Layla Márquez San Emeterio

Graduada en CAM (2014)  

¿Por qué decidiste estudiar Ciencias Ambientales?

La naturaleza y la ciencia, en general siempre me ha fascinado desde pequeña: por qué el estanque del parque tiene color verde, preguntarme cómo las hormigas podían construir esos terrarios o por qué unos árboles crecen en un sitio y no en otro. Por otro lado, siempre he procurado ser una persona activa y consciente de los problemas actuales tanto a nivel social como a nivel ambiental (¿es que acaso no constituyen lo mismo?). Por supuesto, la opción de estudiar Biología rondaba en mi cabeza, pero al comparar ambos planes de estudio, recuerdo verme fascinada por el hecho de tener derecho, economía, ecología y sociología en una misma carrera. Supongo que dentro de esa curiosidad interna que siempre me ha movido, no podía evitar decantarme por la opción más diversa.

 

¿Cuál ha sido tu trayectoria profesional?

Terminé el grado en 2014, y al contrario que la mayoría de mis compañeras/os y aunque por causas ajenas, no me matriculé de inmediato en un máster. Tras varios meses repartiendo CV y trabajando en otros ámbitos, fui contratada en febrero de 2015 durante 8 meses como técnica de investigación a cargo de un proyecto, por el Departamento de Edafología y Química Agrícola de la Facultad de Ciencias de la UGR. Tras el contrato y dado mi interés por la carrera investigadora, decidí estudiar el máster en Conservación, Gestión y Restauración de la Biodiversidad de la Universidad de Granada (2015-2016). Durante el máster, realicé una Erasmus práctica en Bydgoszcz (Polonia), que tenía por objetivo la búsqueda e identificación de especies de mesofauna para estimar el estado de degradación de la materia orgánica en suelos. Tras el máster fui contratada de nuevo a cargo del proyecto, y cuando éste se acabó, conseguí un contrato por medio del programa de Garantía Juvenil en Almería. Allí, estuve trabajando en el Laboratorio de Agrotextiles durante 9 meses, testando la eficacia de diferentes mallas y tejidos como barrera fisicoquímica ante diferentes plagas comunes. Por último, en julio de 2018 empecé mi contrato predoctoral en el IRNAS, dentro de la convocatoria de Formación de Personal Investigador (FPI).

 

¿Qué funciones desempeñas en tu trabajo actual?

Actualmente, estoy empezando mi 2º año de tesis doctoral en el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (IRNAS-CSIC) en materia de edafología y biogeoquímica. Concretamente, mi proyecto de tesis se centra en el estudio de la dinámica de carbono y de las tasas de intercambio de la materia orgánica en suelos de sistemas mediterráneos representativos del sur de España. Para ello, empleo técnicas analíticas como el fraccionamiento geoquímico de materia orgánica, la identificación de compuestos biogénicos mediante cromatografía de gases y espectrometría de masas, así como la medición de isótopos estables de carbono, nitrógeno e hidrógeno de dichos compuestos para estimar esa tasa de intercambio y secuestro de carbono en dichos suelos.

 

¿Qué te ha aportado ser titulado por la UPO?

Estudiar en la UPO me aportó un sentimiento de unidad, de multidisciplinariedad. La relación con tus propios compañeros e incluso con los profesores se hace amena y cercana dado el ambiente de campus que te rodea. Tuve también la oportunidad, al igual que otras compañeras/os, de involucrarme en otras asociaciones como el Consejo de Estudiantes, en materias de feminismo, de intercambio lingüístico, de educación ambiental como la Oficina de Voluntariado, movilizaciones para mejoras en los planes educativos, contra los recortes, mejora de la propia facultad, etc. Además, como ambientóloga me parece un enclave único para explorar en materia de flora y evaluación ambiental.