’indiana»72.

 

Pero el más original de los regalos llegados desde América a lo largo de la centuria fue una gran lámpara de plata, realizada en la ciudad de Lima, rodeada de ocho lamparitas del mismo material, que habría de tener un uso relativo a las principales festividades de la Virgen. La central ardería continuamente, mientras las pequeñas se encenderían sólo en las más importantes celebraciones marianas. El donante fue el padre Juan Francisco Valladolid, canónigo de la catedral de Lima y enviado a Roma para promover la beatificación de fray Toribio Mongrovejo, quien hizo entrega de la lámpara durante su visita al santuario en 167273.

 

Cerca del fin de la centuria, en 1692, se recibió en Loreto un nuevo regalo desde el Nuevo Mundo. Se trató en este caso de un corazón de plata decorado con filigranas, enviado por el doctor Bernabé Díez de Córdoba, canónigo de la catedral metropolitana de México, habiendo hecho la entrega en su nombre el padre Juan Estrada, procurador de los jesuitas mexicanos74. La dimensión ahora universal del culto lauretano era puesto de manifiesto por esta singular serie de presentes americanos en el Tesoro.

 

 

Regalos de altos funcionarios, caballeros y otros señores

 

También algunos destacados miembros del gobierno y la administración de la Monarquía Hispánica hicieron llegar a la Virgen sus donativos a lo largo de la centuria. Evidentemente, aquellos regalos fueron por lo general mucho más discretos que los hasta ahora recordados, siendo un elocuente reflejo de la inferior posición económica de sus donantes. Así, en 1621, don Sancho de Zapata donó una cadenita de oro75. En 1624 mismo año, Pedro Laguñata de Zaragoza entregó un anillo con un diamante76, y en 1626, Francisco Seiticaupes (sic) un cintillo de botones de oro y un joyel con el nombre de Cristo77. El consejero de hacienda don Sebastián Cánticos, caballero de Calatrava, regaló durante la misión que le llevó a la República de Génova como enviado de Felipe IV una cruz de oro esmaltada y con varias esmeraldas78. A finales de la centuria, en 1680, un anónimo caballero español hizo entrega de un anillo de oro con diamantes79.

Algunas mujeres pertenecientes a aquel estrato social también hicieron llegar regalos a la Virgen; una de ellas donó en 1634 una rosa de oro esmaltada con diamantes, junto con otra rosa de cinta blanca80.

 

No sólo fueron joyas los presentes de los estratos intermedios de la sociedad española de entonces; se registra también por parte de alguno de sus integrantes la donación de objetos litúrgicos. De esta manera, en 1624 don Andrés de los Ríos Sandoval entregó un palio de altar bordado con flores81, y en 1648 don Álvaro Fernando Ramírez, en cumplimiento de una promesa, hizo llegar a la Santa Casa un cáliz de plata82.

 

A lo largo de la centuria, se registran también varios casos de caballeros españoles que quisieron donar a la Virgen Lauretana alguna de las insignias que evidenciaban su pertenencia a las distintas órdenes de caballería. Así, don Francisco de Riva Velasco y Zárate, secretario de Carlos II, en 1677 donó una venera de Santiago cubierta de gran número de diamantes y topacios83. Dos años más tarde, el consejero Navarrete hizo entrega al tesoro de otra insignia similar, adornada con una pequeña joya en forma de espada84. Pero no todas las donaciones de hidalgos y altos funcionarios fueron modestas; cerrando el siglo don Pedro Pimentel, caballero de Santiago, entregó una cruz de su orden rodeada de amatistas85.

 

Por más que aquel extraordinario Tesoro se dispersase para siempre hace ya más de doscientos años, la recuperación de los pormenores relativos a cómo se fue reuniendo a lo largo de los siglos no deja de carecer de un especial interés, al restituir en su dimensión histórica la compleja participación de aquellos innumerables donantes, ilustres y anónimos, que lo configuraron. Por lo que respecta a la aportación española, ha podido verse cómo durante el siglo XVII fue relevante y continuada, convirtiéndose en fiel reflejo de la importante presencia hispánica en la Italia de aquella centuria, no en vano recordada como de la preponderanza spagnola. Además, la devoción de aquellos benefactores españoles pone de manifiesto que en efecto existió una predisposición bastante generalizada a asimilar las novedades más atractivas que la cultura italiana ofrecía, encontrándose desde luego entre ellas ciertos cultos que le eran propios, como fue el caso de la advocación mariana de Loreto.

 

 

 

 

 


1.     La imagen actual de la Virgen de Loreto es una réplica de la original, desaparecida en un desafortunado incendio en los años veinte.

2.     Véase al respecto, aunque con un sentido general, BRILLI, A., Loreto e l’Europa. La città felice” negli itinerari dei viaggiatori stranieri, Loreto, Carilo, 1996.

