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"Lo más gratificante de trabajar con discapacitados es ver cómo luchan por superarse y cómo sonríen"
Tatiana Martín, monitora de natación resalta los beneficios físicos, psíquicos y emocionales que la actividad deportiva aporta a las personas discapacitadas
Olavide en Carmona - 18/07/2014
La monitora de natación, Tatiana Martín ha declarado hoy que “lo más gratificante de trabajar con discapacitados es ver cómo superan barreras, cómo sonríen, cómo luchan por superarse, su empatía, etc. Son personas con los mismos problemas que nosotros y a ello hay que añadirles las dificultades que les ocasiona su discapacidad”. Martín, que actualmente trabaja para la ONCE considera su trabajo como algo maravilloso.
Estas declaraciones han sido realizadas en el curso de “Introducción al método Pilates” que se está desarrollando en el marco de los cursos de verano de la Universidad Pablo de Olavide en Carmona y en el que Tatiana Martín imparte varios talleres sobre “Psicomotricidad aplicada al método Pilates.”
Martín, que descubrió el Pilates a través de un curso de Prevención, tratamiento y Recuperación de Lesiones deportivas, define el Pilates como una serie de ejercicios donde se controla la posición corporal, la musculatura implicada en cada movimiento y la respiración acorde con la actividad. Dicho método, cuyo nombre es debido a Joseph Pilates, puede reportar beneficios tales como: mayor control postural, mejora en la respiración consciente y fortalecimiento de la musculatura provocando la reducción de muchos malestares de la sociedad actual: estrés, dolores musculares y articulares, etc.
La práctica habitual de actividad física, continúa la monitora de natación, genera muchos beneficios a nivel físico, psíquico y emocional a todas las personas sin excepción, pero destaca su importancia en personas discapacitadas. “Un trabajo temprano en psicomotricidad puede suponer bastantes ventajas para su día a día, ya que favorece una imagen positiva de sí mismo, un dominio de su cuerpo en un espacio y en un tiempo determinados y ayuda a desarrollar el dominio de actividades como la lecto- escritura. Para una persona con discapacidad sería como tener herramientas para construir su futuro.”
Tatiana Martín, que además es educadora de disminuidos psíquicos y experta en Psicomotricidad, resalta las carencias que se suelen encontrar en los centros deportivos, ya que estos no se encuentran adaptados. Del mismo modo subraya la necesidad de contar con profesionales cualificados para manejar actividades con personas discapacitadas: “los gestores se encuentran mas preocupados por sacar adelante el negocio que por una verdadera política social”. En datos de la revista Eroski Consumer, la ciudad de Sevilla se sitúa por debajo de la media del resto de capitales en lo que a la accesibilidad se refiere. Todas estas circunstancias provocan que “no es fácil poder ir a hacer deporte para una persona con movilidad reducida”, sentencia Martín.
En cuanto a la práctica de actividades acuáticas, la monitora de natación, considera que el agua es un medio idóneo para trabajar con personas discapacitadas o con poca agilidad debido a su densidad y a su menor gravedad. Dichas características favorecen un movimiento más libre y permiten trabajar habilidades que el individuo todavía no ha adquirido en el medio terrestre.
Martín no piensa que haya diferencias sustanciales a la hora de practicar actividades acuáticas entre una persona discapacitada y una que no lo sea: “no es difícil enseñar a nadar”, la única variante sería que las fases de los procesos de aprendizaje son más largas y deben estar más estructuradas. Lo más importante, subraya la experta en psicomotricidad, es “darles la confianza necesaria para que se suelten; para ello deben conocer bien el espacio donde se van a desenvolver y adquirir confianza tanto en sus posibilidades como en mí. Sólo tengo que encontrar la forma adecuada de motivarlos y buscar objetivos alcanzables”.
Tatiana Martín desarrolla su labor diaria en una calle de 25 metros de una piscina del polideportivo San Pablo en Sevilla. En ella cuenta con alumnos y alumnas con diferentes grados de pérdida de visión, y con diferentes niveles natatorios. La piscina es profunda, asegura Martín, pero “me encantan los retos”. La filosofía de trabajo es intentar trabajar sin adaptaciones significativas, de manera que puedan asistir a cualquier piscina de manera autónoma: “al final de esta temporada hemos conseguido que no se desvíen mucho nadando y que no requieran tanto de mi presencia”.
El beneficio de esta tarea es mutuo, destaca la experta en Pilates, quien se hace eco de una reflexión en la que confiesa haber aprendido mucho del trabajo con discapacitados tanto físicos, como intelectuales o visuales; entre ellas destaca la creatividad, la secuenciación en pequeños pasos de las actividades, la descripción de cualquier acción, la fluidez verbal…:“tengo mucho que agradecer, son personas increíbles, con un afán de superación impresionante. Mi labor sólo es guiarle, el resto lo hacen ellos”.