La UPO investiga el uso de bacterias para degradar hidrocarburos
16 Jun 2011Han trabajado sobre vertidos ocurridos en España como el caso del Prestige y conocen cómo hay que abordar este tipo de sucesos. Uno de sus avances más significativos ha sido el uso de bacterias para la degradación de tetralina, un compuesto pesado de estructura similar al naftaleno, presente en el petróleo.
Desastres ocasionados por vertidos de petróleo, como el ocurrido el pasado 31 de mayo en el puerto de Gibraltar, en los que hay que actuar a posteriori, requieren un protocolo de actuación rápido y correcto para evitar que las dimensiones de la tragedia ecológica se magnifiquen. Desde el grupo de "Expresión Génica en Bacterias de Interés Medioambiental" de la Universidad Pablo de Olavide, la investigadora Inés Canosa explica los últimos avances que han conseguido en degradación de hidrocarburos, a través del uso de bacterias y señala las pautas a seguir para minimizar los daños en este tipo de catástrofes.
En el caso del vertido en Gibraltar, el protocolo seguido por los servicios de emergencias y las autoridades ha consistido, en primer lugar, en aplicar medidas de contención física. Fundamentalmente consisten en concentrar en la arena o el agua las sustancias contaminadas y los residuos que necesitan un tratamiento especial para después retirarlos según la normativa. En segundo lugar, con la contaminación residual que queda y que no se puede retirar físicamente, ya sea por su escasa cantidad, porque quedan adheridos a las rocas o van a parar al fondo del mar, se pueden realizar aproximaciones biológicas de biorremediación a largo plazo, consistentes en potenciar que las bacterias puedan asimilarlos.
Es en esta parte del proceso donde las investigaciones del grupo de la Olavide cobran relevancia. Uno de sus avances más significativos en este campo ha sido el uso de bacterias para la degradación de tetralina, un compuesto pesado de estructura similar al naftaleno y, al igual que éste, presente en los hidrocarburos. El estudio, dirigido por el investigador Eduardo Santero del equipo de la Olavide, y publicado recientemente en la revista Journal of Biological Chemistry, es el primero que demuestra cómo es posible degradar este compuesto a través de la biorremediación.
Sus investigaciones se han centrado particularmente en el funcionamiento de la bacteria TFA(Sphingomonas macrogolitabida strain TFA), capaz de crecer utilizando tetralina como fuente de carbono y energía, que puede servir de modelo para comparar con otros compuestos parecidos presentes en el petróleo, como el naftaleno. “Es importante caracterizar y examinar en detalle cómo degradar ese compuesto para luego hacer una hipótesis de cómo se degradarían otros compuestos similares presentes en el petróleo”, apunta la investigadora.
Por lo que se refiere a la bacteria TFA, ésta sería capaz de degradar ciertos compuestos presentes en los hidrocarburos pero no todos. “Cuando se intentan hacer simulaciones de degradación del petróleo se utilizan mezclas de bacterias, no una sola. Muchas veces lo que consigue romper una bacteria puede servir de ‘alimento’ a otra”, explica Canosa. A través de estos consorcios bacterianos, resulta más fácil degradar una mezcla de compuestos químicos como sucede en el petróleo.
Laboratorio in situ
Dentro de la catástrofe ecológica que puede suponer un vertido de hidrocarburos, se abre una puerta a la investigación, convirtiendo la zona afectada en un laboratorio para ampliar estudios e intentar limpiarla con técnicas de biorremediación.
“En los grandes vertidos que ha habido en los últimos años, como en el Prestige, se ha tratado de esta manera”, comenta Inés Canosa. Asimismo señala que una de las medidas tomadas tras la retirada física del ‘chapapote’, es la parcelación de las zonas contaminadas para estudiar la biorremediación en base a la experiencia de otros vertidos: "Esto nos permite hacer ensayos de investigación y seguir avanzando en este terreno".
Dividir la zona en pequeñas parcelas les permite abordar múltiples estrategias de limpieza, utilizando distintas bacterias y mezclas de éstas, exponiéndolas a diferentes condiciones de oxidación. “La finalidad es siempre estudiar cómo se degrada mejor. También depende del tipo de vertido que haya sido, porque no todos los petróleos son iguales. Hay que estudiar primero el tipo de petróleo que es para luego abordar una estrategia u otra”, declara la investigadora.
En función del grado de refinamiento del petróleo, los compuestos pueden ser menos complejos y más fáciles de asimilar. Pero, según afirma Canosa, “en el combustible que inicialmente se saca del pozo, hay muchos compuestos que son muy poco degradables y, por lo tanto, son muy contaminantes y pueden hacer mucho daño en las costas”.
Fuente: Andalucía Investiga (Mariola Norte)