 

3.     Sobre la historia del Tesoro,véase SANTARELLI,G.,Tesoro e dipinti del Pomarancio di Loreto, Loreto, Congregazione Universale S. Casa, 1975. De su dispersión trata el magnífico trabajo de SORDI, K.,“Il Tesoro della Santa Casa di Loreto in conto contribuzione per il Trattato di Tolentino”, en AA/VV, Munus Amicitiae, Loreto, Santa Casa, 2001, pp. 391-455, con bibliografía precedente. Aquella mínima parte del Tesoro histórico que había logrado salvarse de la etapa napoleónica desapareció en un tremendo robo llevado a cabo en 1974, por lo que apenas nada de aquel conjunto pervive hoy en el santuario.

4.     Tales notas documentales han sido contrastadas y completadas con una curiosa fuente impresa del siglo XVIII, una guía para peregrinos publicada en Loreto en lengua española en 1771,en la que se incluye una minuciosa descripción del Tesoro. Se titula Compendio, y verdadera relación del Santuario de Loreto, sacada de lo que han escrito varios autores graves,con un Indice exacto de las alajas del Thesoro de la Santa Casa y demás cosas esenciales de ella. Sácala a la luz un Devoto, para promover la devoción de la SS. Virgen Lauretana. Para este estudio, he consultado el ejemplar conservado en la biblioteca de la Fondazione Besso de Roma. De una manera detallada, el Compendio (citado en adelante como Comp.) describe una a una las joyas y piezas de orfebrería conservadas en las alacenas de la sala del Tesoro del santuario,confirmando lo recogido en las fuentes escritas y en algún caso completando las lagunas que éstas presentan.

5.     LÓPEZ,T., Descripción de la Provincia de Madrid, Madrid, Joaquín Ibarra, 1763, p. 37.

6.     PADILLA, F. de, Historia de la santissima casa y deuotissimo santuario de nuestra señora de Loreto, Madrid,Viuda de Alonso Gómez, 1588.

7.     Sobre la relación de los jesuitas con el santuario de Loreto, véase el reciente trabajo de MURPHY, P. W., Your Indies. The Jesuit Mission at the Santa Casa di Loreto in the Sixteenth-Century”, en EISENBICHLER, K. y TERPSTRA, N. (eds.),The Renaissance at the Streets, Schools and Studies. Essays in Honour of Paul F. Grendler, Toronto, Centre for Reformation and Renaissance Studies, 2008, pp. 211-232.

8.     TORSELLINO, O., Historia Lauretana en que se cuentan las translaciones, milagros, y sucessos de la santa Casa de N. Señora de Loreto, compuesta en lengua latina por el Padre Horacio Turselino de la Compañia de Jesús; traduzida en castellano por el Padre Iuan de Rojas de la misma Compañía, Madrid, P. Madrigal, 1603.

 

9.     TORSELLINO, O., y BURGOS, J. de, Discursos historiales panegiricos de las glorias de la serenissima Reyna de los Angeles en su sagrada casa de Loreto, adornos(...) a la historia lauretana que escriuio(...) Oracio Turselino, de la Compañia de Iesus; con los sucesos y aumentos hasta el año de mil y seiscientos y cinquenta y nueve, Madrid, Joseph Fernández de Buendía, 1671.

10.  JOIOSO DA UDINE, Padre B., Los Quinze Mysterios del Rosario(…) con las Letanias que se cantan en la Santa casa de nuestra Señora de Loreto, Roma, Estevan Paulino, 1600.

11.  SORIA,F.Y.de, Sermon predicado en la Yglesia de N.Señora de Loreto de Roma, de la nacion de la Marca, en alabança de su Santa Casa, el segundo Sabado de Cuaresma, Roma, Moneta, 1645.

12.  MADRE DE DIOS, Fray J. de la, Sermon Panegyrico de la santa Casa de Loreto en su yglesia nazional en Roma, predicado al(...) card. Palota en la fiesta solenne con que S. Em. como protector( ...) de aquel Sanctuario le celebró( ...) este año de 1652, Roma, Giacomo Fei, 1653.

13.  SCHIAROLI, A., Loreto. Cento Santi e Beati pellegrini, Loreto, Congregazione Santa Casa, 1985, pp. 27, 33, 38 y 43.

14.  PALOMINO, A.,Vida de Velázquez. Edición de M. MORÁN TURINA, Madrid, Akal, 2008, p. 30.

15.  SANTARELLI, G., y SOLARI, M.C., I personaggi della cultura a Loreto. Loreto, Comune di Loreto, 2006, p. 36.

16.  Comp., p. 61.Alacena D:“Un frontal de tela de plata color azul sembrado de perlas, y diamantes ligados en sutiles engastes, y algunos sobrepuestos de oro: don de la Real Infanta de España Muger del Archiduque Alberto”.

17.  Sobre la piedad de la infanta, véaseVERGARA,A. (comisario), El arte en la Corte de los Archiduques Alberto de Austria e Isabel Clara Eugenia (1598-1633), catálogo de exposición, Madrid, Patrimonio Nacional, 1999, p. 312.

