Donaciones españolas al Tesoro de
la Santa
Casa de Loreto durante el siglo XVII
David García Cueto
Universidad de Granada
Fecha
de recepción: 18 de septiembre de 2011
Fecha
de aceptación: 17 de febrero
de 2012
atrio, 18 (2012) ISSN: 0214-8289 p. 73 - 94
Resumen: El santuario de Loreto (Italia)
reunió durante la Edad Moderna,
gracias a las donaciones de los peregrinos o de los devotos de la Virgen, uno de los tesoros más importantes del continente europeo. Muchos
de aquellos benefactores fueron ilustres españoles. El análisis de los registros
de donaciones conservados en Loreto permite ahora desvelar la identidad de aquellos españoles
y la naturaleza de sus presentes.
Palabras clave: Loreto (Italia),
S. 17, España, Orfebrería, Joyería, Donaciones.
Abstract: The sanctuary of Loreto (Italy) gathered during the Modern Age, thanks to donations from the pilgrims or devotees of theVirgin, one of the most important treasures of the European continent. Many of those illustrious benefactors were Spanish. The analysis of the records of donations kept in Loreto can now reveal the identity of those Spaniards and the nature of their presents.
Keywords: Loreto (Italy), 17th Century, Spain, Silver, Jewels, Donations.
Entre las devociones italianas que arraigaron en España durante
la Edad Moderna, ocupa
un notable lugar la de la Virgen
de Loreto. Este culto mariano se originó en el siglo XIII,
cuando según la tradición la casa que María
había habitado en Nazaret –aquella
en la que tuvo lugar su Nacimiento, la Anunciación y donde vivió
con Jesús y San José–
fue trasladada por
los ángeles en 1291 desde
Tierra Santa hasta
la localidad de Tarseto, en Dalmacia. El motivo de aquel milagroso hecho fue, como
cuenta la leyenda lauretana, la necesidad de proteger
la Santa Casa
del avance de las tropas mamelucas en Palestina. Tres años
más tarde,el 10 de diciembre de 1294, la Santa Casa fue
nuevamente trasladada por los ángeles
a la ribera opuesta del Adriático, a Italia. El lugar de su nuevo emplazamiento fue un bosque de laureles, y
de ahí el nombre de Loreto,
derivado del término
latino lauretum. Pero tampoco aquél sería el definitivo. Ante el ataque
a los primeros peregrinos
que allí acudieron por parte
de ciertos malhechores, los ángeles volvieron a actuar ocho meses más tarde por tercera
vez, llevando la Casa a una cercana
colina propiedad de los condes
Stefano y Simone
Raineldi,
quienes comenzaron de inmediato a disputarse su propiedad.
Por ello se produjo un traslado
definitivo, que llevaría el hogar
de María a la cima
de un monte próximo, contiguo al camino que conducía a Recanati, emplazamiento en el que siguió definitivamente y donde con posterioridad se levantó el santuario de Loreto (Fig. 1).
Fig. 1.Vista del Santuario de Loreto en la actualidad
La Santa Casa y la imagen negra de la Virgen con el Niño que custodiaba1 (Figs.2 y 3) se
convirtieron en uno de los reclamos devocionales más importantes del territorio italiano, por lo que
desde entonces los
peregrinos comenzaron a acudir
en gran número
a Loreto. Entre ellos,
desde los albores
de la Edad Moderna, abundaron los visitantes de origen español,
encontrándose no sólo peregrinos anónimos,
sino también personalidades de la aristocracia y de las altas jerarquías de la Iglesia2. Como
recuerdo de la presencia en Loreto de esos ilustres peregrinos, quedaron en su Tesoro
numerosas joyas, piezas
de orfebrería y otros ornamentos litúrgicos que entregaron como donativo en su visita.
La entidad y el valor
de las ofrendas recibidas por la
Virgen de Loreto fue tal que durante
el siglo XVI se abordó
la construcción de una gran sala
anexa a la basílica en la que custodiar y exponer
convenientemente los ricos
presentes (Fig. 4). Pero el
impresionante conjunto de joyería y orfebrería custodiado en esa sala del
Tesoro sufrió una triste
dispersión motivada por
las convulsiones napoleónicas3.Tan triste circunstancia puede no obstante ser compensada por la conservación en el archivo del santuario de los registros documentales de las numerosas
donaciones recibidas por la Virgen Lauretana.
Tales registros permiten
identificar quiénes fueron aquellos
donantes españoles y en qué circunstancias hicieron
sus respectivas donaciones4.
Fig. 2. La imagen de la Virgen de Loreto en el interior de la Santa
Casa
El presente artículo parte precisamente del examen minucioso de los libros de donaciones que el archivo del santuario conserva relativos
al siglo XVII,
centuria capital en nuestro
desarrollo histórico y momento álgido
de la presencia española
en Italia. No en vano, entre todas las comunidades extranjeras, la española
fue una de las que más favoreció con sus donativos al Tesoro
de la Santa Casa durante aquel siglo, compartiendo protagonismo con los devotos
franceses y aventajando ampliamente a otros
grupos nacionales, como los también
numerosos peregrinos polacos. La serie de donaciones que estos españoles hicieron a la Virgen
Lauretana configuraron un extraordinario
conjunto de joyas y piezas de orfebrería, integrados en el Tesoro
de la Santa Casa como
uno de los
más significativos y originales. De este análisis han aflorado noticias que confirman la presencia en Loreto de ilustres prelados,
aristócratas y altos
funcionarios españoles durante
aquella centuria, desconociéndose hasta ahora en muchos de
los casos que tales personajes hubiesen peregrinado hasta allí.
El culto de Nuestra Señora
de Loreto experimentó una importante difusión en los reinos
españoles a partir
del reinado de Felipe II. Prueba de ello
da, a modo de ejemplo,
la fundación por parte del mismo soberano
en1581 del colegio
femenino de Loreto
en Madrid5. Poco tiempo después,
en 1588, salió de una imprenta de la corte
una historia de la Santa
Casa y del santuario de Loreto
en lengua española, debida a Francisco de Padilla6. La compañía de Jesús intervino decisivamente en la expansión de este culto, circunstancia que probablemente estuvo motivada por el aprecio
que su fundador y otros santos
principales de la orden sintieron por aquella devoción7. De esta forma, el padre jesuita
Juan de Rojas
tradujo la Historia Lauretana que su hermano
de religión, Orazio Torsellino, había publicado con anterioridad en lengua
italiana, apareciendo esta versión
española en Madrid en 16038.Ya bien entrado
el siglo XVII,
el también jesuita
Juan de Burgos actualizó los escritos de Torsellino, añadiéndoles en su versión
española de 1671 la narración de todos los
hechos acontecidos entre
la aparición de su
edición original y el año 16599.
Fig. 3. Alzado abatido
de la Santa Casa según el Compendio del Santuario de Loreto de
1771.
Fig. 4.Vista de la sala
del Tesoro en el santuario de Loreto.
El arraigo del culto lauretano en tierras españolas se vio acompañado del aprecio que por esta devoción
sintieron las principales comunidades hispanas asentadas en Italia. Consta
en este sentido
cómo en el año 1600 se
publicó en la capital
pontificia una obra devocional en español que contenía
las letanías
que por entonces
se cantaban en la Santa
Casa10, destinada tanto a los peregrinos
españoles que llegaban a la Urbe como a la comunidad
hispana que allí residía.
En efecto, los españoles asentados en Roma participaron
activamente en la difusión del culto lauretano, como demuestran los sermones predicados por el doctor Francisco de Soria en 1645 en la iglesia
de Loreto de Roma11 y por el padre
Juan de la Madre de Dios en el mismo templo en 165212, testimonios de una devoción
que habría tenido
con seguridad muchas
otras expresiones de las que no conservamos memoria.
Clara muestra
del aprecio que
los españoles sintieron por el culto
lauretano es el elenco de ilustres visitantes hispanos que pasaron
por el santuario
durante la Edad Moderna. Aunque en las páginas siguientes muchos de aquellos relevantes peregrinos serán convenientemente recordados, no
puede pasarse por alto la más conocida presencia en Loreto
de varios de los
principales santos españoles de la época.
Por ejemplo, San Diego
de Alcalá visitó el santuario en 1450, y San Ignacio
de Loyola en 1523.
Estuvieron también allí San Francisco Javier y San Francisco de Borja, entre
otros13.Y desde luego, ha de rememorarse igualmente el paso del universal Diego Velázquez
por Loreto en su primer
viaje a Italia,
cuando iba desde
Venecia camino
de Roma. Desde
la pequeña localidad de Cento, donde residía
Guercino, “siguió el camino de Roma por Nuestra Señora
de Loreto”, como recuerda Palomino14. Allí pudo ver las telas de Lorenzo
Lotto en el coro de la basílica, los frescos de Pellegrino Tibaldi en la capilla
de San Juan Bautista, los de Federico Zuccaro en la de los
duques de Urbino,
y los frescos del Pomarancio en la sala
del Tesoro y la cúpula. Desde
luego, admiraría también las extraordinarias esculturas en bronce patrocinadas por el papa Sixto V15, añadiendo así algunas
experiencias más a su ya importante bagaje artístico.
La piedad
de los distintos miembros de la Casa
de Austria encontró expresiones muy diversas
en el culto a la Virgen y a los santos, devociones que en varios casos llegaron a identificarse de manera estrecha
con la propia monarquía hispánica, como pudo ser el caso
de San Lorenzo
o de la Inmaculada
Concepción. En este amplio catálogo
de devociones también
tuvo lugar la Virgen de Loreto,
a la que en determinadas ocasiones la familia
real española demostró su aprecio mediante la entrega de valiosos presentes.
