RESEÑA

Revista de Historia del Arte, nº 29 (2023): 509-511 eISSN: 2659-5230. https://doi.org/10.46661/atrio.8468

Birriel Salcedo, Margarita M., y Francisco García González, eds.

Casa y espacio doméstico en España y América (siglos XVI-XIX)

Madrid: Iberoamericana-Vervuert, 2022, 386 págs.

ISBN 978-84-9192-011-3

Nunca un término como casa ha significado tantas cosas como ahora. Podría decirse que es el paradigma de la polisemia. Y repasando el índice de esta obra se puede confirmar lo dicho: la casa vista como objeto de investigación historiográfica, como manifestación cultural y estética, como espacio familiar y doméstico organizado en cuyo caso se abre la posibilidad de que el término acoja el estudio de todo lo que hay en el interior, sean personas, enseres, muebles, espacios de aseo, ajuares domésticos y femeninos, historias personales que nos hablan de lo que ocurre más allá de los muros de la casa, etc. La casa se convierte a los ojos del historiador, en sentido amplio, en un universo o en un microcosmos representativo del universo social y es de ese modo como surge una aparente disparidad y dispersión de temas que se nos plantean a priori como una unidad en torno a la casa, sea esta una palabra con significado amplio o sea una realidad material y arquitectónica.

Así pues, es importante resaltar al respecto que, ya sea una conveniencia o una necesidad, este libro colectivo ofrece distintas perspectivas, pero la que tiene un atractivo mayor sea la de carácter territorial pues no en vano siete de sus capítulos o contribuciones están dedicadas a la casa, analizada en distintos ámbitos geográficos: Tucumán y San Miguel de Tucumán, Granada, Navarra, Madrid, Lima, La Habana. No obstante, la lectura nos despeja la incógnita inicial: no se trata de estudios meramente locales sino de investigaciones que tienen como objeto la casa como espacio doméstico más que como construcción material.

El resultado ha sido irregular. Ya en su capítulo M. M. Birriel Salcedo aborda esta cuestión del análisis territorial y propone que el ejemplo gallego sea paradigmático para comprender las líneas de investigación del modernismo español en el estudio de la casa y el espacio doméstico. Surgen dudas al respecto, especialmente porque no se explicitan los criterios por los cuales deba estimarse razonadamente tal propuesta.

Si lo que se pretende es un estudio de la casa, donde mejor se ha expresado la complejidad del término y de lo que representa desde el punto de vista histórico (no solo historiográfico) es a la hora de la clasificación de las casas, como indica muy acertadamente M.ª Elena Díaz Jorge, para quien establecer clasificaciones de casas según parámetros territoriales, rurales y urbanos siempre difusos, o proponer modelos regionales o locales, resulta poco viable pues la realidad de la casa siempre es más compleja de lo que parece. Su aportación sobre Granada traspasa el marco local y es muy oportuna porque está abierta al debate sobre los tipos o modelos de casas, los tipos o modelos de espacios, y se pregunta sobre ellos y muy especialmente sobre los conceptos de mudéjar y morisco aplicados a la casa granadina del siglo XVI que pueden ser extrapolables a otros ámbitos.

Igual de sugerentes para desarrollar investigaciones sobre las influencias recíprocas de modelos domésticos entre América y España son, dada su riqueza y diversidad etnográfica, los estudios sobre la casa en Tucumán, La Habana, Navarra y Lima. Y aunque parezcan alejados del conjunto es muy útil y enriquecedora la aportación de los capítulos finales dedicados a la higiene, el mobiliario y al ajuar doméstico, aunque la disparidad cronológica pueda resultar un inconveniente para lograr resultados homogéneos.

Es obvio que el último capítulo sobre la genealogía de la casa parece distorsionar la cronología y la intención unitaria del libro, pero nada más lejos de la realidad. Partiendo de la base de que la historia de la casa es hija de la historia de la familia y ésta lo es a su vez de la Historia, una historia genealógica de la casa como proponen Hernández López y García González es una idea cuando menos una sugerencia muy afortunada, aunque el resultado sean solo unas páginas que abarcan la historia de una sola casa y la movilidad social de sus ocupantes y propietarios durante más de dos siglos. Vale pues la pena lo que se propone entre líneas: avanzar en el estudio de la historia social.

Es verdad que el libro en su conjunto y en sus detalles apenas repara en la historia de la casa como resultado de una arquitectura, pues a eso invita uno de los significados de esa palabra polisémica que se pretende estudiar en su compleja totalidad. Y en este sentido es comprensible que en esta obra colectiva pueda entenderse la casa solo como un objeto historiográfico que desplaza la descripción y el análisis constructivo de la misma. Y puede ser verdad, al efecto, que la complejidad solo puede ser estudiada desde la compartimentación. Ya habrá tiempo para hacer un ejercicio de síntesis sin el cual no es posible el avance de cualquier ciencia. Y en esa síntesis deberán estar presentes necesariamente todas las disciplinas.

María Núñez-González

Universidad de Sevilla, España

0000-0002-0022-7921