18.  TALUCCI, C., Il passaggio di D. Maria d’Austria regina di Ungheria per lo Stato Ecclesiastico l’anno 1631. Augusta, Erasmus Wilhelmus, 1631, pp. 49-50: “Mostrò Desiderio, che quella sacratissima Imagine le fosse portata sopra l’Altare; i custodi furono pronti in ubbidirla; et avendo quivi baciata per mille volte, si fece poi dare da una delle sue Dame un ’Aquila Imperiale d’oro, ripiena di diamanti di molto valore, et con le proprie mani la sospese al braccio del Bambino Giesù. Questa era la più cara gioia che le haveva donata nel suo partire il suo fratello, et ascendeva al valore di venticinque, e più mila scudi”.

19.  Archivio Storico della Santa Casa (ASSC), Registro dei doni, 1626-1660, fol. 62v.11 de febrero de 1631.“Dalla Ser.ma S.ra D.Maria d’Austria Regina di Bohemia et Ungaria donata à S.C. et la pose ella med.a con le proprie mani alla S.ma Imagine, un Aquila Imperiale d’oro guarnita tutta in una faria di diamantini (…) l’altra parte dell’aquila smaltata nera à guisa di piume con dui altri rubinetti alli occhi, e la corona imperiale smaltata bianca, rosa e verde. Li diamantini di Aquila in tutto e per tutto sono quattrocento sei”.

20.  Véase al respecto ARBETETA, L., La joyería española de Felipe II a Alfonso XIII en las colecciones estatales, catálogo de exposición, Madrid, Nerea, 1998, pp. 122-125; LLER, P., Jewels in Spain, 1500-1800, Nueva York,The Hispanic Society, 1972.

21.  ASSC, Registro dei doni, 1626-1660, fol. 121v.25 de julio de 1635.“Fu mandato un Putto d’oro per voto della Maestà Cesarea et Regia d’Ungaria recevuto per le mano (sic) dell’Ill.mo Sig.r Nicolò Brashorcith Barone di Trachistain Cammeriero di detta sua maestà, et il detto putto posta al collo un vezzo di diamante 14 connumeratici un Maggiore ch’e in mezzo di detto vezzo pesò libre dieci et una oncia”.

22.  Lo recuerda GRILLOT, A., La Sainte Maison de Lorette,Tours,Alfred Mame et fils, 1873, p. 54;Véase también PANTIN, I., Les Fréart de Chantelou, une famille d’amateurs au XVIIe siècle entre Le Mans, Paris et Rome, Le Mans, Création & Recherche, 1999, p. 71.

23.  ASSC, Registro dei doni, 1626-1660, fol. 231v. 18 de abril de 1658.“La gioia,che l’Ecc.mo Sig.r Conte di Castriglio D. Garcia de Aviglianeda Iaro ha consegnato per mano del Sig. D. Paolo de Leon suo Maggiordomo che lo porta in nome di S. Maestà Católica p. la Madonna di Loreto, e una collana d’oro smaltata con smalto bianco, e rosso con un tosone d’oro pendente, che consiste in trentadue pezzi, li sedici grandi, e di queste le quattro di cinque diamante per ciasceduno,li quattro mezan, è un grande in mezzo.Altri quattro di cinque rubini quattro mezan et un grande in mezzo. Altri otto di cinque perle grosse per ciasceduno. L’altre sedici pessi mezan con un diamante in mezzo per ciasceduno”. Comp., p. 56. Alacena IX.“Una cadena de oro compuesta de 32 eslabones con relieve, y engastados en ella 40 gruesas perlas, 36 diamantes, y 20 rubíes: don de Felipe IV Rey Catholico de España”. Sobre la implicación de Castrillo en el coleccionismo artístico, véase BARTOLOMÉ, B., “El conde de Castrillo y sus intereses artísticos”, Boletín del Museo del Prado, 15, 1994, pp. 15-28.

24.  Comp., p. 55. Alacena B:“Un vestido de la Virgen,de tela blanca recamado de oro con una botonadura de 58 botones, 112 alamares, todo de oro vaciado, y engastados en ella seis mil y cinquenta y quatro diamantes: don de Felipe IV Rey Catholico de España”.

25.  Comp., p. 60. Alacena D. Hizo entrega del presente un tal don Antonio Forco, recordado erróneamente como “virrey de Nápoles”.

26.  Comp, p. 42:“Una faxa con trece rubies, 70 esmeraldas, y treinta y cinco diamantes: don de la Reyna de España D. Ana Neuburg Muger de Carlos Segundo Rey de España”.