Fue éste el caso de la infanta
Isabel Clara Eugenia,
quien regaló al santuario en fecha desconocida, aunque seguramente durante
su larga etapa como gobernadora de Flandes
(1598-1633), un frontal
de altar con aplicaciones de oro, perlas y diamantes16. El archiduque Fernando de Austria, primo hermano del esposo de Isabel Clara Eugenia, visitó
el santuario de Loreto
en 1598, prometiendo que erradicaría el protestantismo de sus dominios. Puede que el regalo de la Infanta
tuviese una intención propiciatoria en la lucha
contra los protestantes, pero parece más acertado pensar
que tal gesto estuviese destinado a solicitar
a la Virgen Lauretana su intercesión para solucionar su esterilidad, problema que en numerosas ocasiones puso en las manos divinas17.
Fig. 5. Joyel en forma de águila bicéfala. Madrid, Museo Nacional de Artes
Decorativas
Una de las joyas más
extraordinarias que ingresaron en el Tesoro a lo largo
de la centuria lo hizo gracias
a la generosidad de otra infanta
española, doña María de Austria,
hermana de Felipe IV, quien
visitó el santuario en febrero de 1631
durante una de las etapas
del viaje que desde Madrid le llevaba
a la corte de Viena
para desposar al futuro
emperador Fernando III de
Habsburgo. Doña María
hubo de sentir
una ferviente devoción
por la Virgen Lauretana, puesto que en aquella ocasión
le hizo entrega
de la más valiosa de sus joyas,
pendiéndola directamente de la venerada imagen18. Se trataba de un águila bicéfala de oro completamente cubierta
de nada menos que 406 diamantes en una de sus caras, mientras la otra estaba esmaltada
en negro a imitación del plumaje
del ave. Contaba con dos
rubíes que hacían de ojos,
y llevaba una corona
imperial esmaltada en blanco,
rosa y verde19. Ella misma, como aclaran
los registros, colocó
con sus manos la imponente joya en la imagen.
Se trató por tanto
de un excepcional ejemplo de joyería española, revestida además de claros valores
simbólicos, al ser el águila
bicéfala uno de los
atributos más reconocibles de la Casa de Austria. Aquella tipología de joyel gozó
de gran difusión en la España de la época,
donde evidenciaría el prestigio de su poseedor20 (Fig. 5).
Aunque las fuentes
nada dicen al respecto, es muy probable que la infanta, siendo consciente de su edad,
algo avanzada para una novia de la época,
rogase en aquella
ocasión a la Virgen que intercediera para la feliz culminación de su unión
matrimonial con la llegada de un heredero. Unos cuatro años después de su visita, ingresó en el Tesoro otro
importante regalo que la infanta enviaba
desde el Imperio.
Se trataba de un niño de oro macizo
con el que quería agradecer el nacimiento de su primogénito. El niño enviado por doña María
fue llevado al santuario por su camarero, el barón
de Trachstein, y contaba
con la particularidad de llevar
al cuello un lazo de catorce diamantes21.
Unas circunstancias muy parecidas, aunque
con protagonistas diversos, hicieron que ingresase en el tesoro una pieza similar, si acaso aún más imaginativa.Los
soberanos franceses Luis XIII y Ana de Austria,atormentados por la
falta de un heredero,
llegaron a hacer
una solemne promesa
a la Virgen. Ante el posterior nacimiento del Delfín,
el futuro Luis
XIV, la real pareja envió
en 1643 desde París hasta Loreto al caballero Fréart de Chantelou para cumplir el voto.
Los soberanos entregaron al Tesoro por medio de su emisario un excepcional regalo, consistente en un ángel
de plata en el acto de
presentar a la Virgen una figura del neonato,
realizado en oro en 1639 por el orfebre J. Sarrazin22.
El mismo rey Felipe
IV también hubo de profesar
una especial devoción a la Virgen
Lauretana, como demuestra
el extraordinario donativo que le envió en 1658.A
través del mayordomo
de don García
de Avellaneda y Haro, conde de Castrillo y por entonces
virrey de Nápoles,
el rey presentó al santuario un Toisón con una cadena de oro esmaltada en blanco y rojo
compuesta de treinta y dos piezas ornadas
por buen número
de diamantes, perlas y rubíes23.
En un momento
indeterminado de su reinado,
Felipe IV regaló a la Virgen algo aún mucho
más excepcional, un vestido
blanco bordado en oro con
unos extraordinarios alamares compuestos de nada
menos que 6.054 diamantes24 Pero las donaciones del monarca no quedaron ahí. De hecho, los inventarios del Tesoro
recuerdan otro presente
si cabe más original y valioso que los mencionados. Se trataba de “un peñasco
natural de una mina de esmeraldas en forma piramidal, descubiertas en el bruto 42 grandes esmeraldas, algunas del tamaño
de un huevo, y otras 85 menores, sin las que se presume estarán
dentro del peñasco”25 ,singularísimas y preciosas piedras
que evidenciaban las riquezas
aportadas a la corona por las colonias
de América. Parece razonable
pensar que aquella serie de importantes presentes ingresaron en el Tesoro en momentos distintos, y han sin duda de relacionarse con el cumplimiento de promesas o el agradecimiento de favores
recibidos por parte del
monarca. El Toisón de 1658 hay muy
probablemente que ponerlo
en relación con el tan deseado nacimiento del infante Felipe
Próspero en noviembre de 1657, con el cual Felipe IV satisfizo la imperiosa necesidad
de un heredero varón,
aunque el principito sólo viviría hasta el otoño de
1661. Circunstancias parecidas habrían justificado el envío del
vestido blanco y las esmeraldas.
La última reina
de la rama española de la Casa de Austria, Mariana de
Neoburgo, también quiso
hacer llegar un presente a la Virgen
de Loreto; se trató de una faja
de piedras preciosas que se colocó
sobre la misma
imagen en una fecha
indeterminada de su reinado26. Con esta
donación, se cierra
la serie de preciosos objetos
ingresados en el Tesoro
por voluntad de la realeza española durante el siglo XVII.
No pocos miembros de la aristocracia española también quisieron hacer llegar a lo largo del siglo XVII diversas donaciones al santuario de Loreto. Muchos de ellos había conocido y abrazado
tal devoción durante
las etapas de sus
respectivas biografías transcurridas en Italia, llegando en algún caso incluso a peregrinar a la Santa
Casa. Lo más frecuente fue no obstante, según queda reflejado en los registros, que los aristócratas españoles hicieran llegar sus
regalos al Tesoro a través
de emisarios. Los
gobernadores españoles de Milán, por la relativa cercanía del santuario a la capital
lombarda, pudieron con cierta
facilidad hacer llegar
regalos a la Virgen como gesto de su piedad o
como cumplimiento de determinadas promesas. Así, en 1620,
la duquesa de Feria,
doña Francisca de Cardona y Córdoba, hizo entrega, a través de
una emisaria –llamada Isabella Arabia– de un completo juego de palio y vestiduras litúrgicas en cumplimiento de una promesa
por una gracia
que había recibido su esposo el gobernador27.
Doña Francisca fue la primera
esposa de don Gómez Suárez de Figueroa y Córdoba, III duque de Feria y gobernador de Milán desde
1618 hasta 1625, motivo por el que se encontraba entonces en la capital lombarda
junto a su marido.
Dos años más tarde, y a través de la misma
emisaria, la duquesa entregó al Tesoro una cadena de oro28.
También el II marqués de Santa Cruz,
don Álvaro de Bazán
y Benavides, sería
gobernador de Milán entre 1630 y 163129, si bien ya muchos años antes manifestó su devoción a la Virgen
Lauretana. En mayo de 1622, cuando ejercía como lugarteniente y general de los Mares,
rememorando las gloriosas hazañas
de su padre el I marqués de Santa Cruz,
hizo una generosa donación en efectivo a la Santa
Casa a través de un padre
jesuita30.
Pero no sólo los gobernadores de Milán demostraron en ocasiones su veneración a la Santa
Casa, sino que
esta práctica estuvo
al igual bastante extendida entre
los diplomáticos de alto rango
que la corona española destinó
en Italia a lo largo
de la centuria. Fue el caso, desde luego,
de varios de los embajadores destacados por el rey ante la Santa Sede,
como el duque de Alburquerque, representante de Felipe III y Felipe IV en Roma. Él y su esposa hicieron entrega al santuario en 1623 de un niño de plata arrodillado
en actitud
orante, figura que
parece responder a un prototipo de exvoto, justificado tal vez por el nacimiento de un deseado
hijo31. No quedó registrado si la entrega la realizaron los duques en persona o si se hizo a través
de un intermediario.
Sí consta que
don Ruy Gómez
de Silva, duque
de Pastrana, visitó
el santuario durante su etapa como
embajador de Felipe
IV en Roma.Aquella peregrinación tuvo lugar en octubre de 1624, donando
con motivo de su visita a la Virgen un alfiler de sombrero en forma de lazo cuajado
de diamantes32.
