ALMANSA MORENO, José Manuel. Pintura mural del Renacimiento en el Reino de
Jaén,
Jaén, Instituto de Estudios Giennenses,
2008.
Ya nos lo dice el profesor
Moreno Mendoza en el prólogo de esta obra, que pretendemos convertir en fuente
imprescindible para la pintura mural, “el estudio de nuestra pintura mural ha
sido uno de los grandes ignorados por la historiografía del arte español”
(página 7).
La obra que aquí intentamos reseñar es un estudio realizado
por don José Manuel Almansa Moreno, natural de Úbeda y licenciado en Historia del
Arte por la Universidad de Granada, aunque poco después realizó el Doctorado en
Gestión del Patrimonio Histórico en la
Universidad Pablo de Olavide.
Obtuvo el Diploma de Estudios Avanzados gracias a su defensa
del trabajo Gestión y puesta en valor de la
pintura mural del Renacimiento en el Reino de Jaén. En el 2006 defendió su tesis
doctoral, titulada Pintura mural en el Nuevo
Reino de Granada, bajo la dirección del profesor Moreno Mendoza, obteniendo
la máxima calificación. Actualmente es profesor ayudante de doctor del
departamento de Patrimonio Histórico en la Universidad de Jaén.
La Diputación Provincial de Jaén, a manos del Instituto
de Estudios Giennenses, publicó en el 2008 Pintura mural del Renacimiento en el
Reino de Jaén, donde Almansa Moreno pretende analizar todos los ejemplos que actualmente
conservamos sobre este tema en el Reino de Jaén en las 310 páginas que forman el
volumen. A partir de ahora iremos analizando la obra capítulo por capítulo.
“I. La pintura mural: funciones y significados”. Analiza la
pintura mural y la arquitectura en el Renacimiento: los promotores, los mecenas
y los comitentes; las influencias de los modelos extranjeros; los programas iconográficos;
y la importancia de la pintura mural jiennense.
“II. Materiales y técnicas”. Un capítulo muy interesante donde
se describe todos los materiales y técnicas empleados en la pintura del siglo XVI
y XVII. Para ello comienza hablando y describiendo el soporte (tapial, ladrillo
y piedra) para luego comenzar con los pigmentos. Nos muestra los colores más usados:
gamas de blancos, de amarillos, de azules, de verdes, de rojos, de pardos y de negros.
Por último, las técnicas: el fresco, el temple y el óleo. En todo este capítulo
podemos ver la evolución histórica de los materiales y de las técnicas empleadas.
“III. Pintura mural del Medievo en el Santo Reino de
Jaén”. Hace un estudio de todas las muestras de pintura mural medieval que nos ha
llegado del Santo Reino de Jaén. Algunos de estos estudios son totalmente inéditos,
como aquel de las pinturas del Convento de Santa Clara de Úbeda. Para una mejor
comprensión de las mismas, el autor nos aporta ejemplos fotográficos e incluso planos
de las iglesias y dónde están situadas cada una de las pinturas murales (de hecho lo hace a lo largo de toda la obra).
“IV. Las primeras luces del Renacimiento”. Nos muestra una
semblanza biográfica de los introductores del grutesco romano en España: Giovanni
da Udine, Julio de Aquiles y Alejandro Mayner. Al mismo
tiempo nos ofrece un pequeño catálogo de las pinturas murales que conservamos, prestando
gran atención a aquellas de Julio de Aquiles.
“V. La pintura mural de mediados del siglo XVI”. Este
capítulo tiene tres partes. La primera está dedicada a las figuras de los
pintores Antonio y Miguel Sánchez. Nos aporta sus biografías y los trabajos en
pintura mural que hicieron. La segunda parte está dedicada a las pinturas
murales de los conventos franciscanos de Jaén. En ella se analizan las muestras
murales, siendo inéditas hasta hoy las pinturas del coro alto del Convento de
Santa Clara de Úbeda. Por último, la tercera y última parte está dedicada a la presencia
de la Orden de San Basilio en Jaén, siendo el primer convento de esta orden que
se funda en España.
