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El rector de la UPO y el ministro de Consumo participaron ayer en la clausura del curso de verano online ‘Pandemia y alternativas democráticas. Una lectura marxista del cambio de época’

El ministro Garzón apuesta por utilizar los fondos europeos para corregir las desigualdades entre países

Ángel Martínez Marín - 22/07/2021

El ministro de Consumo del Gobierno de España, Alberto Garzón Espinosa y el rector de la Universidad Pablo de Olavide, Francisco Oliva Blázquez, participaron ayer en la clausura del curso online ‘Pandemia y alternativas democráticas. Una lectura marxista del cambio de época’, un seminario dirigido por Francisco Sierra Caballero, catedrático de Teoría de la Comunicación de la Universidad de Sevilla y que se ha celebrado en el marco de la XIX edición de los Cursos de Verano de la Universidad Pablo de Olavide en la localidad hispalense de Carmona.

Alberto Garzón

En dicho acto, el ministro impartió la conferencia ‘Retos y políticas para el futuro de España tras el Covid-19’. En la misma, Alberto Garzón señaló las desigualdades que se pueden generar entre los países si en Europa no se utilizan correctamente los fondos europeos: “Los fondos europeos deben ser destinados para corregir estas desigualdades y, por tanto, haciendo de la necesidad de combatir la pandemia una virtud de modernizar las estructuras productivas del sur. Si solo nos quedáramos en tapar agujeros, como proponen algunos análisis económicos, por lo tanto, compensando simplemente las pérdidas de los sectores productivos, correríamos el riesgo de que la Unión Europea incrementara su desigualdad interna económica y se ensanchara la distancia”, aseguró.

Igualmente, recalcó que el impacto económico ocasionado por la Covid-19 ha sido “profundamente asimétrico” entre los diferentes países de Europa, sobre todo en aquellos en los que su economía se sustenta casi exclusivamente en el turismo. Según explicó el ministro, las medidas de contención del virus, que implicaban el cierre del servicio que tuviera proximidad física presencial, ha repercutido negativamente en el “turismo, en la hostelería y en otros sectores de ocio”, donde países como España “tienen un peso muy importante”.
 
El ministro de Consumo destacó también el peligro que supone una “Europa a distintas velocidades”, donde el centro, liderado por Alemania, esté cada vez más cerca de los “países del Este” y de China, y la periferia, formada por países como Portugal, España o Grecia, queden atrás. Esto, según Garzón, está estrechamente relacionado con los actuales fondos europeos y con la crisis de 2008, cuando se acusó a los países del sur de “malgastar el dinero”.

En relación a lo anterior, el ministro de Consumo aseguró que ese tipo de discurso “incorporan un elemento de clasismo e incluso de xenofobia”, teniendo una gran repercusión en la política de algunos países europeos, especialmente en países del norte “para cerrase en banda a cualquier tipo de proyecto de corrección de desequilibrios en el marco de la Unión Europea, y esto tiene que ver con todo, con el debate de los fondos europeos y también con el debate de hacia dónde vamos y para qué se usan” tales fondos.

Además, señaló que la gran diferencia entre los países del sur y del norte, es que los del sur “comprábamos productos del norte, como coches”, pero se financiaba con dinero del norte. Esa relación de “simbiosis era la que mantenía el sistema” pero era un modelo “insostenible” que generaba una “divergencia muy clara de estructuras productivas”, con un norte “muy especializado en sectores de valor añadido” y un sur poco preparado “tecnológicamente” para ser competitivo.  

Para concluir, Garzón aseguró que el problema de la Unión Europea no es otro que las “estructuras productivas”, debido a que determinados países de Europa sí son “competitivos en sectores de alta tecnología” y de ahí nacen muchas de las diferencias económicas en “términos salariales y laborales”. Esto último “nos dice que el problema económico de España”, según el ministro Garzón, no son los altos salarios ni los privilegios de la clase trabajadora, sino que regiones como el País Vasco, a diferencia de otras como Andalucía, han apostado por una “industria con un alto componente tecnológico”.

Olavide en Carmona
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