En abril de 1628 se registra un presente de gran significación, no tanto por el objeto en sí sino
por la identidad de su donante. Se trataba de una
jarra guarnecida con 66 rubíes,
de lo que hicierón entrega, en nombre de un
caballero español que
deseaba permanecer en el anonimato, los padres franciscanos Manuel de Santa
Catalina y Antonio
Bautista. Se supo más tarde que
aquel caballero no era otro
que don Gaspar
de Guzmán, conde-duque de Olivares, quien por
entonces ostentaba un casi ilimitado poder como consecuencia de su valimiento33.
Al año siguiente, el Tesoro
recibió de manos
de un arzobispo el generoso presente
que enviaba el conde Jorge
Martínez, consistente en una estatua
de la Inmaculada Concepción sobre
el orbe, realizada enteramente en
plata34.
La representación de un culto
tan querido por los españoles pasaba así a estar presente
en el Tesoro lauretano.
Las damas del séquito de la infanta
María también quisieron dejar alguna ofrenda
a la Virgen durante la visita que
realizaron en febrero
de 1631. Consta en los registros que doña Ana de Zúñiga,
guarda mayor de la futura
reina de Hungría, donó una cruz de oro con once diamantes; doña Juana
Segarra, dama de honor, una joya con un diamante, y doña Ana Segarra y Zúñiga, un relicario con un anagrama de Jesús hecho
en diamantes. Por su parte, doña Ana Molinos
presentó un Agnus
Dei de oro35.
A principios de enero de 1626, don
Fernando Afán de Ribera y Enríquez, III duque de Alcalá, estaba
despidiéndose de la corte de Roma tras haber cumplido la embajada extraordinario de Felipe IV ante Urbano
VIII Barberini. Su intención era la de iniciar entonces viaje de regreso
a España, previendo en su itinerario visitar la Santa
Casa36. No consta con
seguridad que pudiese
cumplir tal deseo en aquel momento, aunque
sí parece que tuvo
un recuerdo para la Santa
Casa en un momento tal funesto como el
de disponer sus últimas voluntades. Tras haber sido declarado plenipotenciario en la dieta de Colonia,
el duque falleció
prematuramente en la localidad de Vilak el 29 de marzo
de 1637, siendo
enterrado de forma provisional en la capilla
mayor de un convento de capuchinos. Algo más de un año
después, en julio de 1638,
ingresó en el Tesoro un importante regalo suyo, que consistía en un arca
octogonal de plata
y cristal destinada a custodiar la escudillas de barro que según la tradición habían
sido usadas por la Sagrada Familia.
El arca estaba ricamente
adornada con finos trabajos de platería. El pedestal se decoraba con
las figuras de ocho ángeles
de rodillas y con otras tantas
figuras de arpías. La tapadera estaba
concebida a modo de
cúpula, y la ornaban ocho figuras de ángeles más, que llevarían
atributos de las letanías
lauretanas en las37 manos, pues remataba la pieza una imagen de la Inmaculada Concepción.
De su devoción
a la Virgen Lauretana da también buena
cuenta la presencia en su colección
de una pintura de la “Madonna di Loreto”, probablemente copia de la realizada por Caravaggio para una de las capillas
de la iglesia de Sant’Agostino de Roma38.
Otro activo
diplomático al servicio
de rey de España,
don Diego de Aragón, IV duque de Terranova, donó en 1640 al santuario un cáliz con su
patena y dos coronas
de plata para la
Virgen39.Años
más tarde sería
destinado por Felipe IV a la embajada romana,
ocupándose durante su misión de la adquisición de importantes esculturas para la corona40.
A principios de junio de 1646, tras
haber cumplido la embajada de obediencia ante Inocencio X que Felipe
IV le había encomendado, don Juan
Alfonso Enríquez de Cabrera, almirante de Castilla, abandonó Roma en compañía de su esposa
y de los marqueses de Melgar para
peregrinar al santuario de Loreto41. Como recuerdo de su visita, don Juan Alfonso entregó
al tesoro un palio y una casulla
bordados con hilo
de oro42.
Mateo Francisco de Rosales y Egurza, I conde de Vailate, también
quiso desde la ciudad
de Milán, donde
era miembro del consejo secreto
y cuestor del rey Felipe IV, hacer llegar un presente
a la Santa Casa. Se trató de una
cadenita de oro esmaltada en blanco y negro de la que pendía una joya redonda con la efigie
de la Virgen rodeada de treinta y dos diamantes, pieza que ingresó
en el Tesoro en mayo de 165243.
El III conde
de Peñaranda, durante
su paso por el santuario cuando iba camino de Nápoles
en 1658 para hacerse cargo del gobierno de aquel
virreinato, hizo entrega de una importante joya,
consistente en un gran zafiro rodeado
de casi cien
diamantes, entre grandes y pequeños,
montados en oro. El conde
deseaba que la joya pendiese del manto de la Virgen
en cuatro de las principales festividades marianas, la
Concepción, la Natividad, la Encarnación y la Asunción44.
No sólo Peñaranda, sino también otros de sus sucesores al frente del virreinato napolitano, contribuyeron al enriquecimiento del santuario con destacados dones. Fue el caso de don Pedro Antonio
de Aragón, duque de
Segorbe y Cardona, quien hizo entrega en 1671 de un original
y precioso objeto. Se trataba de una esfera
de piedra que en su parte superior
se mutaba en un cuerpo
piramidal, en la cual estaban
incrustadas 128 esmeraldas. Aragón actuaba además por
entonces como embajador de obediencia ante Clemente X. La entrega
la hizo en su nombre
el padre Franco
Maria Maggi, su teólogo
en el reino de Nápoles
y confesor45.
También desde Sicilia
se enviaron al santuario
algunas donaciones de españoles a lo largo
de aquella centuria. Fue el caso
del cuenco de plata
entregado
por doña Leonor, marquesa de Castel Rodrigo, en 167846. Su marido, don Anielo de Guzmán,
estuvo al frente
del virreinato siciliano en el año 1676,
permaneciendo probablemente ambos en la isla algunos años
más.
En las últimas
dos décadas del siglo tan sólo se registran dos donaciones
de aristócratas españoles. En 1681 el marqués de Villanueva de las Torres
entregó una casulla
y otros ornamentos litúrgicos con aplicaciones de oro
y plata en los que figuraba bordado
su escudo de armas,
acompañado de una inscripción que
lo identificaba47. Finalmente, en 1687 se registra una donación muy relevante, la de don Baltasar Sarmiento de Mendoza, V marqués de Camarasa, quien
presentó a la Virgen un toisón de oro con unas fabulosas cadenas de brillantes y rubíes48. Don Baltasar recibió
esta distinción en 1669,
y su gesto resulta del todo excepcional, puesto que no se trató
de una donación
póstuma, ya que el caballero viviría hasta
171549. En fecha no determinada, aunque
probablemente entre 1656
y 1660, don Alonso Pérez de Vivero y Menchaca, III conde de Fuensaldaña y por entonces gobernador de Milán –cargo
que ocupó tras acumular una dilatada experiencia diplomática en Flandes50– entregó
una bella y original joya al Tesoro, consistente en una corazón de oro con numerosos rubíes engastados51. Fueron
por tanto muchas
y valiosas las piezas entregadas a la Santa Casa por los aristócratas españoles a
lo largo del siglo XVII, mostrando su
predisposición a hacer suyos ciertos
cultos italianos que por entonces estaban, gracias en parte a una
análoga actitud de numerosos extranjeros,
haciéndose
del todo universales.
Ese mismo
sentido de asimilación profunda de una devoción italiana
lo demostraron muchos de los prelados
españoles que durante
el siglo XVII visitaron Italia
por diversos motivos. Resulta lógico que los religiosos de alto rango se mostrasen especialmente generosos en la visita del que era ya uno
de los principales santuarios de la cristiandad, pero la entidad de algunos de los donativos denotan un fervor
profundo en varios
de ellos, desde luego
más allá de lo que sería el cumplimiento de una obligación determinada por su posición jerárquica.
Uno de estos
prelados fue el cardenal Agustín
Espínola, segundo hijo varón del general
Ambrosio, quien
contribuyó en dos
momentos de su vida
al enriquecimiento del santuario de Loreto.
Espínola había sido elevado a la
púrpura cardenalicia en el consistorio de 11 de enero de 1621.A finales de febrero de 1624 Agustín, ya cardenal
y procedente de Roma, pasó por
Génova camino de España52. Muy poco antes,
a finales de enero, un agente suyo depositó en su nombre
cien escudos en la caja
de donativos del altar lauretano53. De regreso en
España, Espínola prosiguió una brillante carrera religiosa, que le llevó a ser designado arzobispo de Granada
en 1626 y de Santiago de Compostela en 1630. Con
esta última responsabilidad viajó de nuevo a Roma en noviembre de 1630, permaneciendo allí hasta 1635.
En 1631, estando
por tanto en Roma, el cardenal envió a la Santa Casa una cadena con una cruz de oro esmaltada en una de sus caras
y cuajada de diamantes
en la otra, valorada en mil escudos
de oro. El presente
fue entregado al santuario por el padre
Tiberio Cenci54, tal vez como gesto
de gratitud a la
Virgen por haber obtenido el título de San Bartolomeo all’Isola en marzo de
ese mismo año. Vuelto a España una vez más, el cardenal fue
llamado por Felipe
IV a la corte en 1637 para ejercer de consejero. Residió
en su sede de Compostela a partir de 1643, hasta
que fue transferido al arzobispado de Sevilla en 1645, muriendo
cuatro años más tarde en esa ciudad.