27.  ASSC, Registro dei doni, 1598-1625, fol. 68v. 20 de septiembre de 1620: “Un Pallio, una Pianeta, Stola, manipolo, et borsa da calice di Brocato riccio con francie, e trine d’oro, donato dalla S.ra Duchessa di Feria per voto et gratia ricevuta in persona del Sig.r Duca di Feria suo consorte al pnte Governatore di Milano. Portò quà la S.ra Isabella Arabia da Milano”. Sobre el mecenazgo de los duques en la Edad Moderna, véase RUBIO MASA, J.C., El mecenazgo artístico de la Casa Ducal de Feria, Mérida, Editorial Regional de Extremadura, 2001.

28.  ASSC, Registro dei doni, 1598-1625, fol. 94v. 6 de noviembre de 1622:“Dalla Ecc. ma S.ra Duchessa di Feria spagnola fu donata una Collana di profume co botticinetti d’oro, per mano della S.ra Isabella Rabbia Milanese”.

29.  Véase el sitio http://grandesp.org.uk/historia/gzas/stacruz.htm, consultado el 1 de septiembre de 2010.

30.  ASSC,Registro dei doni, 1598-1625, fol. 87v.5 de mayo de 1622. Il Sig.r Marchese di Santa Croce locotenente generalísimo del Mare donò a S.ta Casa dopie di Spagna cinq[uan]ta per le mani del m.to R.P.re Ottaviano del Tufo della Comp.a di Giesù furono posti in cassa dell’Elemosniere e dal med.o P.re furono posti parimente in Cassa delle Messe ducati trenta tre”.

31.  ASSC, Registro dei doni, 1598-1625, fol. 106v. 5 de noviembre de 1623:“Un putto d’argento con il capoccio è man gionte inginocchione,donato dall’Ecc.mo S.r Duca di Alburcherche Amb.re del Re di Spagna, et dall’Ecc.ma Anna sua moglie, fu pesato lib. 30 e ½”.

32.  ASSC, Registro dei doni, 1598-1625, fol. 120v. 25 de octubre de 1624:“Un laccio a guisa de fibbia da cappello d’oro con cinquanta due diamante donato dall’Ecc.mo D. Ludovico de Silva e Mendoza (sic) Principe di Merito (sic), Duca di Pastrana, è Francavilla, fu stimata s. 250 d’oro”. Sobre los intereses culturales del duque, véase DADSON,T. J.,“Inventario de los cuadros y libros de Ruy Gómez de Silva, III duque de Pastrana (1626)”, Revista de Filología Española, 67, 1987, pp. 245-268.

33.  ASSC, Registro dei doni, 1626-1660, fol. 35v. 28 de abril de 1628. Il P.Fr.Manuello da S.Caterina et il P.fr. Ant. Batta,compagni del R. mo Padre Fr. Bernardo da Siena Ministro generale di tutto l’ordine di S. Fran.co hanno presentato a S. Casa […] un bocale simile di peso libre 2 et on.e 2 con rubini tra grandi e piccioli 66 dissero à nome d’una pia e divota persona di Spagna che scoperta poi, che dono sia stato mandato dal Sig.r Conte d’Olivares spagnolo nobiliss.º”. No existe por el momento ninguna obra dedicada específicamente a la labor como mecenas del conde-duque, por lo que ha de remitirse a las obras fundamentales de MARAÑÓN, G., El conde-duque de Olivares. La pasión de mandar, Madrid, Espasa, 2006 y ELLIOTT, J., El conde-duque de Olivares. El político en una edad de decadencia, Barcelona, Crítica, 1990.

34.  ASSC, Registro dei doni, 1626-1660, fol. 49v. 6 de abril de 1629. Per le mano del Sig.r Gio. Battista hondanini da Castiglione arcivescovo è stata consegnata a noi custodi di S. Casa a nome de’Ill.mo Sig.r Conte Giorgio Martinez una statua d’argento della S.ma Madonna della Concettione con il piede […] sotto li piedi d’argento indorato ed il Mondo tutto raggi capelli, e gloria […] d’argento indorato con una corona imperiale”.

35.  ASSC, Registro dei doni, 1626-1660, fol. 64v. 1 de marzo de 1631.

36.  BAV, Urb. Lat. 1096, fol. 3v. 1626, 3 de enero.

37.  ASSC,Registro dei doni,1626-1660,fol.131v.8 de julio de 1636.“Dall’Ecc.mo Sig.r Duca di Alcala fu donata un’arca di Argento ottangolare per tenervi le sante scodelle guarnita con 24 Christalli nel Piedestallo vi sono Otto Angeli d’inginochioni et Otto Arpie quali fanno Colonna nel Coperchio che in forma di Cupola vi sono Otto Angelini con misterio in mano, nel detto coperchio vi sono anco Otto Arpie et in cima vi e una Concettione di peso libre quaranta tre e mezo in tutto”. Comp,p.46: “Un vasar de gruesa plata, donde se conservan dos escudillas, y un plato de barro del uso de la S. Familia, don del duque de Alcalá”.

