BOSCO DÍAZ-URMENETA
MUÑOZ, Juan, Carmen Laffón. Apuntes para
una biografía artística,
Sevilla, Diputación
Provincial, 2009.
A la investigación del doctor en Filosofía
y crítico del arte Juan Bosco Díaz-Urmeneta Muñoz y a sus encuentros con Carmen
Laffón, debemos la publicación de Carmen Laffón.
Apuntes para una biografía artística, que propone una revisión de la obra
de la artista sevillana.
El autor elige el contexto
de la primera gran muestra de la artista en la galería Biosca de Madrid, en 1961,
para introducir uno de los grandes temas de reflexión abarcados en el libro: el
“carácter fronterizo”1 de la obra de Carmen Laffón, es decir la mezcla
de géneros a priori opuestos.
Veinticinco epígrafes suceden
a esta introducción, a lo largo de los cuales el autor nos propone un recorrido
de la vida y obra de la artista dividido en varias etapas,
sin olvidarse de citar a los maestros y amigos que influyeron en su trabajo.
Para ello el autor se remonta
hasta la iniciación de Laffón en la pintura al carboncillo, pastel y óleo, en el
taller del pintor sevillano Manuel González Santos, amigo de la familia y entonces
docente jubilado de la Escuela de Artes y Oficios de Sevilla; seguido del
posterior ingreso de la joven artista a la Escuela Superior de Bellas Artes de Sevilla,
dirigida por Miguel Pérez Aguilera, que se convirtió en un segundo modelo para ella.
Describe luego los
trabajos iniciales de Laffón en los años cincuenta, caracterizados por figuras clásicas
representadas de manera casi simbolista, después de que dedique varios
epígrafes al período conocido como “realista” de la obra de Carmen Laffón, que coincide
con los años posteriores a su primera exposición en la galería Biosca en 1961. Hace
entonces hincapié en distinguir la obra poética de los “modos de estar”2
de Carmen Laffón, de los cuadros realistas madrileños coetáneos.
Examina también el
período posterior a 1967, cuando la pintora se aparta de los usos tradicionales
del color y de la luz, dando vida a unos bodegones y paisajes luminosos y depurados.
De la producción artística
de Laffón en los años ochenta, el autor destaca el encargo del Ayuntamiento de Sevilla,
el cartel de la Semana Santa de 1983, para el cual la artista realiza un cuadro
casi abstracto, que no representa sino que evoca la fiesta
religiosa sevillana a través del fragmento de un respirador de un paso. El autor
ve en ese cuadro un ejemplo de lo que considera la poética de la obra de Laffón,
siendo los objetos pintados por ella señas3,
de maneras de ser al mundo. Según escribe el autor, a partir de este período Laffón
abandona definitivamente la representación para concentrarse en una reflexión sobre
las relaciones que se crean entre espectadores y cuadros, entre seres humanos y
naturaleza. Por ese mismo motivo los bodegones cobran una dignidad especial: la
de representar la poética de nuestro modo de habitar la tierra.
A estos cuadros dominados
por la abstracción espacial, sucede una serie de Armarios cuyo meticuloso análisis permite al autor afirmar su
posición al respecto de la mezcla de los géneros en la obra de Laffón, ya que algunas
obras como Armario cerrado blanco reúnen
elementos abstractos, a la vez que realistas y minimalistas.
A este período hermético
sucede, en los años noventa, otra fase en la que la pintora explora el mundo de
la escultura. Esta nueva experiencia deja huellas en sus cuadros cuya geometría
y exactitud de las formas indican un cambio en su percepción del espacio. Las
esculturas de Laffón, verdaderas instalaciones que recorrer, forman una larga
reflexión sobre el proceso de creación artística, interrogan conceptos como la obra
de arte y el objeto cotidiano. Sus pinturas, a su vez, se vuelven un espacio de
diálogo entre pintura y escultura.