Fig. 6.Vista de la Santa
Casa
desde su exterior
También el cardenal
Gabriel Trejo y Paniagua
quiso beneficiar al santuario durante
su estancia en Italia. Don Gabriel recibió
el capelo cardenalicio en 1617, con el título
de San Pancrazio. Participó en el cónclave de 1623 que eligió
a Urbano VIII
Barberini, desempeñando también
el cargo de arzobispo de Salerno hasta 1626,cuando volvió a España para convertirse en miembro del consejo
de Estado de Felipe IV55. Estando por tanto en tierras
italianas, en 1625
hizo llegar al limosnero de Loreto través de un miembro
de
su casa cincuenta escudos de oro56.
A mediados de mayo de 1631, la Santa Casa
(Fig. 6) recibió
un extraordinario ajuar
litúrgico y otros
objetos singulares en razón
de legado testamentario del cardenal arzobispo de Sevilla. Por entonces, aquella dignidad la revestía don
Diego Guzmán de Haros (1566-1631), arzobispo de la ciudad andaluza desde 1625, creado
cardenal por Urbano
VIII en consistorio de 15 de julio
de 1630. El prelado acompañó
a la infanta doña María
de Austria en su viaje
desde Madrid a Hungría, y a la vuelta del país centroeuropeo tenía previsto dirigirse a Roma para
que el papa
le impusiese el capelo cardenalicio. Pero no pudo ver alcanzada aquella aspiración, puesto
que cuando iba camino de la Ciudad Eterna y se encontraba ya en tierras italianas
le alcanzó la muerte.
El cardenal falleció
el 21 de enero de 1631 en el puerto de
Ancona, localidad muy próxima
al santuario de Loreto.
Su cuerpo fue enterrado
provisionalmente en la iglesia de los jesuitas de esa ciudad, hasta que fue trasladado para darle sepultura
definitiva en Madrid57. Seguramente en el trance
mortal el prelado
invocaría la protección y asistencia de la Virgen
Lauretana, lo que explicaría el generoso donativo
que, tras su muerte,
enviaría su sobrino
el marqués de Villanueva, siendo presentado por el padre rector de los jesuitas. La donación consistía en un crucifijo con dos candelabros de plata, cáliz,
patena y otros
vasos sagrados del
mismo material, así como una brújula y “un útil
indicador” que seguramente le habrían acompañado
durante su viaje58.
Otro de los donantes registrados en la Santa Casa
fue el cardenal Baltasar Moscoso y Sandoval (1589-1665), sobrino del controvertido duque de Lerma.
Moscoso había sido
designado cardenal en 1615, pero
no recibió el capelo
hasta julio de 1630. Por entonces se encontraba en Roma, donde
permanecería hasta 1633 por encargo
de Felipe IV para solicitar la intervención de la Santa
Sede en la guerra contra
los protestantes59. Sandoval
donó a la Santa Casa en 1633 dos tazas
y un plato de oro trabajados en relieve
con misterios de la Virgen para
servir de guarnición o cobertura de las modestas escudillas de barro consideradas parte del ajuar
original de la vivienda de la
Virgen, transportadas también milagrosamente junto a la propia Casa. El cardenal llevó los presentes en persona durante la que fue su segunda
visita al santuario60.
El siguiente prelado español de alto rango
en visitar la Santa Casa
fue fray Domingo
Pimentel (1584-1653),hijo del VIII
conde de Benavente, por entonces obispo de Córdoba y responsable de una embajada
extraordinaria de Felipe
IV ante Urbano VIII, misión
que desempeñó conjuntamente con don Juan Chumacero y Sotomayor61.A mediados de abril de 1636, fray Domingo Pimentel
en compañía probablemente de don Juan de Chumacero partieron de Roma con destino a la Santa
Casa de Loreto62. Como recuerdo de aquella
peregrinación, en el Tesoro
del santuario quedó
un extraordinario presente del
ilustre obispo de Córdoba, consistente en una gran
copa de plata minuciosamente trabajada y esmaltada con
aplicaciones de coral y de oro en forma de rosetas63.
Pero el prelado
español que más contribuyó al enriquecimiento del Tesoro de
la Santa Casa
durante el siglo
XVII fue, según
apuntan las fuentes, el cardenal Luis Portocarrero. Don Luis Manuel
Fernández de Portocarrero y Moscoso (1635-1709) fue
creado cardenal en 1669, y participó en el cónclave de
1669-1670 del que saldría elegido
el Papa Clemente X. Entró en el cónclave cuando ya había comenzado, pues su llegada
a Roma sólo se produjo el 19 de abril
de 1670.Volvió a participar en el cónclave de 1676, del que salió Inocencio
XI64. Entre sus donaciones se encuentra alguna de las joyas que la
Virgen lucía sobre su manto65, así como dos gruesas
rejas de plata que se dispusieron a ambos lados
del altar interior
de la Santa Casa66. No consta en qué fecha hizo llegar al santuario los mencionados presentes, aunque sí se registra
en 1671 el ingreso en el Tesoro de un anillo
de diamantes con un gran zafiro
como donación suya,
así como de una casulla
con otros adornos sacros67.También custodiaba el Tesoro
un rico cáliz de oro ofrecido por el cardenal68.
La devoción
de la Virgen Lauretana durante
la Edad Moderna
traspasó las fronteras europeas para extenderse a otros territorios bajo la fe católica. Muy significativa fue la recepción de este culto
en los virreinatos españoles
en América, desde donde llegaron
a lo largo de la centuria diversos
presentes que dan muestra
de ello. La Compañía
de Jesús tuvo una muy especial
implicación en la implantación del culto lauretano en los virreinatos de México y Perú,
por lo que muy a menudo estos
padres actuaron como intermediarios
en las donaciones enviadas
desde el continente americano.
El primero del que se tiene noticia
lo envió nada menos que la marquesa
de Guadalcázar en 1618, siendo
entonces virreina de México.
A través
de un padre jesuita, hizo
entrega a la Santa Casa
de un servicio de altar
en plata y de una magnífica custodia en forma
de sol69. Su esposo, el I marqués
de Guadalcázar, don Diego Fernández de Córdoba, era sevillano. Fue embajador extraordinario para traer
desde Alemania a la reina Margarita de Austria. Entre las damas
de la reina se encontraba doña Mariana Riederer de Paar, nacida
en Paar (Baviera), quien acabaría convirtiéndose en su mujer.
Doña Mariana acompañó a su marido
en la nómina de virrey
de México, falleciendo en la capital
de aquel virreinato el 25 de febrero de 1619. El marqués viudo
con sus hijas,
Brianda y Mariana, permaneció en México hasta 1621,
pasando a continuación a Perú para desempeñar también
allí el cargo de
virrey70. En aquel contexto, parece probable que la virreina hiciera llegar
aquellos ricos presentes a la Santa
Casa como acción
de gracias, probablemente
por el nacimiento de alguna de sus hijas.
Resulta de gran
importancia la presencia entre los donantes
de uno de los
más ilustres jesuitas andaluces del Siglo
de Oro, el padre
Alonso Messia (Sevilla 1557-Lima 1649). Sus funciones dentro de la Compañía le llevaron a tender lazos entre
su Sevilla natal,
Roma y América. Fue enviado
a Roma por segunda vez como procurador del Perú en 1630, con la misión
de promover la beatificación de Sebastián de la Parra.
Fue además un destacado
escritor, publicándose en su ciudad
natal en 1633 su historia
de los jesuitas peruanos71. El religioso envió al santuario en 1634 una fabulosa piedra
bezoar guarnecida de oro y esmeraldas, la cual estaba
contenida en un cofre de plata con decoración «all’indiana»72.
Pero el más original de los regalos
llegados desde América
a lo largo de la centuria fue una gran
lámpara de plata,
realizada en la ciudad de Lima, rodeada de ocho lamparitas del mismo material, que habría de tener un uso
relativo a las principales festividades de la Virgen. La central ardería
continuamente, mientras las pequeñas se encenderían sólo en las más importantes celebraciones marianas. El
donante fue el padre Juan Francisco Valladolid,
canónigo de la catedral de Lima y enviado a Roma para
promover la beatificación de fray Toribio Mongrovejo, quien hizo entrega de la lámpara durante su visita al santuario en 167273.
Cerca del fin
de la centuria, en 1692,
se recibió en Loreto un nuevo regalo desde el Nuevo Mundo.
Se trató en este caso
de un corazón de plata decorado con filigranas, enviado
por el doctor Bernabé Díez de Córdoba, canónigo de la catedral
metropolitana de México, habiendo hecho la entrega en su nombre el padre Juan Estrada,
procurador de los jesuitas mexicanos74. La dimensión ahora universal del culto lauretano era puesto de manifiesto por esta singular serie
de presentes americanos en el Tesoro.
También algunos destacados miembros del gobierno y la administración de la Monarquía Hispánica hicieron llegar
a la Virgen sus donativos a lo
largo de la centuria. Evidentemente, aquellos regalos fueron
por lo general mucho más discretos que los hasta
ahora recordados, siendo
un elocuente reflejo de la inferior posición económica de sus donantes. Así, en 1621, don Sancho de Zapata
donó una cadenita
de oro75. En 1624 mismo año, Pedro
Laguñata de Zaragoza entregó un anillo
con un diamante76, y en 1626,
Francisco Seiticaupes (sic)
un cintillo de botones de oro y un joyel con el nombre de Cristo77. El consejero de hacienda don Sebastián Cánticos, caballero de Calatrava, regaló durante la misión que le llevó a la República de Génova como enviado de Felipe IV una cruz de oro esmaltada y con varias esmeraldas78. A finales
de la centuria, en 1680, un anónimo
caballero español hizo entrega
de un anillo de oro con diamantes79.
