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Santiago Recio afirma que para los romanos, solo las musas o los favorecidos por ellas podían hacer mosaicos
El director del taller de mosaicos considera que aprender a hacer mosaicos permite acercar la historia y el arte a todo el mundo
Olavide en Carmona - 31/07/2014
Santiago Recio, monitor de cursos de mosaicos, ha afirmado hoy que el arte de hacer mosaicos era para los romanos algo realmente exquisito: “solo las musas o los favorecidos por ellas podrían realizarlos”. Tradicionalmente se ha considerado que la palabra mosaico significa obra inspirada por las musas, etimología que secunda Recio.
El director del taller de mosaicos considera que aprender a hacer mosaicos permite acercar la historia y el arte a todo el mundo
Estas declaraciones han sido realizadas con motivo de la inauguración del curso “Patrimonio histórico: el mosaico romano en Carmona” que se está realizando en el marco de cursos de verano que la Universidad Pablo de Olavide organiza cada año en su sede de Carmona, y del que es director.
Con este curso se pretende que los alumnos participen, conozcan y profundicen sobre la técnica musivaria romana en Carmona, y valoren su importancia en nuestro patrimonio histórico. Para ello, a través de clases prácticas, los alumnos están realizando un mosaico romano utilizando técnicas y herramientas similares a las usadas por los romanos.
El mosaico es definido por Santiago Recio como: “un arte decorativo que utiliza pequeños fragmentos de vidrio, mármol, cerámica o piedra, llamados teselas, y que sirven para crear imágenes o dibujos”. El origen de este arte, continúa este especialista, se remonta a la antigua Grecia, donde ya desde el siglo V a.c, se realizaban sencillos dibujos en el suelo con piedrecitas y con un contorno de láminas de plomo. Esta técnica se fue desarrollando y variando debido a su mayor demanda hasta llegar a la época romana, momento en el que alcanzó su máximo esplendor, establece Recio.
Los motivos de los mosaicos, en opinión del experto, no tienen identidad propia, sino que son los mismos que los usados en la pintura, aunque se diferencian de esta en que en el mosaico la perspectiva es falsa y forzada. “Se puede observar, por tanto, una gran variedad de estilos y temas: escenas de la vida cotidiana, figuras humanas, animales, plantas, paisajes, temas mitológicos y diseños abstractos o geométricos”. Del mismo modo, Santiago Recio destaca que según los colores pueden ser: monocromos, bicromos y policromos.
El mosaico romano, es para el director del curso, un trabajo muy laborioso y exquisito; es por ello por lo que era realizado por todo un equipo de especialistas en un taller. En esa labor habría que destacar, en opinión de Recio, la participación de diversos artesanos. De esta manera, “habría una persona encargada de diseñar patrones, otra que preparaba el diseño en la pared o en el suelo, otra que realizaba el mortero, otra que se encargaba las capas para el montaje del mosaico, y por último la que disponía las teselas y la que las colocaba sobre el fondo”.
En lo referente a los materiales y herramientas, el especialista explica que las cuarcitas, el mármol, las piedras semipreciosas, las terracotas, pasta de vidrio y la piedra eran los principales elementos usados. Como herramientas, destaca Recio, el uso de las pinzas, martillos, yunques y escalpelo. La aspiración de Santiago Recio es que en el taller se realicen mosaicos utilizando dichos materiales y herramientas, originales del arte romano.
Para el director de este taller de mosaicos, el objetivo del curso es acercar la historia y el arte a todo el mundo, utilizando el ejercicio práctico como manera de divulgar y de hacer llegar a todo el mundo algo tan importante de nuestro patrimonio histórico. Para Santiago Recio hacer mosaicos puede ayudar a “reforzar la autoestima y la seguridad, además de aportar serenidad y relajación, así como el valor de trabajar en equipo”, concluye Recio.