38.  LLEÓ CAÑAL,V., La Casa Pilatos, Madrid, Electa, 1998, pp. 81-82

39.  ASSC, Registro dei doni, 1626-1660, fol. 153v.23 de mayo de 1640: donato dal Sig.r Duca di Terranuova un calice d’Argento di peso oncie Ventiuna e la patena di peso oncie sei e tre quarti. Una corona grande d’Argento indorata di peso oncie diecinove et una corona piccola d’Argento indorata di peso oncie undeci e mezza”.

40.  GARCÍA CUETO, D.,“Don Diego de Aragón, IV duque de Terranova, y el envío de esculturas para Felipe IV durante su embajada en Roma (1654-1657)”, Archivo Español de Arte, 78, 2005, pp. 317-322.

41.  BAV, Ottob. Lat. 3350, I, fol. 199r.

42.  ASSC, Registro dei doni, 1626-1660, fol. 180v. 14 de junio de 1646:“Dall’Ecc. mo Almirante di Castiglia donato un Pallio di filo d’oro raccamato, con la pianeta dell’istesso”.

43.  ASSC, Registro dei doni, 1626-1660, fol. 207v. 23 de mayo de 1652.“L’Ill.mo Sig.r D.Matteo de Rosales Conte di Vailatte Cavaliere dell’habito di Santiago del Consiglio segreto e questore in Milano donò alla Sacrat.maVergine lauretana una Collanina d’oro in filo smaltato bianco e nero con un Gioiello rotondo attaccato il cui riverso è smaltato colorato in mezzo vi è una efigie della Mad.a Sant.ma con un cristallo avanti, et attorno vi sono trenta due diamante à faccette puntiti pesa un onza e ottave cinque e mezza”.

44.  ASSC, Registro dei doni, 1626-1660, fol. 230v. 1 de diciembre de 1658:“Dall’Ecc. mo Sig.r D. Gasparo Bracamonte Guzman Conte di Pignoranda, Sig.re d’Aldeaseca, Cavaliero di Calatrava, Comendador di Daimiel del Consiglio di Statu del Guerra di Sua Maestà Catolica Ambasciadore Straordinario di fare d’eletione dell’Imperatore Leopoldo primo presidente del Consiglio Reale dell’Indie,Vicere, e Capitano Generale di Napoli donato un gioiello d’oro con un zaffiro grande guarnito di quindici diamante grandi e novanta piccoli, dessiderando S. Ecc.za che stij alla Santa Imagine le seguente feste della Madonna cioe Concettione, Natività, Incarnatione, et Assuntione”. Comp., p. 66. Alacena XVIII:“Un joyel ovalado de oro, y en medio un grueso zafiro turquino, con 96 diamantes puestos a tres ordenes en el giro: don del Conde de Peña Aranda”.

45.  ASSC, Registro dei doni, 1661-1680, fol. 24v. 7 de febrero de 1671:“Un globbo di pietra circa doi palmi d’altezza larghezza palmo uno, e mezzo restringendosi a pirámide colla prospettiva tempestata tutta naturalmente di smeraldi trà grossi, e piccoli in numero cento vent’otto donato dall’Ecc.mo S.r D. Antonio Falco Oliu de Aragona duca di Segorbe, e Cardona V. di Napoli al p[rese]nte Ambasciatore d’ubbidienza alla Santità di N.S. Papa Clemente X à nome di Sua Maestà Cattolica p. mano del P. D. Franco Maggi Chierico Regolare Teologo del sudetto V.Re”. Sobre el mecenazgo de Pedro Antonio de Aragón, véase FRUTOS SASTRE L. de y SALORT PONS, S., “La colección artística de don Pedro de Aragón, virrey de Nápoles (1666-1672)”, Ricerche su ‘600 napoletano. Saggi e documenti, Nápoles, Electa, 2002, pp. 47-110, así como el reciente estudio de CARRIÓ- INVERNIZZI, D. El gobierno de las imágenes. Ceremonial y mecenazgo en la Italia española de la segunda mitad del siglo XVII, Madrid, Iberoamericana Vervuert, 2008.

46.  ASSC, Registro dei doni, 1661-1680, fol. 64v. 10 de enero de 1678.“Un baccile d’argento grande ovato lavorato di fogliami, rilevati di pesso lib. 6 onc. 9 donato dall’Ill.ma Sig.ra Leonora Marchesa di Castel Rodrigo Vice Regina di Cicilia di valuta s. 90”.

47.  ASSC, Registro dei doni, 1661-1680, fol. 86v. 27 de mayo de 1681:“Una Pianeta di Broccato bianco con stola, manipolo, e borsa simile, guarnita con merletto d’oro et argento donata dal S.r Marchese di Villanova della Torres, a piedi della quale vi è la sua arma, con le scritte seguenti: D.S MR. D.Vª D.s Torres”.