Algunas mujeres pertenecientes a aquel estrato social
también hicieron llegar regalos
a la Virgen; una de ellas
donó en 1634
una rosa de oro esmaltada con
diamantes, junto con
otra rosa de cinta blanca80.
No sólo fueron
joyas los presentes de los estratos intermedios de la sociedad española de entonces; se registra también
por parte de alguno de sus
integrantes la donación
de objetos litúrgicos. De esta manera,
en 1624 don Andrés de los Ríos
Sandoval entregó
un palio de altar bordado
con flores81, y en 1648
don Álvaro Fernando Ramírez, en cumplimiento de una promesa,
hizo llegar a la Santa Casa un cáliz de plata82.
A lo largo
de la centuria, se registran también varios casos
de caballeros españoles que quisieron donar
a la Virgen Lauretana alguna
de las insignias que evidenciaban su pertenencia a las distintas órdenes de caballería. Así, don Francisco de Riva Velasco y
Zárate, secretario de Carlos II, en 1677 donó una venera de Santiago cubierta de gran
número de diamantes y topacios83. Dos años más tarde, el consejero Navarrete hizo entrega al tesoro de otra
insignia similar, adornada
con una pequeña
joya en forma de espada84. Pero no
todas las donaciones de hidalgos y altos funcionarios fueron modestas;
cerrando el siglo don Pedro Pimentel, caballero de Santiago,
entregó una cruz de su orden rodeada de amatistas85.
Por más que aquel extraordinario Tesoro se dispersase para siempre hace ya más de doscientos años, la recuperación de los pormenores relativos a cómo
se fue reuniendo a lo largo de los siglos
no deja de carecer de un especial interés, al restituir
en su dimensión histórica la compleja participación de aquellos innumerables donantes, ilustres y anónimos,
que lo configuraron. Por lo que respecta a la aportación española, ha podido verse cómo
durante el siglo XVII fue relevante y continuada, convirtiéndose en fiel reflejo
de la importante presencia hispánica en la Italia de aquella centuria, no en vano recordada como de la preponderanza spagnola. Además, la devoción de aquellos benefactores españoles pone de manifiesto que en efecto existió una predisposición bastante generalizada a asimilar las novedades
más atractivas que la cultura italiana
ofrecía, encontrándose desde luego entre ellas ciertos cultos que le eran propios, como
fue el caso de la advocación mariana
de Loreto.
1.
La imagen
actual de la Virgen de Loreto es una réplica
de la original, desaparecida
en un desafortunado incendio en los años veinte.
2.
Véase al respecto, aunque con un sentido general,
BRILLI, A., Loreto
e l’Europa. La “città felice” negli itinerari dei viaggiatori stranieri, Loreto, Carilo, 1996.
3.
Sobre la historia del Tesoro,véase SANTARELLI,G.,Tesoro e dipinti del Pomarancio di Loreto,
Loreto, Congregazione Universale S. Casa,
1975. De su dispersión trata el magnífico trabajo de SORDI,
K.,“Il Tesoro della Santa
Casa di Loreto
in conto contribuzione per il Trattato di Tolentino”, en AA/VV, Munus Amicitiae, Loreto, Santa
Casa, 2001, pp. 391-455, con bibliografía precedente. Aquella mínima parte del Tesoro histórico
que había logrado salvarse
de la etapa napoleónica desapareció en un tremendo
robo llevado a cabo en 1974, por lo que apenas nada
de aquel conjunto pervive hoy en el santuario.
4.
Tales notas documentales han sido contrastadas y completadas con una curiosa fuente impresa del siglo XVIII, una guía para peregrinos publicada
en Loreto en lengua
española en 1771,en la que se incluye una minuciosa descripción del Tesoro.
Se titula Compendio, y verdadera relación
del Santuario de Loreto, sacada
de lo que han escrito
varios autores graves,con un Indice exacto de las alajas del Thesoro de la Santa Casa y demás cosas
esenciales de ella.
Sácala a la luz un Devoto,
para promover la devoción de la SS. Virgen Lauretana. Para este estudio, he consultado el ejemplar conservado en la biblioteca de la Fondazione Besso de Roma. De una manera
detallada, el Compendio (citado en adelante como Comp.) describe
una a una las joyas y piezas de orfebrería conservadas en las alacenas de la sala del Tesoro del santuario,confirmando lo recogido en las fuentes
escritas y en algún
caso completando las lagunas que éstas presentan.
5.
LÓPEZ,T., Descripción de la Provincia de Madrid,
Madrid, Joaquín Ibarra, 1763, p. 37.
6.
PADILLA, F. de,
Historia de la santissima casa y deuotissimo santuario de nuestra
señora de Loreto,
Madrid,Viuda de Alonso Gómez,
1588.
7.
Sobre la relación de los jesuitas
con el santuario de Loreto, véase
el reciente trabajo de MURPHY, P. W., “Your Indies. The Jesuit
Mission at the Santa Casa di Loreto in the Sixteenth-Century”, en EISENBICHLER, K. y TERPSTRA, N. (eds.),The Renaissance at the Streets, Schools
and Studies. Essays
in Honour of Paul F. Grendler, Toronto, Centre
for Reformation and Renaissance Studies,
2008, pp. 211-232.
8.
TORSELLINO, O., Historia Lauretana en que se cuentan las
translaciones, milagros, y sucessos de la santa
Casa de N. Señora
de Loreto, compuesta en lengua latina
por el Padre Horacio Turselino de la Compañia de Jesús; traduzida en castellano por el Padre Iuan de Rojas de la misma Compañía, Madrid,
P. Madrigal, 1603.
9.
TORSELLINO, O., y BURGOS, J. de, Discursos historiales panegiricos de las glorias
de la serenissima Reyna de los Angeles en su sagrada
casa de Loreto, adornos(...) a la
historia lauretana que escriuio(...) Oracio Turselino, de la Compañia de Iesus; con los sucesos y aumentos hasta
el año de mil y seiscientos y cinquenta y nueve, Madrid,
Joseph Fernández de Buendía, 1671.
10.
JOIOSO DA UDINE, Padre B., Los Quinze Mysterios del Rosario(…) con las Letanias que se cantan
en la Santa casa de nuestra
Señora de Loreto,
Roma, Estevan Paulino, 1600.
11.
SORIA,F.Y.de, Sermon predicado en la Yglesia de N.Señora de Loreto
de Roma, de la nacion de la Marca,
en alabança de su Santa
Casa, el segundo
Sabado de Cuaresma, Roma, Moneta, 1645.
12.
MADRE DE DIOS, Fray
J. de la, Sermon Panegyrico de la santa
Casa de Loreto en su yglesia nazional en Roma, predicado al(...) card. Palota en la fiesta solenne con que
S. Em. como protector( ...) de aquel Sanctuario le celebró( ...)
este año de 1652, Roma, Giacomo
Fei, 1653.
13.
SCHIAROLI, A., Loreto. Cento Santi
e Beati pellegrini, Loreto,
Congregazione Santa Casa, 1985,
pp. 27, 33, 38 y 43.
14.
PALOMINO, A.,Vida de Velázquez. Edición
de M. MORÁN TURINA, Madrid, Akal, 2008,
p. 30.
15.
SANTARELLI, G., y SOLARI, M.C.,
I personaggi della cultura
a Loreto. Loreto, Comune di Loreto, 2006, p. 36.
16.
Comp., p. 61.Alacena D:“Un
frontal de tela
de plata color
azul sembrado de perlas,
y diamantes ligados
en sutiles engastes,
y algunos sobrepuestos de oro: don de la Real Infanta de España Muger
del Archiduque Alberto”.
17.
Sobre la piedad de la infanta,
véaseVERGARA,A. (comisario), El arte en la Corte de
los Archiduques Alberto
de Austria e Isabel Clara
Eugenia (1598-1633), catálogo
de exposición, Madrid,
Patrimonio Nacional, 1999,
p. 312.
18.
TALUCCI, C., Il passaggio di D. Maria
d’Austria regina di Ungheria per lo Stato Ecclesiastico l’anno
1631. Augusta, Erasmus Wilhelmus, 1631, pp. 49-50: “Mostrò
Desiderio, che quella sacratissima Imagine le fosse portata sopra l’Altare; i custodi furono pronti in ubbidirla; et avendo quivi baciata per mille volte, si fece poi dare da una delle sue Dame un ’Aquila
Imperiale
d’oro, ripiena di diamanti di molto valore,
et con le proprie mani la sospese al braccio del Bambino Giesù. Questa era la più cara gioia che le haveva donata nel suo partire il Rè suo fratello, et ascendeva al valore
di venticinque, e più mila scudi”.
19.
Archivio Storico della Santa Casa (ASSC), Registro
dei doni, 1626-1660, fol. 62v.11 de febrero de 1631.“Dalla Ser.ma
S.ra D.Maria d’Austria Regina di Bohemia et Ungaria fù donata à S.C. et la pose ella
med.a con le proprie mani alla S.ma Imagine,
un Aquila Imperiale d’oro guarnita tutta in una faria di diamantini (…) l’altra parte
dell’aquila smaltata nera à guisa
di piume con dui altri rubinetti alli occhi, e la corona imperiale smaltata bianca, rosa e verde.
Li diamantini di dª Aquila in tutto e per tutto sono nº quattrocento sei”.
20.
