Entrevista a Agustín Madrid, Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad Pablo de Olavide

“No veo al comercio electrónico sustituyendo al comercio tradicional, pero sí incrementando el comercio global"

Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad Pablo de Olavide, Agustín Madrid ha sido recientemente nombrado presidente del Grupo de Trabajo sobre Comercio Electrónico de la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional. Rector de la UPO entre los años 2003 y 2007 y director del Máster Universitario en Derecho de las Nuevas Tecnologías, el profesor Madrid Parra nos habla en esta entrevista del presente y futuro del comercio electrónico

DUPO - 19/12/11

¿Qué se entiende por comercio electrónico?

Un concepto amplio de comercio electrónico debe incluir toda transacción económica en la que alguna o todas las fases de la contratación se llevan a cabo utilizando medios electrónicos. No obstante, popular o coloquialmente, cuando se utiliza la expresión “comercio electrónico” se suele hacer referencia a la adquisición de bienes o servicios a través de Internet. En este sentido, el acceso masivo de consumidores y usuarios a Internet ha supuesto una gran oportunidad de negocio empresarial. Se facilitan sobre todo la fase preliminar de información y la de perfección de los contratos. Cuando la naturaleza del contrato lo permite, por ejemplo la adquisición de un libro electrónico, música o software, la ejecución del contrato se puede también llevar a cabo “on line”, esto es, por vía telemática.

Pero con ser importante y creciente la contratación telemática a través de Internet, se ha de tener presente que se realizan otras muchas transacciones económicas, por medios electrónicos, utilizando otras redes, como pueden ser las de las bolsas de valores y otros mercados financieros, o las de determinados fabricantes y sus proveedores, que suponen un altísimo volumen de contratación diaria. También estas transacciones constituyen comercio electrónico, aunque el consumidor o cliente no tenga acceso directo a esas redes cerradas.

Recientemente ha sido usted nombrado presidente del Grupo de Trabajo sobre Comercio Electrónico de la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional ¿Cuáles son las funciones de este organismo?

La Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional tiene como objetivo principal contribuir al desarrollo de los pueblos facilitando el comercio internacional. Para ello la Asamblea General de Naciones Unidas le asigna la función de remover los obstáculos jurídicos que dificulten la práctica del comercio internacional. Su tarea, pues, es de carácter jurídico. Ha de elaborar normas que sean de aplicación general en el mundo o que faciliten la armonización de las existentes en los distintos países. De esta forma se aporta certidumbre jurídica a los operadores económicos en el ámbito global. Se crea así un acervo de Derecho Mercantil Uniforme que favorece el desarrollo del comercio internacional. Los instrumentos jurídicos empleados a tal fin son Convenios Internacionales, Leyes Modelo, Reglamentos, Guías Jurídicas, Recomendaciones, etc.

¿Qué beneficios ha supuesto para la sociedad actual la incorporación del comercio electrónico?

Ha incrementado la calidad de vida. Para usuarios y consumidores una pantalla electrónica se ha convertido en una ventana abierta al mundo, ya que Internet ha supuesto una posibilidad prácticamente ilimitada de acceso a la información. El intercambio de información por medios electrónicos y telemáticos permite así que se pueda contratar a distancia de una forma cómoda y rápida. Sin desplazamiento físico y en unos minutos se pueden celebrar contratos de toda índole: transporte, alojamiento, compraventa… Se pueden obtener muchos servicios y adquirir muchos bienes. Esa facilidad para el cliente se convierte en rentabilidad para el empresario que utiliza las nuevas tecnologías para desarrollar su actividad comercial, ya que por vía telemática puede llegar a más clientes. La presencia física supone una mayor limitación en este sentido, aunque indudablemente ofrece sus ventajas.

¿Qué perspectivas de futuro cree que tiene este tipo de comercio?

Con la llegada del Tercer Milenio, allá por el año 2000, se pensaba que las empresas.com constituían la panacea del futuro empresarial y que la economía “virtual” iba a sustituir inmediatamente a la economía “real”. No fue así: la evolución ha sido otra. Las nuevas tecnologías aportan herramientas innovadoras cuya aplicación permite mejorar la calidad y el rendimiento en el desarrollo de una actividad empresarial. Pero se ha de hacer un uso adecuado de dichas herramientas. Unas veces será al interior de la empresa: gestión, fabricación, etc.; y otras al exterior: contratación, logística, etc. No veo al comercio electrónico sustituyendo al comercio presencial tradicional, pero sí facilitando e incrementando el comercio global. La tendencia es hacia el aumento del volumen de comercio electrónico. El presente y el futuro parecen apuntar a la coexistencia entre actividad comercial desarrollada solo por medios presenciales o solo por medios electrónicos o bien una combinación de ambos en el seno de una misma empresa.

¿Qué semejanzas y diferencias observa entre el uso que se realiza en España del comercio electrónico respecto a otros países?

Una característica relevante del comercio electrónico es la caída de las fronteras físicas entre los Estados. Se puede realizar una operación comercial electrónica por medios telemáticos sin tener en cuenta el lugar donde se encuentra cada contratante o los ordenadores que se están utilizando. En mi opinión la diferencia no está tanto en la práctica del comercio electrónico en un país u otro cuanto en la existencia de la llamada “brecha digital”. No hay igualdad de oportunidades en el mundo, y por tanto tampoco las hay a la hora de acceder a Internet y en general a todos los nuevos medios de la Sociedad de la Información. La superación de esa brecha digital es hoy otro reto de la sociedad internacional que, evidentemente, ha de implicar la previa superación de “otras brechas”, como la alimentaria, por ejemplo. De todas formas se constata que la globalización capitalista llega a arrasar incluso en países subdesarrollados o en vías de desarrollo también en ámbitos relacionados con el comercio electrónico. Me refiero, como ejemplo, al uso del teléfono móvil como medio de pago e incluso sustituto de la tradicional cuenta bancaria. Posiblemente no se disponga de una conexión eléctrica propia para recargar una batería, pero sí se dispone del teléfono para la comunicación y como monedero para la realización de pagos.

¿Existen todavía barreras para una mayor utilización de este tipo de comercio?

Junto a la barrera de la “brecha digital” apuntada (no solo de disponibilidad de herramientas telemáticas, sino también de conocimiento para su uso), la otra gran barrera inicial que existe para el desarrollo del comercio electrónico es la desconfianza o recelo. Se trata  del miedo a lo desconocido, y por tanto no es algo nuevo. Hay una prevención o cautela ante una herramienta a la que alguien se aproxima por primera vez, pero en la propia naturaleza de la barrera está la solución. En la medida en que se comienza a utilizar y se constata que el sistema funciona, se genera confianza. Esta no puede provenir de la aportación de una seguridad absoluta. ¿Existe la seguridad absoluta? Hay que demandar una razonable seguridad técnica y jurídica. Ambas existen ya, pues hay medios de cifrado y de firma electrónica con reconocimiento jurídico. La seguridad siempre tiene un coste y este ha de ser el apropiado para la transacción. Lo contrario no tendría sentido en términos económicos.

Pero junto a la desconfianza, con frecuencia en el uso de los medios telemáticos, se incurre en lo contrario: el exceso de confianza o la carencia de la mínima prudencia que demanda el sentido común. No facilitamos nuestros datos personales al primer desconocido que nos encontramos en la calle y nos los solicita. Hay, sin embargo, quien con demasiada facilidad proporciona información, o incluso aporta datos de su intimidad, en un entorno virtual, cosa que probablemente no haría de forma presencial.

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