Los datos están respaldados
por una serie de dieciséis láminas comentadas, con fotografías de Claudio del
Campo y Monserrat de Pablo, y que podemos encontrar al final del libro.
La reflexión crítica de Juan
Bosco Díaz-Urmeneta Muñoz se apoya además en una variada bibliografía en castellano
y francés, que incluye biografías y monografías sobre la artista, obras poéticas
tal como las Oeuvres Complètes de Baudelaire,
así como ensayos filosóficos sobre la estética. Refiriéndose a Hegel, Husserl y
Merleau-Ponty, el catedrático propone una relativización del concepto de “realismo
mágico” de la obra de Laffón, explicando que sus cuadros tienden a expresar modos
de estar de los individuos al mundo, y no a representar una determinada
condición social y psicológica. Su reflexión le permite abarcar
conceptos como la figuración y la abstracción, y establece la teoría que el
único realismo de la obra de Laffón es
el de la presencia del se y del otro, mientras
que se entiende por mágico la misteriosa
relación que une el pintor a la realidad, y la capacidad del primero a volver visible
en el arte lo que queda invisible en lo cotidiano.
Se apoya también en los
escritos de Weber para proponer una reconsideración del carácter “íntimo” a
menudo asociado a la obra de Laffón. Según escribe, no se debe reducir la intimidad presente en sus obras al ámbito
privado de la vida cotidiana. Nos encamina
así lejos de la teoría moderna, la cual asociaba lo íntimo a lo privado y
oponía la intimidad a lo público y a lo social4. Por lo contrario, defiende
la idea que la intimidad presente en las obras de Laffón no es otro que la
expresión de individualidad, es decir de vivir el se de frente a la naturaleza, a la sociedad, al mundo. Por ejemplo,
sus retratos femeninos ofrecen ese tipo de individualidad, ya que el desamparo de
los personajes está directamente ligado a las pocas oportunidades que les ofrece
la sociedad coetánea en el desenvolverse personal y social.
Como hemos visto, Juan
Bosco Días Urmeneta Muñoz no se limita a dar las líneas generales de la obra de
Carmen Laffón, ni a proponer una serie de etapas cronológicas que marcaron su evolución,
sino que hace una verdadera revisión sobre la crítica que se ha siempre hecho
de sus obras. Se aventura en el peligroso y ambiguo terreno de los conceptos de
“realismo mágico” y de “intimidad” a menudo atribuidos a las obras de Carmen
Laffón. No pretende, por tanto, ser una biografía, sino unos “apuntes” en vista
de una eventual realización de una biografía, la más justa, la más cerca de la realidad
posible. El catedrático que, desde las primeras páginas del libro, describe sus
cuestionarios a Carmen Laffón como “impertinentes”5, debe a su
humildad un cuidado especial en la aproximación a los datos y en las
interpretaciones que se pudieron y se pueden hacer de la obra estudiada. Más
que una biografía, más que un repertorio de obras, más que un análisis filosófico,
este libro es, pues, una invitación a una actitud de relativismo crítico de frente
al arte, y en ese caso de frente a la obra de Carmen Laffón.
1.
BOSCO DÍAZ-URMENETA MUÑOZ, Juan, Carmen Laffón. Apuntes para
una biografía artística, Sevilla, Diputación Provincial, 2009, p. 12.
2.
Ibídem,
p.
23.
3.
Ibídem,
p.
68.
4.
Nos parece necesario recordar que a lo largo de la
historia de la crítica del arte se
asoció la intimidad de los temas a las artistas
femeninas mientras que los temas públicos y sociales eran considerados dignos
de artistas de sexo masculino, con lo cual el discurso
de Juan Bosco Díaz:Urmeneta sobre la obra de Laffón se podría
ampliar a muchos otros casos,
desde el punto de vista de los estudios de género.
5.
Ibidem,“agradecimientos”.
Marine CARON
Universidad Pablo de Olavide
atrio n.º 17 | 2011
ISSN: 0214-8293