Véase al respecto
ARBETETA, L., La joyería española de Felipe II a Alfonso
XIII en
las colecciones estatales, catálogo de exposición, Madrid, Nerea, 1998,
pp. 122-125; MÜLLER, P., Jewels in Spain, 1500-1800, Nueva
York,The Hispanic Society, 1972.
21.
ASSC, Registro
dei doni, 1626-1660, fol.
121v.25 de julio de 1635.“Fu mandato
un Putto d’oro per voto della Maestà Cesarea et Regia d’Ungaria recevuto per le mano (sic)
dell’Ill.mo Sig.r Nicolò Brashorcith Barone di Trachistain Cammeriero di detta sua maestà, et il detto putto posta al collo un vezzo di diamante
nº 14 connumeratici un Maggiore ch’e in mezzo
di detto vezzo pesò libre
dieci et una oncia”.
22.
Lo recuerda GRILLOT, A.,
La Sainte Maison de Lorette,Tours,Alfred Mame
et fils, 1873, p. 54;Véase también
PANTIN, I., Les Fréart de Chantelou, une famille d’amateurs au XVIIe siècle entre Le Mans, Paris et Rome, Le Mans, Création & Recherche, 1999,
p. 71.
23.
ASSC, Registro dei
doni, 1626-1660, fol.
231v. 18 de abril de 1658.“La
gioia,che l’Ecc.mo Sig.r
Conte di Castriglio D. Garcia de Aviglianeda Iaro ha consegnato per mano
del Sig. D. Paolo
de Leon suo Maggiordomo che
lo porta in nome di S. Maestà Católica p. la Madonna di Loreto, e una collana d’oro smaltata con smalto bianco, e rosso con un tosone d’oro pendente, che consiste in trentadue pezzi, li sedici grandi, e di queste le quattro di cinque diamante per ciasceduno,li quattro mezan, è un grande
in mezzo.Altri quattro di cinque rubini quattro mezan et un grande in mezzo. Altri otto di cinque perle grosse per ciasceduno. L’altre sedici pessi mezan con un diamante in mezzo per ciasceduno”. Comp., p. 56. Alacena IX.“Una cadena
de oro compuesta de 32 eslabones con relieve,
y engastados en ella
40 gruesas perlas, 36 diamantes, y 20 rubíes:
don de Felipe IV Rey Catholico de España”. Sobre la implicación de Castrillo en el coleccionismo artístico, véase BARTOLOMÉ, B., “El conde de Castrillo y sus intereses artísticos”, Boletín del
Museo del Prado,
15, 1994, pp. 15-28.
24.
Comp., p. 55.
Alacena B:“Un vestido
de la Virgen,de tela blanca recamado
de oro con una
botonadura de 58 botones, 112
alamares, todo de oro vaciado, y engastados en ella seis mil
y cinquenta y quatro diamantes: don
de Felipe IV Rey Catholico de España”.
25.
Comp., p. 60.
Alacena D. Hizo entrega
del presente un tal don Antonio Forco, recordado erróneamente como “virrey de Nápoles”.
26.
Comp, p. 42:“Una faxa con trece rubies, 70 esmeraldas, y treinta y cinco diamantes: don de la Reyna de España D. Ana Neuburg Muger de Carlos
Segundo Rey de España”.
27.
ASSC, Registro
dei doni, 1598-1625, fol.
68v. 20 de septiembre de 1620: “Un Pallio, una Pianeta, Stola, manipolo, et borsa da calice di Brocato riccio con francie, e trine d’oro, donato dalla S.ra Duchessa di Feria per voto et gratia ricevuta in persona del Sig.r Duca di Feria suo consorte al pnte Governatore di Milano.
Portò quà la S.ra Isabella Arabia da Milano”.
Sobre el mecenazgo de los duques
en la Edad Moderna, véase
RUBIO MASA, J.C., El mecenazgo artístico de la Casa Ducal de Feria, Mérida,
Editorial Regional de Extremadura, 2001.
28.
ASSC, Registro dei
doni, 1598-1625, fol.
94v. 6 de noviembre de 1622:“Dalla Ecc. ma S.ra Duchessa di Feria
spagnola fu donata una Collana di profume co’ botticinetti d’oro, per mano della S.ra Isabella Rabbia Milanese”.
29.
Véase el sitio
http://grandesp.org.uk/historia/gzas/stacruz.htm, consultado el 1 de
septiembre de 2010.
30.
ASSC,Registro dei doni, 1598-1625, fol. 87v.5 de mayo de 1622. “Il Sig.r Marchese di Santa
Croce locotenente generalísimo del Mare donò a S.ta Casa dopie di Spagna nº
cinq[uan]ta per le mani del m.to R.P.re Ottaviano del Tufo della Comp.a di Giesù furono posti in cassa dell’Elemosniere e dal med.o P.re furono posti parimente in Cassa delle Messe ducati nº trenta tre”.
31.
ASSC, Registro
dei doni, 1598-1625, fol. 106v.
5 de noviembre de 1623:“Un putto d’argento con il capoccio è man gionte inginocchione,donato dall’Ecc.mo S.r Duca di Alburcherche Amb.re del Re di Spagna, et dall’Ecc.ma Anna sua moglie, fu pesato lib. 30 e ½”.
32.
ASSC, Registro
dei doni, 1598-1625, fol.
120v. 25 de octubre
de 1624:“Un laccio a guisa
de fibbia da cappello d’oro con cinquanta due diamante
donato dall’Ecc.mo D. Ludovico de Silva e Mendoza (sic)
Principe di Merito
(sic), Duca di Pastrana, è Francavilla, fu stimata s. 250 d’oro”. Sobre
los intereses culturales del duque, véase
DADSON,T. J.,“Inventario de los cuadros
y libros de Ruy Gómez
de Silva, III duque de Pastrana (1626)”, Revista de Filología
Española, 67, 1987,
pp. 245-268.
33.
ASSC, Registro
dei doni, 1626-1660, fol.
35v. 28 de abril
de 1628. “Il P.Fr.Manuello da S.Caterina et il P.fr. Ant. Batta,compagni del R. mo Padre Fr. Bernardo da Siena
Ministro generale di tutto l’ordine di S. Fran.co
hanno presentato a S. Casa […] un bocale simile di peso libre
nº 2 et on.e 2 con rubini tra grandi e piccioli nº 66 dissero à nome d’una pia
e divota persona di Spagna che fù scoperta poi, che dº dono sia stato mandato dal Sig.r Conte d’Olivares spagnolo nobiliss.º”. No existe por el momento
ninguna obra dedicada específicamente a la labor
como mecenas del conde-duque, por lo que ha de remitirse a las obras
fundamentales de MARAÑÓN,
G., El conde-duque de Olivares. La pasión de mandar, Madrid,
Espasa, 2006 y ELLIOTT,
J., El conde-duque de Olivares. El político en una edad de decadencia, Barcelona, Crítica, 1990.
34.
ASSC, Registro
dei doni, 1626-1660, fol.
49v. 6 de abril
de 1629. “Per le mano del Sig.r Gio. Battista hondanini da Castiglione arcivescovo è stata consegnata a noi custodi di S. Casa a nome de’Ill.mo
Sig.r Conte Giorgio
Martinez una statua d’argento della S.ma Madonna della Concettione con
il piede […] sotto li piedi d’argento indorato ed il Mondo tutto raggi capelli, e gloria
[…] d’argento indorato con una corona
imperiale”.
35. ASSC, Registro dei doni, 1626-1660, fol. 64v. 1 de marzo de 1631.
36. BAV, Urb. Lat. 1096, fol. 3v. 1626, 3 de enero.
37.
ASSC,Registro dei doni,1626-1660,fol.131v.8
de julio de 1636.“Dall’Ecc.mo Sig.r Duca di Alcala fu donata un’arca di Argento ottangolare per tenervi le sante scodelle guarnita con nº 24 Christalli nel Piedestallo vi sono Otto Angeli d’inginochioni et Otto
Arpie quali fanno Colonna nel Coperchio che in forma di Cupola vi sono Otto
Angelini con
misterio in mano,
nel detto coperchio vi sono anco Otto Arpie et in cima vi e una
Concettione di peso libre quaranta tre e mezo in tutto”. Comp,p.46: “Un vasar de gruesa plata, donde se conservan dos escudillas, y un plato
de barro del uso de la S. Familia,
don del duque de Alcalá”.
38. LLEÓ CAÑAL,V., La Casa Pilatos, Madrid,
Electa, 1998, pp. 81-82
39.
ASSC, Registro
dei doni, 1626-1660, fol. 153v.23
de mayo de 1640: “Fù donato dal Sig.r Duca
di Terranuova un calice d’Argento di peso oncie Ventiuna e la patena
di peso oncie sei
e tre quarti. Una
corona grande d’Argento indorata di peso oncie diecinove et una
corona piccola d’Argento indorata di peso oncie undeci e mezza”.
40.
GARCÍA CUETO, D.,“Don Diego de Aragón,
IV duque de Terranova,
y el envío de esculturas para Felipe IV durante su embajada en Roma (1654-1657)”, Archivo Español
de
Arte, 78, 2005,
pp. 317-322.
41. BAV, Ottob. Lat. 3350,
I, fol. 199r.
42.
ASSC, Registro dei
doni, 1626-1660, fol.
180v. 14 de junio de 1646:“Dall’Ecc. mo Almirante di Castiglia fù donato un Pallio di filo d’oro raccamato, con la pianeta dell’istesso”.