48.  ASSC, Registro dei doni,1686-1779, fol. 24v.4 de diciembre de 1687:“Un Tosone d’oro con tre nastri, tempestato di diamanti 226 e rubini 36 donato da Pia Persona Spagnola Sig.r D.Baldassare di Mendoza”.Comp.,p.70.Alacena XXIV:“Un Toson de oro pendiente de dos lazos uno sobre otro, y en todo engastados 262 diamantes, y 36 rubies: don de Don Balthasar de Mendoza Español”.

49.  Véase al respecto La Toison d’or. Cinq Siècles d’Art et d’Histoire, catálogo de exposición, Brujas, Lannoo, 1962, p. 46.

50.  VERGARA,A.,“The Count of Fuensaldaña and David Teniers:their purchases in London after the Civil War”,The Burlington Magazine, 131, 1989, pp. 127-132.

51.  Comp., p. 62.Alacena D.“Un corazón de oro engastados en el muchos rubies: don del conde de Fuensaldaña Governador de Milán”.

52.  SCHIAFFINO, A., Memorie di Genova, año 1624, fol. 99v: «L’ultimo di questo [mese di febraro] in Genova, venendo di Roma Agostino [Spinola] Cardinale Spagnuolo, alloggiato dal fratello parte per Spagna il 14 di marzo».Transcrito en el sitio http://www. quaderni.net/WebCAB/1624.htm, consultado el 15 de septiembre de 2010. Sobre su acción como mecenas,véase F. QUILES GARCÍA,“El arzobispo Agustín Spínola,promotor de las artes sevillanas del barroco (1645-1649)”, en M. Herrero (coord.), Génova y la Monarquía Hispánica. Actas del coloquio internacional celebrado en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla en 2009, en prensa.

 

53.  ASSC, Registro dei doni,1598-1625,fol.107v.27 de enero de 1624:“Dall’Ill.mo et R.mo S.r Card.le Spinola p. le mani del suo agente fu posto in Cassa dell’Altare scudi cento”.

54.  ASSC, Registro dei doni, 1626-1660, fol. 66v. 17 de mayo de 1631: Dall’Em. mo S.r Card.le Spinola figlio del S.r Marchese Spinola Vescovo di S. Iago in Compostella mandato in dono à S.C. e consegnata da Monsr Ill.mo Tiberio Cenci […] una crocetta d’oro smaltata e lavorata da una parte, e dell’altra guarnita di diamanti […] et in essa crocetta una collana d’oro a modo di cordone per portare al collo, stimata la Crocetta e Collana insieme mille scudi d’oro”. Es probable que aquella pieza fuera la misma que se recuerda una centuria más tarde en el Comp., p. 54.AlacenaVI:“Un pectoral con onze diamantes don del Cardenal Spinola”.

55.  GOÑI, J., ad vocem “Trejo Paniagua, Gabriel”, en Diccionario de Historia Eclesiástica de España, Madrid, CSIC, 1972-1986, suplemento, pp. 692-695.

56.  ASSC, Registro dei doni, 1598-1625, fol. 128v. 30 de marzo de 1625: Dall’Ill. moS.r Card.Tresso spagnuolo fu posto in Cassa dell’Elemosniere scudi 50 d’oro in oro per le mani del S.r Doctor Fran.co Tellez Becerra despensiero”.

57.  GUITARTE IZQUIERDO,V., Episcopologio Español (1500-1699), Roma, Instituto Español de Historia Eclesiástica, 1994, pp. 133-134.Véase también ROS, C., Los arzobispos de Sevilla. Luces y Sombras en la sede hispalense, Granada,Arzobispado, 1986.

58.  ASSC, Registro dei doni, 1626-1660, fol. 66v.17 de mayo de 1631:“Dall’Ill.mo S.r Marchese di Villanova nipote della pia m[emoria] dell’Emin. S.r Card.le [di] Siviglia furono donati à S.C. li seguenti argenti consegnati dal sudetto P. Rettore [dei Gesuiti]: Un bocale e bacile d’argento indorati/ Un Crocifisso e dui Candelieri d’argento indorati/ Un baciletto con due impolline/ Un calice con pathena d’argento indorati/ Una bugia d’argento indorata/ Un lettorino d’argento/ Una bussola/ Un utile indicatorio/ Qual robba disse esser lasciata p. testamento dal med.º Sig.r Card.l suo Zio”.

59.  GUITARTE, Episcopologio, p. 138.

60.  ASSC, Registro dei doni, 1626-1660, fol. 82 v. 29 de marzo de 1633:“Due tazze et un Piatto d’oro figurate con misterio della Madonna Santiss.ma fatte fare per collocarvi dentro le sante scudelle che sono entro la Santa Casa dall’Em.mo Sig.re Card.le Sandoval Spagnuolo donate da S.E. nella volta che venne a visitare la S.ta Casa quali due tazze e un piatto pessano insieme libre cinque et once undici”.Comp.,fol.46:“La guarnición de oro de estas dos escudillas, y plato, la dio el Señor Cardenal de España Sandoval”.