“VI. Del manierismo a los inicios del Barroco”. En este
capítulo, el más extenso de todos ellos, se van analizando todas las pinturas
murales y sus respectivos artistas comprendidos entre la segunda mitad del siglo
XVI aproximadamente hasta los inicios del Barroco. El primer apartado trata de
los pintores escurialenses activos en Jaén: Cesare Arbasia,
Giovanni Battista Perolli y Miguel Barroso. Nos aporta
sus biografías, sus trabajos más destacados y sus contratos en el reino de Jaén.
La segunda parte está dedicada a la figura de Pedro de Raxis, figura central del manierismo en Jaén. El autor analiza
las obras de Raxis en Jaén, comenzando con las
punturas del famosísimo Hospital de Santiago de Úbeda (escalera, antesacristía,
sacristía, iglesia y sotocoro).Tras esto, describe las bóvedas de la iglesia parroquial
de Nuestra Señora de la Asunción de Villacarrillo (las cuatro bóvedas principales
y las tres laterales), las pinturas que decoran la bóveda del crucero de la
Catedral de Baeza, la decoración de la iglesia abacial de Santa María la Mayor de
la Mota (hoy desaparecido debido a la invasión francesa), la ermita de Santa Ana
de Alcalá la Real y la capilla de Santa Catalina de Alcaudete.
La tercera y última parte trata de las pinturas murales de
los conventos dominicos de Jaén. Capítulo muy interesante donde encontramos un análisis
de las pinturas de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de La
Guardia de Jaén, el Convento de Santo Domingo de Jaén (siendo actualmente el Archivo
Histórico Provincial), el refectorio del convento de dominico de Santa Ana en Villanueva
del Arzobispo y el convento de Madre de Dios de las
Cadenas. En este último el autor dedica un gran número de páginas a su análisis
y descripción debido a la importancia en este arte, a los numerosos ejemplos que
nos han llegado y a la singular iconografía que nos ofrece: la lucha de las herejías
por parte de los dominicos. El capítulo acaba con las pinturas de la iglesia
parroquial de Bailén.
“VII. Los primeros años del siglo XVII”. El último
capítulo dedicado al estudio de las pinturas murales del Renacimiento en Jaén
está dividido en tres apartados, según los tres núcleos más importantes de este
periodo. La primera de ellas trata del núcleo iliturgitano (Campiña Norte) donde
destacan las figuras de Blas de Ledesma y Antonio García Reinoso.
La segunda parte habla del núcleo jiennense con sus principales
obras: las pinturas murales de la iglesia de San Pedro de Torredonjimeno, la sacristía
de la catedral de Jaén y la iglesia parroquial de San Juan Evangelista de Mancha
Real. La última parte esboza el núcleo ubetense. Podemos hacernos una idea clara
de las pinturas de este periodo en Úbeda con los ejemplos que nos ofrece el autor:
pinturas de la calle Sol y Luna, la portada de la sacristía de la iglesia de San
Nicolás, la capilla de los Dávalos de la iglesia de San Lorenzo, la capilla de
San Ildefonso o de la Aurora de la iglesia de San Pablo. Por último
vemos la figura del pintor Juan Esteban de Medina, perteneciente a una dinastía
de pintores bastante importante, y analiza algunas de sus obras, entre ellas el
dorado de la antigua Capilla Mayor de la Colegiata de Santa María de los Reales
Alcázares de Úbeda.
La obra concluye con un inventario y una catalogación a
base de unas 76 fichas aproximadamente de todas las pinturas analizadas a lo
largo del volumen, y una lista bibliográfica con todas las obras empleadas para
su realización.
Este libro es un buen estudio de la pintura mural desde los
tiempos bajomedievales hasta las primeras luces del Barroco. Lo que nos tenemos
que cuestionar es por qué las pinturas de Jaén son tan importantes artísticamente.
Pues bien, esta respuesta la encontramos en la página 26 y cito textualmente:
“la pintura mural jiennense del siglo XVI tuvo gran relevancia por el hecho de ser
la que introdujo nuevos avances pictóricos de la Italia renacentista y que la difundió
por el resto de Andalucía, especialmente por la zona oriental”. Por esto, es
muy importante que sigamos conservando el patrimonio artístico que nos queda sobre
pinturas murales y sigamos estudiándolas para esclarecer aún más este panorama.
David Granado Hermosín
Universidad Pablo de
Olavide
atrio n.º 17 | 2011
ISSN: 0214-8293