43.
ASSC, Registro dei
doni, 1626-1660, fol.
207v. 23 de mayo de 1652.“L’Ill.mo Sig.r D.Matteo de Rosales Conte di Vailatte Cavaliere dell’habito di Santiago del Consiglio segreto e questore in Milano
donò alla Sacrat.maVergine lauretana una Collanina d’oro in filo smaltato bianco e nero con un Gioiello rotondo attaccato il cui riverso è smaltato colorato in mezzo vi è una efigie
della Mad.a Sant.ma con un cristallo avanti, et attorno vi sono nº trenta due diamante à faccette puntiti pesa un onza e ottave cinque e mezza”.
44.
ASSC, Registro dei
doni, 1626-1660, fol.
230v. 1 de diciembre de 1658:“Dall’Ecc. mo Sig.r D. Gasparo Bracamonte Guzman Conte di Pignoranda, Sig.re
d’Aldeaseca,
Cavaliero di Calatrava, Comendador di Daimiel del
Consiglio di Statu
del Guerra di Sua Maestà Catolica Ambasciadore Straordinario di fare d’eletione dell’Imperatore Leopoldo primo presidente del Consiglio Reale dell’Indie,Vicere, e Capitano Generale di Napoli
fù donato un gioiello d’oro con
un zaffiro grande
guarnito di quindici diamante
grandi e novanta piccoli, dessiderando S. Ecc.za che
stij alla Santa Imagine
le seguente feste della Madonna cioe Concettione, Natività, Incarnatione, et Assuntione”. Comp., p. 66. Alacena XVIII:“Un
joyel ovalado de oro, y en medio
un grueso zafiro
turquino, con 96 diamantes puestos
a tres ordenes en el giro: don del Conde de Peña Aranda”.
45.
ASSC, Registro dei
doni, 1661-1680, fol. 24v. 7 de febrero de 1671:“Un
globbo di pietra circa
doi palmi d’altezza larghezza palmo uno, e mezzo restringendosi a pirámide
colla prospettiva tempestata tutta naturalmente di smeraldi trà grossi, e piccoli in numero cento vent’otto donato dall’Ecc.mo S.r D. Antonio
Falco Oliu de Aragona duca di Segorbe, e Cardona V. Rè di Napoli
al p[rese]nte Ambasciatore d’ubbidienza alla Santità di N.S. Papa Clemente X à nome di Sua Maestà Cattolica p. mano del P. D. Franco Mª Maggi
Chierico Regolare Teologo del sudetto V.Re”. Sobre el mecenazgo de Pedro Antonio de Aragón,
véase FRUTOS
SASTRE L. de y SALORT PONS,
S., “La colección artística de don Pedro de Aragón,
virrey de Nápoles
(1666-1672)”, Ricerche su ‘600
napoletano.
Saggi e
documenti, Nápoles, Electa,
2002, pp. 47-110, así como
el reciente estudio de
CARRIÓ- INVERNIZZI, D. El gobierno de las imágenes. Ceremonial y mecenazgo en la Italia
española de la segunda mitad
del siglo XVII,
Madrid, Iberoamericana Vervuert, 2008.
46.
ASSC, Registro dei
doni, 1661-1680, fol.
64v. 10 de enero
de 1678.“Un baccile d’argento grande ovato lavorato di fogliami, rilevati di pesso lib. 6 onc. 9 donato dall’Ill.ma Sig.ra Leonora Marchesa di Castel Rodrigo
Vice Regina di Cicilia di valuta s. 90”.
47.
ASSC, Registro dei
doni, 1661-1680, fol. 86v. 27 de mayo de 1681:“Una Pianeta di Broccato bianco con stola, manipolo, e borsa simile, guarnita con merletto d’oro et argento
donata dal S.r Marchese di Villanova della Torres, a piedi della quale vi è la sua arma, con le scritte seguenti: D.S MR. D.Vª Nª
D.s Torres”.
48.
ASSC, Registro dei
doni,1686-1779, fol. 24v.4 de diciembre de 1687:“Un Tosone d’oro con tre nastri, tempestato di diamanti nº 226 e rubini nº 36 donato da Pia Persona Spagnola
Sig.r D.Baldassare di
Mendoza”.Comp.,p.70.Alacena XXIV:“Un Toson de oro
pendiente de dos
lazos uno sobre
otro, y en todo
engastados 262 diamantes, y 36 rubies: don de Don Balthasar de Mendoza
Español”.
49.
Véase al respecto
La Toison d’or.
Cinq Siècles d’Art et d’Histoire, catálogo
de exposición, Brujas, Lannoo, 1962,
p. 46.
50.
VERGARA,A.,“The Count of Fuensaldaña and David
Teniers:their
purchases in London after the Civil War”,The Burlington Magazine, 131,
1989, pp. 127-132.
51.
Comp., p. 62.Alacena D.“Un corazón de oro engastados en el muchos
rubies: don
del conde de Fuensaldaña Governador de Milán”.
52.
SCHIAFFINO, A., Memorie di Genova, año 1624, fol.
99v: «L’ultimo di questo
[mese di febraro] in Genova, venendo di Roma Agostino
[Spinola] Cardinale Spagnuolo, alloggiato dal fratello parte per Spagna il 14 di marzo».Transcrito en el sitio http://www. quaderni.net/WebCAB/1624.htm, consultado el 15 de septiembre de 2010. Sobre
su acción como mecenas,véase F. QUILES
GARCÍA,“El arzobispo Agustín
Spínola,promotor de las artes sevillanas del barroco (1645-1649)”, en M. Herrero
(coord.), Génova y la Monarquía
Hispánica. Actas del coloquio internacional celebrado en la Universidad Pablo
de Olavide de Sevilla en 2009, en
prensa.
53.
ASSC, Registro dei doni,1598-1625,fol.107v.27 de
enero de 1624:“Dall’Ill.mo et R.mo
S.r Card.le Spinola p. le mani del suo agente
fu posto in Cassa dell’Altare scudi cento”.
54.
ASSC, Registro
dei doni, 1626-1660, fol. 66v. 17 de mayo de 1631:
“Dall’Em. mo S.r Card.le Spinola figlio del S.r Marchese Spinola Vescovo di S. Iago in Compostella fù mandato in dono à S.C. e consegnata da Monsr Ill.mo Tiberio
Cenci […] una crocetta d’oro smaltata e lavorata da una parte,
e dell’altra guarnita di diamanti […] et in essa crocetta una collana d’oro a modo di cordone per portare al collo, stimata la Crocetta e Collana insieme mille scudi d’oro”. Es probable que aquella pieza
fuera la misma
que se recuerda
una centuria más tarde
en el Comp., p. 54.AlacenaVI:“Un pectoral con onze diamantes don del
Cardenal Spinola”.
55.
GOÑI, J., ad
vocem “Trejo Paniagua,
Gabriel”, en Diccionario de Historia Eclesiástica de España, Madrid,
CSIC, 1972-1986, suplemento, pp. 692-695.
56.
ASSC, Registro dei
doni, 1598-1625, fol.
128v. 30 de marzo
de 1625: “Dall’Ill. moS.r Card.Tresso spagnuolo fu posto in Cassa dell’Elemosniere scudi nº 50 d’oro in oro per le mani del S.r Doctor Fran.co Tellez Becerra despensiero”.
57.
GUITARTE IZQUIERDO,V., Episcopologio Español
(1500-1699), Roma, Instituto Español de Historia Eclesiástica, 1994, pp. 133-134.Véase también
ROS, C., Los arzobispos de Sevilla. Luces
y Sombras en la sede
hispalense, Granada,Arzobispado, 1986.
58.
ASSC, Registro
dei doni, 1626-1660, fol.
66v.17 de mayo de 1631:“Dall’Ill.mo S.r Marchese di Villanova nipote della pia
m[emoria] dell’Emin. S.r Card.le [di] Siviglia furono donati à S.C. li seguenti argenti consegnati dal sudetto P. Rettore [dei Gesuiti]: Un bocale e bacile d’argento indorati/ Un Crocifisso e dui Candelieri d’argento indorati/ Un baciletto con due impolline/ Un calice con pathena d’argento indorati/ Una bugia d’argento indorata/ Un lettorino d’argento/ Una bussola/ Un utile indicatorio/ Qual robba disse esser lasciata p. testamento dal med.º Sig.r Card.l suo Zio”.
59. GUITARTE, Episcopologio, p. 138.
60.
ASSC, Registro
dei doni, 1626-1660, fol.
82 v. 29 de marzo de 1633:“Due tazze et un Piatto d’oro figurate con misterio della Madonna
Santiss.ma fatte fare per collocarvi
dentro le sante scudelle che sono entro la Santa Casa dall’Em.mo Sig.re
Card.le Sandoval Spagnuolo donate da S.E. nella 2ª volta che venne a visitare
la S.ta Casa
quali due tazze e un piatto pessano insieme libre
cinque et once
undici”.Comp.,fol.46:“La guarnición de oro de estas dos escudillas, y plato, la dio el Señor Cardenal de España Sandoval”.
61. GUITARTE, Episcopologio…, p. 154.
62. Roma, 19 de abril de 1636. BAV, ottob. Lat.
3346, III, fol.
490v.
63.
ASSC, Registro dei doni,1626-1660, fol.127v.23 de abril de 1636.