61.  GUITARTE, Episcopologio…, p. 154.

62.  Roma, 19 de abril de 1636. BAV, ottob. Lat. 3346, III, fol. 490v.

63.  ASSC, Registro dei doni,1626-1660, fol.127v.23 de abril de 1636. “Dall’Ill.mo Sig.re Ambasciatore straordinario di S.M. Cattolica vescovo di Corduba donò à S. Casa una confettiera overo sotto Coppa nella quale il solo è d’ottone indorato il suo piede d’argento indorato con pizzi a furetti […] d’Argento smaltati dorati; quale e lavorata tutta di dentro di corallo con rosette e teste del medemo con dicisette rosette d’oro con corallo e smalto di Peso libre tre e mezza si valuta scudi settanta”.

64.  GUITARTE, Episcopologio…, p. 217. Sobre el cardenal y su estirpe, véase el reciente trabajo de PEÑA IZQUIERDO,A.R., La Casa de Palma. La familia Portocarrero en el gobierno de la Monarquía Hispánica (1665-1700), Córdoba, Universidad, 2004.

65.  Comp, p.47, sobre la imagen de la Virgen:“Un racimo de perlas,diamantes gruesos, y esmeraldas todas mixturadas, e complicadas entre si con diversos lazos de oro: don del Cardenal de España D. Luis Portocarrero”.

66.  Comp., p.47:“Dos rexas gruesas de plata a los lados de dicho Altar:don del cardenal de España Portocarrero”.

67.  ASSC, Registro dei doni, 1661-1680, fol. 24v. 12 de mayo de 1671: “Un anello d’oro fatto a rosetta con dieci diamantini fatti à faccetta con un zaffiro in mezzo in tavola donato dall’Em.mo S.r Card.l Portocarrero”.Comp.,p.52.Alacena III:“Otro anillo de oro con un zafiro octangolo, y diez diamantes: don del Cardenal de España Portocarrero”. Portocarrero había donado otras cosas al santuario. III, fol. 24v:“Una pianeta di lama d’argento raccamate d’oro e seta con sua stola manipolo e borsa, et un copertore da calice d’ormisino bianco con merletto d’oro intorno, donato dall’Em.mo S.r Card.l Portocarrero”.

68.  Comp., p.78. Alacena XXIV:“Un caliz de oro con follajes,y grumos de ubas,y el pie en forma de rosa: don del Cardenal Portocarrero”.

69.  ASSC, Registro dei doni, 1598-1625, fol. 43v, 26 de agosto de 1618:“L’Ill[ustrissi] ma et Ecc[ellentissi]ma S[igno]ra Marchesa di Guadalcazzara Bisserena del Messico mandò à d[et]ta S[an]ta Casa p[er] le mani del Sig[nor] P[adre] Biagio di Leone della Comp[agni] a di Giesù un Calice d’argento dorato con sua patena simile ed una scattola pur simile da tener hostie, et una Custodia con meza luna di dentro, con raggi di sole intorno pur d’argento simile per tener il S[antissi]mo Sacramento il tutto congiunto con d[ett]o Calice li mandato p[er] il detto Padre la d[ett]a S[igno]ra una Baciletta d’argento schietto con due ampolle d’argento simile, che tutte le sud[dett]e robbe pesate insieme pesano lib[re] dodeci, et on[cie] otto”.

70.  RUBIO MAÑE, J.I., El virreinato. Orígenes, jurisdicciones y dinámica social de los virreyes,México,Fondo de Cultura Económica, 1983, vol.I, pp.240-241.Agradezco al Dr. Francisco Montes, de la Universidad de Granada, esta referencia bibliográfica.

71.  MESSIA, A.,Catalogo de algunos varones insignes en santidad de la provincia del Perú de la Compañía de Jesús. Sevilla, Francisco Lyra Barreto, 1633.

72.  ASSC, Registro dei doni, 1626-1660, fol. 112v. 10 de julio de 1634: Dal P.re Alonso Messia della Comp.a di Giesù da Siviglia fu donata a S.ta Casa una Pietra di Belzouarro guarnita d’oro a quattro onzie con dodici smeraldi di peso oncie undici e mezzo con una scatola d’Argento indorata lavorata all’Indiana». Comp., p. 62. Alacena D. «Una piedra bezoar don del P.Alonso Mesia”.