“Dall’Ill.mo Sig.re Ambasciatore straordinario di S.M. Cattolica vescovo di Corduba donò à S. Casa
una confettiera overo sotto Coppa nella quale il solo è d’ottone indorato il suo piede d’argento indorato con pizzi a furetti […] d’Argento smaltati dorati; quale e lavorata tutta di dentro
di corallo con rosette e teste del medemo con dicisette rosette d’oro con corallo e smalto di Peso libre tre e mezza si valuta scudi settanta”.
64.
GUITARTE, Episcopologio…, p. 217. Sobre el cardenal y su estirpe,
véase el reciente trabajo
de PEÑA IZQUIERDO,A.R., La Casa de Palma. La familia Portocarrero en el gobierno de la Monarquía Hispánica (1665-1700), Córdoba, Universidad, 2004.
65.
Comp, p.47, sobre la imagen de la Virgen:“Un racimo de perlas,diamantes gruesos, y esmeraldas todas mixturadas, e complicadas entre
si con diversos lazos de oro: don del Cardenal
de España D. Luis Portocarrero”.
66.
Comp., p.47:“Dos rexas gruesas
de plata a los lados de dicho
Altar:don del cardenal de España Portocarrero”.
67.
ASSC, Registro
dei doni, 1661-1680, fol.
24v. 12 de mayo de 1671: “Un anello d’oro fatto a rosetta con dieci diamantini fatti à faccetta con un zaffiro in mezzo in tavola donato
dall’Em.mo S.r Card.l Portocarrero”.Comp.,p.52.Alacena III:“Otro
anillo de oro con un zafiro
octangolo,
y diez diamantes: don del Cardenal de España Portocarrero”. Portocarrero había
donado otras cosas
al santuario. III,
fol. 24v:“Una pianeta di lama d’argento raccamate d’oro e seta con sua stola manipolo e borsa, et un copertore da calice d’ormisino bianco con merletto d’oro intorno, donato dall’Em.mo S.r Card.l Portocarrero”.
68.
Comp., p.78. Alacena
XXIV:“Un caliz de oro con follajes,y grumos de ubas,y el pie en forma
de rosa: don del Cardenal
Portocarrero”.
69.
ASSC, Registro
dei doni, 1598-1625, fol.
43v, 26 de agosto
de 1618:“L’Ill[ustrissi] ma et Ecc[ellentissi]ma S[igno]ra Marchesa
di Guadalcazzara Bisserena
del Messico mandò à d[et]ta S[an]ta Casa p[er] le mani del Sig[nor] P[adre] Biagio di Leone della Comp[agni] a di Giesù un Calice d’argento dorato con sua patena simile ed una scattola pur simile da tener hostie, et una Custodia
con meza luna
di dentro, con raggi di sole intorno pur d’argento simile per tener il S[antissi]mo Sacramento il tutto congiunto con d[ett]o Calice li
hà mandato p[er] il detto Padre la d[ett]a S[igno]ra una Baciletta d’argento schietto con due ampolle
d’argento simile, che tutte le sud[dett]e robbe pesate insieme pesano lib[re] dodeci, et on[cie] otto”.
70.
RUBIO MAÑE, J.I., El virreinato. Orígenes, jurisdicciones y dinámica social de
los virreyes,México,Fondo de Cultura Económica, 1983, vol.I, pp.240-241.Agradezco al Dr. Francisco Montes,
de la Universidad de Granada, esta referencia bibliográfica.
71.
MESSIA, A.,Catalogo de algunos varones
insignes en santidad de la provincia del Perú de la Compañía de Jesús. Sevilla, Francisco Lyra Barreto, 1633.
72.
ASSC, Registro dei
doni, 1626-1660, fol.
112v. 10 de julio de 1634:
“Dal P.re Alonso Messia della Comp.a di Giesù da Siviglia fu donata a S.ta Casa
una Pietra di Belzouarro guarnita d’oro a quattro onzie con dodici smeraldi di peso oncie undici e mezzo
con una
scatola d’Argento indorata lavorata all’Indiana». Comp., p. 62.
Alacena D. «Una piedra bezoar don del P.Alonso Mesia”.
73.
ASSC, Registro dei doni, 1661-1680, 28v. 7 de mayo de 1672: “Una lampada
d’argento di libre cento e tre, et oncie nove, fatta nella Città di Lima con
nove lampadine, cioè una principale da ardere continuamente e l’altre Otto da ardere come qui canta cioè nelle feste della B.ma Vergine, la Purificatione, Annuntiata, Asunta, Natività, Concettione, Presentatione, S.
M.ª ad Nivis,Visitatione,Traslatione della Santa Casa (…) la quale lampada è stata donata dal R.mo S.r
Can.co Gio:FrancescoValladolid ministro del S.Off.o del Regno del Perú, Pro[curato]re G[e]n[era]le e Can.co della S.ta Chiesa di Lima,
e speciale in Roma alla santificatione del servo di Dio Don Torivio
Alfonso Mongrovij (…) venuto in questa Città di Loreto per
venerare questa S.ta Casa”.Comp.,p.50:“Don Francisco Valladolid Canónigo de Lima en el Perú dio una grande, y otras nueve pequeñas, que todas pesan
ciento,y quarenta libras de plata”.Sobre Mongrovejo (1538-1606),segundo arzobispo de Lima, véase SÁNCHEZ PRIETO, N., Santo Toribio Mongrovejo, apóstol de los Andes,
Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1986. Su beatificación no tendría lugar
hasta el 28 de junio
de 1679.
74.
ASSC, Registro
dei doni, 1686-1779, fol.
57v. 21 de enero
de 1692: “Un
cuore di argento
dorato guarnito di filo di argento
col suo nastro simile d’argento filograno (…) donato dal Doctor
Barnaba Diez de Corduba Can[onic]o della Cattedrale Metropolitana de Mexico portato e presentato à questa B.a V.e
dal M.R.P.Giovanni Strada della Compagnia di Gesù Pro[curato]re del Mexico”.
75.
ASSC, Registro
dei doni, 1598-1625, fol. 83v. 21 de noviembre de 1621: “Un cuore con catenilla d’oro di peso un oncia et un ott. in essa, donato dal Sig.r D. Sancio Zappata Spagnuolo”.
76.
ASSC, Registro dei
doni, 1598-1625, fol.
122v. 24 de noviembre de 1624: “Dal Sig.r D. Pietro Lagugnata da Saragusa fu donato un anello d’oro co’un diamantino in punta fu stimato scudi quattro”.
77.
ASSC,Registro dei doni,1626-1660,fol.10v.30 agosto 1626:“Il Sig.Francesco de Seiticaupes spagnolo lascio un centiglio di bottoncini nº 63 d’oro assai ben leggieri,co’un gioiello di cristillo scolpitovi il nome di Giesù”.
78.
ASSC, Registro dei
doni, 1626-1660, fol.
233v. 14 de diciembre
de 1659: “Dall’Ecc.mo Sig.r D. Sebastiano Conticos Cavaliere dell’Ordine di Calatrava del Consiglio de Facenda della Maestà Católica e Gentilhuomo inviato p. l’istessa Maestà alla Republica di Genova fu donata una Croce d’oro smaltata Rossa, e bianca con sette smeraldi di Peso oncie tre e ottave tre”.
79.
ASSC,Registro dei doni,1661-1680,fol.84v.10 de diciembre de 1680:“Un’anello
d’oro con sette diamantini donato da un Cavaliere spagnolo di valuta s. 40”.
80.
ASSC,Registro dei doni,1626-1660,fol.100v.29 de marzo de 1634:“Fu donato da una Sig.ra spagnuola una Rosa d’oro smaltata con sei diamantini piccoli et uno
Maggiore in mezzo
con una Rosa di fettuccia Bianca”.
81.
ASSC,Registro dei doni,1598-1625,fol.117v.26 de junio de 1624:“Per le mani del M.R.P.Valentino Rettore fu presentato a S.ta Casa un pallio d’altare di teletta d’argento con fiori diversi a nome
del S.r D.And[re]a de los Rios Sandoval spagnolo”.
82.
ASSC, Registro
dei doni, 1626-1660, fol. 187v. 26 de abril de 1648: “Dal Sig. re Alvaro Fernando Ramirez Spagnuolo fù mandato per voto alla Santa Casa un Calice d’argento di peso on. 27 ott. 6”.
83.
ASSC, Registro dei
doni, 1661-1680, fol. 62v. 27 de julio de 1677:“Dall’Ill.mo Sig. re Fran.co
de Riva Belasco Zarate
Seg.rio della M.ta Cattolica è stato donato una
venera di S.Giacomo di Topazij orientali di nº [falta]
e diamantini di nº 63 nella rosa,
e nella traversa Topazij nº
34 e diamantini nº
[falta] a fine d’appendersi alla S.ta Imagine,
o pur di darsi al Tesoro como più piacerà a SS.ri Ministri di S.ta Casa di Valuta s. 70”.
84.
ASSC,Registro dei doni,1661-1680,fol.75v.12 de junio de 1679:“Una venera di
S. Giacomo tutta guarnita di Turchine picole con una Grossa in mezzo sopra della quale è una spada fatta à croce e vi sono tra queste Turchine trentadoi diamantini, donata dall’Ill. mo Sig.r Consigliere Navarrete spagnolo di valuta s. 40”.
85.
ASSC, Registro dei
doni, 1686-1779, fol. 90v. 10 de febrero de 1696. «Una croce d’oro di S. Giacomo con dieci amatiste attorno, donata dal Sig.r d. Pietro
Pimentel Cav.re di S. Giacomo».