73.  ASSC, Registro dei doni, 1661-1680, 28v. 7 de mayo de 1672: “Una lampada d’argento di libre cento e tre, et oncie nove, fatta nella Città di Lima con nove lampadine, cioè una principale da ardere continuamente e l’altre Otto da ardere come qui canta cioè nelle feste della B.ma Vergine, la Purificatione, Annuntiata, Asunta, Natività, Concettione, Presentatione, S. M.ª ad Nivis,Visitatione,Traslatione della Santa Casa (…) la quale lampada è stata donata dal R.mo S.r Can.co Gio:FrancescoValladolid ministro del S.Off.o del Regno del Perú, Pro[curato]re G[e]n[era]le e Can.co della S.ta Chiesa di Lima, e speciale in Roma alla santificatione del servo di Dio Don Torivio Alfonso Mongrovij (…) venuto in questa Città di Loreto per venerare questa S.ta Casa”.Comp.,p.50:“Don Francisco Valladolid Canónigo de Lima en el Perú dio una grande, y otras nueve pequeñas, que todas pesan ciento,y quarenta libras de plata”.Sobre Mongrovejo (1538-1606),segundo arzobispo de Lima, véase SÁNCHEZ PRIETO, N., Santo Toribio Mongrovejo, apóstol de los Andes, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1986. Su beatificación no tendría lugar hasta el 28 de junio de 1679.

74.  ASSC, Registro dei doni, 1686-1779, fol. 57v. 21 de enero de 1692: “Un cuore di argento dorato guarnito di filo di argento col suo nastro simile d’argento filograno (…) donato dal Doctor Barnaba Diez de Corduba Can[onic]o della Cattedrale Metropolitana de Mexico portato e presentato à questa B.a V.e dal M.R.P.Giovanni Strada della Compagnia di Gesù Pro[curato]re del Mexico”.

75.  ASSC, Registro dei doni, 1598-1625, fol. 83v. 21 de noviembre de 1621: “Un cuore con catenilla d’oro di peso un oncia et un ott. in essa, donato dal Sig.r D. Sancio Zappata Spagnuolo”.

76.  ASSC, Registro dei doni, 1598-1625, fol. 122v. 24 de noviembre de 1624: Dal Sig.r D. Pietro Lagugnata da Saragusa fu donato un anello d’oro co’un diamantino in punta fu stimato scudi quattro”.

77.  ASSC,Registro dei doni,1626-1660,fol.10v.30 agosto 1626:“Il Sig.Francesco de Seiticaupes spagnolo lascio un centiglio di bottoncini 63 d’oro assai ben leggieri,co’un gioiello di cristillo scolpitovi il nome di Giesù”.

78.  ASSC, Registro dei doni, 1626-1660, fol. 233v. 14 de diciembre de 1659: “Dall’Ecc.mo Sig.r D. Sebastiano Conticos Cavaliere dell’Ordine di Calatrava del Consiglio de Facenda della Maestà Católica e Gentilhuomo inviato p. l’istessa Maestà alla Republica di Genova fu donata una Croce d’oro smaltata Rossa, e bianca con sette smeraldi di Peso oncie tre e ottave tre”.

79.  ASSC,Registro dei doni,1661-1680,fol.84v.10 de diciembre de 1680:“Un’anello d’oro con sette diamantini donato da un Cavaliere spagnolo di valuta s. 40”.

80.  ASSC,Registro dei doni,1626-1660,fol.100v.29 de marzo de 1634:“Fu donato da una Sig.ra spagnuola una Rosa d’oro smaltata con sei diamantini piccoli et uno Maggiore in mezzo con una Rosa di fettuccia Bianca”.

81.  ASSC,Registro dei doni,1598-1625,fol.117v.26 de junio de 1624:“Per le mani del M.R.P.Valentino Rettore fu presentato a S.ta Casa un pallio d’altare di teletta d’argento con fiori diversi a nome del S.r D.And[re]a de los Rios Sandoval spagnolo”.

82.  ASSC, Registro dei doni, 1626-1660, fol. 187v. 26 de abril de 1648: Dal Sig. re Alvaro Fernando Ramirez Spagnuolo mandato per voto alla Santa Casa un Calice d’argento di peso on. 27 ott. 6”.

83.  ASSC, Registro dei doni, 1661-1680, fol. 62v. 27 de julio de 1677:“Dall’Ill.mo Sig. re Fran.co de Riva Belasco Zarate Seg.rio della M.ta Cattolica è stato donato una venera di S.Giacomo di Topazij orientali di [falta] e diamantini di 63 nella rosa, e nella traversa Topazij 34 e diamantini [falta] a fine d’appendersi alla S.ta Imagine, o pur di darsi al Tesoro como più piacerà a SS.ri Ministri di S.ta Casa di Valuta s. 70”.

84.  ASSC,Registro dei doni,1661-1680,fol.75v.12 de junio de 1679:“Una venera di S. Giacomo tutta guarnita di Turchine picole con una Grossa in mezzo sopra della quale è una spada fatta à croce e vi sono tra queste Turchine trentadoi diamantini, donata dall’Ill. mo Sig.r Consigliere Navarrete spagnolo di valuta s. 40”.

85.  ASSC, Registro dei doni, 1686-1779, fol. 90v. 10 de febrero de 1696. «Una croce d’oro di S. Giacomo con dieci amatiste attorno, donata dal Sig.r d. Pietro Pimentel Cav.re di S. Giacomo».